Clásicos DC: El Mundo de Kripton.

Kripton como nunca se había podido ver. Un clásico que define al planeta natal de Superman.

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Abril de 1985. La primavera acaba de empezar y el frío invierno deja paso a días más soleados.

Como si de una metáfora se tratara el mes de abril de 1985 significó el cambio definitivo para DC. Un punto de inflexión que venía a romper con todo, a limpiar décadas de retorcida continuidad y cientos de Tierras paralelas, cambiándolo todo como nunca se había visto en la editorial. Nos referimos a la obra Crisis en Tierras Infinitas, la maxiserie de Marv Wolfman y George Perez, que reestructuró al Universo DC y permitió dar el primer paso para que DC Comics viviera una de las mejores épocas creativas de su historia.

Crisis es muy importante para DC ya que no en vano se habla de los acontecimientos Pre-Crisis y de los acontecimientos Post-Crisis, así que es el punto cero desde el cual temporizar cualquier conversación alrededor de algún personaje de la editorial.

Tras Crisis llegó Legend, el relanzamiento de Superman con la miniserie de John Byrne, The Man of Steel, los especiales prestigio de la Historia del Universo DC, Watchmen, Batman Año Uno, el relanzamiento de Wonder Woman por parte de Perez, Question de O´Neil y Cowan, la Liga de la Justicia Internacional de Giffen y DeMatteis, el Escuadrón Suicida de Ostrander, el Flash de Baron, Green Arrow el Cazador Acecha, HellBlazer, Millennium, La Broma Asesina, Animal Man, Odisea Cósmica, Las Crónicas de Atlantis… en definitiva tras Crisis arrancaron seis años de creatividad y calidad como DC no había visto en las últimas dos décadas, cambiando para siempre el panorama del cómic en Estados Unidos.

En medio de esta tormenta de series, miniseries, especiales y eventos, se publicaron tres miniseries que venían a complementar al relanzamiento de Superman. Cada una de ellas estaba llamada a explorar cada uno de los tres mundos que siempre han rodeado a Superman, actualizando conceptos y definiendo la nueva línea editorial a seguir. Nos referimos a Mundo de Smallvile, Mundo de Metrópolis y la que vamos a analizar, Mundo de Kripton.

La miniserie de cuatro números se empezó a publicar en USA en diciembre de 1987, con guiones de John Byrne y dibujos de Mike Mignola. Tras Crisis, Superman, había visto como su pasado era borrado, dejando un lienzo en blanco que era necesario llenar con nuevas ideas que definieran y enriquecieran la figura del más longevo de los superhéroes de la casa. Byrne era el encargado de tomar el control del Hombre de Acero tras el arrollador éxito de la miniserie en la que se trataban los años de juventud y madurez de Clark en la Tierra. Una obra que rescataba a un Superman ya olvidado por los aficionados y a la que Byrne supo añadir a un interesantísimo Lex Luthor, retratado como un poderoso hombre de negocios, con el que poner en jaque a Superman. La miniserie nos permitió conocer a este Superman en el presente, pero su pasado había que definirlo y la mejor forma de empezar a dale forma era retrocediendo hasta el viejo Kripton y dar a conocer la historia de su propia perdición.

Antes de entrar de lleno en la obra y recorrer expectantes las llanuras de Kripton, es necesario detenernos un instante en hablar de la primera edición de esta miniserie en España. Zinco fue la encargada de traernos esta serie (dejó inéditas las dedicadas a Smallville y Metrópolis) y lo hizo no como miniserie independiente, sino dentro de una nueva serie denominada Universo DC cuyo propósito no era otro que dar salida a obras independientes, bien miniseries o episodios de presentación de series regulares, mediante el uso de especiales de 52 páginas. La propia editorial así lo explicaba en la contraportada del primer número, donde Miguel G. Saavedra, comentaba que la colección Universo DC era el escaparate de la actualidad DC más palpitante, invitando a los lectores a proponer series a incluir dentro de la colección. Recalcaba que era la serie en la que la opinión de los lectores era de suma importancia puesto que en DC se publicaban un gran número de novedades cada mes, así que para poder seleccionar aquellas que más podían interesar a los lectores de entonces era necesaria su colaboración.

La serie ya tenía claro su rumbo inicial, pues tras la publicación de la miniserie de Kripton le llegaría le turno a la Liga de la Justicia y su última historia antes de disolverse y a la nueva versión de Manhunter tras Millennium. Con esto en cartera Zinco apostaba por una serie que le permitía dar salida a numerosas colecciones y material de lo más variado, al tiempo que lo usaba como campo de pruebas para testar la posibilidad de pasar a serie regular lo publicado en Universo DC. Un ejemplo de ello es que los primeros episodios de Sandman de Gaiman se publicaron en esta colección, para luego pasar a publicarse de forma independiente.

La serie tuvo un total de 37 números y en sus páginas pudieron leerse historias de Plastic Man, Starman, Flash, Green Lantern, Ambush Bug (de lo poco publicado en España de este extraño personaje y del que en breve hablaremos con detalle), El Diablo, Deadman, Shazam o Catwoman, entre otros. Una obra coral y heterogénea que permitió dar a conocer a muchos personajes que de otra forma hubieran quedado perdidos para el lector español.

Como lector recién llegado a esto de leer comics (llevaba seis meses leyendo de forma regular) esta serie era como un pequeño oasis formativo. Cada dos o tres meses podría estar leyendo algo nuevo y diferente, aprendiendo más de ese Universo DC que estaba descubriendo gracias a Millennium y que ahora se podía complementar con la serie de Universo DC. Cada número costaba 200 pesetas, dejando mi maltrecha paga hecha añicos, pues debía complementarla con la compra de Millennium y sus especiales. Aun así, el esfuerzo merecía la pena por la puerta que se abría ante un lector que estaba ávido de lecturas de todo tipo.

¿Qué nos cuenta El Mundo de Kripton?

Esta obra no es la primera que explora Kripton, en el año 1979, se publicó The Last Days of the World Of Krypton, escrita por Paul Kupperberg y dibujada por Howard Chaykin, en la que se exploraba, a lo largo de tres números, como el propio título de la obra indicaba, los últimos días de plantea de Superman pre-Crisis.

Sin embargo el trabajo de Byrne con esta nueva miniserie post-Crisis es el de hacer un acercamiento claro, directo, sincero y emotivo al hogar natal de Superman. Una visión como nunca se había visto antes del planeta del que Superman se salvó gracias a la intervención de Jor-El y Lara. El origen del mayor héroe de todos es conocido por la inmensa mayoría de personas, sean o no lectores de cómics, pero gracias a esta obra se profundiza mucho en las costumbres de Kripton, su jerarquía, organización social y nivel tecnológico, que permiten que Kripton adquiera personalidad propia y no sea solo el planeta de origen de Superman. Byrne retrocede en el tiempo y nos lleva varias generaciones antes de la destrucción de Kripton para narrarnos que acontecimientos pusieron en marcha la cadena de sucesos que desembocarían en la explosión del planeta.

Anuncio de promoción de la miniserie.

Y es en este punto donde está uno de los primeros grises de esta obra.

Si alejamos el tupido velo de la nostalgia y analizamos con cuidado la obra, no resulta excesivamente complicado darse cuenta de que El Mundo de Kripton peca de querer contarnos una historia demasiado grande en muy poco espacio. La miniserie hubiera agradecido un número más para disponer de más páginas en las que desarrollar al detalle alguno de los conceptos que Byrne se ve obligado a saltar mediante elipsis narrativas. Elipsis tan grandes que en algunos momentos se perciben lagunas argumentales. Byrne detalla en cada número un momento muy concreto de la historia de Kripton, pero no dispone de espacio para explicarnos con más detalle la evolución de Val-L, protagonista de los primeros dos números. Es un mal menor, ya que estos agujeros permiten al lector rellenarlos con sus propias teorías al respecto, enriqueciendo a la historia y haciendo que esta resulte mucho más cercana y personal, pero la sensación de atropello o falta de información se deja sentir de forma inequívoca.

El Mundo de Kripton es una historia de ciencia ficción, alejada de la figura de Superman al que no veremos hasta el cuatro número. Aquí no hay héroes, sino kriptonianos atrapados por su estilo de vida, que ven como el sistema que les permite poder vivir cientos de años es puesto en entredicho por una facción reaccionaria y contraria al uso de la clonación kriptoniana.

El enfrentamiento es inevitable, pero Byrne no quiere crear un escenario de buenos y malos, porque es una guerra que enfrenta a familias, una guerra civil en toda regla, en la que todo el planeta pierde. A través de los ojos de Val-L asistimos a la caída del modo de vida de Kripton donde se dibujaba un bando, formado por una facción de mujeres y hombres de ideas contrarias al sistema establecido que pensaban que un Kripton mejor era posible.

Así empieza todo.

Sin embargo, la figura del fanatismo recae en Kan-Z, a quien la traición de su propia madre trastorna lo suficiente como para desencadenar el principio del fin, la purga absoluta del mal que corrompió la tecnocracia de Kripton, mediante el uso de un artefacto que está llamado a partir Kripton desde dentro.

Kripton cambia con el paso de los siglos y se vuelve ajeno al Kripton rebosante de vida, aislándose del exterior, yermo y estéril, mientras los kriptonianos viven siglos gracias a los trajes de preservación de vida que visten.

Aquí Byrne y Mignola desarrollan una labor de diseño notable. No solo asistimos a los cambios de la sociedad, sino también a su forma de vestir y su arquitectura, así como la evolución de sus relaciones personales. Empezamos con un Kripton vivo, volcado en el disfrute de la vida, haciendo uso de la tecnología para prolongar su vida y acabamos en un mundo estéril, encerrado en altas torres asépticas en las que el contacto físico está prohibido y la reproducción ha pasado a ser un mero tramite para la preservación de la población. Kripton acaba en el mismo punto en el que empezó, sin haber aprendido nada de su pasado, un pasado que Jor-El, llegados a este punto, estudia con obsesión.

De esta forma llegamos al último número, donde aparece Superman y se convierte en narrador de este capítulo final. Aquí Byrne recurre a emular la escena de la entrevista de la película de Richard Donner en la que Superman visita a Lois en su terraza a fin de responder las preguntas que ella considere relevantes para conocimiento de la humanidad. Un capítulo final cargado de emotividad en el que Byrne hace un resumen de lo narrado y comienza a cerrar la puerta de este mundo condenado del que tan solo Superman pudo escapar.

La acción en este número se centra en la figura de Jor-El que vive obsesionado por el pasado de Kripton. Un pasado que parece esconder la respuesta a las preguntas que se hace el futuro padre de Kal-El. Jor-El es un erudito, un pensador inquieto, un inconformista en medio de una sociedad en la que todo está controlado y las emociones y los sentimientos se han dejado de lado a favor de la razón y la tecnología. Byrne se centra en contarnos como Jor-El descubre el trágico destino de Kripton y como es tildado de loco por ello. Una historia que cierra huecos y crea todo un nuevo aspecto visual en el que se pueden ver los diseños que Byrne ya introdujo en la miniserie del Hombre de Acero. Hasta el momento, de la vida de los padres de Kal se conocía muy poco, ya en el Hombre de Acero, Byrne, profundiza en la pareja que formaban Lara y Jor-El para, en El Mundo de Kripton, añadir más información sobre ellos y como su relación atentó contra lo establecido en Kripton. Sin embargo, se podría haber contando más si el espacio lo hubiera permitido, pero Byrne está más interesado en mostrarnos el lado trágico de ese momento que en profundizar más sobre el dolor y la tristeza de unos padres que han de renunciar a su único hijo, todavía no nacido, con el fin de salvarle la vida.

Tragedia frente a dolor y angustia. Byrne lo tiene claro dese el principio, quiere mostrarnos lo que ese recuerdo, esa pérdida que le es ajena en esencia, afecta a Kal. La efectividad de este número está en el talento que los dos autores destilan para hacernos sentir esa pérdida, cuando vemos a Superman derramar una lágrima mientras habla con Lois de los últimos días de su planeta de origen. Un momento que destila fuerza y que transmite una profunda tristeza al lector cuando, por primera vez, se nos narra algo que todos ya sabíamos, desde una nueva perspectiva, la del último hijo de Kripton.

La miniserie de El Mundo de Kripton y la del Hombre de Acero, definen un nuevo estatus para Superman y su entorno. Byrne deja marcado el camino a seguir y así es mientras él se mantiene a las riendas de Superman, pero una vez abandona las series comienza un lento, pero inexorable, camino hacia el olvido de los conceptos que el mismo definió tan acertadamente. Un lento y progresivo cambio que ha provocado que todo esté diluido, con pinceladas que se usan a conveniencia de la historia que el guionista de turno desee contar. En la vida todo evoluciona y esto no iba a ser menos para bien o para mal.

No resulta muy complicado dilucidar que esta representación de Kripton se quedó grabada a piedra en la mente de muchos aficionados. Un cerrojazo neuronal de tal calibre del que nunca van a poder escapar. El Kripton de Byrne es la representación más simple de la humanidad perdida que en medio de la destrucción encuentra el camino para manifestarse a través de la piedad, el amor y el sacrificio de unos padres que no quieren ver morir a su hijo.

La muerte Verde, la plaga a la que Byrne hace mención en el último número no es sino el primer paso hacia la destrucción total del planeta que sufre las consecuencias del uso indiscriminado de la tecnología. Una metáfora que en los ochenta podía resultarnos ajena, pero hoy de camino a empezar la tercera década del siglo XXI, se nos antoja algo más cercana y aterradora. Kripton sobrevivió, de alguna forma, en la figura de Kal-El y este Kripton ideado por Bryne y Mignola pervive en nuestras mentes de forma imperecedera.

Esta obra permite que la imagen de Kripton cambie, asentándose como un parte relevante del pasado de Superman. Un pasado que pesa en su alma como una losa, una lápida negra, que le genera sentimientos que pocas veces se había desarrollado y menos mostrado de forma tan abierta. Emociones que humanizan al héroe y lo acercan al lector. Superman, gracias a la miniserie del Hombre de Acero, esta miniserie y sus propias series regulares post-Crisis, cambió de forma drástica su concepto, quedando la base, al esencia, para alejar de sí la imagen de semidiós con las que había estado representado las últimas décadas. Ese es el valor de esta miniserie a la propia mitología del personaje.

Un minuto de silencio por un mundo muerto.

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Captain Eo
Captain Eo
Lector
2 marzo, 2018 10:27

nunca la leí… ahora me han dado ganas por culpa de este articulo

Paulo Hernando
En respuesta a  Captain Eo
2 marzo, 2018 11:55

Ya somos dos 🙂

BibliotecaZuras
Lector
2 marzo, 2018 16:40

No estaria nada mal que ECCComics lo reeditara

ZombieSquirtle
ZombieSquirtle
Lector
En respuesta a  BibliotecaZuras
2 marzo, 2018 17:01

Creo que en grandes autores Superman de John Byrne lo tienes, concretamente en el número 6 pero no estoy muy seguro.

BibliotecaZuras
En respuesta a  Kaulso
2 marzo, 2018 17:50

Oh gracias a ambos, es de lo poquito de Byrne publicado entre DC y Marvel que me falta por conseguir…

Víctor José Rodriguez
3 marzo, 2018 1:57

Es una obra esencial en mitología y, por supuesto, en la bibliografía de Superman. Una auténtica joya. Aunque es cierto lo que dice mi compañero, con más números hubiera brillado más la historia.

Ojalá la inminente serie de televisión beba, aunque sólo sea tangencialmente, de la influencia de esta serie.

golazo
golazo
Lector
3 marzo, 2018 2:00

este sera siempre mi krypton, con jor el en el traje verde y lara con la enorme corona, no con sus capas de superman

Superman95
Superman95
Lector
4 marzo, 2018 21:48

Hace un par de años conseguí la edición de Norma en una feria del libro en BOgotá a precio de huevo y es hermosa (Tanto la historia como la edición). Compré el tomo de ECC que contiene las miniseries de Metrópolis y Smallville (Muy lastrada por el hecho de estar linkeada con «Millenium»), pero igualmente recomendables, aunque no al nivel de la primera. Hay que ver cuantos conceptos tomaron Nolan, Goyer y Zack Snyder para su «Man of Steel».

AlexCruz
Lector
6 marzo, 2018 14:22

Una de las mejores obras de ciencia ficcion que se han escrito dentro del medio del comic y mas alla dentro de todo el genero de la ciencia ficcion… Expuso las teorias sic-fi de lo que es una sociedad de 3ra, 4ta y 5ta era, la problematica de unas futuras guerras clonicas por la extension de la vida y la evolucion social hacia un puritanismo que esconde el cuerpo y el contacto humano… Es increible el desprecio que ha tenido esta obra maestra de la ciencia ficcion… Es una vergüenza que tantas porquerias de sagas se hayan impreso en formato HC y esta obra maestra se haya excluido tanto de las librerias.

TheQuestion
TheQuestion
Lector
En respuesta a  AlexCruz
18 marzo, 2018 23:41

Hombre, muy excluida no ha sido. La publicó en su día Ediciones Zinco como miniserie. La reeditó Norma Editorial en tapa dura. Desconozco si Planeta la sacó en el coleccionable. Y ECC la ha sacado en la colección de Superman de John Byrne. Creo que todos tenemos en la cabeza series o miniseries que han pasado bastante más desapercibidas.