B: The Beginning

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Dirección: Kazuto Nakazawa y Yoshiki Yamakawa.
Guión: Katsuya Ishida.
Música: Yoshihiro Ike.
Animación: Production I.G.
Formato: Serie de 12 capítulos de 25 minutos.
Nacionalidad: Japonesa.

 

Netflix, la famosa plataforma estadounidense de contenido audiovisual que hoy día tiene metido un pie en la gran mayoría de éxitos del entretenimiento que consumimos en más de medio mundo, lleva meses surtiéndonos con contenido de animación japonesa, de gran cantidad y calidad. En la mayoría de casos estábamos hablando bien de reposiciones de series bien conocidas, estrenos de anime simultáneo a su aparición en Japón o adaptaciones en diferentes formatos de obras ya consagradas, como fue el exitoso caso de Devilman Crybaby o el más decepcionante live action de Death Note. Pero este 2018 nos llega B: The Beginning, la primera serie anime de producción original de Netflix, en colaboración además con un estudio consagrado como Production I. G (Ghost in the Shell, The end of Evangelion). Bajo la dirección de Kazuto Nakazawa (Samurai Champloo, Parasite Dolls) y Yoshiki Yamakawa (Hells) nos llega este B: The Beginning que, haciendo el juego de palabras, supone el comienzo del plan maestro de Netflix para llenar de anime la pequeña pantalla, con decenas de proyectos para el presente año y acuerdos con algunos de los estudios más aclamados del panorama japonés como BONES (My Hero Academia, Bungou Stray Dogs, Full Metal Alchemist) o Wit Studio (Ataque a los titanes, The ancient magus bride). Pero futuribles planificados y estrategias comerciales aparte, hoy vamos a centrarnos en hablar de B: The Beginning, una serie que mezcla sin complejos distintos tonos y géneros para conseguir un thriller policíaco de tinte noir que coquetea con lo sobrenatural, con unos elevados niveles de producción y evidentes problemas de ritmo y planificación.

B: The Beginning se estrenó en Netflix el pasado 2 de marzo y consta de 12 capítulos de unos 25 minutos, contando opening y ending. La serie nos sitúa en el ficticio reino de Cremona, siguiendo un cierto paralelismo visual con el municipio italiano en el que se basan y siguiendo el gusto japonés por las localizaciones en esa zona, como hemos podido ver en series como Gangsta. Dentro de ese contexto europeo, que al final termina siendo bastante cosmopolita, encontramos una sociedad profundamente basada en los avances tecnológicos combinados con algunos elementos más obsoletos, casi anacrónicos si tenemos en cuenta el contexto de la serie. Dentro de este peculiar reino encontramos que una serie de científicos, a instancias de las altas cúpulas de poder, trabajan en el estudio del genoma humano con el objetivo de desarrollar el ser perfecto, objetivo que se les va de las manos para terminar produciendo una serie de niños con poderes que mantienen recluidos en una suerte de orfanato. Años más tarde arranca el argumento principal de B: The Beginning, cuando comenzamos a seguir los pasos del detective de las fuerzas especiales R.I.S, Keith Flick, una mente privilegiada a caballo entre la preclaridad y astucia de Sherlock Holmes, y las rarezas y singularidades de L Lawliet.

Flick es la principal esperanza policial para detener a un asesino en serie que está asolando Cremona, y que firma sus “trabajos” con el nombre de B. Junto a Flick conoceremos a parte del equipo especial de R.I.S, haciendo hincapié en otra de las protagonistas, la enérgica, diligente pero inocente Lily. Ambos se verán envueltos en una trama policial que se vuelve cada vez más y más oscura y enmadejada hasta el punto de salpicar a Koku, un joven amigo de Lily que posee en su interior una suerte de poderes sobrenaturales que escapan a toda lógica. De esta manera ambas tramas, los asesinatos en serie y el fallido proyecto de conseguir al humano perfecto, se intentan entrelazar a lo largo de los 12 episodios con el enlace de una misteriosa organización llamada “Los Mercaderes” que andan detrás de la consecución de una extraña profecía que cambiará Cremona y el mundo para siempre.

La historia, como podéis ver, es un poco compleja de seguir al intentar meter tantos conceptos, tramas y subtramas, a su vez enlazadas entre sí y con diversos elementos del pasado que se van desentrañando según avanzamos, y todo ello en solo una docena de capítulos de poco más de 20 minutos de narración efectiva. Aun así, en materia argumental, hay que romper una lanza a favor de B: The Beginning por dos motivos principalmente. El primero es la valentía y el ingenio que demuestran los guionistas a la hora de plantear una trama que mezcla un género tan apegado a la realidad como el policiaco con tintes noir con algo tan japonés como la fantasía que incluye poderes sobrenaturales, superhumanos, profecías y organizaciones secretas. Es un contraste delicioso que además guarda muchos guiños a series y películas que ya conocemos, con una clara influencia en obras como Death Note, Tokyo Ghoul, Psycho Pass o Death Parade y reminiscencias a otras y toma de ideas de otras de la talla de Seven, Sherlock o La Broma Asesina. Por otro lado, sin abandonar el apartado de la trama, el otro punto a favor es coger esos temas que, pese a la originalidad de juntarlos en dos géneros casi opuestos, no dejan de ser manidos en otras muchas producciones, y otorgarles una personalidad única, un “no sé qué-qué sé yo” que hace que te plantes delante de la pantalla y te sorprendas enganchado a un producto muy original que tiene lo suficiente para ser familiar y no echar para atrás al espectador.

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Sin embargo ese punto fuerte de la mezcla de géneros y su trama ambiciosa resulta ser al final un arma de doble filo, que lastra el resultado final. B: The Beginning adolece, como he dicho en el primer párrafo, de problemas importantes de ritmo y de planificación. Intenta abarcar mucho en un medio que no otorga el tiempo suficiente para que los conceptos se reposen y se desarrollen como se debe, dando lugar a un ritmo que se mueve a tirones, como una montaña rusa. Los primeros capítulos, más o menos la primera media docena, suponen un pequeño esfuerzo para el espectador si restamos la espectacularidad y novedad en el primero. El ritmo es muy lento, en ocasiones tedioso, lo que se une a que la manera en que se concibe la historia para que no se resuelva todo hasta el último episodio y que necesites mucha información para juntar las piezas del rompecabezas argumental, provocando que pases mucho tiempo perdido sin saber muy bien que está ocurriendo, porqué aparece un personaje y dice o hace una cosa, o quién es ese tipo y qué objetivo final tiene todo lo que estoy viendo. Estos capítulos corresponden a la parte más puramente policíaca y de thriller con toque sobrenaturales que tiene la obra, mientras que en la última mitad salta todo por los aires y toman el control los poderes y el misticismo, así como la variación del toque noir a algo más cercano a la ciencia ficción y el suspense psicológico.

Esos últimos capítulos son los más interesantes, y un merecido premio para todo el que ha conseguido aguantar 6 capítulos mientras arqueaba las cejas y encogía los hombros, rezando para que en el siguiente se resolviese al menos algún cliffhanger. Y la verdad es que merece mucho la pena resistir ese lento arranque y esa sensación de no enterarte de nada, porque B: The Beginning acierta de lleno en la manera de resolver la historia, de desarrollar a sus personajes y de encajara todas las piezas del enigma dejando incluso espacio de manera brillante e ingeniosa para una más que posible segunda temporada. Pero esa gran resolución se ve ensombrecida en cierto sentido por esos bruscos picos de ritmo narrativo, con períodos demasiado valle sin que ocurra nada, necesarios para la manera en que se construye la trama pero mal distribuidos y corriendo un alto riesgo de que se pierda el interés por el camino y más de uno se acabe perdiendo el gran clímax final que cierra un argumento, en general, muy redondo, valiente y destacable. No es el único anime que ha tenido estos problemas en la historia, y a mí personalmente me gusta comparar este The Beginning con The Perfect Insider, una producción de animación (con diseño de personajes de Inio Asano) que se estrenó en Japón en el año 2015, basado en la novela y manga de Hiroshi Mori Subete ga F ni Naru, y que mostraba los mismos problemas de ritmo, y los mismos aciertos de resolución y construcción argumental.

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En cuanto al estilo narrativo utilizado, no solo argumental sino también audiovisual, nos encontramos ante una serie que sigue un poco el concepto que los aficionados a los videojuegos ya hemos podido ver en creadores como Hideo Kojima, con un estilo japonés que bebe directamente de obras como Akira o Ghost in the Shell, pero que introduce multitud de elementos occidentales a la hora de dar forma al producto, tanto a nivel de planos, construcción argumental, empleo de la música, entonación de los personajes, construcción de escenas… Y lo digo como un punto bastante positivo, porque a B: The Beginning le sienta muy bien la dirección que le imprimen Nakazawa y Yamakawa y el guión de Katsuya Ishida, especialmente en la manera en que permite dotar a los personajes de profundidad, hacer creíble el salto de una mera investigación criminal a una sociedad poblada por superhumanos con poderes casi divinos y una historia con un trasfondo que importa para entender el conjunto de la trama.

Ahora bien, donde verdaderamente destaca sin fisuras B: The Beginning es sin duda en el plano artístico y audiovisual. Comenzando por el apabullante diseño de personajes y la dirección artísica y de animación, algo que también sucedía en The Perfect Insider como mencionaba anteriormente. Production I.G no decepciona una vez más en el apartado puramente técnico y logra una animación fluida, con un gran detalle y calidad en los fondos y entornos, aunque con un pequeño pero en el uso del CGI, algo pobre en ocasiones, y más si comparamos con la calidad de la parte animada tradicionalmente. Ese gran nivel técnico se nota sobre todo a la hora de observar las escenas de acción, con movimientos muy naturales y coreografías realistas y frenéticas, que ganan espectacularidad gracias de nuevo a la valentía de Netflix y la productora de apostar por no censurar ningún plano. La mano de Nakazawa es excelente para conseguir esa ambientación atemporal y casi a cultural, a caballo entre presente y futuro, entre lo occidental y lo oriental, jugando siempre con una dicotomía deliciosa que se manifiesta no solo en esos aspectos ni el contraste de géneros, sino también en lo visual, con el juego constante entre el día y la noche, entre el blanco y el negro, todo ello llevado dentro del tono noir general de la obra. Todo ello aderezado con un gran diseño de personajes, que si ya destacan en la parte argumental, se redondean con un arte magnífico, especialmente en la organización secreta de “Los Mercaderes”, con un toque neopunk-circense muy acertado.

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Decía ahora mismo que las escenas de acción son espectaculares por la gran animación y lo explícitas que se muestran, pero ciertamente serían, al igual que el resto de la serie, muchísimo menos sin la enorme banda sonora de Yoshihiro Ike (Gantz: O, Ergo Proxy, Shingeki no Bahamut) y la magistral dirección de sonido de Yukio Nagasaki (Gangsta, Akatsuki no Yona). Entre ambos son capaces de echarse a las espaldas la importante tarea de empastar esa hibridación de géneros que coexiste en la obra con constantes cambios musicales que marcan a su vez los giros argumentales, las variaciones de tono y tema. La música se hace cargo en muchísimas ocasiones en los 12 episodios del ritmo de la narrativa, especialmente en la parte final donde es muy necesaria a la hora de poner el acento sobre determinadas escenas, detalles o espirales del guión. Un rotundo sobresaliente a un apartado sonoro que no solo se queda en la banda sonora de los episodios en sí, sino que se completa con un genial y minimalista opening (un poco “a lo Perdidos”) con tremenda personalidad, que por contraste va como anillo al dedo a la serie y que además da un ritmo especial a los inicios; y con un brillante y apoteósico ending con el tema de The Perfect World, creado por Marty Friedman y Jean-Ken Johnny para dar cierre a cada episodio con una trabajada secuencia animada. Y por último también destacar el apartado de doblaje, y curiosamente no solo el original japonés, que por descontado es un trabajo exquisito, sino especialmente el doblaje al castellano, con unas actuaciones que me han sorprendido para bien y han conseguido que viese el anime doblado pese a que suelo preferir el visionado original. Un doblaje que aporta una personalidad especial a los personajes y que ha sabido captar en cada momento el tono a utilizar para dar un plus más a cada escena.

B: The Beginning es una serie que no deberíais dejar de ver, y supone una luz de esperanza de cara a las futuras producciones que una Netflix más experimentada en el mundillo puede llegar a conseguir. No llega a ser un producto tan redondo como Devilman Crybaby, pero es una maravillosa serie, especialmente en el apartado audiovisual, con altos niveles de producción, exquisita e importante labor de la banda sonora, y una animación y un diseño muy destacables. En su debe queda ser un poco más concienzudos a la hora de trabajar el ritmo narrativo, pese a lo cual se ha conseguido una historia sólida, llena de buenos giros de guión, personajes interesantes y con gran desarrollo, y una trama a caballo entre lo policíaco y lo sobrenatural, con toques de otros muchos géneros, que atrapa y deja satisfecho si tienes la paciencia de permitir que las piezas de la trama vayan uniéndose poco a poco.

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Jordi Molinari
27 abril, 2018 16:41

Muy en concordancia con tu crítica, muy buena Rubén 🙂

Tras ver por fin entera Cowboy Bebop y con Devilman Crybaby en la recámara (vi los 2-3 primeros capítulos), la verdad es que tras ver B: The Beginning me han quedado ganas de ver más animes en Netflix, ya sean producción propia o no.