MundoManga: Hitler, La Novela Gráfica: Como un vagabundo llegó a ser Canciller de Alemania

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La Segunda Guerra Mundial ha sido y continua siendo una fuente inagotable de historias de todo tipo, versionada en las más variopintas de las artes. Desde películas de amor con el trasfondo de la guerra, hasta videojuegos con alto éxito de crítica, público y ventas. Hoy repasamos una novedad del Saló del Manga de este pasado Noviembre, con la que aprenderemos bastante sobre como era Adolf Hitler, la persona, antes que el personaje: su auge y caída, sus tristes inicios y su conocido final, y un montón de secundarios que pulularon a su alrededor.

Tratar una obra sobre el nazismo es peliagudo. Se tiene en mente la prohibición de la reproducción de los símbolos nazis si son en claro proclamo de los ideales nacionalsocialistas, como exaltación del racismo y la xenofobia (posteriormente la UE desestimó tal prohibición), pero es practicamente imposible no incluir algun material gráfico que haga referencia a esos símbolos. Aunque personalmente abogo por la inteligencia de nuestros lectores, no está de más la siguiente declaración: Los símbolos nazis que puedan aparecer en esta reseña son a título ilustrativo y educativo. Ni ZonaNegativa.com ni el autor del texto, un servidor, apoyan los preceptos del nacionalsocialismo y condenan sin paliativos los actos que llevaron al exterminio de millones de personas, usándose solo a modo ilustrativo como puede aparecer en cualquier otra obra cultural que haga referencia a ese período de la Historia.

Edición original: Hitler JAP
Fecha de edición: octubre 2009
Guión y dibujo: Shigeru Mizuki
Color: B/N
Formato: Libro rústica, 280 págs.
Glénat (7,5)

HITLER, la Novela Gráfica, de Shigeru Mizuki: Sin condescendencia pero sin acritud

Introducción: La Segunda Guerra Mundial ha sido y continua siendo una fuente inagotable de historias de todo tipo, versionada en la más variopinta de las artes. Desde películas de amor con el trasfondo de la guerra, hasta videojuegos con alto éxito de crítica, público y ventas (Call Of Duty, Medal of Honor,…). Otras artes han dirigido su mirada hacia la Gran Contienda como la pintura o especialmente la fotografía con la expansión de las cámaras fotográficas y el reportero gráfico en guerras. En lo que concierne al cómic, nos encontramos clásicos como Hazañas Bélicas de Boixcar, caracterizado por un alto realismo pero también de carácter moralista. Entre el horror y el humor negrísimo nos encontramos con Sturmtruppen, de F. Bonvicini, unas tiras muy apreciables pero que no han tenido el suficiente éxito en las dos veces que se han editado en España (actualmente la editorial Nuevas Fronteras del Arte lleva 3 años seguidos sacando un tomo a la par del Saló del Còmic, aunque a 66 páginas por tomo tardará años, y mal pienso de que nunca llegará, a sobrepasar lo editado en las tiras apaisadas de la edición de New Comic. Una edición con más páginas estilo Archives hubiera estado mucho mejor, aunque hubiese elevado el precio. Si nos vamos a los USA, la labor de Planeta nos hizo conocer los cómics de la EC y sus series, entre ellas, las Historias Bélicas creadas por Harvey Kurtzman y dibujadas por lápices del nivel de Alex Toth o Wally Wood.

También podemos disfrutar de algún tomo de otro maestro como es Eisner o más recientemente las historias de Ennis. Imposible (e imperdonable, ya que me lo ha recordado el texto de Glenat sobre la obra) olvidarse de Maus de Art Spiegelman o el Berlín de Jason Lutes. En Japón, el manga nos ha dado especialmente un fruto de oro a través de su máximo exponente: Tezuka culminó su obra magna Adolf pocos meses antes de su muerte (podéis leer una reseña aquí ). No puedo decir nada más de ella que no hubiese dicho ya en la anterior reseña, aunque KamiSama Tezuka volverá a aparecer en esta reseña. El manga no es muy dado a localizar sus historias en la II GM, prefieren volver la mirada atrás a sus épocas feudales de samuráis, señores de la guerra, ronins y espadas sedientas de sangre. Pero si nos encontramos con algún ejemplo, como las historias de Motofumi Kobayashi versadas en la guerra de Vietnam (Cat Shit One, Omega 7, etc).

Cuando se habla de Hitler, se suele uno fijar o conocer más su etapa al frente del partido Nacional Socialista, el NSDAP, y su guerra a toda Europa, incluida Rusia. Se nos presenta un personaje que “ya ha llegado” a ese punto, relatándonos sus estratagemas para ganar la Guerra y así proclamar el Imperio Ario de los 1000 años. No puedo dejar de mencionar y recordar el gran trabajo que el actor Bruno Ganz hizo para su papel del Führer para El Hundimiento, con un parecido físico y una dimensión humana. Si retrocedemos en el tiempo Charlie Chaplin dio en la diana con su Adolf megalómano jugando con todo el globo terráqueo. Seguro que hay relatos en papel o audiovisuales que narren el ascenso del personaje, pero en todo caso lo que ha quedado en la retina de la gente es su declaración de guerra a Europa, su ascensión y caída.

Un poco del argumento: Precisamente Shigeru Mizuki decidió crear este manga, esta novela gráfica como apunta el título en castellano, para narrar como llegó Hitler a comandar toda una nación bajo sus discursos y casi a ganar una guerra que habría cambiado el curso de la Historia para siempre. El relato empieza en 1908, cuando el joven August Kubizek se muda a Viena para estudiar y visitar a su amigo Adolf Hitler. Esta primera etapa del libro, posiblemente la más interesante por lo desconocido del asunto, nos dibuja un Adolf artista, pobre hasta decir basta, pero pagado de sí mismo: se creía un genio. Tenía manía a los profesores que no le aceptaban en las clases de Bellas Artes, se enfadaba por cualquier cosa, era a la vez tímido con las mujeres, irascible, gruñón. El único que veía que era un maestro de la pintura era él mismo, con lo que el desprecio hacia los demás era continuo. Mientras que Kubizek iba subiendo en popularidad, sus cuadros no eran valorados. Pasó una época de auténticas penurias, en parte debido a que su orgullo le impedía acercarse a los refugios para indigentes. Vagó por varias ciudades, dibujando cuadros artísticos, hasta que se le reclamó para la I Guerra Mundial. Ahí fue condecorado por su valentía, y ganó mucha confianza, gustándole mucho la vida castrense. A la vuelta de la guerra, en Munich, se le fue encomendada la misión de espiar uno de los muchos partidos políticos que se creaban y desarticulaban con la velocidad del rayo. El partido se llamaba “Partido Obrero Alemán DAP” y solo constaba de 6 miembros, casi sin capital, ni ideas, ni un líder. Por azares del destino se alistó y decidió dar un empujón al partido, anunciando discursos, ganando cada día más adeptos. Por esa época se forja la amistad con Rudolf Hess, y se diseña o se adopta la cruz gamada como logo para el partido. También podemos comprobar las primeras demostraciones del gran estratega, antes de proclamarse Führer, dentro del propio partido para su propio beneficio y sometimiento del resto de afiliados. Cualquier acto que le salía bien le servía de excusa para nombrar a Dios y Su posicionamiento en pro de la causa nazi. En el exterior, crecía su popularidad al hacer frente a las demandas de los aliados ganadores de la Primera Gran Guerra. Alemania empezaba a conocer a su futuro líder, mientras pasaba hambre y el Gobierno central no hacía nada. Hitler les habló, y Alemania oyó lo que quería oír, y su poder aumentó, hasta el punto de tener que tomar reprimendas internas de partido y enfrentarse al Gobierno de Berlín.

Posteriormente se relata el golpe de Estado de Munich, su pase por la prisión, la refundación del partido, su exilio en un pueblo cerca de Austria, su relación con Geli Raubal, su sobrina de 17 años, a la que adoraba y la cual se suicidó, dejando muy tocado al Führer. La narración se centra entonces en lo eminentemente político, quizá aún más que anteriormente, debido a que el NSDAP estaba muy cerca del poder, pero a la vez estaba roto por dentro. Una vez sofocadas las rebeliones (las muertes no son tales, son “purgaciones”) , Hitler podía encarar la conquista de Europa. Se forma así pues un tejemaneje de reuniones entre el NSDAP y los varios frentes abiertos, desde Polonia hasta Checoslovaquia, hablando de paz pero con la mente ya decidida por una guerra.

Saltándonos todas las descripciones de meses y meses de guerra, llegamos al ocaso del conflicto. Una serie de acontecimientos fueron retro alimentando la progresiva caída del Imperio Ario: por un lado las esperanzas de conquistar Moscú se desvanecieron al llegar a Stalingrado, en parte porque los altos mandos no se ponían de acuerdo si reunir todas las tropas para atacar un punto o tener más frentes. La duración de la guerra ya hacía mella en muchos altos y medios mandos situados en primera fila, y esas dudas se cebaban con la tropa. Hitler empezó a encontrarse mal, a no verlo todo tan claro como antes. Este debilitamiento se traspasaba a las tropas en forma de rumores, y a la vez las malas noticias de primera línea de fuego hacían más daño al líder. A partir de aquí es donde empieza el tramo más conocido, el de la decadencia absoluta, la reclusión en su bunker de Berlín, el reparto de veneno para no caer en manos del enemigo, su boda con Braun, y su suicidio final junto con la de otras familias enteras como la de Goebbels (siempre he pensado que esas criaturas hubiesen sido un testimonio muy preciado para que actualmente pudiesen explicar la Historia desde su perspectiva de niños, qué lástima), Braun o hasta el perro. La narración finaliza con una comparación del incinerado cuerpo del Führer con el de miles de inocentes en los campos de concentración.


Evolución gráfica del personaje, desde sus inicios como pintor engreído hasta sus últimos días

Si detuviera la reseña aquí, parecería que la obra fuese merecedora de una alta calificación, ¿verdad? Una Obra Maestra. Una mirada detallada a los inicios del Dictador, sus días más grises de juventud, sus inicios en la política, como levantó un paupérrimo partido político en uno de los más importantes del SXX, buena documentación, gran variedad de personajes, la descripción de un sonado “cabo bohemio” (literalmente en boca del Presidente de Alemania Hinderburg) que se creía tocado por los Dioses, su vida castrense, hasta su ascenso al poder, sus años de gloria y su posterior caída.

Los contras, una mala impresión inicial: Pero hay un pero muy grande y que pesa sobre toda la lectura, al menos una primera lectura: el dibujo. No es que sea esencialmente malo, aunque no es para nada estándar, o sea, es muy característico del autor (aunque no se ha visto publicada en España, algunas caras recuerdan a su obra más conocida Gegege no Kitaro, aparte de otros mangas sobre la II G.M.). El problema viene cuando el lector ser acerca a la obra por primera vez, esperando una recreación ajustada, detallista, con un sentido del aplomo acorde con lo que explica. Se acerca al tomo sabiendo que va a leer algo grande, se prepara mentalmente para recibir una lección de Historia, afrontarla con respeto y entereza. Abrir el libro es esperar un dibujo realista, cuidadoso con los detalles, que te haga transportar a la turbulenta época entre guerras y al estallido del horror. Pues no. En cambio nos encontramos con un estilo de dibujo muy alejado de los parámetros habituales del manga: una mezcla de represtación realista de las caras de la mayoría de personajes importantes junto con una especie de caricaturización de las mismas. Al principio, Hitler no parece Hitler, al no poseer aún las constantes que luego le harían famoso (bigotito, forma de comportarse, etc), aunque poco a poco se va creando. Pese a esto, queda algo forzado que ya desde muy joven adquiriera esa postura con los brazos alzados, airados (no el saludo nazi) bastante característica de sus discursos. Al menos en la primera toma de contacto queda algo falso, pero no es lo más grave. Poco a poco se va formando la imagen que todos tenemos en mente (y la cuál ha sido escogida para la portada, ya que de haber escogido la representación “de joven” no hubiese tenido tanta fuerza). Pero bastante peor es la sensación que dejan la mayoría de representaciones faciales más allá de la del Führer. No es porque no se parezcan a su imagen real, ya que el autor consigue, como buen caricaturista, recoger los rasgos más importantes de la faz en pocos trazos, sino porque hay expresiones que no cuadran para nada en la situación. Sin ir más lejos, la obra abre con el descubrimiento de un escondite lleno de judíos por parte de los alemanes. Como es normal esos judíos están nerviosos, sudan, temen por sus vidas, etc Pero lo que no es normal es que hagan “caras” como las que vemos aquí abajo. Dan una sensación de comicidad que, en mi opinión, no casa nada con la situación, sobretodo si piensas que esto debió pasar bastante a menudo (descubrimiento de un escondite de judíos y masacre general o envío a campos de concentración), y que la captura a manos de los nazis era casi una muerte segura.

Estos ojos alargados, esas bocas salivando, ese dibujo que da un tono más de comedia que de tragedia a punto de cometerse….. descoloca mucho en una primera lectura. Y es una losa que se arrastra durante todo el primer contacto, aunque por suerte este tipo de expresiones faciales desaparece al avanzar la historia. Pero hay más ejemplos. Uno de los más molestan son los ojos de Herman Goring, fundador de la GESTAPO: parecen ojos de payaso, alargados y deformes. No da para nada la sensación de seriedad de alguien tan importante en el régimen. Y me cuesta pensar que está hecho expresamente, ya que entonces el tono de la obra sería mucho más abierto y humorístico en todas sus facetas (no hace falta recordar la clásica serie Allo Allo o películas más recientes como Mi Fuehrer, la más verdadera historia sobre Adolf Hitler). Además hay una desavenencia entre su rostro (aparece bastantes veces) con el que aparece en el resumen de personajes del principio, con lo que debió haber algún cambio en el diseño de este personaje para la preparación del tomo recopilatorio.

Siguiendo con el desarrollo visual del manga, nos encontramos con profusión de imágenes reales de multitud de escenarios. Abundan las que contienen al dictador en primer plano, o momentos cruciales como la adjudicación de la cancillería o algunos de los muchos discursos que pronunció delante miles de personas, pero también encontramos fotografías más generales como la Puerta de Branderburgo o localizaciones donde el dictador residió parte de su vida, como la casa de campo en Obersalzberg o el Berghof. El problema radica en que el autor sustituyó los rostros de los protagonistas de la Historia por sus versiones “caricaturizadas”, quedando así fieles (aunque reproducidas muchas veces de forma bastante oscura y abrupta) reproducciones de las fotografías reales (algunas históricas) mezcladas con los rostros dibujados encima de donde encontraríamos las facciones reales de los protagonistas. El resultado es que, aunque te maravillas de poder ver ilustraciones o instantáneas tan especiales para la Historia como los espectaculares mítines nazis o la entrada en París, por otro lado chirría muchísimo que los semblantes sean ficticios. Se crea así una distorsión de la realidad, dejando en un plano más realista las escenas con reproducciones de fotografías y en un segundo plano más de ficción y de humor las conversaciones con la gente que rodeaba a Hitler. ¿Qué pretendía el autor sustituyendo todas las cabezas de gente relevante en esas fotografías adulteradas? ¿Acercar los personajes reales a la estética de su dibujo? ¿Cubrirse las espaldas por si había alguna ley que prohibiese la reproducción de la figura de Hitler en el futuro? ¿Dibujar una línea imaginaria que dividiese lo que realmente aconteció con lo que nos explica él? Lo único que queda claro es que resulta bastante anacrónico y no le hace ningún bien a una primera lectura, dañando la imagen del tomo, sobretodo en las primeras páginas y primeros compases, no permite que la lectura entre de forma óptima por los ojos y se nos “ponga bien”. En cambio, a principio de cada capítulo nos encontramos con espectaculares ilustraciones a toda página, con un estilo totalmente realista y por supuesto una imagen fidedigna del dictador (la mayoría de las veces) y de cualquier otro elemento (desfile de militares, tanques, cadáveres). (Aparentemente) suele usar la técnica del puntillado (entre otras) asemejándose a los dibujos de Robert Crumb.

Otra de las razones de esta “disfunción” que ocurre al principio de la lectura es que el autor no deja claro muchas veces si lo que vemos o leemos de boca del Dictador fue pronunciado realmente por él, dejando una duda de donde queda la línea que separa la realidad de la ficción, del documental a la novelización. Aunque algunas veces sí están documentadas, otras veces las frases quedan en duda. Otro tanto similar ocurre en algunas situaciones: es difícil creerse que Hitler no moviera ni un dedo de su atril mientras llovían balas en una pelea en una de las asambleas, o que detuviera 15 soldados franceses en la IGM sin disparar un solo tiro, solo con su oratoria. Por otro lado, otras acciones y frases sí están documentadas en el mismo texto. Una vez leído el manga, es muy recomendable pasarse por este hilo de la Wikipedia donde reconoceremos pasajes leídos en el manga, despejando esas dudas y aumentando así su valor.

Venga, vamos a ser buenos: Pese a todo, estos detalles negativos desaparecen o se relativizan en una segunda lectura. Más que nada porque no hay nada que hacer y como Mahoma no puede mover la montaña, Mahoma irá a la montaña, eso es, mejor nos adaptamos a lo que hay e intentamos disfrutar del manga. Así pues, esa segunda lectura intenta no obsesionarse por el estilo gráfico e intenta ahondar en la definición de caracteres, en la importancia de los hechos narrados en las viñetas, entender mejor los “capítulos” por los que va pasando el dictador (etapa pobre, guerra, introducción en la política, reyertas internas, métodos expeditivos y violentos para solucionar conflictos,…), conocer mejor los secundarios, sus intenciones, relación con el protagonista, releer las primeras páginas ya con el tono de la obra conseguido y eliminar esa sensación de frustración, etc Aunque los aspectos negativos persistan, el descubrimiento de nuevos puntos positivos con un disfrute mayor de la obra devuelve la sonrisa al lector. De alguna forma, la primera lectura queda empañada por algunas decisiones que no considero correctas, y por unas sensaciones no muy agradables, aunque me gustaría insistir que subsiguientes lecturas (incluso pocos días después de finalizar la primera) mejoran mucho este apartado, asumiendo lo que no gusta y centrándose en la historia propiamente dicha. Dicho de otra forma, la primera experiencia queda maltrecha por el arte (o parte de él), la segunda queda mejorada por el guión.

La temática militar es muy ancha. Cuando se habla de la II G.M. se podría uno referir a muchos aspectos. Pero algo diáfano desde la misma portada del tomo es que aquí se ha venido a hablar de la figura del dictador: casi ni se ve el exterminio judío, ni la primera línea de guerra (justo lo mínimo en los enfrentamientos de Stalingrado para mostrar el estancamiento en el avance de las líneas teutonas), ni la estructura militar de los aliados (cierto que aparecen Stalin, Churchill, etc, pero solo como comparsa a los movimientos militares del dictador. Si nos fijamos en España, el encuentro de Franco con Hitler en Hendaya ocupa exactamente una página, demostración de la poca importancia que tuvo en el conflicto. Por cierto, el caudillo es el peor representado gráficamente de largo), ni la incursión de los EEUU en la Guerra (pero sí una referencia gráfica a Pearl Harbor), ni la organización de las juventudes hitlerianas (que tan bien supo usar Tezuka), ni en el odio de Hitler hacia los judíos (aparece pero de forma tangencial), etc

Otro aspecto que confirma que el manga se basa en la figura del dictador es que el autor no aprovecha para hacer una disección de la participación japonesa en el conflicto, aunque sí tienen un pequeño papel. Los ministros Tojoo y Matsuoka expresan su deseo de aliarse con Alemania por ser simplemente el país vencedor. Era el carro al que subirse para modernizar el país y animar a sus habitantes, abriendo miras comerciales, económicas, sociales, etc. En este caso, la obra de Tezuka, más coral, se permite dar más cancha a la facción japonesa para entender algo más su participación en la guerra, por lo que sería superfluo exigirle a Mizuki que hubiese entrado más en detalle de la historia de su país en la guerra, cuando no es el objetivo del libro.

El autor capta a la perfección la espectacularidad de tantas banderas nazis al viento. 70 años después, aún da MIEDO. Recordar para no repetir. VIVA LA PAZ!!!

Valoración: Este es un manga que demanda una lectura pausada, incluso más de una. Hay muchas situaciones políticas, mucho discurso (por suerte no se hacen pesados), y sobretodo muchos nombres que aprender, más allá de los conocidos Goebbels, Himmler o Braun. Una complicada red de nombres de la que ya intuimos su importancia porque nada más abrir el tomo nos encontramos con un listado de dos páginas con los personajes principales, su rostro en la ficción, y es trabajo del lector aprenderse o interiorizar nombres como Speer, Von Papen o Von Lossow.


Estos son solo la mitad de los personajes que llegan a parecer en la obra, se me los aprenden para el final de la clase…..

El autor tiene un extraño sentido del humor: sabemos que los orientales tienden a mezclar de forma extrema humor y situaciones fatídicas. El mismo Tezuka conformó parte de su forma de narrar en esta dualidad que algunos no acaban de entender pero que personalmente me encanta. Mizuki hace algo parecido en situaciones críticas dibuja algo o hace algún comentario que provoca al menos una sonrisa, pero ni por asomo llega a la maestría de Tezuka, ya que su humor es anacrónico, incluso detectable en la “narración en off” o el epílogo. No ocurre muchas veces pero sí las suficientes como para que sea reseñable. Es muy posible que ver estos pequeños toques de humor dentro de un contexto que, pese a su gravedad por lo que supuso para Europa y el mundo, está dibujado en cierta forma caricaturesca, hace que aún quede más ridículo. Si tomamos por ejemplo a Black Jack, es posible que estemos en tensión en medio de una operación de alto riesgo, y de golpe y porrazo, Pinoko diga algo gracioso, o aparezca el típico cerdo hecho unos zorros, o la vela en el cogote etc Pero aquí, un sentimiento caricaturesco ya pesa encima de toda esa primera lectura, por lo que añadir más situaciones “cómicas” (por decir algo) estropea el clímax.

Lo mejor de la obra es conocer muchísimos detalles dela juventud de Hitler, su carácter de joven, la implicación en un partido político, su auge, y una vez en el poder, recorrer un camino algo más conocido, pero también lleno de pequeños detalles. También conocer una pléyade de secundarios, sus motivaciones, pensamientos, ver incluidas en la obra citas reales de personajes, como las definiciones sobre el Dictador por parte de algunos de sus correligionarios, o como no algunos discursos del Fuhrer. En esto se nota el uso amplio de bibliografia, incluida al final del tomo. Pese a todo, sobre este aspecto podría mejorarse la delimitación de las citas reales que profiere Hitler u otros personajes. Algunas quedan muy claras al estar entrecomilladas, referenciadas en documentos, o ser hechos recogidos en libros o testimonios de la época, pero hay otras frases, supuestamente pronunciadas por algún personaje real, que parece que estén ahí para ilustrar el momento pero que realmente no sabes si se pronunciaron así o son invención del autor. Esto crea algo más de confusión a la creada por el estilo gráfico, no sabiendo el lector por qué camino tirar.

Varias son las novedades de este Saló del Manga que se alejan de los parámetros habituales del grafismo nipón. Mientras que Héroes Anónimos se acerca al estilo Kojima de El Lobo Solitario y Su Cachorro y Takemitsu Zamurái se inspira en los antiguos grabados japoneses (Ukiyo-e), Shigeru Mizuki plantea una narración de “bustos parlantes”, donde el diálogo cobra mucha importancia así como la “voz en off”. Eso conlleva que casi no hay acción, ni cinemática, ni tampoco excesivos planos generales (sí es cierto que los mítines multitudinarios de Hitler continúan siendo espectaculares) a excepción de planos aéreos de las ciudades, localizaciones de reuniones o sitios conocidos como la Puerta de Brandenburgo o los Campos Elíseos. Por otro lado, estas viñetas calcadas de supuestas fotografías de la época ocupan bastante espacio, suelen invadir el espacio de dos de las 4 hileras de viñetas que hay por página. Se podría decir realmente que este tomo es manga porque es como le llaman en Japón al tebeo, pero está a las antípodas del cómic generalmente llamado “manga” que conocemos aquí, sea shojo, shonen,yaoi o cualquier otro género. Es decir, es manga por su procedencia, no por su estilo de dibujo y planteamiento general. Otro detalle es que el autor pasa de dibujar de forma bastante detallada los fondos a que pasen a ser un lienzo en blanco, hay mucho contraste en este sentido.

Para finalizar, comentar que es un buen manga para los que nos gusta este tema, que permite acercarse a la figura del hombre sin excusarse por lo que hizo ni juicios paralelos de los que no se podría defender. Pese a estar algo caricaturizado, el peso de sus palabras y hechos ganan importancia a medida que pasa la narración, y una segunda lectura aclara sus actos y estrategias. Algo más peliagudo es recomendar este libro a los no interesados por la figura del Führer, o por la IIGM, debido a que hay poco dónde aferrarse, ya sean escenas de acción o movimiento . Pese a esto, el libro continúa teniendo un buen valor didáctico que le ha hecho merecedor de aparecer en medios generalistas (por ejemplo El Periódico de Catalunya, junto con otras novedades parecidas como Frau Tovarich), con todo lo que implica de difusión del medio.

Como último apunte, me gustaría comentar un aspecto que escapa a la autoría del señor Mizuki: hace unos años la misma Glenat publicó, y de hecho aún está en ello, el manga La Espada del Inmortal, de Hiroaki Samura. Este, en su espalda, lleva el dibujo de una cruz gamada (esvástica). La difusión de viñetas donde se veía claramente tal señal provocó mucho revuelo, hasta el punto que es siguientes números la editorial se vio forzada a incluir un texto aclaratorio: el símbolo no llevaba ningún significado antisemita o de implicación nazi, sino que era una versión mucho más antigua que ya usaban los budistas muchos siglos antes. La cosa está en que si las aspas están hacia la izquierda, significa “buena fortuna”. Los ideólogos de los símbolos nacionalsocialistas cambiaron el sentido de las aspas (de forma resumida sin querer sentar cátedra, seguro que hay muchos más detalles que no puedo incluir aquí). Además la contra portada de los tomos incluían la reproducción de una svástica a un tamaño considerable, con lo que los ciertos periodistas y medios de comunicación ávidos de noticias sensacionalistas encontraron un pequeño filón. Pues ahora la misma editorial vuelve a incluir el símbolo nazi (y esta vez no hay duda ya que de eso trata el libro) en la contraportada del tomo. Veremos si alguien se lleva las manos a la cabeza o si hemos avanzado un poco.

EXTRA: Material gráfico

A continuación os dejo algunos escaneos que profundizan en los aspectos comentados en la reseña, por un lado el detalle de las recreaciones «fotográficas», posiblemente creadas por el Sr Shuichi Gotou (referenciado en los créditos finales), a la vez que se ve claramente la manipulación de las «caras conocidas» por parte del autor, aparte de recreaciones de fotografías famosas como las entradas en París e Italia, ayudados por Mussolini:






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John Space
John Space
16 diciembre, 2009 12:21

«n Adolf artista, pobre hasta decir basta, pero pagado de sí mismo: se creía un genio. Tenía manía a los profesores que no le aceptaban en las clases de Bellas Artes, se enfadaba por cualquier cosa, era a la vez tímido con las mujeres, irascible, gruñón. El único que veía que era un maestro de la pintura era él mismo, con lo que el desprecio hacia los demás era continuo.»

Hoy en día, Hitler haría como el 90% de los artistas fracasados: abriría un blog. XDDD

José Torralba
16 diciembre, 2009 16:03

O puede que, como el 10% restante, cayera tan bajo que en lugar de abrir uno se dedicara a comentar en el de otro xDDDD

DNMRULES
16 diciembre, 2009 16:23

La verdad es que yo creo que Hitler tiene más pinta de ser de esos que abriría un blog y al no conseguir visitas iría a trollear a los blogs de los demás en los comentarios.

José Torralba
16 diciembre, 2009 16:29

No sabía que hubiera gente así xD

PD. ¿Sabéis que debería cerrar el hilo ahora mismo verdad? Estamos ciscándonos en la Ley de Godwin desde el primer comentario xD

José Torralba
16 diciembre, 2009 16:37

Por cierto Jordi, grandísimo trabajo.

Jordi Querol Rielo
16 diciembre, 2009 16:49

Si hombre con lo que me ha costado! Anda Jose vete a la parra y caete de cabeza!!!!! xDDDDDDDD

Conocía lo de acabar hablando de Hitler pero no sabía el nombre……

Endeveee, endeveee, vaya comentarios que ponéis en mi post…………. 🙂

Pero lo que dice DNMRules es cierto, por como nos describe el autor a Hitler de joven, sería capaz de hacer lo que dice: ir a molestar a las casas de los otros y encima creer que está en lo cierto 🙂

R
R
16 diciembre, 2009 23:58

Es un poco triste que a estas alturas tengamos que cerrar la entradilla del artículo con una condena explícita del nazismo, ¿no?
Será una cuestión de prevenir antes que curar, pero precisamente esa necesidad de tener que andar siempre con pies de plomo con algunos temas es lo que me entristece.
La presunción de inocencia del autor debería ser aplicable también a textos como este.
Aunque no sé, a veces pienso que soy el único al que le importan estas cosas…

Jordi Querol Rielo
17 diciembre, 2009 11:33

R, precisamente puse esa frase para curarme en salud. Mira, ni tu ni yo nos vamos a hacer nada porque  haya esvásticas en este post, pero ahí fuera hay todo tipo de gente. La frase va para: a) la gente que se escandaliza al ver símbolos nazis. Pueden considerar que la web hace apología del nazismo y denunciarla, cosa que el lo último que quiero porque nada más le faltaría a Raul (el webmaster) que meterse en estos»fregaos» por mi culpa, y b)peor sería que un neonazi llegase a esta web a través de Google (o que fuese aficionado a los cómics, que también podría ser) y al no ver la condena, empezase a meter cizaña en los comentarios o convertir este post en «centro de reunión» de sus compinches. Bueno, esta gente se la suda la condena, pero si está ahí es por algo.

Y no sé que es peor, la verdad, que te denuncien o que se convierta esto en el patio de recreo de uno de esos grupos. Yo te entiendo, ir avisando por algo que pasó hace 70 años, estaremos en el 2200 y aún seguiremos poniendo la frase tal cual…… bueno, ¿habrá MM en 2200? Quizá un nieto de algun nieto mío….. Pero estamos en una época super politicamente correcta (this ain’t the 80s!) y LO ÚLTIMO LO ÚLTIMO LO ÚLTIMO que quisiera que pasase es meter a Raul en cualquier contratiempo por mi culpa. Además se lo consulté y estuvo de acuerdo. Sí, tendré presunción de inocencia, pero una querella o denuncia ya nos ha caído, o sea que mejor que no.

Pero se agradece tu opinión. A todo esto, nadie comenta nada sobre el manga?! No se lo ha leído nadie? No le pica la curiosidad a nadie?! Jo, que fustre!!!!

John Space
John Space
17 diciembre, 2009 11:45

«un neonazi llegase a esta web a través de Google (o que fuese aficionado a los cómics, que también podría ser)»

Me sé de dos o tres casos…

Dicker
Dicker
Lector
17 diciembre, 2009 23:10

Una obra que me parece interesante, este sí que caerá, más por mi interés histórico en la 2GM que en otra cosa.

Hitler se reunió de una corte de payasos incapaces de dirigir nada, Goering y su Luftwaffe, adicto a la morfina, Hess y su fascinación por Hitler, Goebbels igual, sólo Himmler planeaba ir más allá todavía de lo que Hitler hizo, o Rommel, Von Staufeberg (Tom Cruise) que fueron quienes estuvieron en el frente y quienes quisieron poner los puntos sobre las ís a Hitler, igual que Von Paulus que desertó en Stalingrado.

Es una pena que se recuerde a Hitler, debería ser olvidado por decreto, y su lugar debería ser ocupado por quién, para mi, fue el motor más importante de la resistencia y catalizador de la defensa de europa, Sir Winston Churchill, junto a Albert Einstein los dos personajes mñas importantes del siglo XX.

Desde la guerra de los Boers, a Gallipolli, a Cambrai y Verdún, Versalles, su enfrentamiento con Chamberlain, sus míticas frases «Sólo puedo ofreceros sangre, sudor y lágrimas» «Vuestra firma de la paz es nuestra vergüenza y el germén de la posterior destrucción», «Nunca tantos debieron tanto a tan pocos» por las batllas RAF versus Lufwaffe, por Betchley Park, y, como no, por su símbolo de la V de Victoria, inspirada dicen por Aleister Cromwell (aunque esto con reservas), Churchill lleva una vida siempre al límite, y la termina con el nobel de literatura.

Me fume un puro a los pies de su estatua, frente al parlamento de Londres.

Antoño Retoño
Antoño Retoño
17 diciembre, 2009 23:46

Es un poco triste que a estas alturas tengamos que cerrar la entradilla del artículo con una condena explícita del nazismo, ¿no?

Más que triste me parece inquietante, pero en fin, supongo que entiendo los motivos de Jose…

Marc
18 diciembre, 2009 12:10

Yo sí me he leído esta obra (cómo no, si soy el traductor ^_^) y la verdad es que me pareció muy interesante, más que nada porque presenta la figura del dictador alemán desde la perspectiva de un contemporáneo suyo (Mizuki fue soldado del ejército japonés en la IIGM) que además pertenecía a un país aliado de Alemania. En este sentido, me parece muy «fresca» esta visión acostumbrados como estamos a que sean los judíos o los americanos (o muchas veces ambos) los que nos cuenten lo que pasó en la IIGM y le pongan su habitual (y muy justificada, ojo, no digo lo contrario) pátina de autocompasión y escenas lacrimógenas.
En el Hitler de Mizuki esto no aparece; el autor se limita a contar lo que pasó y punto, sin caer en el drama fácil ni nada de eso. Es una visión muy distinta a la que tenemos habitualmente sobre este tema y solo por esto creo que ya vale la pena.
El estilo de mezclar rostros «realistas» con otros «caricaturescos» que destacas es muy propio de Mizuki. A mí, acostumbrado a leer a Mizuki, ni siquiera me extrañó verlo en Hitler, pero es cierto que si nunca has leído a este autor puede chocar al principio.
Dicho esto: Hitler no es la mejor obra de Mizuki, ni siquiera una de las más conocidas o destacables del autor, pero sigue siendo un manga realmente interesante y que además nos cuenta cosas que no suelen contarnos, como la juventud y ascención al poder de Hitler, que personalmente desconocía totalmente.
Gran reseña, sí señor!

Jordi Querol Rielo
18 diciembre, 2009 13:45

Muchas gracias Marc!!! me habia faltado comentar que la edición es bastante buena, más por la inclusión de la línea temporal, el texto del propio Mizuki y de la bibliografía utilizada que por algunos pasajes demasiado oscuros. Concretamente hay una de las muchas fotos que utiliza, ya avanzada la historia, en que no se ve NADA. No encuentro la página ahora, pero es demencial. En el resto se ve aún bastante bien, teniendo en cuenta lo antiguo que es el manga y como estarían los fotolitos originales. Esto por las fotografías, el resto del manga con Hitler y sus secuaces y resto de personajes bien.

También me ha gustado mucho la traducción (y no es peloteo, realmente quería ponerlo pero se me pasó!), especialmente algún pasaje del Hitler joven, como cuando apresa a esos 15 soldados franceses, que antes le pide/exige a su compañero de armas que le explique todo lo sucedido «y rapidito», creo que casa muy bien con la expresión de Hitler en ese momento y su personalidad orgullosa. Me quedé pensando, con mis pocos conocimientos de Japonés «¿y qué co*o debió poner aquí este buen hombre?» 🙂

Cierto, no había leído nunca a Mizuki, como sabes es lo primero que llega en castellano, aunque su Gegege No Kitaro es de esas series conocidas pero que nadie se atreve a publicar, aunque segun la Wikipedia son solo 9 tomos (pensaba que eran más), pero con mucho peso del folklore japonés (que me encanta). Es como esas otras series con muchísimos volumenes, como Doraemon, Golgo 13 (se publicó un tochazo resumen hace unos años) o la versión manga de Sazaesan (si existe, que no lo sé del todo seguro).

Esa visión «asépitica» del personaje es lo que quería transmitir con el subtitulo «Sin condescendencia pero sin acritud». Y sobre lo de la mezcla caras realistas-caricaturescas, por eso incidí tanto en lo de la primera /segunda lectura, desde luego la primera impresión (y no solo en esto, también en cierto tipo de humor algo raro y una narrativa que no se me acababa de poner bien en el cuerpo) no es excesivamente buena. Luego ves que si no pones de tu parte no lo vas a disfrutar (y yo quería, ya que me gustan estos temas nazis, la IIGM y la implicación de Japón), y la segunda lectura mejora bastante.

Gracias por vuestros comentarios!!!

Dicker
Dicker
Lector
18 diciembre, 2009 17:13

Donde dije Aleister Cromwell quería decir Aleister Crowley, se me han juntado los apellidos de dos personajes de la historia inglesa…el otro era Oliver Cromwell, más importante que Aleister pero menos…folclórico.

jashugun
jashugun
22 diciembre, 2009 11:18

Dicker, no considero que sea el lugar para discutirlo pero mas incorreciones historicas no podias meter en tu comentario.
En cuanto a la obra de Tezuka que es la que he leido tampoco es que mencione mucho el papel de japon en la 2GM, incluso parece mas bien un vergel de libertad en la epoca ¿colonias de judios en japon?
Saludos,