La revolución de los pinceles

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La revolución de los pinceles
Edición original: La revolución de los pinceles ESP
Fecha de edición: marzo de 2008
Guión: Josep Busquet
Dibujo: Pere Mejan
Dolmen – 90 págs. – 14 €

 
Descripción editorial


Philippe dibuja desde hace unos meses las aventuras de El Vengador Escarlata, un folletín de capa y espada con un cierto éxito de publico. No es lo que más le gustaría dibujar del mundo, pero al menos puede ganarse la vida con su lápiz y su pincel. En sus ratos libres, hace un cómic más personal, con guión de su amigo Gastón, el cual trabaja en la redacción de una editorial que publica revistas y cómics. Un trabajo en el que no puede expresar su creatividad. Un noble les encarga la realización de un cómic basado en la historia de su familia, una buena oferta que podría hacer que pudieran abandonar sus actuales trabajos para lanzarse de lleno a la aventura de hacer cómics. Pero, mientras deciden si aceptar el encargo o no, las cosas se complicaran, un amigo de escuela, Dominique, es retado a duelo por un noble, tras satirizarlo públicamente en un cómic. Este hecho y otros desgraciados sucesos harán que estalle la llama de una revolución, donde los autores emplearan su mejor arma: su arte.

Reseña


Se diría que, con La revolución de los pinceles, el guionista Josep Busquet quiso realizar un loable ejercicio de catarsis profesional… pero la cosa se quedó a medias.

Situémonos. Estamos en una suerte de mundo alternativo. Nos encontramos en la Francia de las revoluciones, siglo XVIII, pero en este mundo, en este país y en esta época, el cómic ya es un arte respetado o, cuanto menos, una industria que da jugosos dividendos. Ese marco ficticio sirve a los autores para retratar sin disimulo la realidad de la historieta en nuestra Europa de hoy, situándose ellos mismos dentro del colectivo que protagoniza la historia.

A partir de ahí, los autores cargan contra todas las «lacras» del cómic patrio, posicionándose, en la ficción, como no les es permitido hacerlo en la realidad. Así, despotrican de cómo la pujanza del manga dificulta las posibilidades de sostén de los autores nacionales, del trato que estos autores reciben por parte de las editoriales y de cómo «el arte» y la autenticidad acaban sacrificándose ante el dinero y el poder.

Mientras las cosas se situan en este plano, en el del retrato y la denuncia a través de una cierta sátira, usando esa realidad alternativa para ello, el cómic resulta interesante y fresco. No obstante, cuando las cosas se ponen «serias», es decir, cuando desde el planteamiento nos adentramos en el nudo de la obra, el argumento pierde su capacidad de impacto. Los eventos trágicos que se tratan casan mal con el tono burlesco de la primera parte y el tropel de infortunios que sufren los aguerridos autores de cómic no pesan lo suficiente en el lector. En consonancia con eso, el estupendo trabajo gráfico que Pere Mejan realiza a lo largo de toda la obra queda empañado por la tibia resolución de la contienda final entre autores y sicarios del poder.

La idílica conclusión de la revolución, habiéndonos desentendido del conjunto en el momento del sufrimiento y el sacrificio, nos queda lejana y, por ello, aún nos resulta menos creible. Una verdadera lástima si tenemos en cuenta, como ya hemos apuntado, que el planteamiento resulta interesante y fresco e, incluso en su desarrollo, plantea cuestiones significativas y de gran atractivo literario. Así pues, no deja de ser ésta, otra muestra de cómo Dolmen ha decidido apostar por un plantel de autores patrios que – en ocasiones – aún necesitan bregarse en las particularidades de los relatos largos. La editorial les da la oportunidad para ello, editando sus obras con corrección y dignidad, preocupándose de que tengan la difusión adecuada y posibilitando que estos autores que ya hoy son buenos y sin duda prometedores, mañana sean mejores y, en sus futuras obras, abunden sobremanera los aciertos y las deficiencias sean tan solo anécdoticas.

Enlaces de interés


Magnífico análisis de la obra en Tebeosfera

Previa del cómic

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Toni Boix
“Me llamo Toni Boix y soy un DC-Adicto”. A pesar de que mi niñez esté inundada de Sal Buscema y mi adolescencia de Spirit, Metropol, Cimoc y Zona 84. Porque Zinco me devuelve al redil. Zinco y Wolfman y Perez y Moore y Totleben y Gibbons y Miller y Bolland y García López. Después, el ansía. La escasez. La falta absoluta de alegrías. Mueren las revistas de cómics y Zinco vegeta. Mi ilusión se marcha a hacer las Américas. Suerte del Previews… y de los cómics que se malvenden. Le pido a Raúl López que me deje escribir una reseña en Zona Negativa promocionando Fallen Angel… y el resto es esta historia.
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jorge iván argiz
jorge iván argiz
26 junio, 2008 0:34

Gracias por la reseña

Belano
Belano
26 junio, 2008 12:37

Lo leí ayer precisamente y no puedo estar más de acerudo conla reseña. Yo destacaría la originalidad de la propuesta y me parece digno de mención que los autores, refiriéndose claramente a una realidad palpable y próxima, hayan preferido no convertir su cómic en un mero cruce de referencias, guiños y «recados» subterráneos.

Ahora bien, a partir de un determinado momento, la obra se deja descansar en un idealismo maniqueo que perjudica claramente los buenos propósitos iniciales. Una lástima.

Estupendo el dibujo de Mejan y muy digna la edición de Dolmen.

Pastor
27 junio, 2008 0:47

La verdad Toni es que es una obra que merece ser reseñada y que me encantó; me la descubrió mi mejor amigo (que tiene un cameo dentro del cómic) y me alegro mucho.

Jorge, de lo mejor que habéis editado:)

Toni Boix
27 junio, 2008 10:10

Creo que la obra funciona a dos niveles, Pastor. El primero es ese reflejo de nuestra realidad que puede mover a reflexión. Ese es el más conseguido y, cuanto más pillas todas las referencias que hay, más lo disfrutas.
El segundo es el relato puro y duro, que tiene momentos también logrados junto a otros que no lo están tanto.
Yo no sé si recomendaría su compra con los ojos cerrados, pero sí me alegro de tenerlo 😀