Destellos de Gloria nº 1 y 2

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Edición original: Marvel Comics / MAX – febrero, marzo – 2000
Edición España: Comics Forum – noviembre, diciembre – 2003
Guión: John Ostrander
Dibujo: Leonardo Manco
Entintado: Leonardo Manco
Color: Mariana Manco
Portada: Leonardo Manco
Precio: 3,50 € (serie limitada de dos números de 48 páginas cada uno, en formato prestigio)

 

Uno de los productos más interesantes de cuantos se publicaron bajo el sello adulto MAX fue, en mi opinión, el díptico que el guionista John Ostrander y el ilustrador Leonardo Manco dedicaron al ocaso de los pistoleros del salvaje oeste marveliano. The last ride of the western heroes fue el explicativo subtítulo con el que vio la luz Blaze of Glory, la primera de las miniseries realizadas por este equipo creativo. En España, Comics Forum unió bajo la traducción al castellano Destellos de gloria esta serie limitada y su secuela, Apache Skies. El resultado fue una colección de cuatro números en formato prestigio, repartidos a partes iguales entre ambos títulos estadounidenses. Sin embargo, tratándose de dos historias muy diferentes –aunque ambientadas en un oeste crepuscular pero aún salvaje- he decidido reseñarlas en dos entradas distintas. Pienso que cada una tiene entidad suficiente como para merecer una atención particular, así que esta semana nos vamos al oeste.

Hubo un tiempo en el que el género de los pijamas con poderes no solo no era el único vigente en las principales empresas yanquis del ramo de la viñeta. En aquellos días, además, los súper-héroes languidecían mientras extraterrestres, monstruos, romances y relatos del salvaje oeste eran los que recibían el favor del público. La edad dorada del sector había terminado poco después de la Segunda Guerra Mundial y la de plata aún estaba por llegar. Los justicieros con poderes sobrehumanos eran, además, objeto de suspicacias en un tiempo en el que los Estados Unidos purgaban y condenaban al ostracismo todo aquello que fuera sospechoso de rojerío. Así las cosas, no resulta en modo alguno extraño que otro género igualmente épico y nutrido por las eternas historias entre el bien y el mal se impusiera: el del salvaje oeste. Después de todo y gracias a personas de la talla de John Ford o John Wayne, las películas de indios y vaqueros constituían una apuesta sólida en la taquilla y contaban historias de la forja de un país que siempre ha estado un poco necesitado de glorias pretéritas y mitos fundacionales. Las aventuras en el límite y más allá de la frontera pronto fascinaron más allá de los límites de su país de origen. Así, el alemán Karl May se haría célebre por escribir en su tierra natal aventuras presuntamente vividas y novelizadas para protagonismo de sus creaciones más populares, el guerrero apache Winnetou o el aventurero de origen germano Old Shatterhand (que no dejaba de ser el alter ego literario de May). William Cody, más conocido como «Búfalo Bill» llevó otra versión idealizada del salvaje oeste a través de su circo temático, que daría la vuelta al mundo presentando a protagonistas de aquellos días feroces. Por su parte, el escritor estadounidense Zane Grey vendería millones de ejemplares de sus novelas, narrando aventuras de idéntica temática. La aparición de la radio y del cine reforzó notablemente un género que también colonizaría la televisión y los videojuegos. Puede que a día de hoy se repita constantemente que estamos ante un género difunto, pero cada cierto tiempo aparece un título que demuestra que el muerto, sin ser tan prolífico como antaño, sigue estando bastante vivo.

En el ámbito de los tebeos –y centrándonos en las producciones de Marvel y DC- bien podría decirse que el género del salvaje oeste tuvo una época de gloria coetánea a las que disfrutó en las pantallas grandes y pequeñas. A día de hoy, como sucede en las versiones cinematográficas y televisivas, no hay productos en el tebeo estadounidense que puedan sostener no ya una franquicia, sino una simple colección. Sin embargo, de vez en cuando aparecen productos que renuevan titularidades y llaman puntualmente la atención del público. Tal fue el caso de Destellos de gloria, una historia llamada a narrar la última cabalgada de los pistoleros de la casa de las ideas.

Lo primero que habría que destacar de esta miniserie es el buen trabajo que desarrolla el guionista John Ostrander. Este caballero, que ha trabajado durante muchos años en la industria, se ha caracterizado por ir dejando aquí y allá muestras de su buen hacer en el género de los pijamas. Para DC, quedan sus labores literarias en Escuadrón Suicida, Espectro o Detective Marciano; en Marvel no tuvo tanta suerte, pero siempre me gusta destacar una colección tan entretenida y sólida como Héroes de Alquiler. En ambas empresas dejó para la posteridad sendas historias ambientadas en el salvaje oeste. Aquí toca comentar las marvelianas, pero es igualmente recomendable The Kents, una historia con todos los elementos del género y protagonizada por los antepasados de la familia adoptiva de Superman. Puede que en estos tebeos todo nos suene un poco ha visto, pero mucho me temo que es el resultado de una sobreexposición al género; además, la cuestionable falta de originalidad queda compensada con creces por el buen manejo que Ostrander hace de los lugares comunes del género.

Lo segundo que debe mencionarse de forma muy positiva es el trabajo de Leonardo Manco. El ilustrador argentino, cuyas labores siempre causan sensación por la fuerza de su estilo, oscuro, un tanto sucio y bastante duro. Aquí demuestra ser la elección ideal para contar el tipo de historia propuesta por el guionista: un relato del ocaso del salvaje oeste y más próximo a la dureza de Red Dead Redemption que al colorido ideal de los días del Macartismo. Su trabajo de lápices y tintas se ve perfectamente complementado por la labor al color de Mariana Manco: tonalidades de marrón y ocre sustituyen los coloridos uniformes de antaño, para remarcar el carácter polvoriento de una historia donde algunos de sus personajes muestran signos de cansancio por una vida de amarguras y desazones.

La historia arranca marcando claramente las diferencias entre lo que se ha visto con sus personajes protagonistas y lo que estamos por ver. Ostrander toma como punto de partida la conversión de las historias contadas en los tebeos protagonizados por los personajes que va a utilizar en relatos dulcificados de la cruda realidad. Reno Jones, uno de los Gunhawks cuenta a su hijo que su compañero de fatigas en aquella serie setentera (convertida aquí en una de esas crónicas literarias con las que el público del este conocía las aventuras del oeste) Kid Cassidy no era su camarada. Jones había sido esclavo y Cassidy un destacado miembro de la familia de sus antiguos amos. Su relación estaba más próxima a Mandingo que a Lo que el viento se llevó. Con este pasaje, queda ya patente que lo que viene a continuación se va a separar profundamente del ideal e idealizado mundo del pasado. Reno vive con su familia en un pueblo de Montana, Wonderment, fundado por antiguos esclavos. Por tal condición, es una población olvidada por las instituciones públicas, de modo que cuando una banda de forajidos presiona para someter a sus gentes, el antiguo «gunhawk» decide buscar ayuda entre sus camaradas de antaño. En resumidas cuentas, Los siete magníficos en la Tierra 616 de Marvel.

La historia sigue el esquema de la adaptación vaquera del clásico de Akira Kurosawa: la búsqueda de alianzas circunstanciales, el camino hasta Wonderment, los motivos por los cuales cada pistolero decide unirse a la causa de un pueblo bajo asedio y el duelo final. Todo esto se ha visto una y mil veces en otras tantas historias ambientadas en idénticos tiempo y lugar, pero la forma en la que Ostrander y Manco se enfrentan a ellos es magistral. Don John se encarga de contextualizar a cada personaje –casi todos ellos con la palabra «kid» como parte de su apodo- y de darle un contexto realista. Rawhide Kid se convierte en el líder improvisado de la menos improvisada banda de apoyo, intentando apaciguar a sus integrantes; Two-gun Kid ha dejado las armas para intentar ejercer como abogado a tiempo completo, hastiado por el carácter fútil de sus andanzas justicieras; Kid Colt ha demostrado ser demasiado fogoso como para mantener su revólver dentro de la funda y es perseguido por agentes de la ley; Outlaw Kid (el Forajido, según la traducción) ha desarrollado un síndrome de doble personalidad, que le aboca a perseguirse a sí mismo en una búsqueda sin fin. También hay espacio para que Lobo Rojo haga su aparición, como un guerrero amerindio que ayuda a la gente de Wonderment un poco a regañadientes (porque el pueblo es de los pocos que apoya la causa de los pueblos indígenas) y para que el Jinete Fantasma meta algo de miedo en el cuerpo. Aunque sea una historia más sobre el bien y el mal, se narra en el tono realista que recuerda que no hay duelos al sol ni muertes heroicas sino simplemente, sangre, sudor y balas.

El resultado final es una memorable miniserie que bien podría haber servido para hacer una película. Si tenemos en cuenta que en esta fase dos (o tres, que ya no me aclaro) del desarrollo cinematográfico Marvel está echando mano de personajes no tan populares ¿quién dice que en el ocaso de los pijamas cinematográficos no se echará mano, como en el pasado, de estos personajes?

El que mete el miedo en el oeste
El Jinete Fantasma, por Leonardo y Mariana Manco

  Edición original: Marvel Comics / MAX - febrero, marzo - 2000 Edición España: Comics Forum – noviembre, diciembre - 2003 Guión: John Ostrander Dibujo: Leonardo Manco Entintado: Leonardo Manco Color: Mariana Manco Portada: Leonardo Manco Precio: 3,50 € (serie limitada de dos números de 48 páginas cada uno, en…
Guión - 8.5
Dibujo - 9.3
Interés - 9.3

9

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Alex
Alex
Lector
5 enero, 2017 19:45

Excelente miniserie, coincido.
Lástima que no tuviera continuidad al menos con una relación de series limitadas…
Para mi de lo mejor publicado en Max por aquel entonces.
Y hoy día dificil de encontrar completa, aunque hace poco la he visto por ahí en alguna web.
Si alguien tiene oportunidad de hacerse con ella que no lo dude, me da que no va a entrar en planes de reedición por Panini, al menos a medio plazo.