Marvel Knights: Killraven

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Edición original: Marvel Comics – febrero – 2001
Edición España: Comics Forum – diciembre – 2001
Guión: Joseph Linsner
Dibujo: Joseph Linsner
Entintado: Joseph Linsner
Color: Avalon Studios
Portada: Joseph Linsner
Precio: 250 pesetas / 1,50 euros (número único en grapa de 24 páginas)

 

Una de las máximas recurrentes en el género súper-heroico –y osaría decir que de todo el campo de la ficción- es la de que todo personaje tiene potencial para protagonizar historias memorables. La industria estadounidense está llena de ejemplos que demuestran que algunos héroes y heroínas disfrutaron de su etapa definitiva bastante tiempo después de su creación. Por otra parte, los cajones están llenos de creaciones que bajo la etiqueta «de culto» presentan a personajes que, sin haber gozado del favor popular de forma permanente, cuentan con un estatus que les hace especiales, en el sentido de que el ostracismo no termina de borrarles del recuerdo popular. Killraven es un buen ejemplo de este tipo de franquicias.

La creación de Killraven coincide con un momento ciertamente interesante en la historia de la casa de las ideas. Los venturosos años sesenta, que habían albergado el renacer del género de los pijamas, dejaban paso a unos años setenta en los que el sector parecía entrar en crisis. Los superhéroes decaían y los bárbaros –o, mejor dicho, Conan de Cimmeria- parecían marcar una pauta que, retrospectivamente, puede calificarse como experimental. La editorial exploró nuevos territorios que enriquecieron su catálogo e hicieron buena la máxima según la cual una crisis podía ser la puerta de una oportunidad. El franquiciado de creaciones provenientes de otros ámbitos –literatura, cine, televisión…- sirvió como caldo de cultivo para nuevas colecciones con las que tentar a un público cansado de súper-héroes. El citado cimmerio llegó desde las novelas de a duro de Robert E. Howard; Shang Chi fue el resultado de la combinación de una serie televisiva –Kung Fu- y de los anacrónicos relatos de Sax Rohmer sobre Fu Manchú; Jonathan Raven, Killraven, se convirtió en el protagonista de una versión futurista de La guerra de los mundos de H. G. Wells.

El personaje, creado por Roy Thomas, Neal Adams y Gerry Conway (tres nombres imprescindibles de la industria estadounidense del tebeo) es presentado como un luchador por la libertad que comanda un grupo de rebeldes, decidido a recuperar la Tierra de la dominación marciana. El origen de esta situación se establece cronológicamente en el año 2001 (una fecha lejana para aquel 1973 en el que nació el personaje y de hondas reminiscencias científico-ficticias) momento en el que los marcianos de H. G. Wells retornaban a la Tierra para un segundo asalto que, esta vez, tenía éxito. La población humana fue sojuzgada y sus integrantes dividieron su sino entre servir de alimento, plegarse como colaboracionistas con el nuevo régimen o dejarse matar al más puro estilo gladiador. Este último es, en inicio, el «trabajo» asignado a un joven Jonathan Raven, al que sus captores darán el sobrenombre de Killraven. Prontamente, el aguerrido muchacho se sacudirá las cadenas y acabará haciendo piña con otros congéneres para escapar primero del yugo marciano y devolver los golpes posteriormente. En este contexto, la búsqueda de su hermano perdido y el proceso de madurez serán constantes en el relato de las aventuras de un personaje que parece ser tan diestro con las armas como inexperto en las cosas de la vida. Su colega M’Shulla Scott, la científica renegada Carmilla Frost, el entrañable Viejo Cráneo y la ardiente Volcana Ash (interés romántico del protagonista) serán los compañeros de viaje de una serie de aventuras en las que los autores responsables llevarán a la afición de visita por una Tierra desolada.

Las andanzas de Killraven y sus alegres compinches fueron narradas por unos cuantos nombres ilustres de la industria: Marv Wolfman, Herb Trimpe, Rich Buckler o Howard Chaykin son solo cuatro nombres que sumar al trío creador, pero el equipo definitivo es sin duda el compuesto por Don McGregor –que en esos años setenta demostraría su buen hacer aquí y contando las aventuras de Pantera Negra- y P. Craig Russell –que ya daba sobradas muestras de su buen hacer y su capacidad para la ilustración imaginativa de escenarios fanta-científicos-. Juntos elaboraron la etapa más recordada de la colección que albergaba aquella Tierra dominada por los extraterrestres y la remataron con una novela gráfica en la que se revelaban algunos misterios en torno a Killraven, al tiempo que encontraba rastro y memoria de su perdido hermano. McGregor y Russell cerraban el ciclo terrestre-marciano apuntando la idea de que Jonathan está llamado a ser algo más que un espadachín y que su destino está ligado al del conflicto de una forma determinante. Después de esto, el personaje y su mundo pasaron al olvido. McGregor vio cómo sus planes para narrar una última historia del personaje, dibujada por Russell, acabaron en punto muerto (al igual que su idea para contar la boda de Pantera Negra). Para los años ochenta, los pijamas habían recuperado el pulso y los experimentos pasaban a engrosar la mencionada lista de personajes para inmensas minorías. Killraven pasó a representar uno de tantos posibles futuros del universo marveliano, pero en modo alguno quedó olvidado ni por lectores ni por autores.

A finales de los noventa, Joe Quesada había tomado el relevo de Jim Lee y Rob Liefeld en la tarea de relanzar personajes en la casa de las ideas. Al contrario que la maniobra Heroes Reborn, la jugada englobada bajo el sello Marvel Knights se saldó con el beneficio de la continuidad. Daredevil, Pantera Negra y los Inhumanos fueron los primeros de una línea que, a la larga, daría a don Joe la posibilidad de auparse al sillón de mando en la casa de las ideas, pero que a la corta atrajo al negocio de los tebeos a una combinación de autores de reconocida popularidad para proyectos especiales –como Kevin Smith, Paul Jenkins o Jae Lee- y de profesionales que habían arado otros campos del entretenimiento –como Bob Gale-. Como todo en esta vida, los resultados fueron variables, pero abrieron la puerta a iniciativas en las que autores que se prodigaban poco por Marvel fueran de la mano de proyectos especiales de todo pelaje. Killraven fue uno de esos elegidos y tuvo la suerte de conmemorar la llegada del año 2001 con un número especial, escrito e ilustrado por el neoyorquino Joseph Michael Linsner.

Joseph Linsner es un autor independiente cuya técnica de ilustración al estilo de la pintura recuerda a la de otros profesionales como Alex Ross, Mark Texeira o los hermanos Hildebrant, si bien la expresión facial que imprime a sus figuras me hace pensar en Bruce Timm. Aquí, se embarca como autor completo para contar una historia ambientada en un momento posterior a la novela gráfica de McGregor y Russell: M’Shulla y Carmilla están esperando su primer hijo –anunciado en la misma- y Killraven sigue obsesionado por la lucha contra los marcianos. La confrontación bélica y el objetivo de empujar a los invasores hasta el planeta rojo sigue siendo su meta final. En uno de sus merodeos, topa con una instalación en la que varias personas permanecen en estado criogénico. Al revivir a una de ellas, una joven llamada Alice, descubre la finalidad de ese lugar: desencantados por el mundo de los años setenta, habían decidido permanecer en estasis para despertar en lo que, esperaban, sería una sociedad utópica fechada en el año 2001. Para desesperación de la chica, Raven le cuenta que esa fecha no trajo paraíso alguno, sino el infierno en la forma de una invasión y posterior dominación extraterrestre. No obstante, los ideales de Alice permanecen y contrastan con la sombría determinación de su rescatador. Ella pertenece a un tiempo y un planeta muy anteriores a los de Jonathan; un mundo que pensaba que había que dar una oportunidad a la paz. Cuando Killraven exprese a la joven su intención de devolver golpe por golpe, esta plantará en él la semilla de la duda, en la forma de una posibilidad que permita un futuro verdaderamente mejor, tanto para terrestres como para marcianos.

En apenas veinticuatro páginas, Linsner demuestra no solo un buen conocimiento del mundo de Killraven, sino también respeto por el legado precedente. El cómic enlaza directamente con la novela gráfica publicada casi veinte años atrás y profundiza en la idea del destino del joven Jonathan. Pese al ambiente post-apocalíptico, don Joseph consigue introducir un leve brillo de esperanza y dejar abierto el camino a otros autores para seguir enriqueciendo una franquicia que no ha dejado de estar presente en la mente de lectores, autores y editores.

Killraven volvería a hacer acto de presencia en varias ocasiones puntuales como las concretadas en Paraíso X o Marvel Zombies. Una versión alternativa del personaje tendría su propia serie limitada, de la mano de un Alan Davis que re-contaba los hechos principales de la historia del mismo (recuperando además el atuendo original, de reminiscencias un poco sado-maso, un poco «zardozianas»). Poco tiempo después, Robert Kirkman y Rob Liefeld anunciaron otro proyecto relacionado con el personaje –y este último llegó a dibujar con su inimitable estilo alguna ilustración alusiva- pero la iniciativa jamás vio la luz. Por su parte, Linsner ha seguido visitando anecdóticamente la casa de las ideas, con tebeos tan olvidables como un cronológicamente imposible encuentro entre Lobezno y la Gata Negra.

El luchador marciano
Killraven, por Joseph Linsner

  Edición original: Marvel Comics – febrero – 2001 Edición España: Comics Forum – diciembre - 2001 Guión: Joseph Linsner Dibujo: Joseph Linsner Entintado: Joseph Linsner Color: Avalon Studios Portada: Joseph Linsner Precio: 250 pesetas / 1,50 euros (número único en grapa de 24 páginas)   Una de las máximas…
Guión - 7.5
Dibujo - 8.2
Interés - 7.9

7.9

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hammanu
hammanu
Lector
10 abril, 2017 11:45

Vaya que nostalgia, creo que tengo prácticamente todo el material de este personaje sacado por Fórum (incluyendo este one-shot) ya que el personaje siempre me ha gustado. Para reseñar que la gran ultima obra de este personaje fue la gran miniserie dibujada y escrita por Alan Davies… que tiempos aquellos cuando Marvel aun se la reconocia.

Miki
Miki
En respuesta a  hammanu
10 abril, 2017 15:50

Hombre, no es por fastidiar pero alabar a la Marvel de antes usando para ello la miniserie de Killraven de Davis (que era reboot haciendo un refrito de lo anteriormente hecho con el personaje, sin un guión más allá de lo correcto) me parece un pelín peculiar.

Save
Save
Lector
En respuesta a  Miki
10 abril, 2017 17:15

De hecho a esa miniserie le dieron de palos en su día.

Miki
Miki
En respuesta a  Save
10 abril, 2017 19:05

Ni idea, yo la pillé porque me gustaba todo lo hecho con Killraven y porque era Davis y me llevé un chasco nivel 15, no es horrible pero con otro dibujo ya hubiera salido de mi vida (y de mi librería) hace tiempo.

hammanu
hammanu
Lector
10 abril, 2017 19:17

Pues la miniserie no estaba nada mal y era un canto a la aventura. No se que esperabais con este personaje y ambientación. Seguro que tampoco te gustaria la saga del viaje en el tiempo de spidey donde el menda conocio al personaje en ese pocket de ases de brugera. Que conste que tengo los B/N de Fórum de McGregor y me parece que Davis hace buen trabajo

Miki
Miki
En respuesta a  hammanu
10 abril, 2017 21:10

Pues no, la saga del viaje en el tiempo (asumo que hablas de la saga guionizada por Mantlo y que yo leí en la edición de forum) me pareció bien, un poco simplón pero bien. Ahora, de Davis me esperaba, viendo el resto de sus tebeos, una continuación (aunque eso lo espero de cualquiera que retoma una obra anterior) que aparte mantuviera caracterizaciones y añadiera un plus en forma de situaciones nuevas, dentro de lo clásico que es, o diera alguna vuelta de tuerca de algún tipo al enfoque o al menos una aventura nueva (como ha hecho otras tantas veces), no un refrito/resumen con buen ritmo que es lo que al final salió y que encima dilapida (o ningunea, vete a saber) cosas hechas por McGregor.
Y esto lo digo siendo fan de Davis y habiendo leído después de un tiempo, ya con las expectativas calmadas, la miniserie.
¿Que es disfrutable? Sí, Davis sabe dibujar, tiene buen ritmo y no hace un mal trabajo pero se enfoca ahí, ritmo y dibujo. El guión es correcto sin que vaya más allá (lo raro sería que alguien como él además de resumir lo hecho antes de él te hiciera un mal guión) porque eso era una deglución para poder brillar en el apartado gráfico sin tener que pensar mucho. Eso es lo que le achaco y es por lo que no me gusta. Como he dicho no era un horror pero está muy por debajo de la capacidad del Davis guionista (que demuestra suficiente conocimiento de la obra precedente para hacer una continuación más que digna).
Y, desde luego, para reivindicar la marvel respetuosa de su pasado, de la evolución de sus personajes y que homenajeaba el trabajo de los autores que en ella han vertido su talento has ido a escoger un ejemplo un poco difícil. Y mira que viendo la marvel actual entiendo tu punto de vista en muchos de tus comentarios, pero aquí no puedo darte la razón.

hammanu
hammanu
Lector
En respuesta a  Miki
10 abril, 2017 23:39

Cuestion de gustos. Ten en cuenta ya que no tengo a mano la versión de Davis si pertenecia también a Marvel Knights (la miniserie) pues hay que tener en cuenta que este sello se enfoco a contar historias de estos personajes a una nueva audiencia, y es normal que se presentara un enfoque similar pero eliminando el bagaje de la continuidad. De todas maneras McGregor lo acabo bien y es mejor dejarlo como esta ¿no? Si no tendríamos los destrozos que por ejemplo se perpetraron con Deathlock el cual fue concebido como un personaje de ciencia ficción de los años 70 con toques a lo Jonh Carpenter a las ultimas interpretaciones que lian a uno. Me da dolor de cabeza especialmente lo escrito por Aaron del personaje.