Escuadrón Supremo

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1840
 

Edición original: 1985, 1986 – Marvel Comics
Edición España: 2010 – Panini Cómics
Guión: Mark Gruenwald
Dibujo: Bob Hall, John Buscema, Paul Ryan, Paul Neary
Entintado: Sam de la Rosa, John Beatty, Jackson Guice
Color: s. d.
Portada: Alex Ross
Precio: 15 € / 12,25 € (Tomos en tapa blanda de la serie Marvel Gold)

 

Veinte años antes de que J. M. Straczynski lanzara su Supreme Power y diez años años antes de que Mark Waid y Alex Ross hicieran lo propio con Kingdom Come, hubo una maxiserie que se atrevió a afrontar cada una de las premisas que tenían esas obras: convertir al Escuadrón Supremo en algo más que un guiño a los lectores y plantear la hipótesis de que los superhéroes se hicieran con el poder y empezar a usar sus recursos para dirigir a la sociedad. El responsable principal del proyecto fue Mark Gruenwald, un guionista que, siendo principalmente recordado por su larguísima etapa escribiendo las andanzas del Capitán América, tiene en este Escuadrón Supremo uno de sus trabajos más reverenciados. Junto a él y en la parte gráfica tres ilustres dibujantes de la casa de las ideas: el eficaz Bob Hall, el legendario John Buscema y el cumplidor Paul Ryan. Como dato curioso, ver a las tintas a un primerizo Jackson Guice (eran los tiempos en los que su estilo se asemejaba al de Bob Layton) y a un Paul Neary que demostraba ser tan malo a los lápices como bueno al entintado.

La historia arranca cuando Estados Unidos se encuentra al borde del colapso. La Presidencia de Kyle Richmond (identidad civil de Halcón Nocturno, el Batman de esta historia) pende de un hilo, a consecuencia de la clásica manipulación villana. El país se ha sumido en el caos y el Escuadrón Supremo al que perteneciera el más alto magistrado estadounidense se ve desbordado por completo. En este primer número, Gruenwald, buen conocedor de la mentalidad del lector, responde rápidamente a una pregunta bastante habitual, por qué Bruce Wayne no dedica sus recursos y su bien amueblado cacumen (ejem) para dar el salto a una posición donde tenga un poder real para cambiar las cosas. La respuesta se despacha de un plumazo, al describir en un par de viñetas cómo de la ilusión inicial y la esperanza generalizada se pasó a la desastrosa situación. Por mucho que sea un superhéroe, una sola persona no tiene el poder de cambiar a todo un país (concepto éste que don Mark utilizaría mucho con el Capi, al que humanizó hasta unos extremos que hicieron más cercano y simpático al vengador abanderado). En ese punto, Richmond asume sus errores y comprueba horrorizado que Mark Milton, Hiperión (el Superman de la historia) decide ir un paso más allá. El Escuadrón ya no será una fuerza de reacción, sino que empezará a actuar de forma preventiva. Como sucede en época de crisis, una población desesperada asume como agua de mayo el clavo ardiendo que se le ofrece, y al principio, todo parece funcionar bien. Sin embargo, cuando las aguas han vuelto a su cauce, el equipo no se detiene ahí y va mucho más allá, planteándose la posibilidad de construir una utopía sin carencias ni crímenes. Cuando Tom Thumb, el científico del equipo, diseña una máquina capaz de inhibir las intenciones delictivas, el Escuadrón, en su intención de erradicar los ilícitos penales, da un paso sin vuelta atrás. Mientras, Halcón Nocturno, que observa con creciente inquietud el devenir de los acontecimientos, toma la decisión de derribar el Estado que sus antiguos camaradas están construyendo.

Un cuarto de siglo después de su aparición, Escuadrón Supremo sigue siendo una serie a recomendar, y no solamente para la afición al género, sino también para aquellas personas que nunca se han parado a la hora de señalar las incongruencias de aquél. Gruenwald no deja piedra sobre piedra y todos los temas conflictivos son tratados, bien de forma más extensa, bien de forma más tangencial. De hecho, es una pena que no tuviera más espacio para trabajar algunos asuntos, porque doce números se hacen muy cortos. La serie consigue que cada uno de los personajes se separe, a veces mucho, a veces no tanto, de su fuente de inspiración, siendo que Hiperión es tan vulnerable como nunca lo había sido Superman. En otros aspectos, es una buena respuesta a la hipótesis de que don Mark hubiera podido escribir a la Liga de la Justicia, pues da su visión de situaciones clásicas como la relación entre Flecha Verde y Canario Negro o, en este caso, entre el Arquero Dorado y Lady Alondra. Lejos de las alharacas con las que se vendió Supreme Power, ésta es una obra con prólogo, desarrollo y desenlace que ha tolerado bien los veinticinco años que tiene a la peta. Ojalá un año de éstos podamos disfrutar de la novela gráfica que hace las veces de ultílogo de la historia, la cual reunió nuevamente a Mark Gruenwald y Paul Ryan con el Escuadrón Supremo.

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donniedarko
donniedarko
25 enero, 2011 13:29

A mí personalmente es una serie que me encanta.Me la he leído varias veces,y en ambas lecturas me ha gustado sobremanera.
Es una obra que abre nuevos caminos en el género superheróico.
Obra a reivindicar totalmente,como dices.

Blade Runner
Blade Runner
Lector
25 enero, 2011 14:35

Muy buen artículo y muy buena maxiserie. La verdad es que Gruenwald, cuando le echaba ganas, tenía ideas bien interesantes.

franz
franz
Lector
25 enero, 2011 16:01

Estas «versiones Marvel de héroes DC» siempre han sido mejores que los originales! arriba el Squadron!

Cloud Strife
Cloud Strife
Lector
25 enero, 2011 20:05

Estas “versiones Marvel de héroes DC” siempre han sido mejores que los originales! arriba el Squadron!
 
No lo creo, por algo son «versiones». Los personajes son tan arquetípicos que vale la pena explorarlos desde otras perspectivas. Respecto al escuadrón he leído la miniserie y es notable por el dilema político social que presenta. La única serie que veo actualmente el seguir con esa senda es «irreedemable» de Waid y de alguna forma «SuperGod» de Ellis.

Ziggy
Lector
25 enero, 2011 21:17

Pues es cierto, esta historia es una de las mejores y ha resistido bien conceptualmente.
Y si deersiones se trata, a m siempre me gustaron los «avengers» que se enfrentaron a la autoridad, en los prrimeros numeros de Millar, su ensayo para los ultimates.

Millarfan
Millarfan
26 enero, 2011 0:14

Fue una maravilla.
Gruenwald en un estado de gracia. Personajes profundos, tridimiensionales, casi tocables. Hall, Ryan, Buscema, todos hicieron un gran trabajo graficamente.
La historia te atrapa de principio a fin. Recuerdo que la leí una noche de sábado de una tacada los diez números de la edición española y no tenía el número del Capi en el que salía Halcón Nocturno. No conocía en aquel entonces la existencia de una novela gráfica posterior, aya que aquí no se había publicado. No pude dormir de lo tocado que me dejó. No había leido algo tan dramático, épico  y cerrado en la casa de las Ideas.
Irrepetible.
 

Konshu
Konshu
Lector
26 enero, 2011 16:47

Buen artículo y gran serie.
En su momento no la pude leer y era uno de esos materiales que incomprensiblemente no se reeditaban. Sólo oía cosas buenas, pero me esperaba una historia algo oxidada.
Para mi sorpresa, es una de las cosas con más gancho que leí el año pasado. Es sorprendente las ideas tan atrevidas que plantea para su época y se lee gran interés, con verdadera curiosidad por ver cómo acaba la historia.
Aunque va declinando en un desarrollo final que no está a la altura de las expectativas, tiene buenas ideas a mansalva y creo que no debió ser poca la influencia de esta obra en otras posteriores. 

harry7mason
Lector
28 enero, 2011 14:38

Odio al escuadron supremo. Si quieren escribir de la liga porque no van a DC? Lo siento, nunca podre disfrutar de estos clones.

Zxc
Zxc
31 enero, 2011 10:47

@López Iñíguez Una pena que opines así, ya que te estas perdiendo una de las mejores novelas graficas que hablan acerca de un genero tan popular como el de los superhéroes. Además, que sea una versión basada en el arquetipo de X personaje no la hace inferior ni nada parecido…al contrario, solo basta ver «Supreme» del maestro Moore para poder apreciar uno de los mejores homenajes a Superman que existen.
P.D: Muchas veces un autor no puede publicar su historia sobre algún personaje por problemas con la editorial u algún otro motivo ajeno al autor, y entonces ahí recurren a crear una versión alterna del personaje. Ejemplos serian el comic que nos ocupa ahora y del que hable anteriormente, Supreme.

Innocent Exile
Innocent Exile
Lector
11 junio, 2015 4:03

Bastante buena bien planteada la historia , pero afloja justo al final el dibujante tampoco cumple con la pelea , pero aun así se disfruta .