La balada del norte. Tomo 2

 

Edición nacional / España: La Balada del Norte. Tomo 2. Colección Sillón Orejero. Abril 2017, Astiberri Ediciones.
Guión, dibujo, tinta y color Alfonso Zapico.
Formato: 256 páginas a bitono editadas en cartoné.
Precio: 18 €.

 

Continúa Zapico su gesta intimista, por llamarla de una manera que le haga justicia, narrando la Revolución de Asturias de 1934, que tras arrancar en el volumen anterior, dejó a nuestra pareja protagonista separada y viviendo sus desventuras en Oviedo. Hace dos años de la publicación del primer volumen y recuperar a estos personajes resulta una delicia, y aún sabiendo que caigo en la cursilería con este símil, es algo parecido a la llamada de un amigo que llevas mucho tiempo sin ver. Digo esto para confirmar la huella que deja la narración del autor de Dublinés y su capacidad para generar personajes para el recuerdo. Pues una vez sentadas las bases de la personalidad, desarrolladas al detalle en el volumen anterior, Zapico da rienda suelta al conflicto en sí. Esto lleva a un exceso, quizá, en la exposición de la acción, con el ojo puesto en la crueldad de ambos bandos, pero bien vale para momentos tan sublimes como el asesinato de un párroco de pueblo, que, seas del bando que seas, resulta tan duro como si hubieran disparado a alguien muy cercano. Tal es la capacidad de emocionarnos de Zapico que aún abriendo el abanico de personajes hasta los despachos de Madrid, la premisa del amor separado sigue hilando la trama sin ni siquiera tocarse, augurando un funesto final, que, esperemos, esté a la altura en el prometido tercer y último volumen de La balada del norte.

Si en el tomo anterior Zapico puso el ojo en las costumbres por encima del drama, aquí hace un viraje hacia la angustia de la contienda en los hombros de sus protagonistas mientras relata los avances tácticos de la misma. Lo que en un principio era optimismo se vuelve aquí pesadumbre debido a la muerte y al ánimo revanchista. No duda Zapico en exponer, sin paños calientes, la crueldad del bando revolucionario, así como la estupidez –por acomodo- de las fuerzas del orden. Habla Zapico de lo caduco de los ejércitos entonces, frente al ansia del proletariado, ávido de venganza después de años de sufrimiento, viniendo a decir que quien se apoltrona en su puesto tiene la sangre espesa y el que sale a luchar demasiado licuada. Esto, claro, no deja en buen lugar a ningún bando, que son representados a partir de sus peores características mientras el honrado Apolonio empieza a percatarse de lo inútil que puede llegar a ser pegar tiros y el cáncer que supone el conformismo, arraigado en un sociedad, la española, que parece formar parte ya de sus vísceras. De ahí la pesadumbre, de ahí el pesimismo de este capítulo.

Vuelve a funcionar muy bien de nuevo la narración a dos bandas, desde la perspectiva de la hija de Apolinio, permitiendo una mirada certera al bando revolucionario y la mirada apática del hijo del Marqués de Montecorvo, abrumado por los acontecimientos, pusilánime sin remedio, que va a necesitar un revulsivo para escapar de sus propias miserias. Y crea así Zapico además un fresco que abarca dos generaciones de dos clases sociales distintas.
Como única pega, comentar la merma de fondos de este volumen en comparación con el minuciosos detalle del anterior, ignoro si intencionadamente, aunque en ocasiones, se entiende claramente como una decisión narrativa. Sea como sea, es una suerte que estemos asistiendo a la publicación de la que pinta será la obra cumbre de uno de los grandes del tebeo nacional actual.