X-Force: el origen de un mito

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Edición original: Marvel Comics – febrero – agosto 1991
Edición España: Comics Forum – mayo 1992
Guión: Rob Liefeld, Fabian Nicieza
Dibujo: Rob Liefeld
Entintado: Rob Liefeld
Color: Steve Buccelatto, Brad Vancata
Portada: Rob Liefeld
Precio: 1100 pesetas (tomo en tapa blanda de la línea One Shot, de 104 páginas)

 

La colección One Shot fue lanzada en el año 1992 por Comics Forum, con el fin de conmemorar su décimo aniversario. El sello con el que la editorial Planeta DeAgostini iniciara en 1982 para publicar los comics de Marvel había alcanzado su madurez y se había convertido en el principal exponente de las empresas licenciatarias de productos estadounidenses centrados en el género de los superhéroes. La nueva década anunciaba nuevos desafíos, como la publicación regular de mangas, amén de otros experimentos e iniciaba la dinámica de poblar los años de aniversario con ediciones especiales de material inédito o de clásicos largamente demandados. El primer tomo de esa serie de números únicos estaría dedicado al final de los Nuevos Mutantes y a su conversión en X-Force.

Pongámonos en situación: en el cambio de década entre los ochenta y los noventa, la segunda colección de la franquicia mutante afrontaba un nuevo cambio que anunciaba un fin de ciclo, no sólo en la serie de los novatos o bebés-X, sino en toda la escudería. Louise Simonson, guionista de la serie y mano derecha del patriarca mutante, se veía emparejada con un joven “talento” que respondía al nombre de Rob Liefeld y que, según cuentan las crónicas, contaba con la bendición del editor Bob Harras. La veterana escritora y el nuevo valor no tardaron en chocar y, al igual que le sucedería poco después a su colega Claremont, Simonson se vio desasistida por parte de la empresa. Los noventa parecían destinados a ser los años de una generación de dibujantes cuyas artes parecían alimentar un crecimiento imparable de las ventas, en detrimento de la parte literaria. Esta expansión artificial y artificiosa alcanzaría su clímax en el año 1991, con los siete millones de ejemplares de la segunda colección protagonizada por la Patrulla-X, pero serviría para dejar patentes varias cosas: primera, que los servicios prestados durante años (muchos o pocos) contaban poco para la empresa; segunda, que el valor de un autor contaba tanto como la cercanía de sus últimos éxitos. No es extraño que, poco tiempo después, Rob Liefeld se uniera a otros seis pesos más o menos pesados para montar su propia editorial. Cuando las barbas de tu vecino veías quemar, no era mala cosa poner las propias a remojar, pero todo eso pasaría un poco más tarde. De momento y después de Proyecto X-Terminio, doña Louise abandonaba la nave y dejaba a Liefeld al frente de la barca novata, con claros proyectos para dar un giro radical a la misma. Sin embargo, las virtudes literarias de don Rob eran todavía más rudimentarias que las gráficas, por lo que recibiría la ayuda de uno de los escritores en ascenso del momento: Fabian Nicieza.

Cuando los Nuevos Mutantes regresan a la finca de Xavier desde Genosha, su número está mermado. Warlock ha caído en combate y Loba Venenosa ha quedado por detrás (la volveríamos a ver en la alineación de Factor-X diseñada para la etapa de Peter David). Previamente, Rusty Collins y Desliza Blevins han acabado unidos al Frente Mutante de Liberación y Danielle Moonstar, Espejismo, se ha quedado como valquiria en Asgard. De los antiguos pupilos del Factor-X sólo quedan Rictor y Bum-Bum; de la alineación clasíca de los Nuevos Mutantes, solamente persisten Sam Guthrie y Roberto DaCosta. Ninguno de los cuatro parece hacer buenas migas con Cable, que ha cambiado la dinámica escolar por algo más parecido a un cuartel. Aún es el misterioso y adusto soldado del que poco o nada se sabe, pero que parece conocer a todo el mundo. Habla constantemente de una guerra que se avecina y de la necesidad de convertir a un grupo de estudiantes en una unidad de combate. A lo largo de los tres números finales de la colección (recopilados en este tomo) asistiremos al proceso de deconstrucción y reconstrucción que culminará pocos meses después con la salida del primer número de X-Force, con el mismo equipo creativo.

El primer paso es el de deshacerse de los personajes que no interesan o que pueden servir para alguna trama de enfrentamiento. Rictor desaparece rápidamente de escena, para ir a la búsqueda de Rahne. Roberto debe asumir la dirección de las empresas de su recién fallecido padre (en una maniobra orquestada por Gideon, otro de los misteriosos personajes introducidos por Liefeld). Ninguno de los dos tiene especiales simpatías hacia Cable y la actitud de éste ante su marcha es contemplada con creciente antipatía por Sam y Tabitha. Al mismo tiempo, aparecen nuevos personajes que van a conformar la nueva alineación, así como la panoplia de enemigos. Un asesino a sueldo –diseñado como una suerte de Spider-Man con el arsenal de Deathstroke- que responde al nombre de Masacre intenta asesinar a Cable por orden de un tal señor Tolliver (otro misterio más, a añadir a la colección). Una nueva adición se produce con la llegada de Dominó, una mujer que parece compartir pasado con Cable y que ha sido llamada por éste para que le ayude en este nuevo desafío. Los acontecimientos se precipitan de forma vertiginosa cuando se añaden tres nuevos personajes. Uno es un viejo conocido de la parroquia mutante: James Proudstar, Ave de Trueno (ahora, Sendero de Guerra) hermano menor del hombre-X caído largo tiempo atrás y miembro de los Jóvenes Infernales de Emma Frost. Los otros dos son nuevas creaciones; más concretamente, dos versiones mal encaradas y noventeras de otros ya existentes: Feroz (una morlock más que parecida a Loba Venenosa, pero sin su versión humana) y Estrella Rota (un habitante de Mundo Mojo, sin el encanto ni el candor de Longshot). Cable orquesta diversas alianzas basadas en el principio do ut des y llega a la conclusión de que no pueden permanecer en la escuela de Xavier. La filosofía de Cable es muy distinta de la que plantean los otros grupos-X y sus nuevos aliados traen su propia colección de problemas y enemigos. Los días de estudio han terminado, para dejar paso a los de combate. El tomo se cierra con las primeras páginas del primer número de X-Force y la revelación de un nuevo misterio más: Discordia, el líder del FML es igualito que Cable.

Un cuarto de siglo después, resulta un tanto difícil abordar un análisis objetivo de lo que supusieron los tebeos recopilados en este tomo. Si se estudia de forma aislada, hay que indicar que, tanto desde la perspectiva del guión como desde la del dibujo, todo el comic es un absoluto horror. No es menester recordar cuáles eran los talentos gráficos de Rob Liefeld en aquellos días, pero por sorprendente que parezca, ahora dibuja mejor (que no es lo mismo que decir que dibuja bien, ojo). Escenarios, figuras, atrezo, vestuario… todo sigue siendo tan tremebundo como lo recordaba (y había hecho esfuerzos por olvidar). En la parte del guión, se nota la mano de Nicieza pero la premisa sigue siendo paupérrima: Cable es muy duro, muy chulo y se las sabe todas; olvidemos todo lo precedente, porque lo que viene es nuevo y mejor. Se introducen con calzador un puñado de nuevos personajes entre héroes y villanos, con la vaga promesa de desarrollar sus historias más adelante. Su carácter unidimensional va a juego con la pobreza de sus diseños pero, pese a todo esto, la influencia de este tebeo es innegable a día de hoy. El ubicuo y popularísimo Masacre hizo aquí su primera aparición en este tomo. Fuerza-X se ha mantenido –con diversos altibajos- en estos veinticinco años, como nombre de grupo relacionado con Cable o con algunos de sus adláteres habituales.

Para bien o para mal, hacía tiempo que los Nuevos Mutantes ya no eran tan “nuevos” y sus aventuras les habían dado la suficiente experiencia como para poder asumir un rol más activo en el seno de la franquicia-X. Después de tantos avatares, resultaba un poco difícil considerar que estos personajes no subieran a la división de honor. Puede que la conversión en una unidad de combate dirigida por un émulo de héroe de acción cinematográfica ochentera no fuera la mejor de las ideas, y es evidente que las ideas que tenía Liefeld eran de muy corto recorrido, pero durante unos meses el invento funcionó muy bien, en lo que a ventas se refería. El primer número de la nueva colección vendió la friolera de tres millones de ejemplares (superando los dos millones de la primera entrega colección arácnida de Todd McFarlane y siendo superado poco después por el número inaugural de la segunda colección de la Patrulla-X, dibujada por Jim Lee). En España, Forum tuvo que sacar una segunda edición de este tomo. Si tenemos en cuenta que la colección de los bebitos-X estaba en aquellos días en el ostracismo de la bimestralidad, hay que reconocer que el interés y las expectativas eran muy elevadas.

Rob Liefeld y Fabian Nicieza desarrollaron las historias pergeñadas por el primero durante un año. La marcha del artífice del invento para co-fundar Image Comics convertiría al guionista en el responsable de la serie y de los proyectos aledaños. Don Fabian daría a esta colección de testosterona, músculos anabolizados y expresiones de estreñimiento severo un contenido y un recorrido que permitió convertirla en una serie que, sin ser memorable, sí pasó a ser legible y entretenida.

Los años pasaron y se sucedieron todo tipo de experimentos. Rob Liefeld volvió junto a Jim Lee para hacer Heroes Reborn y, años después, volvería a encontrarse con Cable y con X-Force. También volvería a reunirse con Nathan Dayspring y Masacre, como portadista de una colección escrita por Fabian Nicieza. Los Nuevos Mutantes recuperarían su cabecera y hasta la alineación clásica, pero hay retornos que no son posibles.

La génesis de X-Force es un buen ejemplo del espanto creativo imperante en la franquicia mutante en aquellos días. Sin embargo, es también otro buen apunte para comprender la importancia de Rob Liefeld en la industria estadounidense. Parafraseando lo que dijo una crítica neoyorquina sobre Lola Flores, “no sabe escribir, no sabe dibujar, pero no se lo pueden perder”.

Masacre, por Rob Liefeld
Primera aparición de Masacre

  Edición original: Marvel Comics – febrero – agosto 1991 Edición España: Comics Forum – mayo 1992 Guión: Rob Liefeld, Fabian Nicieza Dibujo: Rob Liefeld Entintado: Rob Liefeld Color: Steve Buccelatto, Brad Vancata Portada: Rob Liefeld Precio: 1100 pesetas (tomo en tapa blanda de la línea One Shot, de 104…
Guión - 6
Dibujo - 3
Interés - 9

6

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Carlos padilla
Carlos padilla
Lector
7 diciembre, 2015 8:13

Snif snif todavía recuerdo comprar este tomo en un viaje a vigo hace literalmente décadas!ah!la nostalgia!no sabíamos todavía la que se nos venía encima y aquello parecía mucho más guay de lo que era. Y a los ojos de un chaval de catorce años aquel dibujo era rompedor.
Que tierno!!!!!

Alejandro Ugartondo
Autor
7 diciembre, 2015 9:23

Gracias por la reseña Luis Javier y ánimo a seguir reseñando la línea One- Shot que hay cosas muy interesantes en ella.

Respecto a este título, con la perspectiva que da el tiempo hay que reconocer que es horrible tanto a nivel de dibujo como de guión pero recuerdo que en aquella época la gente flipaba con todos los cambios (estéticos y argumentales) que introdujo Liefied en la serie y su sucesora. Lo que sí es innegable es la influencia que tuvo este cómic en el devenir de la industria ya que yo siempre lo he considerado como el punto de inflexión que dio el pistoletazo de salida a los «terribles 90». Por muy criticable que sea el trabajo de Liefeld como guionista también hay que reconocerle que sus conceptos son los que más han durado en Marvel de todos los que aportaron los siete magníficos de Image.

AlbierZot
AlbierZot
Lector
7 diciembre, 2015 11:03
frankbanner49
frankbanner49
Lector
7 diciembre, 2015 11:52

pues me parece una critica muy ajustada,la verdad.

bravo.

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Lector
7 diciembre, 2015 12:45

El coloreado he de decir que no me disgusta, claro que es en donde Rob mete menos mano. Mirando imágenes de los trabajos marvelitas que lo petaron en ventas del trio Rob-Todd Jim, la sensación que me queda es que el coloreado que llevaban también ayudó a que parecieran mejores de lo que eran.

Dultyx
Dultyx
Lector
7 diciembre, 2015 16:00

Siempre he pensado que a Marvel, en pocos años, se le debió de quedar una cara de gilipollas cuando: 1) Expulsaron a sus guionistas estrellas para vender basura 2) Los dibujantes basura se largaron 3) Se quedaron sin sus guionistas estrella ni sus dibujantes basura estrella y al borde de la bancarrota

Obviamente, lo de «dibujantes basura» es genérico, no todos lo eran, pero para resumir.

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Lector
En respuesta a  Dultyx
9 diciembre, 2015 16:03

Es la Marvel que nos deja Tom DeFalco.

Ziggy
Ziggy
Lector
8 diciembre, 2015 0:43

«Cualquiere tiempo pasado fue mejor»… Manrique nunca vivió en los 90s.

flashpoint
flashpoint
Lector
8 diciembre, 2015 8:19

Tanto que criticamos a ROB. Tanto que criticamos los 90s. Tanto que sentimos que esos años fueron un desastre. Vamos que las cosas si eran malas y Fuerza X partio siendo el Horror que fue pero fueron necesarios para que la indistria evolucionara en pos de hacer mejores revistas.
Yo viví esta época y tengo todos y cada uno de los episodios de estos dibujantes y mas. Y sigo pensando que si vemos la situación en perspectiva los Rob los jim y los todd vendían mas que los John los frank y los Walter. Puede gustar o no pero los números mandan y Marvel se estaba llenando los bolsillos.
Es mas incluso con la partida de sus estrellas las ventas siguieron igual de bien.
El problema de la compañía fueron los malos negocios. Primero compro una empresa de distribución quebrada. Segundo compro Malibu a mucho mas de lo que valía. Tres héroes reborn no ayudo a las ventas mientras que Jim y Rob cobraban sus suculentos cheques.
Y si a esto sumamos que Lobdell ganaba mas que Gaiman es que las prioridades estaban muy mal enfocadas.
Ojo que eso no quita que este cómics sea un completo desastre. Es todo lo que no tiene que ser y da razón a la gente que dice que los cómics son basura.