Colección Jim Starlin 3. El Guantelete del Infinito.

 

Edición original:The Infinity Gauntlet 1-6 USA.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión:Jim Starlin.
Dibujo: George Pérez y Ron Lim.
Formato: Tomo en tapa dura, 288 páginas.
Precio:19,95€.

 

No todos los cómics de superhéroes que se hicieron en la década de los noventa eran malos, sólo la mayoría. Y es que, entre todas esos guerreros de chupa de cuero, melena interminable y puros de humeo constante entre sus labios, había autores que seguían con la continuación de aquellas historias que los habían hecho grandes, yendo a su aire sin que nadie los molestara… y afectando con sus historias a la plana mayor del Universo Marvel.

Cuando Jim Starlin decidió resucitar a Thanos, que llevaba veinte años muerto (unos diez en tiempo Marvel) lo hizo en la colección de Estela Plateada, la cual era perfecta para narrar eventos de índole cósmica, pero el problema, más por suerte que por desgracia, era que lo que Starlin había pensado para Thanos tenía que incluir por fuerza a casi todos los héroes Marvel del momento. Y es que, que si el Titán Loco ya ascendió a la categoría de divinidad cuando adquirió el Cubo Cósmico, siendo prácticamente imparable, ¿Qué no podría hacer si poseía las Seis Gemas del Infinito reunidas en un todopoderoso Guantelete? Nada. Efectivamente, Thanos se había convertido en un ser Omnipotente, y todo el Universo sería testigo de ello, tanto si querían… como si no.
Francamente, resulta difícil reseñar esta gran obra sin desvelar su argumento, pero aun así trataré de no caer en la trampa y contaros a grandes rasgos lo que supone leer el que sin duda fue, el gran evento Marvel de los años 90, al menos en lo que se refiere a calidad.

La premisa que da inicio a esta gran epopeya cósmica, es sencilla y va en directa unión con la que ya habíamos visto en la colección de Estela Plateada y en la mini serie La Búsqueda de Thanos. Así, Thanos, el Titán Loco, que ya posee las seis Gemas del Infinito que le dan el poder de trastocar a su antojo el Tiempo, la Realidad, la Mente, el Espacio, el Poder, y el Alma, por fin cumple el cometido para el que la muerte lo rescató del olvido: Acabar con la mitad de la población del Universo, para con ello restaurar el equilibrio cósmico según el cual un exceso de vida es tan malo como un exceso de muerte.

Sin embargo, a Thanos poco le importa el equilibrio cósmico, pues él con sus actos y su eterna búsqueda de poder, lo único que persigue es impresionar a la muerte y nada más, actuando por tanto, como cualquier loco enamorado, aunque el objeto de sus anhelos sea la mismísima muerte.
Así arranca el Guantelete del Infinito, con un conflicto que llevará a la batalla a casi todos los héroes de la Casa de las Ideas por aquel entonces, así como a distintas entidades cósmicas como Galactus o el Vigilante, siendo el anhelo de todos ellos (o de casi todos) parar a Thanos, quien se ha convertido en algo mucho mayor que un Dios.
Por supuesto, todo esto supondrá la entrada en escena de Adam Warlock, quien mantiene ese espíritu críptico y respetuoso con todo equilibrio que ya le diera Starlin en los 70, con un Mephisto del lado de Thanos que hace aquí las veces de visión del espectador en algunos casos, y alivio cómico en otros.

Quizás, el mayor logro de este cómic, es como siempre que se trata de Jim Starlin, la cantidad de conceptos cósmicos propios y ajenos que el escritor es capaz de aunar bajo su batuta, habiéndose permitido construir una trama muy poco a poco en otras colecciones para que después, todo desembocara en la gran batalla que al final se libra más en el plano de la mente que de la acción. Todo ello logros que si hoy resultan rompedores, en los años 90 eran casi imposibles de obtener.

En lo que respecta al dibujo, es George Pérez el que recoge el testigo de Ron Lim en este caso, el cual supera a Lim con creces (sin que Lim fuera jamás un mal dibujante) al ser increíbles las distintas perspectivas que el dibujante crea, siendo su mayor talento el dibujar a montones de superhéroes en la misma página, creando un espectáculo que hasta entonces pocas veces se había visto en Marvel, al menos en cuanto a calidad se refiere.
Ron Lim, sin embargo, también tiene su parte en este evento, al encargarse junto a Pérez del dibujo del número 4, y acometer en solitario el de los números 5 y 6, últimos del evento, con un trazo peor que el de Pérez, pero de una excelsa calidad, siendo quizás la mayor de las virtudes de Ron Lim el que pudiera encargarse de casi cualquier proyecto sin incurrir en retrasos.

Otro imprescindible con el que os aconsejo que contéis en vuestra biblioteca.