Harley Quinn, de Paul Dini a David Ayer, una loca historia de amor con el fandom

La evolución en la popularidad de Harley Quinn desde la televisión y el cómic hasta la última película de David Ayer, enamorando a sus lectores. Veamos.

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Harley Quinn es un personaje de creación relativamente joven (pronto cumplirá veinticinco años de existencia) pero ha aprovechado su tiempo y desde su primera aparición no ha pasado nunca desapercibida. En este corto periodo ha logrado conquistar al público de una manera que ya quisieran para sí otros compañeros suyos de ficción más longevos. Su progresión ha sido meteórica y su inmersión en el Universo DC ha supuesto un ejemplo de naturalidad asombrosa si pensamos en el recelo habitual con el cual el fandom suele recibir las versiones femeninas de héroes y villanos clásicos (aunque podamos decir que Harley representa más el prototipo de fanboy obsesivo y culturalmente disperso que hace de sus personajes de ficción favoritos el centro de sus intereses vitales). El secreto de Harley Quinn estriba en haber sabido mantener una simbiótica relación entre el cómic y otros medios como la televisión, el cine y, más recientemente, las plataformas de videojuegos. De hecho, esta simpática y perturbada villana, concebida en su origen como una especie de sidekick y pareja sentimental del Joker, apareció por primera en 1992 en la cabecera animada Batman: The Animated Series. Los responsables de la hazaña, como no podía ser de otra manera, unos orgullosos Paul Dini y Bruce Timm que dieron a la Dr. Harleen Frances Quinzel el escenario perfecto para su glorioso debut. El salto a los cómics fue inmediato y sus creadores narraron su génesis en 1994 en las páginas de The Batman Adventures: Mad Love. Este primer contacto con los lectores se produjo en una cabecera que solo funcionaba como adaptación de la serie animada, y por lo tanto la historia se encontraba fuera de la continuidad tradicional, pero fue la puerta de desembarque de Harley Quinn a las viñetas de DC Comics.

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Hoy, con dos décadas y media a sus espadas de delitos y tropelías a ambos lados de la ley, Harley Quinn vive uno de sus momentos más importantes y dulces, habiendo desarrollado el poder de la omnipresencia en las cabeceras DC Comics, protagonizando su propia serie regular, y sirviendo de reclamo para series de animación, películas, videojuegos y todo tipo de merchandising relacionado con su persona. Obviamente, todo esto sin olvidarnos de su transmutación en carne y hueso, con los rasgos de la actriz australiana Margot Robbie, en el Escuadrón Suicida, la adaptación de este popular grupo de villanos metidos en tareas de superhéroe que Warner Bros. Pictures y el director David Ayer (Sabotage, Corazones de acero) nos han presentado este verano. El futuro para Harley Quinn se antoja emocionante pero para saber cómo nuestra querida y pequeña psicópata ha llegado hasta aquí, y por ende reconocer las claves de su éxito, tal vez deberíamos profundizar un poco mejor en su historia. Desde sus primeros pasos como ayudante con derecho a roce del Joker, y hasta su presente reconversión en anti-heroína de armas tomar. Hoy centraremos nuestra atención en este loco personaje capaz de poner patas arribas el mismísimo Universo DC. ¿Preparados para todo ello, pastelitos?

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Los orígenes

La primera aparición de Harley Quinn tuvo lugar en el episodio 22 de la primera temporada de la ya clásica Batman: The Animated Series (“El Favor del Joker”, un 11 de Septiembre de 1992) en un papel completamente secundario que, de no haber gozado del favor del público en una era pre-Internet, hubiera sido también su última aparición. No en vano, otras tantas creaciones de Paul Dini y Bruce Timm en esta serie de televisión son buenos ejemplos de lo efímero que puede ser la fama de un personaje creado fuera de las viñetas. Casos de estos encontramos en las olvidadas figuras de villanos mucho más trabajados como Red Claw, Baby-Doll, Kyodai Ken, Tygrus o Sewer King, quienes pasaron sin pena ni gloria por la parrilla televisiva tras su minuto de gloria. En cambio, en el caso de nuestra protagonista, y por supuesto de la detective y futura vigilante Renee Montoya, la pequeña pantalla fue la telonera de una expansión en viñetas impensable hasta para el más optimista. Recientemente Paul Dini reconocía que “siempre habíamos pensado en usarla para un solo episodio, ya que lo único que queríamos era hacer un guiño a la serie de televisión de Adam West, donde El Pingüino, Acertijo o el Joker siempre tenían secuaces femeninas”. El germen se solidifico mientras un febril Dini trabajaba desde casa, “y sintonicé en la tele con un capítulo de Days of Our Lives, donde mi antigua compañera de instituto y famosa actriz en los ochenta Arleen Sorkin interpretaba un pasaje onírico disfrazada de bufón en blanco y negro. Enseguida lo tuve claro”.

Tras una documentación de trajes de arlequín y una posterior adaptación para animación (copiando “en parte el diseño del Daredevil de los cómics de Lev Gleason Publications de los años cuarenta”), el fichaje de la propia Arleen Sorkin como la voz del personaje y el cambio de los planes a largo plazo que tenían para el Joker en la serie, Harley Quinn hacía su debut en la pequeña pantalla. Tres meses después, Harley reaparecería en un nuevo episodio (número 34) en el que Paul Dini se atrevía a adaptar la mayor aventura jamás del contada Joker hasta el momento, The Laughing Fish, basada en la etapa de Steve Englehart al frente de Detective Comics. Una aparición más como secundaria que daría paso a apariciones más frecuentes y relevantes en futuros capítulos (episodios 46, 51, 56, 68, 72, 81, siempre con guión de Paul Dini) donde se definirían algunos de sus rasgos y relaciones más reconocibles, como su pasado como psiquiatra, su interés, primero científico, y luego amoroso, respecto al Joker, dando lugar a unos primeros encontronazos tan velados como cómicos. En el episodio Harley and Ivy, tras el primero de muchos despidos forzosos por parte del Joker, Harley conocería a Posion Ivy formando una pareja del crimen tan glamurosa como cómica. “Esta fue una decisión importante, porque al aparecer siempre al lado del Joker es imposible desmarcarse de sus rasgos neúroticos. Sin embargo, situarla enfrente de un personaje fuerte como Posion Ivy era mucho más natural y permitiría lucirse a Harley”, afirma Bruce Timm antes de que Dini añada que “además, no hay que olvidar que estamos hablando de una serie de animación infantil y teníamos que tener mucho cuidado a la hora de representar una relación de abusos, por muchas luces que tuvieran las imágenes”.

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Con este nuevo statu quo, Harley seguiría apareciendo en la caja tonta en varios capítulos más, siempre con nuevos detalles sobre su pasado, como en Trial donde conoceríamos por primera vez sus orígenes como doctora en Arkham Asylum antes de volverse loca por obra y gracia (nunca mejor dicho) del payaso del crimen. Consolidado el personaje, todavía tendría tiempo de disfrutar de su primer capítulo como villana en solitario antes del cierre de Batman: The Animated Series (Noviembre de 1993), donde una confusión en una tienda de ropa desencadena un carrusel de hilarantes malentendidos que harían echar mucho de menos a Harley. “Nos planteamos este episodio como un reto, ya que queríamos hacerla aparecer sin el Joker o Posion Ivy y a la vez acabar la serie con una nota alegre”, confiesa Timm. Afortunadamente, además de un par de cameos en otros productos televisivos de Warner Bros, Harley y compañía regresaron cuatro años después en una nueva serie de animación, The New Batman Advenures (1997 a 1999) donde se convirtió en el segundo villano más recurrente del show (tras el Joker, por supuesto). Una madurez en popularidad que justificaría de sobra su inminente desembarco en la continuidad oficial de DC Comics.

Hacemos referencia a la continuidad “oficial” porque para hacer honor a la verdad y como mencionábamos en la introducción, Harley Quinn ya había dado el salto al noveno arte varios años antes, con la publicación del prestigioso número auto-conclusivo The Batman Adventures: Mad Love, a cargo de los padres de la criatura: Paul Dini y Bruce Timm, quienes comentan al respecto lo siguiente: “Llevábamos mucho tiempo dándole vueltas al origen de Harley Quinn y queríamos conjugar todas las ideas que habíamos soltado y las que no en una misma historia, y definir la relación Harley/Joker”. Una breve historia enmarcada en la continuidad del universo de animación de DC Comics que conseguirá el Premio Eisner a “Mejor Historia Autoconclusiva” de todas las obras publicadas en 1994 y que sentaría las bases del personaje que le han definido hasta la actualidad, exceptuando algún que otro detalle cambiado por retro-continuidad (como esa inmersión en tanques químicos al estilo Joker como justificación del color de su piel). Tras este cómic y del olvidable Elseworlds Batman: Thrillkiller (1997) por Howard Chaykin y Dan Brereton, la siguiente aparición de Harley en papel sería la primera en la continuidad clásica de DC Comics, en pleno crossover Tierra de Nadie (Octubre de 1999) con el guión de Paul Dini y dibujo de Yvel Guichet. El debut de Harley quedó diluido en este gran bat-crossover de más de treinta números donde una lastimada Harley es rescatada por Poison Ivy, quien tan pronto jura venganza contra el Joker como se derrite por volver a su lado. Para entender el recorrido editorial del personaje desde ese momento hasta el episodio reciente donde, tras dar una paliza al Joker le espeta “Ya no soy tu juguete. Te comportaste mal conmigo una vez, pero eso ya pasó. Si alguna vez vuelto a verte, si alguna vez te metes con mi familia o con mis amigos, no voy a ser tan amable como hoy y acabaré con esa sonrisa tuya para siempre” hay que prestar mucha atención. Un recorrido emocional hacia el lado del bien con cambios sutiles, puntuales y casi siempre acertados al amparo de una popularidad tan creciente como menguante ha sido el tamaño de los shorts vestidos por Maggie Robbie en los sucesivos trailers enseñados por Warner Bros.

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Carrusel creativo en las viñetas

El siguiente paso natural para el personaje era obtener su propia serie regular, en el primero de tres volúmenes de los que ha gozado el personaje, que curiosamente fue el más longevo de los tres con treinta y ocho entregas publicadas entre Octubre del 2000 y Noviembre de 2003. El equipo creativo elegido estaba compuesto de Karl Kesel al guión y el matrimonio Terry y Rachel Dodson al frente del apartado gráfico. A priori puede parecer poco caché dado que durante los últimos años se ha diluido la importancia de Karl Kesel en la industria, por lo cual no está mal recordar su pasado para entender esta elección. Guionista de la miniserie ochentera Halcón y Paloma (sí, la dibujada por Rob Liefeld en su primer trabajo publicado) y co-creador de Superboy junto a Tom Grummett y guionista de sesenta números de su serie regular (idem con Adventures of Superman), Kesel fue elegido por DC Comics en 1997 para su evento anual (Noche Final) donde Parallax realizaría el sacrifico definitivo y moriría Oliver Queen, todo ello sin olvidar sus muchos trabajos como entintador de primer nivel. Menos solida era la trayectoria de Terry Dodson en aquel momento, donde tenía en su haber tan solo un par de miniseries junto a Warren Ellis (Storm, Pryde and Wisdom) y una etapa de veinte números en el Generación X mutante de Scott Lobdell a finales de los noventa. El primero aguantaría en la serie dos años mientras que el dibujante apenas alargaría su estancia doce meses, antes de regresar a Marvel como dibujante consolidado para proyectos estrella con Mark Millar (Trouble) o Kevin Smith (The Evil that Men Do), años antes de ser considerado unánimemente como el artista idóneo para relanzar la Wonder Woman tras Crisis Infinita. En cuanto le ofrecieron esta oportunidad, Terry no se lo pensó: “Ya cuando estaba dibujando Generación X en Marvel yo mismo tenía una influencia del estilo de Bruce Timm y el resto de los diseñadores de la serie de animación, como Shane Glines o Glen Murakami. No puedo recordar la cantidad de dibujos que hice de Harley solo por diversión… así que cuando Karl me llamó ni me lo pensé”.

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Contextualicemos esta serie en la DC Comics de inicio de siglo, con los primeros intentos de desmarcarse de la dependencia absoluta que tenía de (los crossovers continuos de) Batman y Superman. La reciente llegada de Geoff Johns a Flash marcaría la senda, lenta pero segura, que eclosionaría no mucho después con series (JSA de Robinson/Goyer, Green Arrow de Smith/Meltzer, Wonder Woman de Rucka) que devolvieron la grandeza a DC tras unos noventa olvidables y sostenidos únicamente por el prestigio Vértigo. En esta línea, la competencia iba a ser dura para la serie, de la que Karl Kesel comentaba: “Durante el primer año de la serie la idea es afianzar al personaje dentro de la galería de secundarios de Gotham City a la vez que alejarla de la presencia física del Joker, por mucho que sea imposible que despegue de su órbita. Durante el segundo año de la serie podremos llevar al personaje a conocer el restod el Universo DC. Algunas veces la veremos actuar del lado de los ángeles y en otras ocasiones será el demonio en persona”. El reto no era fácil, ya que “estamos hablando de un personaje que siempre ha sido un secundario, y dejarla protagonizar su propia serie de la noche a la mañana tiene sus problemas, aunque por lo menos no tengo que preocuparme de mostrarla como una persona heroica”. Una historia rio con flashbacks recurrentes y mucho humor disparatado (de hecho, hasta intentó convertirse en Batgirl…) que cambiaría ligeramente de tono con la llegada en el número 26 USA del guionista A.J. Lieberman (habitual de Gotham Knights) y el dibujante Mike Huddleston. Con ellos, la serie se encaminaría a su final lentamente, con un declive en ventas que llevó a la serie a situarse allá por el puesto 155 con menos de 15.000 unidades vendidas, siendo la serie de DC (no Vértigo, no Wildstorm) menos vendida de la editorial, algo impensable hoy en día y muy lejos de los 62.000 cómics vendidos en su estreno allá por el año 2000 (Top 10 y segundo cómic más vendido de DC, tras la JLA de Waid/Hitch). ¿Tras esto? ¿El ocaso? No, la omnipresencia.

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Durante los cinco siguientes años (2004 a 2008), la evolución de Harley Quinn se frenó en seco, regresando a papeles secundarios como invitada especial en distintos títulos del catálogo de DC Comics. Quizá el más popular llegó de la mano de Jeph Loeb y Jim Lee, en el best-seller Batman: Silencio donde al intentar proteger a su pastelito tuvo un enfrentamiento glorioso con Catwoman, muchos años antes de compartir cabecera y piso. Menos afortunada fue su siguiente aparición, donde en las páginas del especial Villains United Infinite Criris es noqueada a las primeras de cambio en la enésima fuga masiva de Arkham Asylum. Un cameo un tanto absurdo que la mantendría prisionera hasta el regreso de su creador, Paul Dini, a las páginas de Detective Comics en One Year Later. En el número 831 USA, una mucho más pacífica Harley Quinn ve como su intento de conseguir la libertad condicional por parte de la cúpula de Arkham. Bruce Wayne, miembro de la junta, rechazar su petición año tras año… hasta que un secuestro no deseado por parte de la nueva Ventrílocuo le da la oportunidad de redimirse a los ojos de Batman, obteniendo así su ansiada redención y salida de la cárcel, a la que no volvería nunca más. Antes de su siguiente aparición en las manos de Dini, Gail Simone la integró en los Seis Secretos durante cuatro números para la recta final de su estancia en Birds of Prey con más pena que gloria. Su siguiente aparición prometía mucho más de lo que cumplió. Hablamos de Countdown to Infinite Crisis, la serie semanal guionizada y supervisada por Paul Dini que tomó el relevo a 52, esa obra maestra que tejieron Morrison, Waid, Rucka y Johns hace ya demasiado tiempo. En Countdown, al igual que en 52, una selección de secundarios deceitas fueron elegidos para protagonizar durante un año esta maxiserie que narraba los últimos días del Cuarto Mundo y el camino a las Crisis Finales de Grant Morrison. Entre los protagonistas encontrábamos a Jimmy Olsen, Mary Marvel, Donna Troy, Jason Todd, Karate Kid o Trickster, además de Harley Quinn y su compañera de viaje (y antigua sidekick de Catowman) Holly Robinson. Ambos personajes coinciden en el Refugio de Ayuda para Mujeres de Atenea, en Metrópolis, pero no deja de ser una tapadera encubierta de la Abuela Bondad y sus Furias para reclutar nuevas guerreras, como nuestras protagonistas acabarán descubriendo para su desgracia y nuestro entretenimiento. Sin embargo, a pesar de disfrutar casi cincuenta números de su presencia (en los que, por cierto, no viste su disfraz de arlequín ni en una sola viñeta), la evolución experimentada por esta Harley alocada es casi nula y habrá que esperar a su siguiente aparición, también con Dini, para que muestre mayor carisma que locura.

A pesar del varapalo de crítica que fue Countdown, el buen hacer de Paul Dini en Detective Comics, en paralelo a Morrison y su Batman, estaba fuera de toda duda, brillando con su interpretación de personajes como Enigma, Silencio, Ventrílocuo o la relación entre Batman y Zatanna en la serie dibujada con maestría por Dustin Nguyen. Por ello, tras la restructuración de la franquicia a causa de la “muerte” de Batman, la editorial le confió dos nuevas series para lucimiento personal. Estas fueron Batman: Streets of Gotham (con cameo inicial de Harley) y Gotham City Sirens, dibujada por nuestro querido Guillem March y protagonizada por Catwoman, Poison Ivy y Harley Quinn. La serie debutó en un puesto 33 con 52.000 unidades a la sombra del Batman & Robin de Morrison/Quitely y un año después las ventas habían descendido a la mitad, cancelándose en 2011 al borde de las 20.000 copias mensuales. Sin embargo, aunque los números no eran buenos, la serie fue aclamada por el público. Fue una vuelta a empezar, y es que, como esta última comenta en el primer número, “soy consciente de ciertos patrones recurrentes en nuestras vidas”. Un enfoque más introspectivo y menos aventureros que permite ahondar en la personalidad de Harley, cuya separación del Joker se cuenta ya por años, aunque una bipolar Quinn tan pronto enfatiza su independencia absoluta de su ex–pastelito como intenta enternecer a sus compañeras con discursos nostálgicos: “Eso demuestra que quiere que vuelva. Lo puse tan celoso que se saltó todas las restricciones para llamar mi atención. No había utilizado el clásico número de los globos gigantes desde hace años. Mi pastelito realmente me ama. Ya sé que tiene mala reputación pero debajo de la locura solo es un cachorrito tierno”. Una bipolaridad divertida que es puesta a prueba en el primer arco argumental, el cual concluye con nuevos descubrimientos sobre el pasado de Harley y un primer vistazo a su desestructurada familia católico-judía de Brooklyln, con padre en la cárcel, donde la protagonista comenta: “Papa, la razón principal por la que me convertí en psiquiatra fue para entender por qué hacías las cosas que hacías a nuestra familia. Ahora que yo misma he sido una criminal, creo que entiendo algunas de las elecciones que sentiste que tenías que tomar”. Una pequeña obra maestra por parte de Dini que humaniza en pocos números a un personaje que aunque se había alejado definitivamente del bando de los malos y apenas había tenido un ápice de evolución en diez años.

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La serie continuó más allá de la marcha de Dini al final del primer año con Tony Bedard y Peter Calloway como guionistas suplentes, pero con mucho menos acierto al enfocar el tono de la colección a un ritmo más aventurero y menos introspectivo. Tras un debut la llegada de Los Nuevos 52 disolvió esta particular banda de tres, enviando a Catwoman a su propia serie regular (dibujada precisamente por Guillem March), a Poison Ivy a ese experimento fallido que fueron los nuevos Birds of Prey y a Harley Quinn al Escuadrón Suicida, una decisión cuanto menos curiosa al tratarse de un grupo con el que poco o nada había tenido que ver hasta el momento pero que con el paso de los años ha acabado siendo la razón por la que Harley ha debutado en la gran pantalla. Como curiosidad, antes de adentrarnos en la diversidad audiovisual que disfrutó Harley durante estos años, cabe destacar la importancia de los pequeños detalles. Y es que es nuestro compatriota Guillem March quien ofrece la primera versión de Harley Quinn en su “atuendo callejero”, con esa cazadora de dos colores, shorts y dos coletas en la rubia cabellera, que no es sino la versión de Harley que ha llegado hasta la gran pantalla sobre la piel de Margot Robbie.

El contraataque de Harley Quinn

En paralelo, se podría decir que la versión moderna de Harley Quinn hizo un primer amago de presentación en 2008 con la novela gráfica Joker, trabajo en el que los afamados Brian Azzarello y Lee Bermejo intentaban repetir las buenas sensaciones que habían dejado con Lex Luthor: Hombre de Acero abordando desde un prisma más íntimo y psicológico los intereses y fobias del peor enemigo de Superman. En Joker sus autores buscaban un acercamiento parecido para el peor adversario de Batman y para lograrlo se afanaron en ofrecer un acercamiento más realista y oscuro del villano y del mismo universo identificado con el Caballero Oscuro. El Joker era en todo momento el centro de atención en una aproximación áspera y adulta a la mentalidad del villano que mostraba aquí algunas curiosas similitudes con la encarnación del personaje con la que en esos mismos instantes triunfaba de forma póstuma el actor Heath Ledger en la gran pantalla. En El Caballero Oscuro de Christopher Nolan no aparecía nuestra Harley Quinn pero en el cómic de Azzarello y Bermejo está sí tenía su espacio reservado. Lo hacía en una versión diferente a todas las vistas anteriormente, un retrato comedido pero igualmente perturbador en el que la villana se presentaba como una silenciosa y peligrosa stripper que ejercía además de guardaespaldas, consuelo ocasional e interés sexual y fetichista del Joker. En su trabajo como stripper Harley utilizaba una versión encuerada de su traje clásico de arlequín mientras que para sus aventuras al lado de su Príncipe Payaso del Crimen se servía de un modelo más cómodo y funcional similar al que más tarde veríamos en videojuegos como Injustice: Gods among us y Batman: Arkham City.

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La primera parte de este último, titulada Batman: Arkham Asylum, fue lanzada en 2009 por la compañía Rocksteady Studios para plataformas como PlayStation 3, Xbox 360 y PC, y contaba con la diabólica pareja formada por el Joker y Harley Quinn como principales antagonistas del videojuego. El actor Mark Hamill y la actriz Arleen Sorkin volvieron a poner sus características voces al servicio de la causa como ya habían hecho en Batman: The Animated Series y otras series animadas como The New Batman Adventures, Superman: The Animated Series o Justice League, en la película Batman: La máscara del fantasma, y en videojuegos como The Adventures of Batman & Robin o Batman Vengeance. En la historia la villana volvía a ser la mano derecha de su pastelito y lucía un vestido que combinaba el traje diseñado por Lee Bermejo en Joker con un sexy uniforme clásico de enfermera con cofia. El éxito del videojuego distribuido por Warner Bros Interactive Entertainment acabó por hacer popular entre la comunidad gamer al mejor y más entregado esbirro que ha tenido nunca el Joker. La reacciones positivas del público hicieron que el personaje recibiese un papel más destacado en las secuelas de la franquicia, los exitosos Batman: Arkham City y Batman: Arkham Origins. Era pues el momento apropiado para que DC Comics le diese el empujón definitivo al personaje en los cómics, y este hecho tuvo lugar en 2011, aprovechando el ya mencionado reboot del universo superheroico de la editorial con la iniciativa conocida como Los Nuevos 52.

En este remozado contexto Harley Quinn ha tenido una mayor presencia en las publicaciones de la editorial acorde con la expectación e interés que genera a día de hoy su figura, un fenómeno mimético como el que había protagonizado Deadpool en Marvel Comics pocos años antes. Un pequeño lavado de cara, una nueva dirección y un uniforme a estrenar, diseñado a cuatro manos por Jim Lee y Cully Hamner, era el equipaje de mano con el que esta pequeña agente del caos se volcó en su tarea de apoderarse de los corazones de los lectores. En esta moderna andadura Harley Quinn ha logrado finalmente independizarse y construir un camino lejos de la opresiva sombra del Joker. Esto lo ha conseguido, por un lado, en solitario, gracias a su nueva serie regular. Escrita por Amanda Conner y su marido Jimmy Palmiotti la cabecera se hacía eco de la renovada popularidad del personaje distanciándose en tono y objetivos de la serie en la que a principios de siglo habían trabajado Karl Kesel y los Dodson. Por otro lado, Harley pertenecía ahora a la flamante alineación del Escuadrón Suicida, cabecera en la que desde el relanzamiento de Los Nuevos 52 ha tenido y sigue teniendo un papel protagonista. Esta cabecera debutó en Septiembre de 2011 con 44.000 unidades vendidas en el puesto 50 de ventas, vendiendo 28.000 copias un año después y estancándose hasta su cancelación en las 22.000 impresiones por número.

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Estas experiencias, como decimos, son las que han llevado a Harley a vivir todo tipo de aventuras inéditas y a explorar el vasto mundo de las viñetas apartada de su amado payaso (al menos la mayoría del tiempo pues su obsesión por los lunáticos de pelo verde y sonrisa macabra sigue intacta). No obstante, en este relanzamiento Harley Quinn fue sometida por Adam Glass en las páginas de la citada cabecera del Escuadrón Suicida a una metamorfosis que sirvió para relacionar más estrechamente su origen con el Joker; su «pastelito» acababa siendo el responsable de sumergirla en un tanque llevo de ácido que le causaba a la dicharachera villana el blanqueamiento de su rostro y la “bicoloración” de su cabello. La antitoxina que le había inyectado en el pasado su compañera Hiedra Venenosa con la intención de proporcionarle habilidades sobrehumanas ya no estaba activa en su cuerpo. Nada a lo que Harley no haya sido capaz de sobreponerse con unas buenas dosis de violencia gratuita, sentido del humor y un físico envidiable con capacidades proporcionales a las de una atleta olímpica. Más tarde, en un ejercicio de redundancia narrativa, conocimos en algo más de detalle la revisión del origen esta «gran fan del caos» en Detective Comics #23.2: Harley Quinn, especial del mes de los villanos de DC Comics firmado por Matt Kindt y Neil Googe.

Dentro de la línea de publicaciones de Batman lanzadas mensualmente por DC Comics la actual cabecera de Harley Quinn firmada por Amanda Conner fue lanzada en Diciembre de 2013, vendiendo casi 100.000 unidades en su primera entrega y afianzándose posteriormente en las 70.000 unidades, siendo el tercer título de DC más vendido tras el Batman de Synder/Capullo y la Justice League de Johns. Esta serie es una rara avis, un llamativo y divertido anacronismo en comparación a otras propuestas más formales y condescendientes de la compañía. La antigua novia del Joker rompe con los convencionalismos allí donde va y una cabecera suya no podía ser una más entre el montón. Su tono de parodia y su poco apego a la continuidad la convierten en una serie con una personalidad distinta y atractiva que no deja indiferente a nadie. La historia está llena de personajes y situaciones surrealistas y en ella se hace un generoso uso de la metaficción y la cuarta pared con una voluntad parecida a la expresada en la serie regular de Deadpool. En el número cero de la colección Harley Quinn divaga sobre lo mucho que le gustaría tener su propio cómic y se monta su propio cuento de la lechera: «Los inadaptados sociales harían cola para recibir mi último número, y se publicaría todos los meses sin excepción. Niños y hombres admirando mi buen aspecto por igual, jovencitas queriendo ser como yo de mayores… Mujeres deseosas de tener la oportunidad de comportarse como yo cuando les apeteciera.» En realidad, lo único que hace Harley es describir, con alguna exageración, el impacto de su misma presencia en el medio. Pero el chiste no acaba aquí y en el mismo número de la serie nuestra protagonista se pregunta quién se podía ocupar de su colección; una cuestión que la lleva a ella y a los lectores a un surrealista viaje patrocinado por algunos de los históricos dibujantes de DC Comics: Becky Cloonan, Tony S. Daniel, Stephane Roux, Walter Simonson, Jim Lee, Bruce Timm, Sam Keith, Darwyn Cooke y un largo etcétera. La aventura acaba como debía hacerlo: con Amanda Conner y Jimmy Palmioti en el guion y Chad Hardin a los lápices, y ello pese que Harley tenga sus dudas sobre si este último podrá mantener el ritmo de las entregas y no necesitará un sustituto a las primeras de cambio.

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La historia a partir de aquí comienza cuando Harley Quinn decide mudarse a Coney Island al recibir en herencia un edificio de cuatro plantas de manos de un misterioso benefactor que prefiere permanecer en el anonimato. Los vecinos de la villana reconvertida ahora en antiheroína son como poco peculiares y forman un ecosistema en el que Harley encaja a la perfección. Mientras no está golpeando a alguien con su mazo, Harley pasa su tiempo ejerciendo de casera, intentando recuperar su trabajo como psiquiatra, y adoptando cachorros abandonados o maltratados. Para liberar estrés nada mejor que convertirse en miembro de un equipo de aguerridas y violentas jugadoras de roller ball. En sus historias, como era de esperar, tiene un pase especial su amiga Hiedra Venenosa, hecho que sirve para que la pareja retome su relación allí dónde otros autores anteriores la habían dejado. La ambigüedad de esta relación sigue estando igualmente presente aunque a buen entendedor pocas palabras bastan. La cabecera muestra una esquizofrenia propia de su protagonista, con episodios realmente lineales determinados por la violencia gratuita, el surrealismo de sus tramas, el humor de trazo grueso y los diferentes uniformes que Harley luce en cada número; y otros en los que a estos elementos de fábrica se suma una juguetona metatextualidad muchas veces focalizada en los mismos recovecos del mundo del cómic: sus autores, sus aficionados, las convenciones de aficionados, el cosplay o las series de televisión.

Para muestra el hilarante episodio especial titulado Harley Quinn Invades Comic-Con International San Diego en el que Amanda Conner y Jimmy Palmiotti vuelven a colaborar con un nutrido grupo de artistas de la editorial. En esta historia la actitud y comportamiento de Harley Quinn parodia la del fanático medio que suele asistir a estos eventos, un papel nada alejado de su personaje si pensamos en sus orígenes como verdadera fangirl del Joker. De esta manera, desde la primera página de esta historia dibujada por Paul Pope, en la que nuestra protagonista llega con gran la ilusión de un niño a la Comic Con, hasta las últimas viñetas de la misma ilustradas por el español Javier Garrón, en la que huye de las instalaciones perseguida por la seguridad del recinto después de robar un buen montón de sus propios cómics, sus autores realizan un divertido y desmitificador retrato de la industria dando pie a su mejor cara pero también a muchas de sus banalidades y miserias. En el relato hacen apariciones estelares pesos pesados del ecosistema de DC Comics como Dan Didio, Geoff Johns, Katie Kubert, Jim Lee o Bob Harras, personalidades con las que Harley Quinn comparte espacio y a los que intenta convencer de su talento con su portafolio lleno de ilustraciones y muestras, así como estrellas de otros medios relacionadas con las adaptaciones de cómic como puede ser Stephen Amell, el Oliver Queen de la serie de televisión Arrow. La metatextualidad acaba de rebosar por sus bordes cuando Harley Quinn se encuentra en una sesión de firmas con los sus mismísimos padres, unos Bruce Timm y Paul Dini que admiran su maquillaje y presumen del efecto que provocan en las mujeres.

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Todo es posible en la cabecera Harley Quinn, Amanda Conner y Jimmy Palmiotti han captado muy bien la esencia del personaje y la han llevado a otra nivel aprovechando los privilegios que en su andadura les han ofrecido desde DC Comics. En esta serie la continuidad no es un lastre, y ni siquiera una necesidad, y por tanto no se aplican las convenciones y restricciones de otras publicaciones de la compañía. Lo único que caracteriza a Harley Quinn es lo imprevisto de sus premisas, y una anarquía general que si bien favorece la irregularidad de su propuesta seduce por su carisma y personalidad a los lectores que se atreven a jugar a su juego. Es una de las explicaciones para el éxito de esta cabecera que ha logrado mantener una progresión de ventas más que digna en los últimos años frente a otras publicaciones de la editorial. La serie no ha estado exenta de polémica, como ocurrió en el mencionado Harley Quinn #0, un número en el que la doctora Harleen Quinzel iba a aparecer en un momento dado de la acción en una bañera y amenazando con suicidarse dentro de una trama totalmente onírica en la que no corría ningún peligro. Para más datos la escena formaba parte de una iniciativa concurso dirigida a nuevos artistas llamada Break into comics with Harley Quinn! que tenían así la oportunidad de participar en la serie dibujando una de las páginas de la misma. El problema era que la historia parecía hacer apología del suicido y una sexualización del mismo lo que resultó incomodo a algunos de los artistas que se habían apuntado al concurso. Esto fue motivo suficiente para que DC Comics prefiriese curarse en salud y autocensurarse cambiando esa escena por otra más comedida antes de que saliese a la venta dicho cómic.

Pero dejando a un lado estas pequeñas contrariedades la cabecera de Harley Quinn ha sido la cara positiva del personaje en su reciente andadura, cosa que no se puede decir de su participación en la serie del Escuadrón Suicida. El relanzamiento de este atípico grupo también se produjo con The New 52 y el encargado de intentar llevarlo a buen puerto fue el guionista Adam Glass. En esta refundación del Escuadrón Suicida Amanda Waller reúne un equipo de criminales comandado por Deadshot y formando inicialmente por Diablo, Black Spider, Voltaic, King Shark, Savant y nuestra pizpireta Harley Quinn. Más tarde, y después de algunas bajas, llegaran Yo-Yo, Capitán Boomerang, Lime, Iceberg y Light. La fidelidad de cada uno de los miembros del Escuadrón Suicida se impone mediante implantes explosivos en sus cuerpos que se pueden detonar a distancia en caso de necesidad. Nada que les impida llevar a cabo sus misiones encubiertas desmantelando amenazas terroristas, eliminando y destruyendo objetivos estratégicos y realizando operaciones de infiltración en organizaciones y territorios enemigos. Todo lo que se puede esperar de un equipo de élite de estas características en un mundo globalizado como en el que vivimos.

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Después de diecinueve números, primero Ales Kot en un par de entregas, y más tarde Matt Kindt, como nuevo guionista regular de la serie, intentaron reconducir la historia al mismo tiempo que introdujeron más personajes en el tablero de juego: James Gordon, Jr., el Soldado Desconocido y Cheetah. En cualquier caso, ninguno de ellos puede hacer sombra a la que sigue siendo la estrella de la función, una Harley Quinn que independientemente de las virtudes y defectos de la colección se ha ganado su puesto en el grupo. En 2014 llegó el Nuevo Escuadrón Suicida, una nueva puesta a punto de la formación en manos del guionista Sean Ryan y el dibujante Jeremy Roberts que manteniendo la polarización entorno a las figuras de Harley Quinn y Deadshot suman a la ecuación enemigos públicos de la talla de Black Manta, Capitán Boomerang, Parasite, Reverse-Flash y Duela Dent, la hija del Joker. Pero la estrella sigue siendo la misma y en DC Comics lo saben muy bien lo que explica que Harley siga protagonizando especiales como Harley Quinn and the Suicide Squad April Fool’s Special, historia del guionista Rob Williams, con Jim Lee, Scott Williams y Sean Galloway en el apartado gráfico, y publicada el pasado mes de Abril, en la que en la cual la Dr. Harleen Frances Quinzel abre las puertas de Evil Anonymous, un grupo de apoyo para supervillanos que, como no podía ser de otra manera, se le acabará yendo de las manos a su fundadora.

Este tipo de apariciones del personaje se han prodigado más en los últimos meses. Lo podemos comprobar también con la publicación el año pasado a raíz de su propia serie regular del spin-off especial Harley Quinn and Power Girl, miniserie de seis números en la que los dos famosos personajes han compartido espacio y aventuras permitiendo a Harley vivir su primer y auténtico “continuará superheroico”. Igualmente podemos mencionar el Harley Quinn Holiday Special #1 en el que nuestra encantadora y violenta protagonista expresa sus peores deseos sobre las fechas navideñas. No obstante, lo importante es el trasfondo, y a nadie pasa desapercibido que esta estrategia de saturación tiene mucho que ver con el inminente desembarco en la gran pantalla de la adaptación del Escuadrón Suicida de Warner Bros. Pictures, una nueva muesca en el incipiente universo cinematográfico de la compañía edificado sobre las licencias, historias y personajes de DC Comics. Y, por supuesto, Harley Quinn está destinada a tener un papel muy destacado en este universo y en la película dirigida por David Ayer, guionista de Training Day y la primera The Fast and the Furious que se ha puesto detrás de las cámaras en filmes con buenas dosis de testosterona como Street Kings, Sabotage y Corazones de acero.

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Pero el flirteo de Harley Quinn con el cine en realidad viene de lejos. La reformada villana ya había estado a punto de saltar a la gran pantalla en 1996 con Batman Unchained, pretendida secuela de Batman & Robin con la que el cineasta Joel Schumacher tenía intención de cerrar su personal trilogía con el Caballero Oscuro. Pero, por fortuna, nunca llegó a convertirse en una realidad. El público le había dado la espalda a su visión del personaje y no respondió en la taquilla de la mencionada Batman & Robin imposibilitando la comentada continuación en cuyo guion había estado trabajando Mark Protosevich (Soy Leyenda, Thor). Por lo que se ha podido conocer de este libreto Harley Quinn estaba programada como la villana de la función junto a El Espantapájaros y su motivación principal era la búsqueda de venganza por la muerte del Joker a manos de Batman. Esto había ocurrido en 1989 en el Batman de Tim Burton donde Jack Nicholson encarnó con grandes resultados al diabólico personaje. La particularidad del guion de Batman Unchained era que no describía a Harley como la pareja sentimental del Joker que todos conocemos sino como su hija.

Solo seis años después, más concretamente en 2002, Harley Quinn obtenía brevemente sus quince minutos de fama con su aparición en la serie de televisión Birds of Prey. La adaptación del cómic creado en 1995 por Chuck Dixon que narraba las aventuras de Canario Negro y Barbara Gordon después de asumir su identidad como Oráculo se convirtió en una producción de Warner Bros. Television para su propio canal The WB comandada por el guionista y productor Laeta Kalogridis (Avatar, Terminator Genisys). La serie fue un fracaso y solo se mantuvo en antena durante una única temporada compuesta por trece episodios protagonizados por Ashley Scott en el papel de La Cazadora, Dina Meyer que hizo lo propio con Oráculo y Rachel Skarsten que encarnó Dinah Redmond (Dinah Lance y Canario Negro en los cómics). La némesis del grupo no era otra que Harley Quinn a la que puso rostro la actriz Mia Sara (aunque en el piloto que no se llegó a estrenar fue Sherilyn Fenn la encargada de interpretarla) presentando una encarnación del personaje excesivamente plana y apenas reconocible respecto a los cómics.

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La serie intentaba seguir la estela de la popular Smallville estrenada un año antes pero sus matices eran insuficientes para hacer justicia a la historia del universo que intentaba homenajear. La producción intentaba replicar con poca fortuna la estética y la acción impuesta entre finales del siglo pasado y principios del presente por el éxito de Matrix de Andy y Larry Wachowski, aunque tomando como referencia principal uno de sus hijos bastardos: Underworld de Len Wiseman. El presupuesto y el punto de partida de la historia no jugó a favor de la producción y el público se mostró poco receptivo a la propuesta que acabó cayendo en el limbo de las series condenadas al olvido. Estaba claro que todavía no era el momento de Harley Quinn. Faltaban aún unos años para que la doctora Harleen Quinzel se convirtiese en una especie de fenómeno viral en Internet, especialmente a raíz de su constante presencia en el mundo de los videojuegos que junto a su maza han acabado siendo las armas más efectivas para derrotar las posibles reticencias de los aficionados para rendirse a sus encantos.

En 2013 NetherRealm Studios y Warner Bros. Interactive Entertainment lanzaban al mercado Injustice: Gods Among Us, videojuego de lucha que además de salir para las consolas de última generación de Sony, Nintendo o Microsoft también tuvo su recorrido en plataformas como iOS y Android. La historia planteaba una especie de Elseworlds en el qué Superman decidía establecer un nuevo orden mundial con la ayuda de algunos miembros de La Liga de la Justicia después de ver como el Joker le engañaba para matar a Lois Lane y destruir Metrópolis. En el bando contrario Batman y sus aliados se opondrían al régimen totalitario que el Hombre de Acero proyectaba poner en marcha pues atentaba contra el libre albedrio de la humanidad. Por supuesto, Harley Quinn es un personaje jugable en este ya clásico videojuego (con la voz de Tara Strong, como no podía ser de otra manera) capaz de plantar cara a los pesos pesados del Universo DC como Superman, Batman o Wonder Woman. Después de completar su modo historia, y derrotar a Superman desterrándolo a la Zona Fantasma, vemos como Harley Quinn se casa con un Joker llegado de una dimensión alternativa. Pero la boda se le acaba por atragantar a la novia y, ni corta ni perezosa, le corta la garganta al novio sin ningún tipo de miramientos.

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Unos meses antes de la publicación del videojuego DC Comics hizo lo propio con una serie semanal de título homónimo dentro de su iniciativa “digital first”; esta precuela, pero también continuación de la historia original, sorprendió con sus buenas ventas que además repuntaron en gran medida con la salida del videojuego al mercado haciendo que la publicación acabase liderando las listas en Comixology en medio mundo durante casi un año. La historia narrada por Tom Taylor toma como punto de partida el videojuego para acabar construyendo su propio y personal universo que aún hoy sigue en marcha alimentando la guerra entre Batman y Superman y sus respectivos aliados. En este cómic Harley Quinn juega un papel secundario pero destacado tomando partido finalmente por el bando de Batman y entablando relación con personajes como Green Arrow, Canario Negro y otros superhéroes opuestos al dictador de origen kriptoniano. En medio de un relato tan oscuro la personalidad de la eterna novia del Joker destacaba sobre manera, tanto por su habitual humor negro, como por algún pasaje más intimista en el que Harley muestra su lado más humano frente a la barbarie en la que los superhéroes han convertido su mundo.

En 2013 nuestra querida psiquiatra tuvo también un pequeño cameo en la segunda temporada de la serie de televisión Arrow del canal The CW en un episodio de significativo nombre: El Escuadrón Suicida. El episodio estaba protagonizado por Diggle, el amigo y guardaespaldas de Oliver Quinn, en una misión secreta para la organización comandada por Amanda Waller. Esto le obligaba a hacer piña junto a Deadshot, Tigre de Bronce y Shrapnel y liberarlos de la prisión en la que estaban recluidos. Entre los encarcelados en el mismo pabellón también estaba una misteriosa mujer de pelo rubio a la que solo llegamos a ver de espaldas en la escena mientras Deadshot previene a Diggle de su idea inicial de liberar a la reclusa. Esta se queda en su celda gritando con una dulce voz: «Dejadme salir. Quiero jugar. Quiero jugar«. La voz es fácil de reconocer para muchos aficionados pues no es otra que la de Tara Strong, aunque el cuerpo de esta Harley Quinn corresponda al de la actriz Cassidy Alexa acreditada en el guion como «Deranged Squad Female». Parece ser que había planes mayores para el personaje en la cabecera pero sus responsables acabaron confesando que Warner Bros. tenía otros proyectos en marcha para Harley Quinn.

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Estos no eran otros que la comentada película en imagen real del Escuadrón Suicida planificada por Warner Bros. Pictures para el pasado mes de agosto en las salas de cine. La producción de David Ayer tiene la responsabilidad de funcionar allí dónde no ha acabado de hacerlo Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia con el hándicap de jugar con unos personajes y una historia mucho menos conocidos para el grueso de espectadores. El reclamo que supone la presencia en la trama del Batman de Ben Afleck, lo más alabado del filme de Zack Snyder, y sobre todo el Joker al que en esta ocasión dará vida el cantante y actor Jared Leto, sumado a un tono más ligero y gamberro pueden ayudar a convertir este Escuadrón Suicida en un éxito. Pero, sin duda, el elemento que puede acabar por decantar la balanza de cara a muchos aficionados es la posibilidad de poder disfrutar de Harley Quinn en acción en la gran pantalla por primera vez. La encargada de asumir el icónico papel es la actriz australiana Margot Robbie que saltó a la fama después de su participación en El Lobo de Wall Street de Martin Scorcese. En esta ocasión compartirá protagonismo con el Deadshot de su compañero Will Smith con el que ya coincidió en el rodaje de Focus. Para la ocasión Harley luce nuevo look con unos shorts, una camiseta con el simpático eslogan «Daddy’s Lil Monster», su tradicional cara maquillada y pintada de blanco, su cabello rubio con coletas bicolores y un bate de beisbol bien conjuntado con el que hacer estragos en la filas enemigas. La inspiración como su mismo director confesaba en alguna entrevista está en las versiones más modernas del personaje que hemos visto en los cómics y los videojuegos durante los últimos años.

David Ayer también ha declarado que Harley Quinn será el verdadero centro de la historia del Escuadrón Suicida. “Se trata de ella liberándose del Joker y por fin convirtiéndose en una persona completamente independiente y realizada«, comentaba el director, que añadía que «esa es la verdadera metáfora para el viaje de todos en esta película”. Por su lado, Margot Robbie ha explicado que “David Ayer quería realmente que ella fuese fuerte, intensa y loca, pero también divertida. Siempre que yo me inclinase a interpretarla de forma cómica o más amigable, él siempre me dirigía hacia el otro camino. Quería que ella fuese muy violenta.” Es una descripción que desde luego nos encaja con lo que conocemos de Harley Quinn, un personaje que ha acabado haciendo suyo Margot Robbie. La actriz se ha mostrado encantada con esta oportunidad y ha firmado para seguir interpretando al personaje en otras producciones futuras de Warner Bros., un hecho que si bien le daba algo de vértigo también le emociona pues está segura que este es un rol que «nunca se cansará de interpretarlo«. ¿Y nosotros de disfrutarlo en las salas de cine?

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Puede que este sea el empujón definitivo que necesita un personaje como Harley Quinn para acercarse al gran público, el que no suele leer cómics pero disfruta de la “cultura superheroica” de nuestra días en otros medios como la televisión, el cine y los videojuegos. También puede ser una buena manera de redescubrir un personaje al que muchos aficionados conocieron en la serie animada en la que debutó hace ya unas décadas. Pero independientemente de lograr o no su objetivo es indudable que la fantástica creación de Paul Dini y Bruce Timm vive ahora uno de los momentos más importantes y decisivos de su historia reciente. Mucho más allá de los cómics Harley Quinn se ha ganado un hueco en la cultura popular convirtiéndose en un icono de culto para los aficionados que la han catapultado con su apoyo a un mundo lleno excesos y oportunidades que esta ha conquistado con su habitual desparpajo, pero también por su capacidad para generar de todo tipo de productos y merchandising relacionados con su persona. Hoy Harley Quinn va camino de marcar tendencia y acaparar todos los memes y trending topic de twitter. Y esto promete ser realmente divertido y gracioso.

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Christian Parker
Christian Parker
Lector
1 enero, 2017 3:47

¡Pedazo artículo! Enhorabuena.

Leí Mad love hace poco y precisamente ahora estoy pensando en hacerme con el tomo de Harley del actual coleccionable de ECC y Salvat: preludios y chistes malos.

Igverni
Igverni
Lector
1 enero, 2017 10:28

Espectacular forma de empezar el año. Muchas gracias por el articulazo!!!

billyboy
billyboy
Lector
3 enero, 2017 0:20

Lamentablemente Montoya tampoco a tenido un gran recorrido, despues de Rucka nadie pareció interesarse por ella, a ver si con el regreso del guionista este piensa en hacer algo con ella, me pareció bonito lo que hizo con ella y Kate en 52, de esas relaciones que nunca querrías que terminasen estilo como la de Coloso y Kitty.

Dultyx
Dultyx
Lector
10 enero, 2017 13:54

¡Gran artículo! Sin embargo me temo que entre el gran público no calará la Harley Quinn que se ha deshecho del Joker que la maltrataba, sino de la Harley Quinn que por mucho que diga Ayer y Robbie, no tiene nada de fuerte sino de sumisa i dependiente del Joker con quien tienen una relación horriblemente definida y llena de contradicciones.

bowler02
bowler02
Lector
10 enero, 2017 20:14

Espléndido artículo. Felicidades al redactor.