I am a Hero 20

 

Edición original: I am a Hero Nº20 JAP (Shogakukan/Big Spirits Comic, 2016)
Edición nacional/ España: Norma Editorial
Guión: Kengo Hanazawa
Dibujo: Kengo Hanazaw
Formato: Tomo manga rústica de 196 páginas B/N
Precio: 8,50€

 

Hace unos días, en Zona Negativa ya os hablábamos de I am a Hero gracias al estreno de la película. Hoy volvemos a centrarnos en el manga del momento, aunque por una razón diferente: analizar el veinteavo número de la serie.

Como mucho ya sabréis, Kengo Hanazawa ha puesto fin al manga, después de ocho años de dedicación. Así, en el tomo 22, la historia alcanza su punto y final. En unos meses, podremos ser testigos del desenlace de la aventura de Hideo. Mientras tanto, Norma Editorial alimentará nuestro hype con uno de los spin off de la serie: I am a Hero in Osaka. Pero de esto ya hablaremos en su momento. Ahora vamos a dar caza a esos misteriosos y extraños ZQN.

Reseñar una obra que está en las puertas de su conclusión, sin incurrir en spoilers es una tarea harto complicada. Pero el tono de estas reseñas intenta ser ese, aunque siempre hay algo que destacar. Si no, no sería un buen análisis y la información ofrecida sería vacua. Por tanto, tengo que empezar hablando de cómo acabó el último tomo. Al final del gran volumen 19, Hiromi era raptada por un enorme ZQN a las puertas de Tokio.

Gracias a ello, Hideo se queda sólo y podemos profundizar en la evolución del personaje. Nuestro protagonista, poco a poco, se ha convertido en un héroe, aunque no en el que él imaginaba: un caballero errante que salva a damiselas en apuros. Pero sí en un héroe de verdad: un compañero que permanece junto a sus amigos hasta el final. Que deja a un lado su bienestar e intereses para proteger a aquellos que quiere. Esta evolución ha sido muy sutil a lo largo de los años, gracias al estilo de narración de Hanazawa. El autor nos ha acostumbrado a personajes complejos que evolucionan de manera orgánica.

Por tanto, los personajes pueden mantener conversaciones realistas sobre temas poco habituales en el manga sin que la escena sea forzada. Por poner algunos ejemplos, en I am a Hero hemos visto hablar de menstruación, depilación, relaciones sexuales u olores corporales con naturalidad, sin risas ni chascarrillos. Una consecuencia del tono que usa el autor, es que las típicas escenas de shonen donde los protagonistas se sinceran y revelan sus sentimientos al lector, no existen. Pero esto es bueno, no solamente porque ayuda a dar realismo y seriedad al argumento; sino porque contribuye a que la historia se tome en serio a sí misma. La ausencia de la apología simplista y vacía de la amistad, es uno de esos pequeños detalles que diferencian un shonen de un seinen.

En este sentido, es muy reveladora la escena entre Hideo y Yajima, su alucinación que aparece de manera esporádica desde el primer tomo. Como Hiromi ha sido secuestrada, Hideo tiene que tomar una decisión: continuar sin ella o intentar rescatarla. Esta última opción implica poner su vida en riesgo y, más importante, sobreponerse al miedo. Al terror emocional que conlleva comprometerse con alguien. Pero, Hideo decide dejar de huir emocionalmente, decide limpiar la escopeta y encarar su destino: ser un héroe.

Hideo, llega a la costa de Tokio, donde se encontrará con los otros dos grupos de supervivientes: el de Kurusu y el de Asada. El choque entre estos dos grupos es inminente, sólo nos falta saber qué pasará con la llegada de Hiromi. En tomos anteriores, Kurusu hablaba mentalmente con ella y le decía que tenía que ir hacía la gran ciudad para reunirse con él. Lo que aún no sabemos es por qué ni para qué. Aún quedan varios enigmas para resolver, pero cada vez hay menos capítulos para hacerlo.

Imágenes interiores

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En conclusión, estamos ante un volumen que sin recurrir a la acción ni revelar muchos misterios nos mantiene en tensión. Kengo Hanazawa ha conseguido secuestrar nuestra atención a lo largo de cuatro años en una historia cuyo final degustaremos próximamente.