Tongue & Lash

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Edición original: Tongue & Lash: The Serpeant’s Tooth/ The Hidden Place (Dark Horse, 1996/1999).
Edición nacional/ España: Tongue & Lash (Factoría de Ideas, 2000).
Guión: Randy y Jean-Marc Lofficier.
Dibujo: Dave Taylor.
Color: Scarlett Smulkowski.
Formato: Tomo rústica 64 págs.
Precio: 695 pts.

 

Miedo tenía de volver sobre Tongue & Lash. Algunas cosas significan lo que significan en un momento concreto. Y ahí se quedan, a menudo para bien. En román paladino, temía que mi yo actual, menos complaciente, echara por tierra las agradables impresiones de la primera lectura, hace casi quince años. Mi sospecha crecía en tanto en cuanto los autores, el matrimonio formado por los escritores Randy y Jean-Marc Lofficier y el dibujante Dave Taylor (con la ayudita de Scarlett Smulkowski en la paleta de colores), habían desaparecido de mi radar. Eso no podía ser buena señal, ¿no? Investigando descubrí que había una segunda entrega de personajes y autores, titulada The Hidden Place (El lugar oculto), inédita en castellano, por lo que la historia que yo había leído, El diente de la serpiente, publicada por la Factoría de Ideas en marzo de 2000, era solo la primera parte de un todo mayor.

Recordaba una pareja de investigadores pintorescos vagando por escenarios surrealistas. En palabras de Jean-Marc Lofficier, “Básicamente, es una historia clásica de detectives: la hija de un hombre rico contrata a dos detectives para vigilar a la querida de su padre. Ella es asesinada, y a ellos les ponen una trampa. Sólo que el universo en el que tiene lugar es fantástico, y desde que empezamos a trabajar con Dave, lo visualizamos mediante imágenes de Moebius, pero la historia debe más a Chinatown o a Philip K. Dick que a cualquier cosa que haya hecho Moebius.” Añadamos a la mezcla la ucronía. En principio, se trataba de extrapolar la cultura azteca a un mundo futuro de fantasía, inspirados por el libro Skinwalkers, de Tony Hillerman, pero unas ilustraciones de Moebius para el álbum Historia de X, y la investigación posterior, les convenció de la idoneidad del imperio Maya. De nuevo, Jean-Marc Lofficier: “Teníamos un par de libros enormes acerca de los antiguos Mayas, y compramos algunos más. También compramos un vídeo de una serie de Time-Life acerca de las civilizaciones desaparecidas. Fue fascinante, porque cuanto más investigábamos, descubríamos que algunas de las cosas más extravagantes que habíamos inventado no estaban demasiado lejos de la realidad.” Investigación criminal, ciencia ficción a lo Metal Hurlant, ecos de civilizaciones perdidas… ¿qué más se puede pedir?

A la sombra de Moebius

Jean Giraud (1938-2012), sea con su nombre real o con los seudónimos Gir o Moebius, es uno de los gigantes de la historieta, autor o partícipe de obras capitales como Teniente Blueberry (con Charlier), El Incal (con Jodorowsky), El garaje hermético o The Long Tomorrow (con Dan O’Bannon), y renovador del mercado galo con Les Humanoïds Associés. Sus tentáculos se han extendido a otras disciplinas, como el cine (Alien, el 8º pasajero; Tron). Sin embargo, la industria anglosajona, de natural hermética a los productos foráneos, lo ha arrinconado para el consumo de lectores sofisticados, de ahí la escasa influencia en sus creadores, con excepciones anecdóticas. Dave Taylor es una de ellas. Nacido en Liverpool en 1964, el inglés somatiza las características más visibles del genio francés. Como es natural, Taylor tiene un algo de Moebius domesticado, asimilado a unas coordenadas distintas, menos libertarias y desconcertantes. Pero cumple con creces. Sus páginas son excitantes, incluso un pizco subversivas en su familiaridad con el sadomasoquismo y otras formas de sexualidad “alternativas”, en un entorno libre y fantástico, en las antípodas de la sordidez de The Extremist, por ejemplo. La elección de un émulo de Moebius fue intencionada. Randy y Jean-Marc contactaron en primer lugar con el maestro galo, pero la colaboración no fructificó.

Taylor era un novato cuando se embarcó en Tongue & Lash. Alguna debilidad, sobre todo anatómica (fijémonos, por ejemplo, en la figura femenina de la pág.37), lo atestigua, pero sería injusto empañar un ejercicio de adopción tan apabullante, tan generoso en matices, narrativamente sólido y hasta un pelín provocador, con ese atrevimiento que da la juventud. La mímesis, acertadísima en la amplitud de espacios y el carácter “luminoso” de la línea (pese a lo cual no prescinde de determinados bloques de negro en ropas o cabelleras), se distancia del maestro en algunas complexiones, a veces con una estilización a lo Jim Lee en sus mujeres.

Los desnudos y las máscaras
La línea fina y la luminosidad del cuadro son las características predominantes en El diente de la serpiente
La línea fina y la luminosidad del cuadro son las características predominantes en El diente de la serpiente

Tanto en EE.UU. como en Francia, los autores tuvieron problemas para que su criatura viera la luz en su integridad. La rechazó Vertigo, el sello adulto de DC. La rechazó Dargaud, tras pedir la censura de algunas páginas. Por supuesto, la incomodidad venía por el sexo. Tongue & Lash lleva a las últimas consecuencias el precepto de los mayas futuristas, incluidas palabras, vestimentas (o la falta de ellas) y arquitecturas extrañas, nociones fantacientíficas como el metatiempo (una realidad paralela) y una sexualidad omnipresente y estrafalaria. Casi no hay plancha sin desnudez, lencería o sugerencia erótica. Tal vez lo más desarmante sea la naturalidad con que se presentan escenas como el coito entre Lash -en pelota picada salvo por la máscara de siempre- y la mujer de cabeza felina (al más puro estilo egipcio de Bilal). Hay prostitución, tríos, exhibicionismo, escenas lésbicas con la misma cotidianidad que si estuvieran preparando el desayuno.

Conviene señalar -para evitar suspicacias- que todo está representado con bastante gusto o, por mejor decir, en completa armonía con el universo imaginativo y etéreo de la historia: un ingrediente más, un tanto pícaro, pero sin intenciones onanistas o pornográficas. No obstante, quien considere ofensiva la desnudez o la sexualidad manifiesta de los personajes encontrará en este tebeo una oportunidad excelente para despotricar y mesarse los cabellos.

La intriga, como avanzaba uno de los guionistas, sigue caminos trillados de la serie negra, incluida esa escena ridícula en que silencian al informador a punto de “cantar” en vez de matar al detective mientras está de espaldas. Da lo mismo, porque es una historia que nos gusta siempre y los condimentos de imaginación disparatada (un poco “a lo Morrison”, para entendernos) de ingeniería genética, presagios y portales dimensionales ponen la guinda a la tarta.

La secuela
The Hidden Place carece del encanto de la primera entrega, con un dibujo más tosco
The Hidden Place carece del encanto de la primera entrega, con un dibujo más tosco

En 1999 (o sea, tres años después) el mismo equipo presentó The Hidden Place, segunda (y última hasta la fecha) entrega de Tongue & Lash. En el ínterin, por desgracia, se ha perdido la frescura primitiva. Todos los implicados bajan considerablemente el listón. El guion de Randy y Jean-Marc recupera personajes y situaciones anteriores en vez de buscar nuevas soluciones y ambientes. El dibujo de Dave Taylor se envara, se torna grueso e impreciso, lejos de la finura de antaño, como si al delicado trabajo anterior le sucediera un encargo resuelto con prisas. Incluso Scarlett Smulkowski, quien en El diente de la serpiente replicaba con gracia los usos del álbum francés tradicional, sucumbe a la trampa de los degradados y la saturación informática. Se trata, pues, de un producto en el raso de la corrección, que enciende la duda de si la fórmula está definitivamente agotada. Como si Tongue y Lash, contra todo pronóstico, fueran personajes de un solo relato.

En España solo hemos conocido El diente de la serpiente, en una edición que prescindía del color original, un error que devaluaba el pretendido homenaje; la ventaja, claro, era disfrutar sin aditivos del trazo de Taylor. El volumen, que recopila la miniserie de dos comic books publicados por Dark Horse, incluye una amena entrevista con el guionista Jean-Marc Lofficier, además de varias ilustraciones. Ojalá alguna editorial se acuerde de esta singular pareja y se atreva a publicar un tomo -por supuesto a color- reuniendo todo el material original disponible.

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Mr. X
Mr. X
Lector
21 julio, 2014 11:18

Tiene una pinta estupenda, Sr Agrafojo. Se buscará.

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
21 julio, 2014 12:34

64 pags por 695 pts.

Que tiempos aquellos 🙁

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
21 julio, 2014 17:19

Que interesante, si. Me apunto al grupo de los que lo buscaran y más después de su excelente reseña, Mr.Agrafojo. En su linea habitual, desde luego 😉
Y si, Mr.Bluntman, que tiempos aquellos… pero también hay q decir que entonces 700 ptas. en yn comic de 64 pags. también podía resultar caro en general. Que todo dependía de las prioridades de cada uno y los intereses de cada cual. Más o menos como ahora.

Rockeros Saludos

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
21 julio, 2014 19:48

Pues yo lo he visto de saldo alguna vez. Pero la verdad es que nunca me llamó demasiado la atención.