Los Vengadores: La Bóveda, trampa mortal

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Edición original: Marvel Comics – Julio 1991
Edición España: Comics Forum – Septiembre 1992
Guión: Danny Fingeroth
Dibujo: Ron Lim
Entintado: Jim Sanders, Fred Fredericks
Color: Joe Rosas
Portada: Ron Lim, Randy Emberlin, Joe Rosas
Precio: 825 pesetas (novela gráfica de 64 páginas)

 

La décima entrega del segundo volumen de la colección novelas gráficas Marvel de Forum trajo consigo la primera de las obras en este formato dedicada a los Vengadores. En la numeración original estadounidense, esta publicación hacía el número sesenta y ocho en la ya larga lista de ediciones en este formato. A estas alturas, por esta cabecera genérica habían pasado productos de todo tipo, condición y calidad, por lo que no sería desacertado decir que su salida al mercado ya no era noticia de naturaleza excepcional.

La Bóveda, trampa mortal cuenta una historia en la que Vengadores de ambas costas (en aquellos días aún se mantenía la sucursal californiana) debían sofocar un motín carcelario en la prisión para superhumanos conocida como la Bóveda. Una alineación compuesta por miembros arquetípicos y con preponderante tendencia hacia la división de la costa oeste debía adentrarse en la cárcel principal del sistema penitenciario estadounidense (sección para gente con poderes) y volver a meter en cintura a una población reclusa comandada por Veneno. Este argumento principal se ramificaba en varias tramas llamadas a concluir en el clímax de la historia y en la que se aprovechan algunos aspectos de la continuidad marveliana del momento. Concretamente:

En primer lugar, los Vengadores no son los únicos empijamados autorizados que se dan un paseo hasta la prisión. Junto a ellos llega la Fuerza de la Libertad, un grupo comandado por Mística y que, básicamente, venía a ser la Hermandad de Mutantes Diabólicos trabajando para el gobierno norteamericano. Su condición de antiguos villanos y el hecho de que en el pasado reciente hubieran sido el brazo ejecutor de una orden de captura contra los Vengadores contribuye a una inevitable tensión derivada de la desconfianza que estos últimos tienen respecto de sus antiguos persecutores. En esos tiempos, ambos equipos chocarían en Actos de Venganza, dejando patente la idea generalizada de que, con sanción oficial o no, Raven Darkholme y sus muchachos seguían catalogados en el bando villano.

En segundo lugar, el hecho de que los amotinados no constituyan un bando homogéneo. El agresivo Veneno asume muy rápidamente el liderazgo de la revuelta, pero su manía obsesiva no genera precisamente confianza. Su papel al inicio de los acontecimientos le granjea la lealtad (o algo parecido) de la mayor parte de la población reclusa, pero Eliot Franklin (Bola de Trueno en el equipo destructor) desafía su primacía. Tiene músculos y cerebro, y opina que la estrategia de Brock les llevará al desastre. Veneno quiere imponer sus condiciones en una negociación; Franklin prefiere aprovechar la ventaja para mandarse a mudar. Las fricciones pronto harán el clima irrespirable.

En tercer lugar, la presencia y actitudes del alcaide de la prisión, Truman Marsh. Su opinión sobre el colectivo empijamado está determinada por el aciago destino de sus progenitores, víctimas del fuego cruzado durante un enfrentamiento entre superhéroes y supervillanos. Para él ambas partes son exactamente iguales y no le merecen ningún tipo de respeto. Su planteamiento marcará sus decisiones y supondrá el principal e insalvable escollo en los planes de Veneno.

La historia avance de manera que estas tramas se cruzan una y otra vez hasta alcanzar un emocionante fin de fiesta en el que parece liberarse toda la tensión acumulada. Los Vengadores miran de reojo a la Fuerza de la Libertad, cuyas lealtades no están del todo claras. Los mutantes comandados por Mística discuten entre sí, pues no dejan de percibir con simpatía a personas en cuyo lado de la ley se encontraban no ha tanto. Al otro lado del conflicto, la población reclusa tampoco constituye un monolito: unos siguen a Veneno porque no desean cruzarse en su camino; otros optan por poner pies en polvorosa porque asumen que la derrota es inevitable; algunos más intentan reventar la rebelión porque sólo aspiran a cumplir su condena y recuperar una vida más o menos normal. Por encima de estos conflictos, la omnipresente figura del alcaide parece observar los acontecimientos y tomar las decisiones que considera oportunas (en su sesgada opinión del asunto) las cuales permiten que la parte final de la trama principal esté a la altura de las circunstancias.

El resultado final es una historia efectiva y entretenida, de ésas que pueden leerse una y otra vez. Danny Fingeroth y Ron Lim no destacan ni destacaban en aquellos días por ser autores de primera fila, pero aquí demostraron sobradamente sus competencias y aptitudes para hacer tebeos de superhéroes. En la parte literaria hay que destacar el hecho de que, a partir de un drama carcelario típico (los presos son villanos pero no se puede evitar tener cierta simpatía por ellos al ver cómo se las gasta Marsh) se construya una historia que combina el reparto de formas habitual con la creciente sensación de opresión que se va transmitiendo conforme avanza la trama y los superhéroes (los teóricos y los verdaderos) van penetrando en el corazón de la Bóveda. Cada personaje tiene sus escenas y hay que reconocer que Fingeroth sabe quiénes son y cómo utilizarles. Este dato resulta confirmado a la hora de echar una mirada al otro bando, ya que, sabiamente, don Danny opta por centrar los focos en unos pocos (Veneno y Bola de Trueno) sin dejar de utilizar de forma coherente al resto. Rino, Armadillo o el Controlador (por citar tres ejemplos) pueden ocupar un papel secundario, pero en intervenciones (más o menos breves) son claramente identificables en sus características. En la parte gráfica hay que mencionar que Ron Lim hace un trabajo de los que llevan su impronta: efectivo sin maravillar. Ambos contribuyen a una historia autoconclusiva que no ha dejado especial huella en la posteridad, pero que queda como ejemplo de lo que puede y debe ser un relato de los Vengadores.

Ilustración de la novela
Los Vengadores, camino de la Bóveda

  Edición original: Marvel Comics – Julio 1991 Edición España: Comics Forum – Septiembre 1992 Guión: Danny Fingeroth Dibujo: Ron Lim Entintado: Jim Sanders, Fred Fredericks Color: Joe Rosas Portada: Ron Lim, Randy Emberlin, Joe Rosas Precio: 825 pesetas (novela gráfica de 64 páginas)   La décima entrega del segundo…
Guión - 7.5
Dibujo - 7
Interés - 7.1

7.2

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Jack
Jack
Lector
23 marzo, 2015 8:31

Gran reseña, una historia que no he leído todavía.

Miki
Miki
Lector
23 marzo, 2015 10:06

Un buen tebeo guionizado por Fingeroth, no pensaba que existieran.. Me lo apunto, que la reseña me ha convencido.

Sith
Sith
Lector
23 marzo, 2015 16:16

Yo tengo esta novela gráfica de hace bastantes años y cada tanto la vuelvo a leer, me parece una muy buena historia, la trama es muy interesante y todos los personajes estan desarrollados de forma acertada.

Es una historia corta pero efectiva, vale la pena para el que todavia no la leyo.

manolin
manolin
Lector
24 marzo, 2015 12:41

Entretenida , si, como otros comics de Fingeroth (la serie de Darkhamk sin ir más lejos de esa época), pero ¿como para una novela Gráfica? no sé , yo la Novela Gráfica la veía más para cosas más de «autor» como la «Muerte del Capitán Marvel» de Starlin, el «Dios Ama el Hombre Mata» o el «Love and War» (¿se titulaba así?) de Miller y Sienkiewicz (¿se escribía así?) Esta aventurilla en cambio creo que habría encajado en dos o tres números de la serie Regular de los Vengatas, que además en aquella época creo que tenía periodicidad quincenal en verano. Pero mira, si la ven por ahí saldada que sepan que para una lectura entretenida sí que da.

Dultyx
Dultyx
Lector
25 marzo, 2015 18:51

A mi me encantó. Sin ser una epopeya, me pareció interesante, bien escrita y bien caracterizada. No pido más, y me lo sirvieron con este cómic. Completamente de acuerdo con la reseña y el notable de valoración.