Los Hombrecitos vol.2 (1970-1972)

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Edición original: L’exode, Les Petits Hommes font la bombe!, La reconstruction d’Eslapion, Du rêve en poudre, La cloche de Rochafleur-sur-Mer, Dans les griffes du rapace, Des Petits Hommes au Brontoxique (Dupuis, 1970-1972).
Edición nacional/ España: Los Hombrecitos vol.2. 1970-1972 (Dolmen, 2015).
Guión: Pierre Seron, Albert Desprechins, Hao (Jean Mariette), M.Gris.
Dibujo: Pierre Seron.
Color: Sin acerditar.
Formato: Tomo cartoné 184 págs.
Precio: 29’95€.

 

Tras unos comienzos prometedores, analizados aquí, Los Hombrecitos, creados en 1967 por el dibujante belga Pierre Seron (con una ayudita en los textos del periodista Albert Desprechins), se jugaban el tipo. De estancarse, morirían. La competencia era muy dura en la revista Spirou, incluso a principios de los ’70 del pasado siglo, cuando el histórico Yvan Delporte había abandonado su cargo de director (sustituido por Thierry Martens) y las firmas consagradas de la Escuela de Marcinelle espaciaban cada vez más sus magníficas contribuciones. Era el momento de un cambio de rumbo, de poner a los Hombrecitos en el camino del éxito masivo. Figuradamente esta transición se escenificó con el abandono de los personajes de su residencia original (Eslapión, en las cisternas en desuso de Rajevols) por otra ubicación más a propósito (Eslapión 2, en las rocas de un inhóspito acantilado en Bigornez); con este traslado se abre el presente volumen. En la práctica, la colaboración del guionista original, el citado Desprechins, se juzgó amortizada: había cumplido su papel en la puesta en marcha de la serie, mas sus ideas tornábanse repetitivas, por lo que se recurrió a Mittéï (pseudónimo de Jean Mariette), con quien Seron trabajaba muy a gusto, para llevar a los diminutos protagonistas en nuevas direcciones. La elección de Mittéï, quien se escondió bajo la firma Hao para no comprometer su labor en la revista rival Tintin, fue un acierto indudable, como demuestra el hecho de que, casi medio siglo después del alumbramiento de la serie, sigamos hablando de ella. Pero es que, además, Mittéï escribe el que, a juicio de este humilde cronista, es uno de los mejores álbumes de esta época temprana: Sueño en polvo.

Pero empecemos por el principio. Este segundo volumen de Los Hombrecitos editado por Dolmen dentro de su sello Fuera Borda, que rescata clásicos de la BD infantil y juvenil, contiene las aventuras largas El éxodo (Spirou #1682-1702), Sueño en polvo (Spirou #1737-1754) y Los Hombrecitos en Brontóxico (Spirou #1785-1803), amén de las historietas breves ¡Los Hombrecitos lo pasan bomba! (Spirou #1682), La reconstrucción de Eslapión (Spirou #1711), La campana de Rocaflor del Mar (Spirou #1771) y En las garras del águila (Spirou #1782).

Desde el principio, Seron rindió pleitesía al gran Franquin, sobre todo en el personaje del heroico Renaud. Desde el principio, el apartado gráfico descolló como uno de los puntos fuertes de la saga, demostrando que el alumno había tomado buena nota del maestro: personajes queribles, fondos trabajados, estupendos claroscuros, dinamismo de la acción, etc. Todo mejora en la presente entrega, con Seron ya en plena posesión de sus recursos artísticos (seguirá perfeccionándose en los narrativos). Una vez afianzado el concepto, quedaba desarrollarlo, demostrar que los Hombrecitos aguantaban variaciones y evoluciones. Es el punto de este volumen.

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Ya se ha dicho que los Hombrecitos mudan de hábitat en el capítulo titulado, elocuentemente, El éxodo. El desbordamiento de una presa pone en peligro las cisternas enterradas de Rajevols que eran su morada. Afortunadamente, un invento reciente del doctor Hondegger permite a algunos elegidos aumentar de tamaño y portar en maletas al resto de conciudadanos hasta un nuevo y más agreste destino. La aventura se reparte entre una primera fase dedicada a huir de la inundación, rescatando lo máximo posible de pertenencias, y una segunda fase de viaje de incógnito, donde prima el tono de comedia. Es el canto del cisne de Desprechins, quien solo volvería esporádicamente a colaborar con Seron. La trama está bien urdida pero es cierta la acusación más insistente de que faltan chistes y, cuando los hay, estos galvanizan apenas el ritmo.

Tras una broma de dos páginas para la celebración del 33º aniversario de Spirou (¡Los Hombrecitos lo pasan bomba!), cuya relevancia estriba en ser el debut de Hao a los guiones, y aprovechar otras pocas páginas para instituir Eslapión 2 (La reconstrucción de Eslapión, donde se presentan los secundarios recurrentes Laviga y Lapaja), los Hombrecitos están listos para su siguiente aventura larga: Sueño en polvo. La aparición por sorpresa de un saco de droga en la pista de aterrizaje cuando tomaba tierra Renaud despierta las suspicacias de la comunidad hacia él, alentadas -¡cómo no!- por la típica demagogia de los salvapatrias, en este caso un inspector de policía mostrenco llamado Larigot. Renaud deberá contar con la ayuda de sus amigos Laviga y Lapaja (cuyos nombres, claro, homenajean la famosa parábola de la Biblia) para demostrar su inocencia. Mittéï demuestra haberles cogido el jugo enseguida a los Hombrecitos. En sus manos las réplicas resultan más agudas, las caracterizaciones más originales, las resoluciones más inesperadas; en definitiva, el conjunto, más ágil y consistente, demuestra el genuino potencial del atractivo concepto de Seron. El dibujante está a la altura y ofrece planchas tan hermosas como la huida nocturna de Renaud, con preciosos contrastes de sombras «made in Franquin» (págs. 81-84).

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Tras un par de historietas breves e intrascendentes, Los Hombrecitos en Brontóxico cierra el presente volumen con el regreso (a medias) de Desprechins, responsable de la idea original y del guion de las primeras páginas; el álbum lo acabará Seron en solitario. De nuevo el doctor Hondegger juguetea con una fórmula capaz de cambiar el tamaño de las personas… solo que esta vez será descubierto por el mundo exterior y raptado por agentes de una ficticia dictadura latinoamericana que pretenden usar el precipitado con fines bélicos. El episodio, con varios momentos afortunados (por ejemplo: las sesiones de «tortura» al doctor Hondegger), adolece de cierta indecisión rítmica, sin duda causa de que el dibujante hubiera de tomar las riendas inopinadamente.

Seron afianza el buen hacer demostrado en el volumen anterior y entrega páginas a las que no se les puede argumentar un «pero»… excepto la deuda evidentísima con Franquin, rozando casi la mímesis en algunos casos. La popularidad de Los Hombrecitos seguirá creciendo, como podremos certificar en próximas entregas. Tal vez Los Hombrecitos no sea la gran serie del semanario Spirou (¿cómo competir con Johan y Pirluit, Los pitufos, Gastón Elgafe, Natacha o el mismo Spirou?), pero se trata de una lectura entretenidísima y amorosamente ejecutada, ideal para niños y grandes.

  Edición original: L'exode, Les Petits Hommes font la bombe!, La reconstruction d'Eslapion, Du rêve en poudre, La cloche de Rochafleur-sur-Mer, Dans les griffes du rapace, Des Petits Hommes au Brontoxique (Dupuis, 1970-1972). Edición nacional/ España: Los Hombrecitos vol.2. 1970-1972 (Dolmen, 2015). Guión: Pierre Seron, Albert Desprechins, Hao (Jean Mariette),…
Guion - 7
Dibujo - 8
Interés - 8

7.7

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Luis Javier Capote Pérez
Autor
7 julio, 2015 2:16

«Eslapión» es una de esas palabras que se quedan prendidas en la memoria y que nunca se borran. Conocí «Los hombrecitos» gracias a la revista «Fuera borda». Leer estas reseñas me trae gratisimos recuerdos.

Radar
Radar
Lector
8 julio, 2015 23:26

Estaba dudando en comprar el segundo tomo, pero me has convencido. Voy a por él!