Iron Man: La caída del Pozo Estelar

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Edición original: Marvel Comics – noviembre 1980 – julio 1981
Edición España: Panini Comics – agosto 2013
Guión: David Michelinie, Bob Layton
Dibujo: John Romita JR, Joe Brozowski
Entintado: Bob Layton
Color: Bean Sean, Bob Sharen, Nelson Yomtov, Sharen Slifer, Ed Hannigan, Roger Slifer
Portada: Bob Layton
Precio: 19,95 euros (tomo de la línea Marvel Gold de 216 páginas)

 

Tercera entrega (cuarta, si contamos El demonio en una botella) de la recopilación “marvelgoldiana” de las aventuras del Hombre de Hierro de David Michelinie, John Romita JR y Bob Layton. En esta entrega los autores profundizan en la relación entre Tony y Bethany, ya plenamente aposentada, así como en los agobios del Antoñito por hacer frente a sus múltiples ocupaciones: jefe de una multinacional, superhéroe blindado e imagen corporativa de la misma, vengador… El estrés inherente a tan apretada agenda recuerda constantemente al protagonista y a los lectores cuál fue la causa principal de su dependencia del alcohol (aunque más adelante otros autores revisarán el asunto y añadirán más madera). Junto a todo lo anterior, el presente tomo recoge un arco argumental donde se desarrollan las relaciones entre Stark Internacional y sus competidores del gremio. Auténtico chico de oro y representación modélica de la categoría de yupi, agresiva y ansiosa de triunfo, que camparía por sus respetos en los ochenta, Tony Stark es el espejo en el que otros industriales se miran y el ocupante del escalón más elevado del podio. Pero no hay que olvidar que nuestro amigo ha renunciado a la fabricación de armas, de modo que esta interacción sirve para recalcar el carácter filantrópico, heroico y esforzado del bizarro Hombre de Hierro. Hay otras corporaciones, como CORDCO o ROXXON, y tienen sus propios brazos armados, como los Saqueadores o Solturión. Algunos de ellos, como este último, pueden tener intenciones tan altruistas como las de Stark, pero se ven arrastrados por las directrices de unas multinacionales despiadadas. También volverá a hacer su aparición otro de esos adversarios convertidos en reversos tenebrosos del protagonista: Justin Hammer. El millonario y “padrino” de una buena colección de villanos de segunda fila vuelve a las andadas indicando a su enemigo y a la afición que toca todos los palos del crimen organizado. En resumidas cuentas, este tomo ofrece todos los elementos que definen al Hombre de Hierro más clásico y cuenta con el atractivo añadido de contar con el retorno de John Romita JR.

La primera historia presenta a Tony y a su panda disfrutando de unas vacaciones en las Bahamas y recuperándose del enfrentamiento anterior con Madame Máscara. Ling McPherson, la compañera de agencia de Beth, va curando sus heridas, en tanto que esta última ya es, a todos los efectos, la pareja de Stark. James Rhodes va consolidándose en su papel de amigo personal del protagonista y desarrollándose como vehículo contador de chistes y competidor con su colega en lides aventureras y amatorias. En este mismo tomo conoceremos cómo se conocieron, tomando como excusa el necesario “recuento” del origen del Hombre de Hierro. En aquellos tiempos la guerra de Vietnam seguía siendo un acontecimiento reciente, pero no era lo mismo la participación indirecta de eufemísticos asesores de los días en los que vio la luz el número 39 de Tales of Suspense que la intervención militar directa que se produjo justo al año siguiente y se prolongó hasta bien entrados los setenta. Rhodey es un militar ayuda a un novato Iron Man en su huida de los dominios de Wong Chu (personaje que no se menciona en demasía al pertenecer al arquetipo maniqueo y vergonzante de “rojo malvadísimo” que fabricaba Stan Lee en plena guerra fría). En décadas posteriores autores como John Byrne, Joe Quesada o Matt Fraction actualizarán este origen que influirá y se verá influido por la franquicia cinematográfica. Quienes vieran la primera entrega de esta última comprobarán que la relación Stark-Rhodes mantiene elementos de este primer encuentro.

El guardián de Pozo Estelar
Solturión, paladín de la ROXXON

La siguiente historia presenta a otro contrincante habitual de la serie y socorrido modelo de corporación malvada en el universo marveliano: la petrolera ROXXON. La muerte repentina de todo un pueblo de la Norteamérica profunda llevará a SHIELD a las puertas de Stark Internacional y a la cabeza visible de esta última a investigar en el espacio. Allí encontrará una estación espacial vinculada a la empresa petrolífera que se mantiene en secreto y que busca la obtención de nuevas fuentes de energía. Allí se encontrará con Arthur Dearborn, el científico responsable del proyecto y con Solturion, un superser dotado con poderes de microondas. Dearborn demostrará tener unos ideales tan nobles como los de Stark y Solturion hará gala de un valor y una entrega comparables a los del Hombre de Hierro. Sin embargo, es la presencia de la despiadada ROXXON la que mancha la diáfana imagen de ambos y convierte el proyecto “Pozo Estelar” en algo perverso. En este punto es curioso comprobar cómo Michelinie y Layton dibujan un panorama de las guerras empresariales que no ha quedado desfasado. Una de las cosas que me llama la atención de estos cómics (y, por extensión, de todos aquéllos donde Stark dirige prácticamente en solitario un consorcio empresarial) es el simplismo con el que se tratan ciertos temas (a veces rayano en la simpleza). Sin embargo, aquí se muestra un desarrollo que justifica el enfrentamiento dicotómico entre el vengador blindado (su identidad civil y lo que representa) y Solturión (su identidad civil y lo que representa). Hay una elaborada cortina de humo que, por obra y gracia de una campaña de publicidad, se convierte en la historia oficial, para desengaño de un Tony Stark que parece tener el corazón demasiado tierno para afrontar este tipo de argucias inherentes al oficio empresarial que desempeña. Tanto para Michelinie y Layton que, desgraciadamente, fue más excepción que regla general.

A continuación nos encontramos con varias historias relacionadas con el funcionamiento interno de Stark Internacional, en los que vamos conociendo en profundidad a algunos de los colaboradores directos del jefe: la eficaz y aguerrida secretaria Bambi Arbogast, el expeditivo jefe de seguridad Victor Martinelli, el estirado y untuoso relaciones públicas Arthemus Pithins o la atractiva y recién nombrada vicepresidenta Yvette Avril (otra belleza sofisticada que añadir a la larga lista de damas que han pasado por la colección, y que por su origen francés acaba siendo objeto de algún chiste suelto por parte de Michelinie). Algunos pasarán la prueba del tiempo y otros solamente verán la luz cuando el dúo de guionistas recale en la colección, pero no es difícil reconocer en ellos los puestos que más adelante ocuparán otros personajes, recuperados o añadidos por autores posteriores. Mientras dura la visita al emporio Stark hay tiempo para actualizar a otro viejo saco de pegar puñetazos de la serie: siguiendo la pista de uno de los empleados de la empresa llega Mark Scarlotti, el antiguo Latigazo, reconvertido en Látigo Negro y dotado de un aspecto y unos poderes que le acompañarán prácticamente hasta su muerte, veinte años más tarde. Su arma favorita servirá para el diseño del villano principal de Iron Man II.

Composición fetiche de Layton
Pasado y traspasado del Hombre de Hierro

La última parte del tomo recoge la versión “Michelinie-Layton” de las relaciones entre una multinacional y los vaivenes geopolíticos de las relaciones internacionales, desplegando en todo su esplendor los puntos débiles del trabajo de don David como guionista. Las fábricas de Stark Internacional ubicadas en el país latinoamericano de Costa Diablo (serio candidato al premio “Steve Englehart” de pateos al castellano) han sido nacionalizadas por el nuevo gobierno del país, una junta militar conformada a partir de un “putsch”. Con un melodrama donde se lamenta el fin de la libertad Michelinie demuestra que sus lagunas culturales no están limitadas a la España de los años treinta del siglo pasado y dibuja un extraño pastiche de los convulsos procesos vividos en la época en Centro y Sudamérica. Así como la referencia a una junta militar podría evocar la dictadura militar que rigió siniestramente en Argentina entre 1976 y 1983, el aspecto de los golpistas parece directamente tomado de los barbudos cubanos de Sierra Maestra o de cualquier movimiento guerrillero de los setenta, como el que derrocó a Tachito Somoza en Nicaragua. La participación de Iron Man viene justificada por la captura del ejecutivo responsable por parte de unos militares diseñados en pintas y comportamientos según el modelo “ejército de Pancho Villa”. Es la persona y no el complejo industrial que ha perdido al decretarse su nacionalización lo que mueve a Stark, pero si con esto último los autores querían dar su particular versión de lo que acontecía en la revuelta Hispanoamérica, lo cierto es que quedaron como un par de paletos… como cada vez que un autor de tebeos intenta inventarse un país que, desde su perspectiva, deba considerarse exótico. El epílogo a esta historia resulta todavía más vergonzoso, pero en fin. Explicaciones más chorras encuentra uno sobre todos los temas en todos los medios de comunicación, así que esto, afortunadamente, son solamente tebeos, pero sorprende sobremanera que los mismos que hacen una trama un poco compleja (pero sin exagerar, oigan) perpetren un panfleto que avergonzaría a los guionistas de Amanecer rojo o Invasión en los USA.

Dejando aparte lo anterior hay que indicar que este tomo sigue recogiendo lo mejor de la historia del Hombre de Hierro y recopila igualmente los primeros números publicados por Forum hace casi treinta años.

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Louontherocks
Louontherocks
Lector
2 septiembre, 2013 11:35

Aqui se incluye el número uno de forum?

Conan desatado
Conan desatado
Lector
2 septiembre, 2013 14:18

Si que es el número 1 de forum, hace poco hice yo mismo esa pregunta y me lo confirmaron. Y te lo reconfirmo que ya tengo el tomo de panini

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
2 septiembre, 2013 16:28

Madre mia qué recuerdos. El número 5 de fórum, el de Látigo Negro fue el primer comic que me compré en mi vida, o como mínimo de los tres primeros, allá por el año 84 (cuatro años después de su publicación original en USA, y ahora tenemos 3 meses de diferencia, lo que son las cosas) y todavía lo conservo medio descuajaringado.

El Iron Man de Michelinie, Layton, Romita se me ha quedado grabado en la mente como la versión definitiva del vengador dorado. Al menos en el aspecto visual, nunca nadie ha vuelto a dibujar al latas tan brillante y espectacular. Y me encantaba la cháchara tecnológica de Michelinie, a pesar de que obviamente el paso del tiempo ha dejado algunos de los elementos tecnológicos a la altura del betún. Aún hoy sigo esperando que a algún guionista se acuerde de aquello de polarizar/despolarizar la armadura.

Aparte de eso, un elemento de nostalgia también es la traducción. Está claro que las traducciones de panini son más precisas, pero recuerdo con cariño las traducciones de fórum (aquella mítica interjección que usaban en los 80 ¡rayos!). De hecho, lo de «Saqueadores» me chocó. Yo solo había leído esa historia en el tebeo de fórum, y allí los tradujeron como los Luchadores.

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
3 septiembre, 2013 15:45

Quizá por el factor nostalgia, pero también añadiría que Beth me parece la novia ideal de Tony Stark.