Spider-Man 2099 (vol. 1)

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Edición original: Marvel Comics – noviembre 1992 – diciembre 1993
Edición España: Comics Forum – febrero 1994 – enero 1995
Guión: Peter David
Dibujo: Rick Leonardi, Kelley Jones, Tom Grindberg
Entintado: Al Williamson, Mark McKenna, Don Hudson
Color: Steve Buccellato, Noelle Giddings, Kevin Tinsley, George Roussos, Eva Grindberg
Portada: Rick Leonardi, Al Williamson
Precio: 175 pesetas (maxi-serie de doce números en formato grapa de 24 páginas) 300 pesetas (los números cuarto y undécimo son dobles)

 
Prólogo

Una de las ideas que llevaba rondando mi cabeza desde hace largo tiempo, era la de echar la vista atrás, a los días en los que empecé a coleccionar tebeos en grapa de forma regular. Para ello, quería escoger una línea que coincidió en su publicación en España con mi paso de los tomos recopilatorios re-tapados a la visita regular al quiosco o la librería. La línea 2099 –publicada en nuestro país a través de Forum a principios de 1994- era la ocasión ideal para subir a un tren que aún no había salido de la estación. El anzuelo era la promesa de que allí veríamos el futuro oficial del universo Marvel. Así pues, durante las próximas semanas visitaremos el último año del presente siglo.

La primera noticia que se tuvo de esta línea de breve vida, fue a principios de la agitada década de los noventa, cuando la casa de las ideas anunció un proyecto que implicaba a Stan Lee y a John Byrne. El fundador literario de la Marvel que conocemos y el considerado heredero de Jack Kirby unirían sus fuerzas para contar el que habría de ser el mundo de finales del S. XXI. La noticia fue recibida a partes iguales con expectación y suspicacia. Por un lado, había que reconocer que la figura del autor anglo-canadiense aún gozaba de muchísimo prestigio; por otro, había que tener en cuenta que papá Lee ya había pasado de largo sus mejores épocas y que el fiasco del Nuevo Universo aún estaba fresco. Sin embargo, Byrne pronto se desentendería del proyecto, aprovechando sus ideas para lo que poco tiempo después sería Next Men, en tanto que Lee se mantendría, limitando su participación a una colección -en la que estaría bien poco tiempo, pero esa es otra historia-. La premisa inicial se convirtió en el anuncio de cuatro colecciones en las que veríamos la versiones futuras de un héroe de éxito permanente –Spider-Man-, de un anti-héroe de moda –el Castigador-, de un villano de carisma –el Doctor Muerte– y de un personaje nuevo –Ravage-. Cambios de diseño y de fecha –si no me falla la memoria, el año previsto originalmente era el 2092- y todo estuvo listo para tentar a la suerte comercial, en un tiempo en el que las editoriales establecidas se enfrentaban a la novedad y pujanza de Image Comics.

El mundo del 2099 es, como todas las evocaciones de un posible futuro, hijo de su tiempo. La imaginación del porvenir acierta en unos puntos y falla en otros, pero hay que reconocer que el mañana de ese entonces, a la vista del caminar de la perrita, apunta en la dirección correcta. Los gobiernos estatales han ido perdiendo poder, en beneficio de unas mega-corporaciones que son las que cortan el bacalao. Las diferencias entre clases sociales se han vuelto abisales y la población vive inmersa en la sociedad de la información. La conectividad forma parte del día a día, aunque hay que indicar que la imagen que se tiene del mundo informático está más próxima a la realidad virtual de entonces -un poco al estilo de la película El cortador de césped- que a la Red que conocemos en la actualidad, pero, más allá del aspecto externo, hay muchos puntos en común (como el riesgo de un aislamiento del mundo por una excesiva querencia por el mundo digital). Por supuesto, hay espacio para los coches voladores y otros aspectos recurrentes de lo que debería ser el mundo del futuro. Los súper-héroes son el recuerdo de un pasado lejano y las causas de su desaparición son, cuando menos, confusas. Se habla de ellos como de leyendas, pero es cosa clara que su influencia en el mundo no fue excesivamente profunda. Thor y los dioses nórdicos son objeto de veneración y, en ese culto, creen –o ansían creer- en una nueva venida del asgardiano y sus adláteres.

La primera colección –en Estados Unidos, que por estos barrios salieron al mismo tiempo- fue la dedicada a la versión futura del trepa-muros. Miguel O’Hara sería, a su pesar, la persona llamada a recoger el manto del Spider-Man original.

Semejanzas superficiales, diferencias profundas

El primer número de la colección presenta una persecución del nuevo trepa-muros por parte de una patrulla de las fuerzas del orden de la ciudad de Nueva York. Rápidamente, descubrimos que este misterioso personaje, cuyo aspecto y poderes son muy parecidos a los de cierto amigo y vecino, es la sensación de la temporada. Después de muchas décadas, un personaje muy parecido a los justicieros de la edad heroica ha aparecido en las calles de la urbe. Rápidamente, se convertirá en un símbolo para quienes ansían un cambio y el fin de la hegemonía de las multinacionales. ¿Puede este nuevo Spider-Man anunciar el inicio de una nueva edad heroica? ¿Es el heraldo del regreso de Thor? La verdadera historia es bastante más oscura.

Un salto atrás y conocemos a Miguel O’Hara, un joven talentoso que es considerado uno de los genios de Alchemax, una de las corporaciones que controlan los Estados Unidos de América. Pronto conoceremos otras, como Stark-Fujikawa –de obvias reminiscencias con el presente oficial- o Píxel –ubicada originalmente en España-. A primera vista, puede parecer que O’Hara sea la versión futurista de Peter Parker: ambos son talentosos en sus respectivos campos y son jóvenes sobradamente preparados –por citar una expresión de aquellos años-. Sin embargo, Miguel parece haber tenido mucha más suerte hasta ese momento que Peter. Ambos se han criado en el seno de familias humilde y sus habilidades con los estudios les han abierto el camino hacia un mundo mejor; sin embargo, uno decidió asumir la responsabilidad de unos poderes no buscados en la adolescencia, en tanto que el otro continuó una trayectoria brillante que le llevó a estar en el punto de mira de los cazatalentos de las grandes corporaciones. A una edad, similar, Peter es una persona madura que lleva años imponiendo sus deberes como Spider-Man a su vida personal; por su parte, Miguel es arrogante y ha tomado el punto despiadado que requieren la supervivencia y el éxito en el mundo que le ha tocado vivir. No tiene mesura para demostrar sus aptitudes y acaba pagando el precio de su exceso de confianza. Su jefe, un tal Tyler Stone, ha seguido su carrera con mucho interés y, ante la posibilidad de que el joven resulte un tanto incontrolable, decide demostrarle que en el mundo empresarial no hay ni reglas ni escrúpulos. Juega con O’Hara y, en un terreno en el que la compañía es puntera, como es la manipulación genética, le convierte en adicto a una droga para ganarse una lealtad permanente. Cuando un desesperado Miguel intente revertir el proceso, acabará recibiendo el material de Spider-Man y ganando una versión bastante más siniestra de sus poderes. De apariencia humana, el nuevo lanza-redes es bastante más arácnido que el original.

La nueva situación obligará al atribulado protagonista a jugar una arriesgada partida del juego del ratón y el gato con Tyler Stone, al tiempo que intenta esquivar los intentos por parte del Ojo Púbico –la fuerza policial del lugar- por aprehenderle. Al contrario que su contrapartida del pasado, Miguel no quiere asumir la responsabilidad de ser un súper-héroe, pero acabará convirtiéndose en uno muy a su pesar. En su entorno privado, solamente LYLA –su asistente holográfico digital- comparte un secreto que intenta ocultar del resto de su familia: de su novia, Dana D’Angelo; de su hermano Gabriel –antiguo adicto al mundo digital y antigua pareja de Dana-; de su madre, Conchata, que tiene con él una relación en las antípodas de la que unía a May con Peter. A lo largo de la maxi-serie, veremos que Miguel aprende a utilizar sus poderes, con el fin de despachar a los adversarios que, atraídos por la existencia de su alter-ego, pretenden poner fin a su existencia. El nuevo Spider-Man es incapaz de controlar el hecho de que su mera presencia es subversiva y que, automáticamente, las corporaciones le han considerado un peligro. La sucesiva aparición de Ravage, del Castigador y, por supuesto, del Doctor Muerte, hace doblemente necesaria la eliminación de este nuevo súper-héroe. Por mucho que Miguel abjure de la mera idea de considerar sus adquiridos poderes una responsabilidad, las circunstancias le llevarán a asumir el manto de Spider-Man e intentar sobrevivir como símbolo, enfundado en un disfraz del Día de los Muertos.

Un equipo creativo bien sólido

Uno de los puntos fuertes de esta colección fue el grupo responsable de su realización. Para empezar, tenemos como guionista a un Peter David que, por aquellos años, gozaba del favor del público y la crítica, gracias a sus buenos trabajos al frente de las series de Hulk y de Factor-X. Aquí, decidió tomar de la fuente de inspiración unos detalles básicos –como las tribulaciones de la doble identidad o las relaciones interpersonales con las personas de su entorno- y tirar por otro camino a la hora de desarrollar al personaje y su mundo. Como Peter, Miguel tiene en su jefe a uno de sus mayores enemigos, pero Stone dista mucho de ser el iracundo Jameson; al igual que Peter, cuenta con una figura materna de importancia en su vida, pero es más bien fuente de continuados conflictos (y consecuencia de un secreto que tardaremos dos años en averiguar). O’Hara es cínico y descreído, pero, a la hora de la verdad, hace tantos chistes como Parker.

En el apartado gráfico hay que mencionar, sin ningún género de dudas, la importante labor desarrollada por Rick Leonardi. Este caballero, que en la década anterior había sido el dibujante sustituto en dos de las tres series mutantes, desempeña aquí una de sus labores más duraderas, con escasas ausencias –cubiertas en esta maxi-serie por artistas igualmente competentes, mas de dispar estilo, como Kelley Jones o Tom Grindberg-. Artista competente, dotado de un estilo propio e irrepetible, plasma a la perfección los diseños preparados para el mundo futuro, al tiempo que demuestra, una vez más, sus capacidades para la narración gráfica. En casi todos los números de esta colección, estará secundado en la parte de la tinta por el veterano Al Williamson, dando como resultado un equipo de dibujo que solo puede ser calificado como sobresaliente. Al color, encontramos nombres bien reconocibles de la época: George Roussos, Gina Going o Steve Buccellato se encargan de dar el toque final, en unos días en los que el color por ordenador aún estaba por imponerse plenamente.

En conclusión

La primera colección dedicada a Miguel O’Hara en España es, probablemente, uno de los mejores exponentes de la malograda línea 2099. No por nada, en fechas relativamente recientes el personaje tuvo una nueva oportunidad, de la mano de su creador literario, pero, para lo que aquí interesa, hay que indicar que sus aventuras originales tuvieron continuidad en la miniserie La caída del martillo, en la colección antológica Marvel 2099 y en un segundo volumen, del que se hablará a su debido tiempo.

Lo que pudo haber sido.
El Spider-Man del 2092

  Edición original: Marvel Comics – noviembre 1992 – diciembre 1993 Edición España: Comics Forum – febrero 1994 – enero 1995 Guión: Peter David Dibujo: Rick Leonardi, Kelley Jones, Tom Grindberg Entintado: Al Williamson, Mark McKenna, Don Hudson Color: Steve Buccellato, Noelle Giddings, Kevin Tinsley, George Roussos, Eva Grindberg Portada:…
Guión - 8
Dibujo - 8.1
Interés - 8.2

8.1

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Alejandro Ugartondo
Autor
15 enero, 2018 16:41

Gracias por la reseña de este material de los 90. Recuerdo cuando salieron estas series y como empecé las cuatro, aunque al final me quedara sólo con ésta y con la Doom. Yo creo que esta serie ha aguantado bien el paso del tiempo gracias al talento de su equipo artístico y que sería un buen material para recuperar en formato MH o similar

Stan Lee 2099
Stan Lee 2099
Lector
En respuesta a  Alejandro Ugartondo
16 enero, 2018 1:10

No me extraña que pasaras de Punisher y Ravage,no había por donde cogerlas.
Y sí,Panini debería animarse a publicar esta serie e incluso la de Doom (la etapa de Ellis es la leche).

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
16 enero, 2018 11:04

Yo también empecé a visitar regularmente el quiosco a partir de las series de esta línea. Las series del 2099 fueron de las primeras que empecé a seguir de forma continuada desde el número 1. En concreto fueron esta y la de Doctor Muerte 2099. Punisher y Ravage me llamaron bastante menos la atención, y sinceramente, creo que esta y la de Muerte tuvieron un nivel bastante alto.

Recuerdo que en su día se nos prometía que este era el futuro oficial del universo Marvel, pero está claro que a medida que avanzaba el tiempo esta era una posibilidad cada vez más complicada puesto que era muy difícil no entrar en contradicción con el siempre cambiante presente del universo Marvel, por mucho que quisieran mantenernos a oscuras con el fin de «la edad heroica» y sus misteriosas causas.