Conan: La calavera de Set

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Edición original: Conan the barbarian: The Skull of Set (Marvel, 1991).
Edición nacional/ España: Conan: La calavera de Set (Planeta DeAgostini, 1995).
Guión: Doug Moench.
Dibujo y Entintado: Paul Gulacy.
Color: Steve Mattsson.
Formato: Novela Gráfica rústica, 64 págs.
Precio: 6€.

 

Como tantos otros, el escritor Robert E. Howard murió sin saber que el fruto de su imaginación se convertiría en un fenómeno mundial. Nacido en 1906, sólo 30 años estuvo entre nosotros. Sin poder soportar la enfermedad terminal de su madre, el autor se descerrajó un tiro en la sien para morir junto a ella. Antes, había creado para los pulp de la época personajes como Kull, Solomon Kane o el popular Conan. Talmente El Cid, Howard, por mor de su creación, venció batallas después de muerto inspirando los sueños de millones de personas.

La popularidad universal del cimmerio se debe a las reimpresiones de sus novelas, con espectaculares portadas de Frank Frazetta, pero -sobre todo- al brillante trabajo de dos hombres que hoy ya son leyenda de la Era Hyboria: Roy Thomas y Barry Smith. En los ’70 ambos adaptaron para Marvel las vicisitudes de aquel héroe hosco y viril, antes del imperio de lo “políticamente correcto”. Aun sujeto al yugo censor del Comics Code, aquel bravo bárbaro resultaba un ser peligroso y amoral bajo su superficie domesticada: una suerte de James Bond pretecnológico, que enfrentaba con su astucia y su fuerza colosal cualquier enemigo humano, animal o místico y seducía mujeres semidesnudas que hallaba por doquier. Si se ha dicho que los superhéroes son una fantasía de poder adolescente, Conan era la fantasía de poder para quienes los superhéroes se les habían quedado pequeños.

Las cosas fueron así. Thomas bregaba con los textos de Howard, y Smith iba dejando atrás la influencia de Kirby como una piel muerta, abrazando a los prerrafaelistas y entregando algunas de las más bellas páginas que nuestros escépticos ojos han visto jamás. Luego llegaría John Buscema y el mito se expandió e institucionalizó. Nunca un relevo fue tan distinto y a la vez tan apropiado. Las cosas fueron así y todos lo sabemos. Pero pudieron ser de otro modo.

En el prólogo a la novela gráfica La calavera de Set, el especialista Trajano Bermúdez especula. En los ’70, Marvel contaba también con otros dibujantes notables, luchando por abrirse camino en un medio en ebullición. ¿Y si Paul Gulacy se hubiera encargado del cimmerio? Se responde: “De haber sido obra de Gulacy, para empezar, probablemente las páginas de los primeros números de Conan nos parecerían hoy más radicales que las de Smith. Probablemente Gulacy, siguiendo a Steranko, se habría hartado de experimentar con las viñetas, la composición de página, el encuadre, la narrativa… El Mundo Hyborio tal vez habría tenido un aire contradictoriamente más tecnológico. Gulacy recubre de un brillo metálico todo lo que dibuja y le resultan más fáciles los ambientes artificiales que los naturales”. La hipótesis se basa en el acercamiento que, al fin, el dibujante hizo, con su guionista habitual, Doug Moench, al mítico héroe de Howard en 1991, si bien el resultado tiene más bien poco de “experimental”. Por el contrario, encontramos las sólidas virtudes que asociamos naturalmente al tándem MoenchGulacy, los celebrados autores de Shang Chi, Slash Maraud o Batman: Presa: un guión áspero, con diálogos rápidos, caracterizaciones sobre la marcha y giros de la trama basados en personajes que no son lo que parecen; un dibujo de narración ágil, figuras imponentes y de expresión inescrutable, como en los western de Clint Eastwood. La mezcla da una típica historia del cimmerio con bandidos, ciudades ocultas y antiguos dioses de piedra que vuelven a la vida en la mejor tradición Harryhausen (imposible no pensar en Jason y los argonautas, por ejemplo). Sin embargo, la obra fue concebida en los 90 y no en los locos 70. Solo así puede explicarse la extraña castidad de Conan ante las pretensiones de una esposa desinhibida. La misma mujer que será poseída por una serpiente de sangre en una tímida maldad erótica que recuerda atrevimientos de otras obras más personales. La violencia no encuentra las mismas cortapisas y podemos ver brazos y cuellos cercenados en primer plano. La trama, con ecos de La diligencia (basada, a su vez, en el cuento Bola de sebo del francés Guy de Maupassant), no se aparta un ápice de la ortodoxia howardiana y el dibujo, aunque más pétreo y frío, acusando ya los principios de un amaneramiento que irá corrompiendo su estilo (sobre todo en las proporciones de las caras con los cuerpos), aun conserva el vigor y la claridad para la acción. Tal vez el mayor problema radique en la escasa singularidad de la propuesta, con una sacerdotisa de Mitra que no es más que un trasunto de Red Sonja o Valeria y sin enemigos carismáticos. Es decir: el tebeo es una bella muestra de la química de Moench y Gulacy, pero una historia más del musculoso héroe, cuya idiosincrasia ha sido establecida por otros autores.



Ya es un tópico acusar a Gulacy de estatismo. Convengamos que sus figuras -al contrario que su narración- pueden parecer “congeladas”. Sin embargo, mucha culpa tienen los coloristas que lo interpretan mecánicamente. Sus páginas en blanco y negro se desprenden de gran parte de ese hándicap. Podemos comprobarlo en este mismo tebeo fácilmente: sólo debemos comparar la página 02 (la de créditos) con la 46 y sacar nuestras propias conclusiones. En Slash Maraud pasaba más o menos lo mismo.

En 1995 Planeta DeAgostini publicó la novela gráfica en nuestro país, sustituyendo la elegante portada de Gulacy por una ilustración de Rafael Garrés más adecuada -con todos mis respetos- para un álbum de Heavy Metal. Al contrario que otras obras del bárbaro, publicadas una y otra vez, La calavera de Set no ha sido reeditada hasta la fecha.

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Lemmytico
Lemmytico
Lector
15 octubre, 2013 11:16

Una de las mejores NG de Conan sin duda. La historia es, en efecto, cosa mucho más trillada de lo que uno cabría esperar del tandem. Pero hay que pensar que en aquella época el Conan marveliano languidecía entre una sosa revisitación del pasado glorioso (segunda venida de Thomas) y todo lo demás, que salvo honrosas excepciones (etapa en Conan el Bárbaro de Owsley, Conan Rey de Zetlenentz) era directamente atroz. Por eso, historias como esta o «Conan el Pícaro» se agradecían mucho: eran lo de siempre, pero por lo menos estaba bien hecho. Y a veces, como en este caso, por un equipo nuevo aunque ya curtido. Aquello era maná.

A esta edición además le tengo mucho cariño. Y a la introducción de Bermúdez en particular.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
15 octubre, 2013 11:17

Vale; va a sonar a herejía, pero…
Sé que Gulacy, por trayectoria e importancia en algunas de sus obras es uno de los grandes. Pero a mí nunca me ha entusiasmado. Yo, más que estático, lo encuentro rígido, sobre todo en las figuras.

Sobre el tebeo en cuestión; pues sin ser una maravilla y siendo bastante tópico (por lo que recuerdo, hace mucho que lo leí), sí que era muy entretenido. Quizás lo peor sea que se lee con la misma facilidad que se olvida. Y de acuerdo con lo de la portada de Garrés. De hecho, aún iría más lejos; me parece bastante fea. Ya sé que es el tipo de ilustración que se asocia automáticamente con el personaje (y por extensión con cualquier «guerrero bárbaro» que se precie) pero, y a pesar del toque a lo Bisley del dibujo, esas portadas tan genéricas que son más pin ups (a lo macho) que lo mismo valen para un roto que para un descosido, más que algo que tengan que ver con el contenido del cómic que presentan han acabado por resultarme cansinas.

Por último; el Barry Smith de los primeros números de Conan el Bárbaro estaba muy verde aún pero, con todo, gracias a Crom que fue él y no Gulacy el elegido para trasladar al cimmerio a las viñetas.

Lemmytico
Lemmytico
Lector
15 octubre, 2013 11:19

Jejeje, yo tampoco soy muy de Gulacy. Y la idea de un Conan de Gulacy y no de BWS me persiguió en mis pesadillas durante años. Pero hoy día la verdad es que me resulta un experimento mental curioso.

Louontherocks
Louontherocks
Lector
15 octubre, 2013 11:33

A mí esto es, de todo el Conan que he leído, lo que menos me gusta la verdad, del tebeo ni me acuerdo de qué iba, es de estos que lo lees y lo empaquetas, yo creo que hasta estará fosilizado el pegamento de la bolsa…

Spirit
Spirit
Lector
15 octubre, 2013 17:39

A mí me encantó esta novela gráfica y creo que, junta con otra que dibujó JOHN SEVERIN más o menos por la misma época, forman ese CONAN clásico que no lo es. Es decir; ese conan que no es de Thomas/ Smith/ Buscema/ Chan que sin embargo es muy notable. En concreto esta novela gráfica es muy entretenida y no sé, pero a mí me da que ponemos al protagonista de SLASH MARAUD y quitamos a CONAN y el resultado viene a ser igual, quizás por esa forma que tiene GULACY de dibujar la tecnología incluso en la era Hyboria, quizás porque todas sus mujeres son unos travelos encubiertos.

Yo soy fan de Gulacy, y mucho. Que si estático, que si fotográfico…si, puede ser, no digo que no. Pero con ese nivel de detallismo, esa ambientación insana, esa narrativa (a veces parándole los pies a los farragosos textos de Moench), esos travelos huesudos de mirada lángida, esos anti héroes que fuman, ese nivel de detallismo…vamos, a mi me encanta y sólo lamento que no siempre haya sido acompañado de un guionista a la altura, pues fuera de sus trabajos con Moench creo que no se le ha sabido sacar partido.

Carlos Cruz
Carlos Cruz
Lector
15 octubre, 2013 18:37

«quizás porque todas sus mujeres son unos travelos encubiertos».

Hombre, travelos, travelos… Yo no le llamaría travelo a esta Viuda Negra… http://images.comiccollectorlive.com/covers/95a/95abb03c-18d5-440f-8c6c-749a7fd56920.jpg

…con el careto directamente «importado» del de Victoria Principal:
http://3.bp.blogspot.com/-zLNCDu33Iuk/T4Uy9aEuGZI/AAAAAAAAY0g/KxM69_8gXg4/s1600/victoria-principal-4.jpg

Tronak el Karbaro
Tronak el Karbaro
Lector
16 octubre, 2013 0:38

Que si estático, que si fotográfico…

…con el careto directamente “importado” del de Victoria Principal:

Pues entonces es un antepasado de Greg Land.

Louontherocks
Louontherocks
Lector
17 octubre, 2013 21:20

Bueno no exactamente Greg Land, este no reutilizaba sus propios dibujos. Y no creo que lo hiciera sistemáticamente.