Max Ride: First Flight

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Edición original: Marvel Comics.
Guión: Marguerite Bennett.
Dibujo: Alex Sanchez.
Color: Esther Sanz.
Formato: Tomo cartoné 144 págs.
Precio: $ 19.99.

 

Si bien su calidad como obra literaria es bastante discutible, Crepúsculo, la novela con la que Stephenie Meyer redefinió la imagen del vampiro para siempre, ha supuesto un antes y un después en el mundo de la literatura. Millones de adolescentes (y madres cuarentonas) devoraron los libros, vieron las adaptaciones cinematográficas, y se emocionaron con la historia de amor entre una chica de diecisiete años y un vampiro centenario que evadió acusaciones de pederastia gracias a que las leyes vigentes solo atañen a los seres humanos. La saga Crepúsculo batió récords ante la perplejidad de sus incontables y feroces detractores. No era la primera saga para adolescentes en ser duramente criticada al mismo tiempo que generaba sustanciosos beneficios; a J.K. Rowling, autora de la saga Harry Potter, también se le acusó de escribir novelas mediocres pero comerciales. Sin embargo, las críticas que recibió la escritora británica no son nada en comparación con algunos de los más fulminantes ataques a la obra de Meyer. Los motivos son muchos y muy validos, pero eso no ha hecho mella en la industria del entretenimiento, siempre en busca del siguiente gran éxito de ventas cuya adaptación sea rentable. La saga de Battle Royale Los Juegos del Hambre de Suzanne Collins fue ese siguiente gran éxito que dio lugar a competidores como El Corredor del Laberinto, Divergente y otras sagas olvidables, diseñadas para atraer al mismo público. No obstante, una de las series de libros para adolescentes que más papeletas tiene para ser adaptada en un futuro próximo a la gran pantalla data de 2004, años antes de que el género estuviera tan de moda. La diferencia entre esta serie y sus competidoras radica también en que ésta ya es más o menos una de esas grandes sagas para adolescentes. Según su editorial, la saga ha conquistado los corazones de veinte millones de lectores.

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James Patterson no es un autor que frecuente las listas de mejores escritores en la actualidad, pero a cambio es la persona que más beneficios genera en la industria literaria. En los mercados de todo el mundo circulan en total casi 150 millones de unidades de sus libros; ningún otro escritor se acerca a tan espectacular cifra. James Patterson no es solo una persona, sino una marca comercial. Prácticamente cada mes sale una nueva novela suya, y no hay un solo género que no haya tocado. Las editoriales están, por supuesto, encantadas con la capacidad de Patterson para llegar a toda clase de lectores y vender excepcionalmente bien. No son pocos quienes se han cuestionado cómo demonios consigue Patterson escribir tantas novelas al año, eso sí. Si ni siquiera el gran Stephen King consigue escribir tanto, ¿cuál es el secreto de Patterson? Al parecer, contratar a escritores fantasma… pero esa es otra historia.

La mayor parte de los éxitos de Patterson proceden de sus novelas para adultos. En el terreno adolescente también ha cosechado notables éxitos como la serie que nos ocupa: Maximum Ride. Con tantos millones de copias vendidas y una hipotética película, la saga lo tiene todo para cautivar a más millones de jóvenes. Siempre al acecho de productos que lleguen a nuevos públicos, Marvel Comics le propuso a Patterson adaptar los libros de Maximum Ride en varias miniseries. El escritor ya concedió una vez la licencia para ser adaptada a manga en Japón, y las buenas experiencias y la fama de Marvel le animaron a conceder la licencia una vez más. Solo les pidió una condición a cambio: el cómic no debía llamarse James Patterson’s Max Ride, sino Marvel’s Max Ride; en vez de adaptar los libros al pie de la letra, quería que Marvel contara su propia versión. No hay más que ver la portada de la recopilación en tomo para saber que al departamento de marketing en Marvel no le pareció muy buena idea. El escritor finalmente desistió respecto al título, pero se mantuvo firme a la hora de exigir una versión diferente a sus libros.

Marvel no tiene un muy buen historial cuando se trata de hacer adaptaciones. Por eso sorprende que el proyecto fuera a parar a manos de la editora Sana Amanat, pupila del añorado Stephen Wacker. Amanat ha trabajado principalmente en series de la línea Ultimate y en la parcela de la editorial que supervisaba Wacker. Su gran oportunidad llegó con la excelente Ms. Marvel, y visto el éxito que ha tenido Kamala Khan, quién sabe si dentro de unos años la veremos mucho más arriba en el organigrama editorial. La tarea de trasladar la prosa de Patterson (y su hipotético escritor fantasma) recayó en Marguerite Bennett, guionista introducida en la industria norteamericana de la mano de su profesor Scott Snyder y responsable de series como Angela: Asgard’s Assassin; el dibujante Alex Sánchez (Katana, Elektra); y la colorista Esther Sanz. De la siguiente miniserie se encargarán otros autores.

Max Ride: First Flight es el primer capítulo de la historia de Maximum Ride y sus amigos, o, como dice ella, su bandada, compuesta por Fang, Iggy, Nudge, Gasman y Angel. Los seis son el resultado de terribles experimentos, crecieron en unos laboratorios, el 2% de su genoma es el de un ave, y poseen alas. Al comenzar la historia, ha pasado cierto tiempo desde que escaparon y viven como una pequeña familia… hasta que llegan sus eternos enemigos los Erasers, criaturas similares a lobos, entrenadas para cazar a Max y su bandada. Cuando la pequeña Angel es capturada, el grupo debe afrontar su triste pasado en un viaje que cambiará su vida para siempre. Y puede que el mundo también.

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La adaptación de cualquier obra de prosa depende mucho de las intenciones y el buen ojo de los autores. En ocasiones se adapta perezosamente el texto sin alterar una sola palabra (véase Jack y el diablo) y en otras se hacen cambios para bien, se puede llegar a crear una nueva historia. Bennett tiene mucha libertad para contar su versión del primer capítulo de la franquicia, que deber interesar por igual a los lectores de Patterson y a quienes no hayan leído un solo libro de la serie. La escritora acierta al preservar los primeros momentos de la obra de Patterson, donde se introduce rápidamente a los personajes, sus enemigos, y los eventos que ponen en marcha la odisea de Max y su bandada. Donde no sale tan airosa es en el posterior desarrollo: quiere ser tan fiel a la novela original que los acontecimientos empiezan a sucederse uno tras otro sin pausa y a veces de forma brusca, probablemente porque intenta condensar 400 páginas en menos de la mitad. Se suele asignar suficiente espacio como para desarrollarlos correctamente, pero a medida que avanza la historia, momentos que se antojan clave pierden fuerza por culpa de lo precipitados que son. El quinto y último capítulo es la mayor víctima de este ritmo tan forzado; lo que se supone que es un carrusel de revelaciones y el detonante de una historia extensa, que abarcará cientos de páginas, deja al lector más bien indiferente. Es más, llegados a este punto, el lector se sentirá abrumado y confuso debido a la incesante descarga de información que es en ocasiones la serie. Un sexto número (o no adaptar todo el primer libro) hubiese dotado a la narración de mayor fluidez y menos saltos bruscos.

Tras examinar brevemente la calidad de Max Ride como adaptación, toca centrarse en el contenido, en la historia de quienquiera que sea el escritor Patterson. Tiene que quedar bien claro que la saga Maximum Ride es un producto exclusivamente pensado para adolescentes. Cuanto más adulto sea uno, más anodina le parecerá la historia de Max y su bandada, porque, siendo sinceros, abraza muchos tópicos del género Young Adults. Búsqueda de familiares; secretos enrevesados que casualmente están muy conectados con la protagonista; un romance improvisado que nos tenemos que creer; adultos malvados; elegidos… Si existe una serie que rompa con las tradiciones del género, ésta no lo es. Poco antes de concluir, por cierto, Bennet introduce un cambio muy, muy significativo que añade incluso más drama rebuscado a la historia. Será curioso ver cómo continua Marvel a partir de este punto.

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El dibujo de Alex Sánchez termina siendo el mayor (y algunos dirán que el único) aliciente para leer la adaptación marvelita. Series como Katana y Elektra dieron buena cuenta de su peculiar estilo de dibujo lleno de perspectivas y posturas imposibles. Maximum Ride: First Flight no es una excepción, así que prepárense, damas y caballeros, para escenas innecesariamente caóticas pero molonas. Y ya no es solo su rechazo a las posturas convencionales, sino su tendencia a distribuir en ocasiones las viñetas de forma creativa, tal y como demuestra la primera página de la miniserie. Seguramente esas viñetas podrían redibujarse y ser más comprensibles, pero cuando su estilo funciona, funciona. Más preocupante es, sin embargo, el acabado que presentan sus páginas y que varía constantemente. Ciertas planchas son espectaculares, mientras que otras denotan cierta dejadez, posiblemente porque el dibujante alterna un estilo limpio para las escenas más espectaculares y uno más aboceteado para las escenas mundanas. La jugada le sale bien, es verdad; realza los mejores momentos de la historia y les da un toque onírico que va a juego con la personalidad soñadora de la protagonista. La cuestión es que esa misma fuerza tan presente en sus mejores páginas se diluye por momentos y en su lugar tenemos un Sánchez que parece estar a medio gas. En sus peores páginas el dibujante comete errores anatómicos de los buenos (una cabeza casi tan ancha como el cuerpo de sus personajes, por ejemplo) y exuda cierta prisa, como si no hubiera distribuido bien su tiempo dibujando. A Esther Sanz, en cambio, no se le puede reprochar nada. Es una excelente colorista y cumple con nota su trabajo, complementando a la perfección a Sánchez y salvándole en muchos momentos.

¿En qué estaría pensando Marvel? Si los cambios significativos no llegan hasta el final, ¿a quién le puede interesar esta miniserie? La respuesta más lógica sería decir que el target comercial son los fans de las novelas y la futura audiencia de las películas, pero ignoro que pensarán de leer una adaptación al cómic que en principio no se desvía mucho de su referencia. En las tiendas de cómics, hogar del lector «tradicional», esta primera miniserie apenas ha movido un poco más cinco mil unidades, un número bajo incluso para los estándares americanos. Las ventas en librerías son todavía un misterio, pero es ahí donde Marvel ha debido depositar todas sus esperanzas. La pasada semana salió a la venta la siguiente miniserie, adaptando el segundo libro de la serie de la mano de Jody Houser y RB Silva. Por el momento, la editorial confía en la licencia.

  Edición original: Marvel Comics. Guión: Marguerite Bennett. Dibujo: Alex Sanchez. Color: Esther Sanz. Formato: Tomo cartoné 144 págs. Precio: $ 19.99.   Si bien su calidad como obra literaria es bastante discutible, Crepúsculo, la novela con la que Stephenie Meyer redefinió la imagen del vampiro para siempre, ha supuesto…
Guion - 5.5
Dibujo - 7.5
Interés - 4.5

5.8

Irregular adaptación destinada a un público adolescente que disfrute de esta clase de material

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Alejandro Ugartondo
Autor
9 noviembre, 2015 17:53

Gracias por la reseña. No conocía el material y por lo que cuentas en tu reseña no creo que sea para mi (no entro de ese target de los young adults).

Sobre las adaptaciones literarias llevadas a cabo por Marvel, hay algunas destacables como la que lleva años haciendo de La Torre Oscura de Stephen King. Y en su línea de adaptaciones de clásicos literarios hay alguna joya como tadas las del Mundo de Oz de Skottie Youg y Eric Shanower