Star Slammers: La colección completa

Reseñamos la recopilación de este material clásico de Walt Simonson

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Edición original: Star Slammers: The Complete Collection ( Marvel Graphic Novels: Star Slammers, Dark Horse Presents 114 y Star Slammers Special y 1-4 USA), IDW Publishing.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Walt Simonson.
Dibujo: Walt Simonson.
Color: Leonard O’Grady.
Formato: Libro en tapa dura, 304 páginas.
Precio: 30 €.

 

Star Slammers es una vieja conocida del lector veterano español. Allá por los años ochenta formó parte de la primera y mítica línea de Novelas Gráficas Marvel de editorial Forum junto a otros títulos como La Muerte del Capitán Marvel, Killraven, Elric, Superboxers o X-Men: Dios Ama, el hombre mata. Con esas cubiertas en tapa dura de elegante color negro, la división comiquera de Planeta cautivó la imaginación de aquellos que éramos niños por aquel entonces. Eran ejemplares que a menudo, por su alto precio (¡550 pesetas, unos 3’3 €!) y su temática algo mas adulta que el resto de colecciones superheroicas en grapa de Forum, pillaban fuera de nuestro alcance, pero la publicidad en contracubiertas nos permitía soñar con las historias que se nos sugería que contenían sus páginas. Según fueron pasando los años pero todavía en las postrimerías de la niñez, algunos tuvimos la suerte de hacernos con casi todas esta novelas gráficas gracias a saldos variados. Y asombrarnos con el hecho de que todas ellas, cada una a su modo, consiguieron gustarnos.

De esta en concreto, recuerdo la breve introducción que Jim Shooter dejaba caer en las primeras páginas señalando que había sido la segunda de estas novelas gráficas que había encargado, pero que el lento proceso creativo de Walt Simonson había hecho que apareciese la sexta. Simonson, ya adorado por mí en aquellos entonces gracias a su labor en Thor, contaba posteriormente algo avergonzado en una entrevista que él era el responsable de que la presentación de Los Nuevos Mutantes hubiese sido en formato Novela Gráfica, ya que al no estar listos sus materiales para Star Slammers, hubo que tirar de algo ya estuviese finalizado que anduviese por la redacción de Marvel para cumplir con la cadencia de esta colección destinada a dignificar el cómic USA mediante un formato que emulase los álbumes de la BD europea. Shooter en cualquier caso reconocía que había merecido la pena la espera de Star Slammers dados los resultados. Y vaya que si yo como lector lo suscribía.

Ya hemos hablado hace poco por aquí de la figura de Walt Simonson, y señalábamos que en realidad Star Slammers fue un concepto anterior al de esta Novela Gráfica Marvel. Simonson lo usó para su proyecto de fin de carrera en su formación en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Sin duda debió resultar innovador en aquellos primeros años 70 que un alumno tuviese el atrevimiento de presentar un cómic para tal propósito. Pero por mucho que el medio por aquel entonces no estuviese tan académicamente validado como hoy por hoy se lo aceptaron, y Walter usó aquellas mismas páginas en blanco y negro como portafolio que mostrar a las editoriales para buscar trabajo en la industria del cómic. Y parece que aquel relato de unos mercenarios espaciales dirigiéndose al Washington de un lejano futuro para destruir La Tierra convenció en las oficinas de DC Comics, y el resto es historia.

Resulta que descubro en la introducción del volumen del que vamos a hablar hoy que el proyecto era incluso anterior, que originalmente se llamaba Space Slammers, y que un Simonson totalmente amateur lo plasmó en forma de historias de una sola página para a través del club de ciencia ficción al que pertenecía en juventud promocionar a la ciudad de Washington DC para que allí se celebrase una convención del género. Si a esto le unimos una miniserie que el bueno de Walt realizó durante los años noventa para Malibu Comics (aunque tras la debacle de la absorción de esta por Marvel, la última entrega apareció a través de Dark Horse) y que vimos aquí publicada por Norma, resulta que a pesar de no constar de muchas páginas, es una obra que ha acompañado al autor durante un cuarto de siglo. IDW Publishing decidió hace no mucho recopilar todo Star Slammers —tanto lo ya publicado como esas páginas de aficionado y aquel portafolio de muestra que era en realidad un trabajo académico— y Panini Cómics ha tenido la gentileza de presentarnos esta compilación en castellano. ¿Y cómo se lee la que a la vista de todo esto parece la obra más personal de este genial autor? Veamos.

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Lo primero que encontramos en el tomo es la Novela Gráfica Marvel de la que hablaba al comienzo. Ha sido sutilmente recoloreada por IDW (que la reeditó en formato grapa hace un tiempo junto a la miniserie de los años noventa), pero apenas se nota la diferencia, cosa que es de agradecer dada la calidad de la labor original. Se nos cuenta aquí la historia de los Star Slammers, un nombre temido en todo el espacio conocido, una raza de mercenarios intergalácticos, los mejores en su oficio. Hace décadas vivían en estado semisalvaje en su planeta natal, siendo el objetivo de partidas de caza por deporte de la avanzada civilización de Orion. Cuando uno de los nativos hirió en autodefensa a un aburrido ciudadano que resultó ser un influyente político de aquella civilización, éste consiguió que se decretara un genocidio sobre los cazados. Sin embargo, otro habitante de Orion, abrumado por la barbaridad que los suyos estaban a punto de cometer, se puso en contacto con el sentenciado pueblo y les entrenó para que pudiesen defenderse. Así se convirtieron en los duros mercenarios de hoy por hoy, adoptaron el nombre de Star Slammers y recabaron los fondos necesarios para intentar repeler el exterminio que desde Orion se les ha decretado. Pero todo esto no es suficiente para vencer a la inmensa armada genocida, y la última pieza que deben conseguir es la llamada Red de plata, la Unimente, una comunión telepática que coordinará a todos los Slammers como una unidad de máxima eficacia.

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Si bien el guion en sí mismo hoy por hoy no nos resulta gran cosa por lo apresurado de la narración de toda esta epopeya galáctica y por la escasa definición de los personajes, lo que no se puede negar en ningún caso es la fuerza del aspecto gráfico de Simonson. No solo su dibujo en sí mismo es realmente bestial, sino que la narrativa y la coreografía de los combates es para dejar boquiabiertos. Las influencias de cómic europeo de ciencia ficción de aquella época en el lápiz del autor de Ragnarök son aquí patentes. También encontramos rastros de Gil Kane, y en lo argumental, del Dune de Frank Herbert. Además los Slammers son el epítome de la molonidad: son Lobezno. Son Boba Fett. Son Midnighter. Son el Capitán América del universo Ultimate. Son Perfect Tiger. Son tipos duros sin escrúpulos, máquinas de matar que consiguen cosas asombrosas a menudo fuera de viñeta, dejando a nuestra mente para que elucubre y se asombre con esta elipsis, y luego las rubrican sentenciando con una cortante frase. No son héroes bondadosos, sino soldados tan sanguinarios como sea necesario para garantizar la pervivencia de su raza frente a un mal todavía mayor. Pocas virtudes más allá de esas encontramos en los tres protagonistas, Esfera, Jalaia y Ethon, que son antihéroes de libro. Hay presentes metáforas sobre el pueblo nativo norteamericano, o incluso del Israelita (especialmente por el uso como símbolo de la honda, el arma ancestral de los slammers y aquel instrumento con el que el pequeño judío David consiguió derribar al gigante filisteo Goliat), pero tampoco es que estén especialmente desarrolladas. Los impresionantes al tiempo que estrafalarios diseños de tecnología, la disposición de las viñetas con los combates, se imponen rotundamente sobre la historia contada, la forma predomina sobre el fondo. Y a pesar de ello, incluso para los que nos gusta que haya otro tipo de equilibrio, la fuerza de la obra es enorme. Y si no me creen, miren aquí las páginas de apertura del tebeo, mezcla entre ciencia ficción, género bélico y spaguetthi western.

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La siguiente parada son unas páginas en blanco y negro publicadas en su día en la revista antológica Dark Horse Presents. Aparecieron un tiempo después de la miniserie a color que veremos a continuación, pero sirven de prologo a la misma y han sido incluidas aquí de forma que respeten la lectura cronológica dentro de la ficción. Miles de años después de la Novela Gráfica, conoceremos a Rojas, un Star Slammer que entrando en comunión con la Unimente, hace contacto con uno de los personajes de la anterior historia, lógicamente hace mucho fallecido. Y poco más. Simplemente se nos presenta al protagonista del siguiente arco argumental que vamos a leer.

Este es la mencionada miniserie editada en principio por el sello Bravura de Malibu Comics. La idea de Simonson, que a pesar de haber publicado con Marvel en los ochenta la Novela Gráfica retenía los derechos de propiedad intelectual, era realizar una colección de lujosas novelas gráficas autoconclusivas en la que relataría la saga de los Slammers a lo largo de milenios y por toda la galaxia, con personajes distintos en cada una. Malibu sin embargo carecía de recursos para producir y distribuir este ambicioso proyecto, así que para empezar hubo que conformarse con esta miniserie de cinco entregas. Si la cosa hubiese triunfado, es de imaginar que finalmente la editorial hubiese conseguido fondos para llevar a cabo la idea de Simonson. Pero estamos en los noventa, Marvel está en esa plena expansión descontrolada que pocos años después casi les llevase al cierre, y compran Malibu para hacerse con su estudio de coloristas. Esto tiene cierta gracia, porque aquellos colores tan valiosos en los noventa, a estándares de hoy resultan estridentes, y por eso ha sido recoloreada esta reedición. El caso es que Simonson lleva publicados cuatro números y se da cuenta de que si el quinto ve la luz bajo el mismo sello, contractualmente los derechos de la obra pasarán a pertenecer a Marvel. Así que decide no concluirla e irse de Malibu, ya a punto de desaparecer por disolución dentro de la llamada Casa de las Ideas. El último episodio tardaría por tanto años en aparecer, y lo haría bajo los auspicios del sello Legend de Dark Horse gracias a la invitación que Frank Miller hace a Simonson para ello. De ahí que fuese en la revista antológica de esta editorial donde se publicase el comentado prologo a la miniserie, y como veremos luego, también su epílogo.

La historia trata sobre el mencionado Rojas y como es capturado por el imperio galáctico de turno, que pretende extraer de su mente el ansiado secreto de la Red de Plata. El primer Slammer prisionero en siglos es transportado cautivo a la capital imperial en un titánico crucero espacial en el que hay tanto militares destinados a vigilarle como civiles en viaje de placer. Pero los enemigos del imperio no piensan permitir que tan poderosa arma caiga en su poder, y se han infiltrado en la nave para evitarlo. Respecto a guion, la historia está algo más elaborada, quizás debido a la mayor extensión que la novela gráfica, pero no pasa de ser un entretenidísimo y trepidante blockbuster de acción. Con todo, las tramas tienen algún giro, hay un misterio, intrigas políticas, y nos encontramos con carismáticos personajes como el propio Rojas, la bajita pero letal coronel Phaedra, y los enormes soldados Stark y Kali a su cargo. Respecto a apartado gráfico cabe destacar varios puntos. Primero, este es el Simonson cuyo estilo nos viene a la cabeza cuando habitualmente pensamos en él, en contraposición de la Novela Gráfica de principios de los ochenta, que era más elaborado, mas por decir algo, en la onda de Metal Hurlant. Con otras virtudes, es el titan que reconocemos. Pero como decimos, estamos en plenos noventa y ni siquiera el maestro es inmune a cierta influencia del estilo gráfico predominante en aquella época; y nos encontramos con algunos identificables dejes gráficos de la misma. Que nadie se lleve las manos a la cabeza que no estamos ante lo más infame de la escudería Extreme Studios de Rob Liefeld, ni muchísimo menos. La obra refleja la talla del autor y su profesionalidad, pero no deja de ser curioso que se puedan detectar si quizás no detalles concretos, sí cierto ambiente visual del contexto en el que fue realizada. Pero vamos, que también nos recuerda a El Quinto Elemento de Luc Besson por ejemplo. El veredicto sigue siendo definitivamente positivo.

Después nos encontramos con otras páginas en blanco y negro publicadas por Dark Horse, que servían como adelantábamos antes como epilogo a la miniserie y abrían la puerta a una posible continuación que nunca se llegó a materializar. Simonson dice que tiene la cabeza llena de ideas para futuras historias de Star Slammers, pero que nunca acaba de tener tiempo para realizarlas. Y a mí, mientras continúe a cambio con la maravilla que es Ragnarök, me seguirá pareciendo bien por mucho que me pueda apetecer volver a encontrarme con estos mercenarios espaciales.

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Y llegamos a la parte del tomo que más curiosidad me despertaba. Quiero decir, casi todo lo anterior ya había sido publicado en España y obra en mi poder. Pero por primera vez aquí podemos ver publicadas las páginas en blanco y negro que Simonson realizó como amateur para su club de ciencia ficción, así como aquellas que creó como proyecto de fin de carrera para la Escuela de Diseño de Rhode Island y que le abrieron las puertas del mundo profesional. Para ser sinceros, son para incondicionales del autor, una agradable rareza, pero me cuesta recomendar la adquisición del tomo tan solo por ellas. Las primeras historias directamente son algo salido del lápiz de un aficionado, sin apenas interés. Sin embargo, es cierto que según van avanzando vamos notando la evolución de Simonson, tanto en el dibujo como en su función de narrador. En la parte correspondiente al mencionado proyecto y portafolio ya nos encontramos con alguien publicable, especialmente si pensamos en el zeitgeist comiquero de los años setenta, aunque tampoco con nada que hiciese profetizar el talento que más tarde sabemos que desplegaría. La historia que cuenta apenas tiene relación con el telón de fondo de lo que hemos visto publicado, pero resulta simpático ver como Simonson jugaba con ideas que más tarde transformaría y reutilizaría.

Si no posees los Star Slammers en sus anteriores ediciones, me resulta complicado enfatizar lo suficiente cuánto recomiendo hacerse con este volumen de Panini. Si en cambio ya los tienes, lo aquí inédito quizás no te merezca la pena dado el precio, a no ser que como yo seas un incondicional de Simonson. Eso sí, si los tienes pero tus ejemplares ya están marchitos, yo diría que sí que es una buena ocasión para jubilarlos y gozar de una edición de lujo de estos maravillosos tebeos que incluye unos extras que pueden servir de aliciente. Pero en cualquier caso, lo que sí considero imprescindible es de uno u otro modo no quedarse sin haberse acercado a la lectura de esta obra.

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  Edición original: Star Slammers: The Complete Collection ( Marvel Graphic Novels: Star Slammers, Dark Horse Presents 114 y Star Slammers Special y 1-4 USA), IDW Publishing. Edición nacional/ España: Panini Comics. Guión: Walt Simonson. Dibujo: Walt Simonson. Color: Leonard O'Grady. Formato: Libro en tapa dura, 304 páginas. Precio: 30…
Guión - 6.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8

7.7

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mespinpe
mespinpe
Lector
15 junio, 2016 16:29

Un poco durilla la nota del guión. No es lo mejor de Simonson, pero en conjunto da para notable. Yo he disfrutado con el material inédito. En las últimas páginas ya tenemos el dibujo de Simonson totalmente desarrollado. Y profundiza en el mundo de los Star Slammers. Complementa bien las demás partes de la saga, aunque sea la de guión más esquemático. Es como un capítulo intermedio entre la novela gráfica y la miniserie.

jackknight75
jackknight75
Lector
15 junio, 2016 16:40

Sergio, muy buena crítica. Sólo un apunte. Bravura era el sello de Malibú donde se publicaron los 4 primeros números de la miniserie. El quinto se publicó años más tarde en el sello Legend de Dark Horse.

Alejandro Ugartondo
Autor
15 junio, 2016 18:03

Excelente reseña Sergio. Coincido en que no es el mejor trabajo de Simonson pero aún así resulta muy interesante y tiene algunas ideas muy buenas que podían haber dado para más. Y me ha gustado tu referencia a Dune, yo pensé lo mismo cuando leí la novela gráfica.

En cuanto a la miniserie, me hace gracia que tenga una estética tan de los 90 pero creo que es algo completamente deliberado por parte del autor e incluso me pareció pillar alguna que otra coña al respecto en algunos comentarios que hacen los personajes. El tema de la estatura de la protagonista creo que es un buen ejemplo.

mespinpe
mespinpe
Lector
16 junio, 2016 16:03

Con respecto al dibujo de la miniserie acertada la referencia a Image. Es más yo apuntaría claramente a Erik Larsen como pequeña referencia para algunas adaptaciones del estilo Simonson en éstos números.