Marvel Deluxe. 1985. El Año de Nuestra Vida.

 

Edición original:1985 1-6
Edición nacional/ España: Panini Comics
Guión:Mark Millar
Dibujo:Tommy Lee Edwards
Formato:.Libro en tapa dura. 160 páginas.
Precio:16 €

 

De Mark Millar (Kick Ass, Nemesis, Superior, Supercrooks) y autor de 1985, se han dicho muchas cosas, y pocas positivas. Principalmente, se achaca al escocés que realiza guiones de cómic tan sólo pensando en su posterior adaptación cinematográfica o televisiva con tal de llenarse los bolsillos. Por ello se dice de Millar que es un bluff, un engaño, un autor que busca vivir de las rentas y que por ello da al público lo que quiere: Historias facilonas repletas de referencias a la cultura pop de cada momento para que éstas se vendan como rosquillas. Dichas críticas, aunque duras, no están exentas de cierta verdad. Prueba de ello es que Millar que ya ha adaptado su Kick Ass al cine, al igual que Secret Service, cuenta con múltiples proyectos para adaptar otras de sus obras, además del hecho de que ya ha vendido los derechos de Millarworld, su particular universo para que éste pueda ser adaptado a televisión.
No obstante lo anterior, Zona Negativa es una web de cómic, y por tanto considero que aquí lo importante es hablar de cómics, y por tanto valorar a Millar como guionista en el medio, independientemente de cuáles sean o dejen de ser sus verdaderas intenciones al lanzar sus obras.

Mark Millar ha sido siempre un autor duro, cercano al estilo de Garth Ennis o Grant Morrison, aunque con algo menos de casquería, capaz de tejer frases sencillas pero que arrancan una sonrisa al lector al momento, más dado a historias “pasadas de rosca” que a argumentos serios. Sin embargo, no todo lo que ha hecho Millar se clasifica de esa manera, y 1985 es una prueba de ello.
1985: El Año de Nuestra Vida es una nostálgica obra en la que Millar vuelve a su niño interior, aquel que devoraba cómics marvel en los años 80 y lo convierte en protagonista, de forma y manera que a partir de ese momento nosotros somos también los protagonistas de la historia, porque sea cual sea el año en el que hayamos nacido cada uno de nosotros es muy difícil no sentirse identificado con Toby, el joven protagonista de nuestra historia.

Toby es un muchacho estadounidense que devora cómics de superhéroes como si no hubiera mañana, y que escapa de sus miedos y problemas diarios refugiándose en las viñetas en las que Spiderman, Hulk, La Patrulla X o los Cuatro Fantásticos salvan la situación de cada día.
Sin embargo, un buen día, Toby descubre que los villanos de sus historias son muy reales, y que campan a sus anchas por su pueblo sembrando el miedo y el terror. ¿Qué puede hacer un joven muchacho como él? Tratar de contactar con sus héroes, pues si los villanos son reales los héroes también deben serlo, y rogarles que acudan a su ciudad para salvarla, al igual que hacen cada mes en las viñetas.

A partir de aquí se teje una historia en la que el espíritu ochentero y comiquero de aquella época está presente en cada página, y no sólo cuando aparecen personajes Marvel, resultando muy curioso que Millar decidiera realizar una historia en la que el mundo real y el marvelita confluyeran, haciéndolo de una forma muy entretenida.
Toby es Mark Millar de joven, es este redactor que en 1985 no había ni nacido, es todos nosotros cuando abrimos un cómic de superhéroes ya sea de Marvel, DC, Image o cualesquiera editoriales y decidimos embarcarnos en las viñetas para siempre.

En cuanto al dibujo, Tommy Lee Edwards (Turf, Star Wars: Revenge of the Sith) nos presenta aquí un arte interesante que mezcla el estilo clásico de las viñetas de los 80 con un estilo más actual y centrado en la historia que tiene lugar en nuestro mundo real, siendo toda una delicia degustar cuando ambos mundos confluyen.
En una época como la actual en la que productos como Stranger Things se han convertido en todo un éxito de masas, y en la que los superhéroes forman más que nunca parte del imaginario popular al tener una media de cuatro películas al año basadas en ellos, 1985 se convierte en una lectura necesaria, a la que resulta una delicia hincarle el diente.