Superman / Estela Plateada

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Edición original: Marvel Comics – noviembre 1996
Edición España: Comics Forum – diciembre 1997
Guión: George Pérez
Dibujo: Ron Lim
Entintado: Terry Austin
Color: Tom Smith
Portada: Ron Lim, Terry Austin
Precio: 395 pesetas (número único en grapa de 48 páginas)

 

La proliferación de cruces ínter-editoriales es uno de los caracteres definitorios más reveladores de la producción de tebeos súper-heroicos de la década de los noventa del siglo pasado. Durante diez años, la conservadora prudencia que había regido incontestable este tipo de proyectos entre editoriales, dejó paso a una prolífica lista de encuentros donde lo mismo se satisficieron anhelos de la parroquia que se dio paso a propuestas inesperadas. La irrupción de Image Comics primero y la explosión de la burbuja especulativa después, llevaron a las compañías a intentar incrementar la cuota de mercado con todo tipo de experimentos comerciales y la puesta en una misma cabecera de personajes de dos editoriales diferentes era una de las mejores bazas. Eventos como Marvel vs. DC, Amalgam Comics, las series limitadas protagonizadas por Acceso se encuentran entre lo más recordado de esos tiempos. Hoy, sin embargo, voy a hablar de una aventura que pasó un tanto desapercibida pero que, no obstante, constituye un ejercicio de la forma en la que debe llevarse a cabo este tipo de tebeos de cruce.

Aunque a primera vista puedan resultar bien diferentes, Superman y Estela Plateada tienen un elemento de importancia en común: ambos son alienígenas cuya existencia se ha visto definida por las circunstancias de una residencia no buscada en la Tierra. Clark Kent / Kal El se crio como exiliado de un planeta condenado; Norrin Radd fue apresado por negarse a seguir condenando mundos. Pese a los años transcurridos en el tercer planeta del sistema solar, ambos siguen siendo extraterrestres dotados de un poder excepcional que les hace ser vistos con suspicacia por una parte de la población humana. Sin embargo, lo que para Superman es la opinión de una minoría suspicaz, para Estela es el pan nuestro –suyo- de cada día. La veneración por el kriptoniano y la hostilidad hacia el zennlaviano; el optimismo del hombre de acero y la introspección del surfista plateado… para no extenderme más, dos personajes con unos cuantos puntos en común que bien podían sentar las bases de un tebeo de interés.

Pongámonos, una vez más, en situación: cuando empezaba la segunda mitad de los años noventa, Marvel y DC afrontaban las secuelas del estallido de la burbuja especulativa por medio de la maniobra del retorno a unos orígenes más luminosos. Después de diez años de oscuridad, anti-heroísmo y uniformes pródigos en cazadoras molonas, cananas de atrezo y barbas de tres días, el género regresaba a la claridad y la frontera entre el bien y el mal parecía volver a adquirir un contorno más definido. En esta maniobra, DC tomó la delantera –como queda reflejado en Pesadilla de verano- en tanto que Marvel jugó a la doble baraja de Heroes Reborn y carta blanca a autores que se situaban un poco en las antípodas de Jim Lee y Rob Liefeld. En el caso de los personajes co-protagonistas de este encuentro, Superman estrenaba una flamante y altamente recomendable serie de animación –cortesía del mismo equipo responsable de Batman: La serie animada- donde podíamos encontrar los elementos definitorios de un kriptoniano que aún se regía por las pautas que había fijado John Byrne diez años antes. Por su parte, Estela Plateada disfrutaba de un renovado interés con los guiones de George Pérez, después de la larga etapa firmada por Ron Marz y el aburrido interregno comandado por Mike Lackley y Glenn Greenberg. El autor portorriqueño no estaría mucho tiempo contando las aventuras del antiguo heraldo de Galactus, pero tuvo tiempo de contar –al menos literariamente- el encuentro de este con Superman.

La elección de los oponentes de la historia ya nos indica que el tono de la misma no va a ir precisamente por la épica o la epopeya de corte cósmico, mucho menos discurrirá por los derroteros de la ciencia-ficción pura y dura. Si metemos en danza a Mr. Mxyzptlk y al Hombre Imposible, resulta inevitable que pensemos automáticamente en una comedia con tonos surrealistas. Dos personajes de jocoso aspecto, dotados además de inconmensurables poderes y una cargante tendencia a resultar más una molestia que un peligro real (salvo en cierta historia firmada por Alan Moore en el caso del primero, pero no van por ahí los tiros). En honor a la verdad, algún autor –creo que Dan Jurgens- había jugado con la posibilidad de que ambos personajes fueran el mismo, dada su común capacidad para moverse entre dimensiones (entiéndase esto como el habitual guiño a la afición) pero dada la imposibilidad editorial de que esto fuera así, un encuentro de estas características abría la puerta a un enfrentamiento de dimensiones parecidas al que el propio Impy protagonizó junto a Warlock (el «amigo-mí» de los Nuevos Mutantes) en aquel número anual de los Bebés-X dibujado por Alan Davis.

El hecho de que el guionista sea George Pérez –un autor de amplísima trayectoria en ambas editoriales- añade a este tebeo un interés adicional, que se concreta en el hecho de que, a través de los «villanos» de la historia, se haga una reflexión sobre las consecuencias de una querencia fanática por uno u otro sello empresarial. Tanto el alienígena penta-dimensional deceero como el extraterrestre poppupiano marveliano se comportan como dos fanáticos de los súper-personajes de sus respectivos universos. Esto queda patente en una de las escenas finales del cómic, cuando uno y otro se enzarzan en una descacharrante batalla, mientras los más responsables Superman y Estela Plateada intentan corregir las consecuencias del mal hacer –inocente en el caso de Impy, intencionado en el caso de Mr. Mxyzptlk- de la disparatada alianza. Don George ejecuta un trabajo de manual, que no llama la atención por nada en particular pero que se disfruta como todo tebeo en el que se vuelca cierto cariño por los personajes y la experiencia de ser uno de los autores estrella del género.

En la parte gráfica hay que mencionar la presencia de un caballero cuyo nombre era sinónimo de la Marvel cósmica en general y de Estela Plateada en particular: Ron Lim. Este buen señor, que había desembarcado en la colección del surfista en la última parte de la etapa escrita por Steve Englehart, acompañaría luego a Jim Starlin (colaborando con él en la Trilogía del Infinito) y posteriormente a Ron Marz. Prolífico, competente y tan denostado como alabado, realiza aquí un trabajo en su línea habitual, acompañado de un maestro de las tintas como el talentoso Terry Austin. Este último realza los lápices de Lim, de una forma que no se encuentra en otras colaboraciones de don Ron con entintadores diferentes. El color aplicado por Tom Smith es adecuado y completa con su labor un trabajo a tres bandas que refleja a la perfección el guión y sus propuestas.

Si hubiera que hacer una hipotética lista de los múltiples cruces ínter-editoriales de la época, este estaría entre los más recomendables. Sus responsables no pensaban pasar a la posteridad; la premisa no era especialmente original; los trucos argumentales, tampoco. Sin embargo, entretiene, y eso es lo único que debe pedírsele a cualquier obra de evasión.

Superman, Estela Plateada y sus oponentes
Portada y contraportada de la edición española

  Edición original: Marvel Comics – noviembre 1996 Edición España: Comics Forum – diciembre 1997 Guión: George Pérez Dibujo: Ron Lim Entintado: Terry Austin Color: Tom Smith Portada: Ron Lim, Terry Austin Precio: 395 pesetas (número único en grapa de 48 páginas)   La proliferación de cruces ínter-editoriales es uno…
Guión - 7.8
Dibujo - 7.5
Interés - 7.9

7.7

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Thorin_II
Thorin_II
Lector
8 mayo, 2017 14:05

Siempre he querido tener este cómic.

Sith
Sith
Lector
8 mayo, 2017 17:11

Lo mismo digo, lo tengo en scan pero siempre quise la edición en papel.

Se que las cosas ahora no estan del todo bien entre las dos grandes editoriales pero tengo me intriga saber si Panini o ECC tienen los derechos para editar estos crossovers.

Álvaro
Álvaro
Lector
8 mayo, 2017 21:22

Chavales, se puede encontrar muy fácilmente (y barato) de segunda mano. No pongo enlaces por si molesta a los editores, pero digamos que habría que buscar en algo que tenga «»todas las colecciones»».