Thunderbolts: Alerta roja

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Edición original: Marvel Comics – mayo-septiembre 2013
Edición España: Panini Comics – febrero 2014
Guión: Daniel Way, Charles Soule
Dibujo: Phil Noto, Steve Dillon
Entintado: Phil Noto, Steve Dillon
Color: Guru eFX
Portada: Julian Totino Tedesco
Precio: 12,50 euros (tomo de la línea 100% Marvel de 136 páginas)

Alerta roja es el segundo tomo de la recopilación en la que Panini ha agrupado la última serie regular de los Thunderbolts. En el mismo se recogen los seis números que completan el primer año de andadura de la misma, y la cesión del testigo literario de Daniel Way a Charles Soule. El último capítulo de esta entrega es el primero del nuevo guionista, en el que se dedica a cerrar un aspecto de la trama anterior, cortesía de su predecesor.

En su momento tuve ocasión de reseñar la primera entrega, aportando unas conclusiones que podrían hacerse extensivas a esta segunda en la que el principal aliciente es la despedida de Daniel Way. Este guionista, que nunca ha tenido más capacidad que la de contar historias anodinas de personajes interesantes, se supera a sí mismo en el segundo semestre de la colección al presentar una trama vagamente interesante (si se la trata con grandes dosis de generosidad), desarrollarla de forma desastrosa y demostrar su incapacidad para contar nada medianamente bueno con unos personajes que, en las manos adecuadas, han protagonizado historias memorables. Todos los males que se hicieron presentes en Sin cuartel aparecen nuevamente y de forma aumentada en Alerta roja.

La historia comienza contemplando algunas de las implicaciones de la actuación encubierta de los Thunderbolts a ojos de otras agencias de la inteligencia estadounidense. La exposición intenta ser tan misteriosa y sibilina como se espera que sean los relatos de espías, pero don Daniel lo hace tan rematadamente mal que traslada el carácter críptico de los diálogos entre agentes a la propia trama, con el resultado que se pueden imaginar. Luego se embarca en una historia de tráfico de armas de alta tecnología, evocando aquel Zona cero de la Masa de Peter David, pero con una finalización de las semejanzas justo en el uso de la energía gamma a gran escala. Para terminar de liar más la cuestión, Way introduce o intenta introducir a esta trama elementos provenientes de la historia y trasfondo de alguno de los miembros del equipo, en un penoso intento de hacer una reflexión sobre la seguridad, los terroristas y sus víctimas. La confusión derivada de una mezcla tan mal elaborada hace que uno se pregunto qué es lo que está leyendo y qué es lo que el guionista ha intentado transmitirle. En estos tiempos tan malos para la lírica, tratar ciertos temas en obras de ficción puede ser interesante para provocar en la audiencia una necesaria llamada a la reflexión: ¿vivimos en un mundo más seguro? ¿cuál es la amplitud de las cloacas del Estado? ¿qué leyes se aplican a los grupos de operaciones encubiertas? ¿cómo se supera la experiencia de un atentado terrorista? Todas estas ideas pueden resultar interesantes hasta en un tebeo pijamero como éste (después de todo, las películas basadas en estas franquicias son vehículos de entretenimiento de masas y mecanismo de difusión de todo tipo de propagandas, algunas particularmente vergonzantes) pero de la misma forma que un guionista competente puede contar historias interesantes con personajes mediocres (según la máxima “no hay malas franquicias sino malos autores”) un escritor malo sólo pueden relatar aventuras pésimas pese a contar, como es el caso, con una alineación bastante potente. Hay que recordar una vez más que la reunión de estos lobos solitarios en una sola manada es una idea difícil de manejar, con muchas posibilidades de acabar mal, pero si además le sumamos un guionista incompetente lo que acaba resultando es un desastre. En la parte gráfica tenemos, muy mal aprovechado, a Phil Noto, que es mucho mejor dibujante de superhéroes que Steve Dillon.

Mens sana in corpore insepulto
¿Haz el amor y no la guerra?

Charles Soule aprovecha en su primer tanteo para plantear un epílogo un tanto innecesario a la trama precedente y, de paso, cerrar (o eso parece) una de tantas ocurrencias veredes de su predecesor: el lío amoroso entre Elektra y Castle (para mosqueo del pobre Wilson). Es de esperar que esta muestra no sea el botón por el que juzgar todo el trabajo del señor Soule, porque tampoco es nada del otro viernes. La presencia del citado Steve Dillon (dibujante de los primeros seis números y viejo conocido de la afición “castigadora” por su participación en el relanzamiento de las aventuras de Frank dentro de la línea Marvel Knights allá por 2000) y el protagonismo casi exclusivo del justiciero de la calavera dan la sensación de que estamos ante un número de la colección del Castigador que ante una nueva entrega de las aventuras de los Thunderbolts. Teniendo en cuenta que, como se ha dicho, don Steve no es dibujante adecuado para estas lides, es un alivio que sea una nueva (y olvidable) narración en la que Castle hace lo que mejor sabe hacer.

Alerta roja es un “suma y sigue” respecto de la entrega anterior. Poco bueno, mucho malo y la sensación de que, más allá de Busiek, Nicieza y Ellis, nadie ha sabido hacer con esta franquicia (una de las poquísimas creadas en los noventa que se ha mantenido mal que bien) algo que merezca realmente la pena. Solamente queda esperar que en el siguiente tomo podamos ver realmente esa mejora de la que algunos hablaban en los comentarios de Sin cuartel. Soñar es gratis y al perro lo encontramos en la calle.

Boceto de dos Thunderbolts
Elektra y el Castigador, por Phil Noto

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Mr. X
Mr. X
Lector
31 marzo, 2014 8:34

A mí tampoco es que me entusiasmara mucho lo que vino después. Creo que ni Soule pudo solucionarlo (al final ha dejado la serie) porque el enfoque estaba mal desde el principio: los Thunderbolts -como el Suicide Squad deceíta- pueden contener cierto dosis de humor (negro, sobre todo), otra cosa es convertirlos en una mamarrachada y en una parodia continua, como si en el fondo se tratara de una colección más de Deadpool.

Por cierto, a ver qué tal la serie de Elektra, porque la de el pobre Frank es un coñazo.

Mr. X
Mr. X
Lector
31 marzo, 2014 13:29

Como creo que he comentado alguna vez, a mí Dillon me encantaba, cuando vi los primeros cómics suyos, que fueron el Hellblazer de Garth Ennis. Pero ahora tampoco lo soporto. No sé si ha cambiado él o he cambiado yo 😉

Khonshu
Khonshu
Lector
31 marzo, 2014 16:02

Samano, lo de juntar el veneno de remender y bunn fue una putada, perono les quedo otra salida.
Inicialmente las iban a publicar separadas, pero se lo imposibilitaba el
Crossover de matanza minima, que les habria caido en medio del tomo siguiente.
Prefirieron juntar los primeros de bunn, sacar matanza minima por separado y asi luego poder continuar araña escarlata y veneno cada una por su cuenta.

Arturo Porras
31 marzo, 2014 16:14

El concepto Thunderbolts ha sido uno de mis predilectos. La idea de unos villanos que buscan redención ( algunos en apariencia; otros en realidad) siempre me ha parecido sugerente. Un mundo de grises donde predominan el blanco o el negro. Yo disfruté con etapas de Busiek, Nicieza, Ellis o Parker ( la parte con Cage de líder y Satana, Hombre-cosa, Fantasma etc y sus viajes en el tiempo, sin ser la panacea, me han hecho pasar buenos ratos). La de Diggle me había parecido la más floja, hasta la llegada de Way.
Éste se empeño en crear ( o fue idea de Loeb), no un grupo de villanos en busca de redención, sino un grupo de anti-heroes marvel. A su cabeza el general Ross, uno de los personajes menos valorados por la gente. No supo unirlos de una forma orgánica, sino de forma brusca y a veces sin explicación aparente. Que Masacre, Punisher o Elektra trabajen juntos y no se maten es difícil. Pero que sigan las órdenes del Hulk Rojo sin rechistar es casi un imposible. Esta es la impresión que yo tuve de la formación de estos nuevos Thunderbolts.
No se si por la funesta visión de ese primer tomo, este segundo no me ha parecido tan horrendo. Me trago que ya son un grupo ( estúpida rebelión aparte; que anticlimática) y empiezo con sus aventuras. El personaje del Lider empieza a resultar interesante y, sin ser una maravilla, hay una historia de conspiración detrás que puede atraparte. Pero los personajes siguen mal caracterizados. El dibujo de Noto es más agradable que el de Dillon, lo que favorece su lectura. No me entiendan mal, no se lo recomendaría a nadie. Pero estos seis números me parece mejores que los seis iniciales.
Y aquí nos quedamos, con la llegada de Soule ( que ya ha dejado la colección) que parece que tira por una visión paródica de los personajes. Lo que creo que es un error. No se que tal los harán los nuevos fichajes, pero como sigan esa senda me parece que me bajo. Aunque si todavía sigo por aquí con los números de Way….. me gusta el concepto y uno siempre espera que cambien a mejor

BLUNTMAN
BLUNTMAN
Lector
31 marzo, 2014 18:46

A mi me resulta una reunion de bad boys (and woman) de univerao marvel que se juntan para dar caña al malo de turno pero sin un guion interesanteni un dibujo que llame la atencion.
Y lo de elektra con el castigador esta metido a calzador ( como lo de x-23 con ciclo) para que la gente comente la serie o que daredevil le rompa las piernas al abuelo castle.

Franz
Franz
Lector
1 abril, 2014 5:52

Suscribo todo lo escrito por el autor de la nota, debería ser penado con cárcel el tonar personajes tan buenos y contar historias tan malas.

Elbertus
Elbertus
Lector
1 abril, 2014 5:53

Despues de haber aguantado unos 14 tomos panini del masacre de Way y haber disfrutado de algunas etapas de thunderbolts buenisimas no me acerco a esto ni con un palo. Mal guionista, mal dibujante y personajes que no pegan ni con cola. Por favor mantener alejado a Daniel Way mas de 200 metros de nada donde salga masacre, gracias.