No son como nosotros volumen 1

Reseñamos el primer tomo de la nueva serie de Eric Stephenson, el guionista de la exitosa Nowhere Men

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2000
 
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Edición original: They’re not like us #’s 1-6 USA, Image Comics.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: Eric Stephenson.
Dibujo: Simon Gane.
Diseño: Fonografiks.
Color: Jordie Bellaire.
Formato: Tomo rústica, 152 páginas.
Precio: 17, 50 €.

 

Una joven ve interrumpido su intento de suicidio por un sombrío desconocido conocido solo como La Voz. Éste le asegura que esas voces en la cabeza, esa vida arruinada que ha llevado desde siempre, no son signo de que hay algo roto en su interior, sino un preludio de grandeza. Syd, como a partir de entonces será conocida ella (debe renunciar a su vida pasada, incluyendo su antiguo nombre…y otros detalles), se unirá al grupo de jóvenes que viven liderados por La Voz en una mansión de San Francisco. Todos ellos poseen superpoderes: uno es anormalmente fuerte, otro se comunica con las máquinas, otra puede ver el futuro…Syd por su parte tiene la capacidad de leer mentes. Allí, en ese refugio de un mundo exterior que les teme y no les comprende, Syd por fin encontrará su sitio, su lugar en la vida entre extraños que han sufrido la misma alienación que ella. Pero las cosas no son tan idílicas como suenan en esta comunidad de seres extraordinarios. Ni de lejos.

No son como nosotros, a pesar de su premisa, no es una serie de superhéroes. De hecho probablemente la historia pudiera haber sido contada en gran medida sin necesidad de los poderes que cada uno de los protagonistas blande. Este MacGuffin sirve como metáfora del salto generacional, la angustia adolescente, la sensación de incomprensión y rechazo por parte del mundo ante uno mismo, y el desconcierto ante el paso a la madurez. Nos recuerda, claro, a los X-Men y esto no puede ser casual. Después de todo Eric Stephenson ya ha jugado antes a coger un aspecto esencial de un grupo superheroico clásico y potenciarlo al máximo para redefinirlo de cara al siglo XXI. Hablamos, claro, de Nowhere Men, su merecidamente aclamada serie, la cual tenía no pocos puntos en común con los 4 Fantásticos de Stan Lee y Jack Kirby, pero bajo una perspectiva nueva fresca, realista y aterradora, pero sin caer en la trampa fácil de la pompa ominosa y vacía.

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Stephenson repite el truco aquí, como decíamos, con La Patrulla-X. Pero ni La Voz es el (habitualmente) noble Charles Xavier ni sus jóvenes acólitos son superheroicos mutantes. Ni de broma. Son violentos, crueles, elitistas. Aquí no hay épica espectacular, tecnología avanzada e imposible, contactos con maravillosas razas extraterrestres, llamativos y coloridos disfraces de moléculas inestables ni máscaras que apenas impidan traslucir la filantropía de quienes las portan. Tampoco estamos exactamente ante sus reversos tenebrosos de las viñetas, la Hermandad de Mutantes Malignos de Magneto: La Voz y su gente no son activistas, ni buscan mejorar el mundo para los suyos usando métodos terroristas y grandilocuentemente supervillanescos. No, aquí todo es mucho mas de andar por casa, de barrio, hay más en común con una secta de esas que capta jóvenes vitalmente perdidos que han huido de su hogar o con El Club de la Lucha de Chuck Palahniuk. Porque sí, la congregación de La Voz es elitista y violenta. Roban aquello que necesitan pues se saben por encima de la sociedad y no tienen escrúpulos con aquellos a los que saben inferiores.

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Pero paradójicamente también, aunque sus métodos son explícitamente repugnantes, dan su merecido a indeseables, poniéndonos como lectores en una incómoda posición moral en la que empezamos a levantar la desaprobación hacia sus actos a pesar de que inevitablemente nos recuerden a la violencia neonazi. Stephenson juega con nosotros y nos ofrece con qué reflexionar un rato. La Voz y los suyos son sin ningún asomo de duda éticamente reprobables, eso está fuera de cuestión. Pero vista la historia pasada de éste maquiavélico manipulador (y que hábilmente nos remite de forma visual en la splash page del cama del hospital a la que la propia Syd está viviendo), uno no puede evitar comprender que todos ellos son víctimas de gente terrible que acaba siendo gente terrible. Son producto de lo que han vivido, personas traumatizadas que terminan siendo crueles, fríos, aterradores, rotos. Y todo ello se nos plasma en una atmósfera de mundo cercano en el cual por ejemplo la juventud no es ese lugar edulcorado de las series televisivas estadounidenses, y que tampoco nos ofrece espectaculares y vacuos fuegos de artificio propios de épicas epopeyas.


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Y si el guion de Stepehenson es notable, el aspecto gráfico de la serie subraya este veredicto. El dibujo de Simon Gane nos recuerda en ocasiones a un Paul Grist menos feísta adornado con la siempre impresionante paleta que una de las mejores coloristas de la industria (si no la mejor actualmente), Jordie Bellaire, nos ofrece. Tampoco hay que obviar la labor al diseño de Fonografiks que al igual que en Nowhere Men consigue dar su propio look distintivo e inconfundible a la obra. Decisiones como que (al igual que en Watchmen) la portada de cada número sea también la primera viñeta son sin duda a apreciar.

No son como nosotros: Agujeros negros para la juventud es un tomo que contiene un arco argumental completo de la colección, y en él se nos muestra el status quo del marco que se nos propone para alterarlo al final del tomo. Otro elemento en común con Nowhere Men es que deja traslucir el amor de Stephenson por la música pop-rock con sabor auténtico, que evoque lo añejo, en formato vinilo. Y que también es una serie magnífica, a la que conviene estar atentos, vista esta primera entrega. Podéis echar un vistazo a más páginas del tomo aquí.

  Edición original: They're not like us #'s 1-6 USA, Image Comics. Edición nacional/ España: Norma Editorial. Guión: Eric Stephenson. Dibujo: Simon Gane. Diseño: Fonografiks. Color: Jordie Bellaire. Formato: Tomo rústica, 152 páginas. Precio: 17, 50 €.   Una joven ve interrumpido su intento de suicidio por un sombrío desconocido…
Guión - 7
Dibujo - 7
Interés - 8

7.3

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Mr. Cesar
Lector
1 julio, 2016 12:52

Estupenda crítica, Sergio. Estoy de acuerdo contigo en que el tomo atrapa por lo contradictorio de la moral expuesta y también me intriga el cómo Stephenson va a continuar con el desarrollo de los personajes. Yo no le hubiera dado tanta nota, pues simplemente se nos esboza por dónde va a tirar la serie, pero sin duda es una historia diferente a lo que te puedas encontrar hoy en día en las estanterías.

En cuanto al dibujo, a mi me recordó a un Nick Pitarra pero sin llegar a su «feísmo». Lo cierto es que, últimamente, me estoy encontrando con toda una «legión de seguidores» de Pitarra y no sé bien si es porque se está poniendo de moda ese estilo o es que yo me hago viejo y ya no distingo uno de otro. 🙂