Pildoras Nacionales 51: Entrevista a P. Gálvez, A. López y J. Mundet

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RESEÑAS

Barcelona TM, varios autores; Norma Editorial; 278 págs., BN, 19’5 €.

Aunque nuestro país, en fechas recientes, no es ajeno a las antologías de relatos cortos que con menor o mayor intensidad se agrupan alrededor de un motivo común, realizadas siempre por una equilibrada mezcolanza de autores consagrados y noveles, debo decir que este Barcelona TM sorprende por muchos motivos. Sorprende su empaque, su presencia, lo profesional y atractivo de la mayoría de sus páginas y la constatación, llegados al final, de que se nos ha brindado bastante más que un simple pasatiempo.

Por supuesto, la destreza gráfica de valores internacionales como Roger Ibáñez, Enrique Fernández o Francis Portela embelesa de forma incomparable, pero no hay ilustrador en este libro que en su aportación no muestre tesón y talento. De hecho, algunos como Homs, Víctor Ibáñez , Pepe Larraz -o el propio Corominas con la portada- logran propuestas de una gran comercialidad. Aunque lo cierto es, como apuntábamos antes, que no hay dibujante que desentone en este libro, bien por su habilidad para conjurar ambientes (Martín Pardo, Jordi Pastor), bien por la capacidad de sugerencia de sus personajes o su marcada expresividad (Xevi Benítez, Sagar, Óscar Doménech), bien por lo malsano de una estética claramente al servicio de su historia (Perditah, Juan Sanmiguel) o bien porque, simplemente, consiguen su primer objetivo: hacernos creer que nos hallamos inmersos en Barcelona (Allan Rabelo, Claudio Stassi, Mai Egurza, David Morancho…). Digo esto porque no siempre es común que un obra con un elevado número de autores que empiezan a despuntar tenga el nivel de honestidad profesional que tiene Barcelona TM. Cuando el auge de la novela gráfica francesa o estadounidense ha dado pie a que muchos historietistas cojan el camino más corto a la hora de construir su estilo, se agradece encontrar un producto donde no hay nadie que no se haya volcado en sus páginas.

La construcción argumental del total de 27 relatos no es menos entregada, aunque en este apartado se alternen guiones donde prima la profesionalidad y el juego (Raule se desmarca con nota en este sentido, pero también están Sergi Álvarez, Marcos Prior, Al García o Giovanni Di Gregorio) con otros en los que destaca una tonalidad emocional muy intensa (Jordi Lafebre, Jordi Pastor, Claudio Stassi, Damián, Rakel Archer y Santiago Navarro). Basta, sin embargo, asomarse al Enricco de Giovanni Di Gregorio y Toni Fejzula para reivindicar este libro puesto que, si todas sus historietas son buenas, esta juega a varios niveles narrativos con una soltura y una hondura que obliga a sacarse el sombrero. De todas formas, con Enricco o sin él, este es un viaje que vale la pena, por una ciudad que, como todas, nos refleja. Que otorga su magia y también nos la roba, que nos hace crecer y nos deja envejecer, que nos enamora y nos traiciona. Si ya la conocéis, os agradará encontar al negre de la riba o al hombre que canta opera en el metro; sonreiréis de forma complice al descubrirlos. Si todavía no os habéis dejado subyugar por ella o si acabáis de conocerla, como uno más de esos muchos italianos que se han convertido en el colectivo extranjero más numeroso de la ciudad (como el censo y este mismo cómic atestiguan), este libro constituye la oportunidad perfecta para perderse en ella… con la ilusión de que, tal vez, algún día, demos con el colectivo de autores frikis que han parido este tebeo comiendo juntos… y nos permitan sentarnos a su mesa.

[Muestra de algunas páginas de la obra en Guía del Cómic].

Mil vidas más, Pepe Gálvez, Alfons López, Joan Mundet; Edicions de Ponent; 112 págs., BN, 15 €.

Mil Vidas Más y paternidad diversa de una creatura poco común: bajo estas claves entiendo y puedo comunicar lo que supone esta obra tricolor; roja, amarilla y morada.

Paternidad, sin duda, de Miguel Núñez, la persona biografiada, quien -por trayectoria y talante- posibilita, justifica y desencadena esta propuesta creativa. Su perseverancia vital constante en un combate continuo que periódicamente se reinventaba, frente a adversarios como la insolidaridad y distintas formas de esclavitud, sedujeron a todo aquel que, capaz de vibrar por los mismo ideales, descubría con que creatividad, capacidad crítica, generosidad y libertad los vivía él. Fuese sobre todo contra la Dictadura franquista, a veces -desde la más absoluta integridad- sufriendo las represalias de los supuestamente suyos, o finalmente en el ámbito de la cooperación internacional, Miguel Núñez dio muestras, una y otra vez, de una personalidad original de la que todavía hoy -y probablemente también durante los años venideros- todos podemos aprender. Su manera de enfrentar las torturas, de sanar a quienes habían caido en delación o de posicionarse aparte de posturas maniqueistas, sin que nunca faltase el sentido del humor por difíciles que fuesen las circunstancias, hacen comprensible la apuesta por esta obra concreta de autores y editores.

Paternidad, también sin duda, de Pepe Gálvez, en cierta manera discípulo de Núñez en ideales, conocedor de su persona y enlace -todavía hoy- entre el mundo de la izquierda y el del cómic. Gálvez, bien como crítico o como guionista, ha sabido apostar siempre por un tipo de historieta desacomodada, humanista y transformadora, que esta vez se nos presenta bajo la forma de un producto en el que se alternan densos textos contextualizadores con un rico anecdotario biográfico vestido de cómic, retroalimentándose unas partes a las otras simbióticamente.

Paternidad después de Alfons López, tanto por su estupenda contribución gráfica al libro como porque la mezcla de disertación e historieta que caracteriza a esta obra le es muy propia al autor leridano, quien ha contribuido ya con varias propuestas a que este tipo de contenido cultural no sea ajeno a nuestra industria.

Paternidad, finalmente, de Joan Mundet, quien con las ilustraciones realistas que abren cada capítulo tiende puentes icónicamente significantes entre el apartado teórico-discursivo y el apartado biográfico-historietístico.

Juntos –Núñez en espíritu, el resto en cuerpo y alma- levantan un libro atípico que da una imagen definida y suficiente de su protagonista, que enriquece el dato histórico y la reflexión política con la vida entendida también como torrente de vinculaciones emocionales, que maravilla por la potencia expresiva del grafismo de López y, al fin y al cabo, que seduce por constituir una muestra más de la versatilidad comunicativa de la Historieta. Aunque, precisamente por esto último, existe una objeción que podría hacérsele a Mil vidas más: no haberse seguido explayando en alguna de esas vidas para podernos regalar todavía más páginas de cómic. La fuerza de éstas es tan enorme que, como al protagonista le sucede con la experiencia de su paso por este mundo, el lector acaba quedando con ganas de más.

[Muestra de algunas páginas de la obra en Guía del Cómic + Entrevista a Pepe Gálvez y Alfons López en ZN sobre Silencios: La juventud del Capitán Trueno y Color Café + Entrevista a Pepe Gálvez sobre 11-M: La novela gráfica].

ZN ENTREVISTA A… PEPE GÁLVEZ, ALFONSO LÓPEZ Y JOAN MUNDET

Toni Boix: Dado que esta obra resulta coral tanto en su autoría como en las entidades que han hecho posible su edición, sentimos la necesidad de preguntaros cuál fue el proceso de alumbramiento del proyecto.

Pepe Gálvez: El primer origen del libro sería la necesidad compartida con Miguel Núñez de utilizar la historieta para comunicar, a las generaciones que no vivieron el franquismo, lo que significó para nuestra sociedad. Cuando estudié varias posibilidades narrativas me dí cuenta de que la vida de Miguel ofrecía todo lo que yo podía conseguir de la ficción. Así que en el verano anterior a su muerte esbocé la primera sinopsis y empezamos a dar forma al proyecto con una historieta que realizamos con Alfons López con la exclusiva intención de que Miguel viera algo hecho antes de su ya cada vez más cercana muerte.

Toni Boix: La obra se aleja de unas memorias al uso, dado que alterna anécdotas muy concretas con pequeñas reflexiones contextualizadoras sobre los momentos que vivió su protagonista. De hecho, incluso, las historietas hay veces que están narradas en primera persona y otras que no. ¿Qué proceso de reflexión os llevó a otorgarle esa estructura final al libro y qué os movió a escoger esas anécdotas y no otras?

Pepe Gálvez: La verdad es que cuando conseguimos la financiación para el libro, gracias a una subvención conseguida por Joves de Esquerra Verda, le dí muchas vueltas a la forma de narración sin aclararme. Creo que me podía el peso de la responsabilidad, tanto del cariño que sentía por la persona como del respeto por la trayectoria de Miguel. Al final opté intuitivamente por una estructura sencilla pero a la vez flexible y abierta. Así el orden cronológico era como la barra de la que se colgaban con coherencia determinadas experiencias vitales que explicaban su evolución, su personalidad. No se trata ni de unas memorias ni de una biografía al uso, con afán de reproducir todo, sino de centrar la mirada lectora en momentos que he considerado claves. Por otra parte en la selección de anécdotas también intervino -claro está- su fuerza narrativa. Había que equilibrar el interés del relato con el del mensaje, que no siempre coincidían; así sólo con el capítulo de la guerrilla se hubiera podido hacer un libro entero, mientras que la etapa de la cooperación internacional era más pobre en anécdotas, por lo menos en anécdotas con la potencia y resolución de las otras. Por otra parte, para recordar tanto la autoría de Miguel como la autenticidad, en determinadas historietas utilicé la primera persona. Otro criterio que valoramos Alfons y yo es el de la armonía del tono entre el drama y el humor, tanto del conjunto como en la sucesión de historias.

Toni Boix: ¿Miguel llegó a saber qué grueso de anécdotas utilizarías para tejer la trama?

Pepe Gálvez: No, con él solo llegué a comentar un esquema muy general de temáticas.

Toni Boix: Durante un tiempo, como testifica el Hom de Carlos Giménez, parecía que el cómic de matriz progresista debía alejarse de los cuadernillos de protagonista heroico para reivindicar la relevancia del colectivo como motor de la historia. ¿Qué ha cambiado en la Izquierda para que el foco vuelva de nuevo al individuo concreto?

Pepe Gálvez: Esta es una pregunta para una tesis doctoral. Mi opinión es que en la Izquierda hemos pasado en un movimiento pendular del sometimiento de lo individual ante lo colectivo a una relegación de esta perspectiva general. La crisis del concepto de clase obrera, seguramente tiene algo que ver. Sin embargo en esta obra como reflejo de la vida de Miguel la acción individual no sólo se inscribe en un proyecto común, sino que lo que da valor a sus actos es la relación con los otros.

Toni Boix: Por lo que dices, se diría que eres del parecer de que la Izquierda ha perdido un tanto sus señas de identidad. ¿En qué medida crees que la persona de Miguel Núñez constituye una referencia propositiva útil para una situación de desorientación identitaria y en qué medida crees que vuestro cómic puede contribuir a ello?

Pepe Gálvez: Sí creo que puede ser un referente por su negativa a rendirse, aun en las circunstancias más duras, su voluntad y habilidad para buscar soluciones a las situaciones más complicadas, su saber tejer acuerdos y solidaridades, su visión abierta, crítica y autocrítica, su continua adaptación a los cambios sociales, su particular síntesis de continuidad y cambio… Sinceramente, yo deseo que nuestro cómic comunique esas opciones vitales y con ellas una apuesta por una salida a la izquierda.

Toni Boix: Pepe, ¿cómo se gesta la asignación del proyecto a dos dibujantes tan distintos como Alfons López y Joan Mundet? ¿Qué esperabas de cada uno de ellos?

Pepe Gálvez: Alfons era el dibujante en el que pensé desde el principio, tanto por las experiencias comunes anteriores y la afinidad ideológica como por la fuerza expresionista de su grafismo. Y ahí está lo que ha hecho: un ejercicio de saber narrativo, un recital de matices y unas páginas que impactan. En Joan pensé cuando el proyecto estaba en marcha y decidí incorporar a las historietas y textos un tercer nivel narrativo: la ilustración. Claramente inspirado por las memorias de Tatsumi, opté por un estilo que contrastara con el de Alfons para recordar a la mirada lectora que lo que tenía ante sus ojos no era ficción. Joan se implicó plenamente y sus ilustraciones, sin dejar de ser muy realistas y crear contexto, respiran vida

Toni Boix: Alfons, sin duda en esta obra te adentras por derroteros expresivos un tanto alejados del grafismo al que nos tenías acostumbrados. ¿Esta mutación gráfica surgió de forma natural o tras un proceso de reflexión?

Alfons López: Cuando voy conociendo los diferentes capítulos me doy cuenta de que algunos no pueden interpretarse desde un realismo convencional. Algunos, por todos los sentimientos que desprenden y lo terrible de las situaciones, reclaman un tratamiento que debe ir más allà y necesito aproximarme al expresionismo. Es más una necesidad que otra cosa.

Toni Boix: ¿Cómo has vivido que abundantes imágenes de tu trabajo en este cómic vayan a utilizarse en el documental que se ha realizado sobre Miguel Núñez?

Alfons López: Ha sido una experiencia interesante. Desde el primer momento se estableció una relacion fluida con Albert Solé y los realizadores. Ellos me sugerian qué imágenes del libro podían necesitar para complementar la narración cinematográfica e incluso realicé algunas ex profeso para el documental.

Toni Boix: A estas alturas de tu carrera, ¿te sientes todavía con necesidad de demostrarle cosas a tu público?

Alfons López: En principio soy yo el que necesito ir un poco más allá. La cuestión es que si siempre hiciera lo mismo terminaría aburriendome de mi trabajo. Y luego claro, por supuesto que me interesa que los lectores conecten con la obra.

Toni Boix: Joan, tu aportación a la obra podría parecer anecdótica. ¿Qué te movió a contribuir en ella y bajo qué enfoque has buscado que tu contribución a la misma resultase relevante para el lector?

Joan Mundet: Al conocer tanto a Pepe como a Alfons, supongo que para ellos fue una propuesta lógica. Además, yo no conocía a Miguel Núñez y, el recabar documentación para las ilustraciones y ver parte del documental en preproducción, acrecentó mi interés por el personaje.

Mi contribución consistió en hacer la parte más realista de las ilustraciones para contraponerlas a las viñetas mas expresionistas de Alfons, y así marcar los diferentes capítulos del libro.

Toni Boix: Miguel Núñez solo llegó a ver el principio del proyecto. ¿Cuánto del material que incluisteis en él le fue comentado y en qué partes tuvisteis que tiraros a la piscina?

Joan Mundet: Por mi parte, al entrar tiempo después, es un dato que desconozco. En cuanto a mi trabajo, utilice tanto documentación real como inventada, ya que no había documentación de todo.

Pepe Gálvez: Miguel sólo pudo ver una historieta, la primera del capítulo 5: Clandestinos. Me gusta esa expresión de tirarse a la piscina porque define el miedo que sentí durante un tiempo, antes de lanzarme a escribir el guión.

Toni Boix: Siguiendo con esto, ¿cómo crees que Miguel Núñez se habría tomado la historieta con la que cerráis el libro?

Joan Mundet: Supongo que con una nota de humor y melancolía.

Pepe Gálvez: Aunque el guión de esa historieta salió con facilidad cuando me puse a escribirlo, tuvo un largo proceso de gestación, con conversaciones con la gente que estuvo con Miguel en los últimos días, sobre todo con su compañera y con mis propios recuerdos. Me fui cargando de sensaciones, de matices. ¿Cómo se lo habría tomado él? Espero que estuviera de acuerdo con esa síntesis entre ganas de vivir mil vidas más y la voluntad de morir dignamente. Y estoy casi seguro de que habría comentado con una mirada traviesa que había salido favorecido en su retrato como viejo cocodrilo.

Toni Boix: Morir dignamente, vivir dignamente hasta la muerte… ¿crees que Miguel tuvo algo que objetarle a su suerte en este aspecto?

Pepe Gálvez: Ya que mencionas la suerte, es cierto que en su vida, en determinados momentos muy complicados, la suerte, es decir el azar, le echó una mano, pero también se cumplió aquello de que la fortuna ayuda a los audaces.

En Miguel la dignidad consistió en el respeto a si mismo y a su forma de ver y estar en la vida y supo llegar hasta el final manteniendo esa coherencia, lo que no deja de ser una suerte.

Toni Boix: Se adivina que esta es una obra fruto de un grado de implicación personal por vuestra parte. ¿Hasta qué punto es así en cada uno de vuestros respectivos casos?

Pepe Gálvez: Sí, es cierto, en mi caso hay una implicación, ya que se trata de recrear, de volver a dar vida a una persona que conocí y que estimé, y eso genera muchos miedos, dudas y también alguna satisfacción.

Joan Mundet: En mi caso la implicación es posterior y mucho menor que la de Pepe y Alfons. Aun así, ahora me habría gustado conocer a Miguel en persona.

Toni Boix: ¿Y cómo ha reaccionado ante la obra el entorno cercano a Miguel?

Pepe Gálvez: Si una obra no existe del todo hasta que alguien externo al creador la hace suya, la recrea, hay determinadas miradas y lecturas que son claves, que ponen en cuestión o confirman tu apuesta. En este caso, las reacciones de ese entorno de personas que más le conocieron han sido muy estimulantes.

Toni Boix:
Finalmente, tanto Alfons como tú lleváis cierta trayectoria ahondando en cuestiones de interés social desde plataformas editoriales algo alejadas de la industria del tebeo. ¿Hasta qué punto percibís que el grueso de la sociedad está empezando a valorar el cómic como una herramienta cultural no sólo de alto valor divulgativo sino también de total validez artística?

Pepe Gálvez: Mi experiencia con el cómic sobre el 11M, me evidenció que dentro del grueso de la sociedad aún hay muchos prejuicios sobre el cómic que se identifica con historietas humorísticas para niños o para todos los públicos. Sin embargo también es cierto que el fenómeno novela gráfica y la aparición de un número importante de obras con una temática cada vez más diversa y más compleja está consiguiendo cada vez mayores grados de aceptación. Curiosamente, ante la propuesta del cómic sobre Miguel Núñez, muchos me comentaron que estaba muy bien porque así se llegaría a un público joven, que es el que se supone tiene el medio. Sin embargo, al final lo que ha salido es un producto que trata precisamente de llegar a gente que no es lectora habitual de la historieta.

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damián
damián
Lector
3 febrero, 2011 17:22

Gracias por la reseña.  Un acierto que entre tanto superhéroe le dediquéis un espacio a lo que se hace por aquí.

Jose A. Serrano
3 febrero, 2011 19:08

Barcelona TM para mí fue una de las sorpresas más agradables del año pasado, muy recomendable.  Mil vidas más es una buena forma de aproximarse a la persona de Miguel Núñez, de quien yo no conocía prácticamenten nada antes de su lectura.  Me gustó especialmente el último capítulo que se comenta en la entrevista.

Raule
3 febrero, 2011 21:25

Pues que no se quede en palabras, Toni, y te esperamos en una de esas comidas frikis que hacemos TODOS los miércoles. Un millón de gracias por la reseña!

Raúl López
Admin
3 febrero, 2011 21:31

Toni disfruto con tus reseñas porque consigues abrirme los ojos ante joyas que a buen seguro se me iban a pasar por alto, lo hiciste la semana con El invierno del dibujante (el cual compraré mañana) y lo has vuelto a hacer hoy con Barcelona TM el cual seguro que compraré en los próximos días pues creo que va a ser muy de mi agrado.

Tirso
4 febrero, 2011 19:16

Bravo again Toni!
 

Tirso
5 febrero, 2011 19:08

Tb sigo los artículos de Va D BD… entre otros… Y espero intrigado el próximo Píldoras…
Un abrazo!