El mes de octubre pasado trajo como novedad en castellano bajo el sello de Panini a Huck, uno de los más recientes trabajos firmados por Mark Millar. Esta obra vio la luz originalmente entre noviembre de 2015 y abril de 2016, publicada por Image Comics, siendo la serie inmediatamente anterior a Empress y Reborn de Millarworld, la empresa del escocés que no hace mucho fue adquirida por Netflix.
Huck no es la excepción en la bibliografía de Millar en un par de aspectos. Por un lado, parte de una combinación de conceptos básicos para definir a la historia y su protagonista, que en este caso es una mezcla de Superman y Forrest Gump. Y por el otro, como también es habitual, el escritor se rodea siempre de artistas de nombre y calidad para concretar gráficamente sus guiones; en esta oportunidad se trada de Rafael Albuquerque, dibujante brasilero conocido por American Vampire, Ei8ht o sus muchos créditos en Batman, por citar algunos.
No obstante, quizás sí sea una excepción en cuanto al tono de la narración, tratándose de un cómic mucho más liviano en cuanto a violencia y al ánimo general de lo que aquí se cuenta, que en todo momento da una sensación de tranquilidad, optimismo, felicidad. Esto desde ya que no es casual, sino que tiene su origen en lo que provocó a Millar la primera película de Superman de Zack Snyder (tal como nos contaba el compañero Sergio Aguirre en la reseña del #1 de esta serie) buscando recuperar el ánimo original de los superhéroes.
Si bien Huck puede enmarcarse dentro del género superheroico, no cumple con algunas reglas tradicionales de este como ser que el protagonista use un traje y lleve una identidad secreta. Más bien todo lo contrario, ya que es un muchacho de 34 años que trabaja en una gasolinera y ayuda a todos sus vecinos por el simple hecho de que le gusta hacer feliz a la gente. Desde luego que hay un trasfondo (un “origen secreto”) que hace que este personaje tenga un interés adicional y se pueda contar una historia más grande a partir de ello. Por un lado, se nos cuenta que fue abandonado en la puerta de un orfanato, con un cartel que decía “por favor ámenlo”, y allí fue criado enseñándole que debe hacer al menos una buena acción al día. Y Huck cumple a rajatabla con esa enseñanza.
En ese aspecto del personaje hay otra cualidad, que lo hace retrasado para algunos y especial para otros de sus vecinos, y es el punto de contacto con Forrest Gump: Huck tiene dificultades para el aprendizaje, como una silenciosa vulnerabilidad tal como lo definió el propio Millar. Pero en verdad no es ninguna vulnerabilidad ni un defecto ya que esa cualidad lo hace ser lo que es: el “buen samaritano americano”, según lo describen en un momento de la narración, un hombre de un corazón más grande que sus músculos que le dan una súperfuerza y un empecinamiento por ayudar al otro más resistente que su físico que le permite correr y saltar sin cansarse.
Luego de que se nos presente al protagonista, primero en acción y luego descripto por una de sus vecinas a la nueva chica que llega al pueblo, se pasa al suceso que pone en marcha la historia: las habilidades de Huck habían sido mantenidas en secreto hasta que llegó esta forastera, quien vende la información a los medios de comunicación. El hecho de que se dé a conocer da lugar al conflicto y a conocer más del origen de Huck, de dónde y cómo obtuvo estos poderes, con partes interesadas en utilizarlo para su provecho.
Como notarán de esa descripción general del guión, se trata de uno bastante básico, casi por completo lineal y sin demasiadas sorpresas, con giros dramáticos que se adivinan fácilmente, con la ya típica apelación a la combinación de diferentes conceptos y lugares comunes de la que se vale Mark Millar cada vez. Esto no impide, en lo más mínimo, que sea absolutamente efectivo para contar una historia y lograr entretener y hasta conmover con ella en los puntos más altos del drama y con su desenlace.
Además, como viene ocurriendo desde MPH en cada título escrito por Millar, predomina el interés por hacer cómics por encima de utilizarlos como plataformas de adaptación al cine, como le ocurrió en gran medida luego de conocer lo que proporciona esa industria con Wanted. No quiere decir esto que no tenga intenciones de vender los derechos de cada cosa que publica (más bien al contrario), sino que la referencia es en el sentido de que el cómic funciona y se disfruta como tal, y no parece un storyboard para cine o TV.
En este apartado es fundamental los emparejamientos que ha logrado con artistas, como mencionábamos al comienzo de este texto. La tarea de Albuquerque hace más atractiva a la historia, dándole vida al protagonista y logrando comunicar en su trazo el optimismo y tranquilidad que Millar quiso inspirar con Huck. Claro que en ello también es muy importante el trabajo de color de Dave McCaig que terminan de otorgar al dibujo la calidez que tiene el protagonista de esta historia.
En pocas palabras, Huck es una muestra más de lo que nos ofrece el Millarworld con guiones que son más que efectivos y ofrecen alguna que otra vuelta de tuerca, y un gran trabajo de dibujantes de renombre en la industria norteamericana actual. Y eso no está para nada mal.
Gracias por la reseña Mariano, la verdad es que pinta interesante, pero me viene a la mente poderosamente una historia de Busiek para Astro City con una premisa si no igual, muy parecida ¿o me estoi haciendo un lío?
Gracias Mariano.
Lo dijiste perfectamente: «Huck es una muestra más de lo que nos ofrece el Millarworld con guiones que son más que efectivos y ofrecen alguna que otra vuelta de tuerca, y un gran trabajo de dibujantes de renombre»
Lo cierto es que el guión de Millar, aún con su tono optimista general, me pareció bastante normalito a años luz de su mejor producción, con una historia correcta sin giros mencionables (todo lo que pasa se ve venir a la legua).
Pero el dibujo y el color son espectaculares, me dejaron anonadado en cada página, y solo por eso ya merece pasar por caja. Algo que por otra parte se puede decir lo mismo de Reborn con Capullo o Empress con Immonem…
Qué ca#%»€ Millar, no es listo ni ná!!