El Aviador

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EL AVIADOR (THE AVIATOR, EEUU, Japón, Alemania 2004, Drama, 169 Minutos)
Dirección:
Martin Scorsese
Guión: John Logan
Reparto: Leonardo Di Caprio, Cate Blanchett, Kate Beckinsale, John C. Relilly, Alan Alda, Ian Holm, Alec Baldwyn, Jude Law.
Música: Howard Shore

Valoración: 8/10

Resumen: Howard Hughes, director de cine, aeronáutico y galán, fue una de las figuras más conocidas durante la época dorada de Hollywood. Sin embargo, no todo fue fortuna y fama en la vida del controvertido magnate.

Crítica: Martín Scorsese escoge como centro de su película la controvertida de figura de Howard Hughes, carismático personaje del Hollywood de los años 30 – 50 que se dio a conocer gracias a su imperio aeronáutico, sus escarceos amorosos con las divas del momento, su pasión por el cine y sus problemas con la ley. Sin embargo, y aunque parezca extraño, eso hoy en día no da para llenar un filme de éxito.

Lo que se lleva hoy es la inseguridad, la enfermedad por antonomasia de la juventud adulta occidental en este comienzo del siglo XXI. Howard Hughes era un triunfador, tenía una personalidad aplastante y una fortuna sin parangón, pero en su más profunda intimidad era un hombre cargado de inseguridades e hipocondríaco hasta la locura. Y esto abre todo un portal de esperanza a los cientos de miles de perdedores anónimos que presencian biopics de este tipo: “Yo, como Hughes o Alejandro Magno, soy un tipo inseguro, pero demonios, ellos triunfaron. ¿Por qué no voy a triunfar yo?”.

De modo que tras una primera parte en la que Scorsese se dedica a mostrar con todo lujo de detalles la grandiosidad de la América rica de aquellos años, la belleza imposible de las actrices del momento y la divinidad de los mitos que alimentaban los sueños de la mayor parte del mundo civilizado, Di Caprio se contenta con mostrar su mejor faceta de galán. Hasta ese momento, y si olvidamos la ingente cantidad de nombres, la película brilla (más bien ciega) con su impecable trabajo técnico, en el que sobresale su fotografía retrospectiva y los inolvidables vuelos en todo tipo de aviones.

Pero es en la segunda parte del filme, una vez que Hughes cede ante sus demonios internos, cuando Di Caprio se convierte en un actor implacable en su misión de conquistar al público, llenando la pantalla con un personaje soñado para cualquier intérprete y que el eterno joven lleva a cotas de calidad inigualables. Sin embargo, el mayor punto en contra de Leonardo es su propio aspecto físico, que irradia permanente juventud aún cuando los años deberían hacer mella en el personaje.

Scorsese no se queda a la zaga de su estrella y realiza un trabajo majestuoso en la dirección, tanto a la hora de resaltar el esplendor americano de la época, como para trasladarse a los infiernos de la corrupción y la locura. El único pero es que el mítico cineasta es incapaz de deshacerse de su habitual cadencia rítmica, por lo que el público con menos capacidad de atención puede caer en los terribles brazos del aburrimiento.

Sobresaliente está también la australiana Cate Blanchett, que tiene la difícil tarea de dar vida a una de las mejores actrices de la historia del celuloide. Por supuesto, los mitómanos de la Hepburn verán en la pobre Blanchett un clon de pega de su idolatrada diosa, pero la actriz realiza un trabajo meritorio. No así Kate Beckinsale como Ava Gardner, ya que por ningún momento consigue trasladar a la pantalla la sensual sofisticación de la musa a la que imita.

En definitiva, una fantasía hecha realidad para los nostálgicos de lo clásico y para los inseguros sufridores contemporáneos en busca de un héroe con el que identificarse.

O.K.: El carisma del personaje y el enorme partido que le saca Di Caprio.

K.O.: El ritmo es demasiado cadencioso.

La Escena: Encerrado en una sala de proyección, Hughes lucha contra su naturaleza maniática para recuperar la cordura.

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