Atom: The Beginning 1

Atom: The Beginning 1 es el primer tomo de la precuela de Astroboy, la eterna obra de Osamu Tezuka. Un manga que mantiene la leyenda una generación más y supone un original punto de inflexión en los seinen de corte Sci-Fi.

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Edición original: Atom: The Beginning VOL.1 (アトム ザ・ビギニング), Shogakukan 2014.
Edición nacional/ España: Milky Way Ediciones 2017.
Guión: Masami Yūki y Macoto Tezka (supervisión).
Dibujo: Tetsuro Kasahara.
Traducción: Marc Bernabé.
Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 176 páginas.
Precio: 8,50€.

 

En el año 1952, el gran maestro del manga, el hombre que sentó las bases y creó el precedente del que bebe todo el sector del cómic japonés hasta nuestros días, Osamu Tezuka, comenzaba a escribir una de las obras más reconocidas a nivel mundial y que más influencias ha generado a posteriori. Hablamos, como no, de Tetsuwan Atom, más conocido por estos lares como Astroboy, una obra de ciencia ficción que nos presentaba un mundo de corte futurista en el que humanos y robots coexistían. Dentro del estilo shônen que destila la obra, Tezuka no perdió la ocasión de reflexionar durante toda la serie de temas más profundos como la interacción entre hombres y máquinas, las implicaciones positivas y negativas que podría tener el desarrollo de una inteligencia artificial, la integración y la exclusión o el libre albedrío. Estos temas serían desarrollados con una profundidad mucho mayor en obras posteriores, como el homenaje que le brinda Naoki Urasawa en Pluto, obra basada en la historia de Astroboy con un corte más adulto y reflexivo, en ocasiones casi filosófico con sus reflexiones acerca de qué nos hace humanos. Ahora, en pleno siglo XXI y con las máquinas copando gran parte de nuestras vidas, llega Atom: The Beginning, un manga que parece recuperar a la perfección ese sutil equilibrio entre el entretenimiento y la diversión y la capacidad de reflexión con la que Tezuka desarrolló a Atom (o Astro) y su historia.

En primer lugar, The Beginning nace de la mano de Masami Yūki en el guión y Tetsuro Kasahara en el arte, con la supervisión de Macoto Tezka, el hijo del propio Osamu Tezuka, y en colaboración con Tezuka Productions, lo que da una idea de la calidad y la envergadura que tiene la obra. Masami Yūki es en realidad el pseudónimo de Shuji Sato, conocido entre otras cosas por ser el creador de Patlabor. Yūki es un autor que se ha movido habitualmente en el mundo del Sci-Fi y los mechas, aunque más enfocados hacia su vertiente shônen, desde que comenzase su producción a mediados de los 80. Pertenece a esa generación, como Urasawa, que creció con la influencia directa de un Tezuka en su edad dorada particular, por lo que no es de extrañar el idilio y la enorme vinculación, artística y a nivel de inquietudes, entre esos autores y las obras del maestro. Yūki se convierte de este modo en uno de los autores más indicados para plasmar estos orígenes de Astroboy, porque si bien Urasawa realizó un trabajo magnífico creando una historia enorme y de grandes implicaciones partiendo de la base de Tezuka, The Beginning muestra ese equilibrio entre la parte más reflexiva y cercana al seinen, con momentos más distendidos cercanos al shônen y a la comedia. Por otra parte, Kasahara también resulta un gran acierto a la hora de encargarse del dibujo. Es un dibujante muy cercano también al Sci-Fi y al mundo del mecha, encuadrado dentro del seinen y de la acción, pero como veremos posteriormente, aparte de su calidad individual, hace un trabajo perfecto a la hora de plasmar el alma de los personajes de Astroboy en los diseños de Atom: The Beginning.

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Atom: The Beginning nos sitúa de nuevo en un Japón futurista encuadrado dentro de un mundo que, debido a haber sufrido hace unos años un “gran desastre” sin especificar, comienza una enorme revolución tecnológica centrada en la investigación y el desarrollo imparable de robots, máquinas con inteligencia artificial cada vez más desarrollada que colaboran con los humanos en la reconstrucción y en tareas cotidianas de toda índole. En este marco las universidades japonesas se convierten en los epicentros del desarrollo humano, especialmente la facultad de robótica de la Universidad Nacional de Nerima. Allí, dos jóvenes estudiantes, Umatarô Tenma e Hiroshi Ochanomizu están al frente del Laboratorio nº 7, el más alejado del campus y con un presupuesto de lo más ajustado, por lo que tienen que esforzarse mucho más que sus compañeros para mantener su financiación y desarrollar su trabajo. Este trabajo principalmente se basa en el desarrollo de una inteligencia artificial basada en el Sistema Bewusstsein (Consciencia).

El primer proyecto en el que Tenma y Ochanomizu implantan el Bewusstsein es en A-106, también conocido como Six, un robot con inteligencia artificial autónoma que pretende ir un paso más allá en ese campo de la consciencia. La base del Sistema Bewusstsein que da vida a Six está en repudiar el principio general de la inteligencia artificial que se basa en pre-calcular todos los posibles escenarios que puede encontrar el robot y en base a ellos actuar en un sentido u otro. En el caso de Six, los dos estudiantes han estudiado la inteligencia artificial en función de la nuestra, intentando recrear aquello que hace que la consciencia humana tenga la capacidad de ser algo más que una máquina que procesa situaciones y reacciona a ellas: el concepto de corazón. De esta manera Six no solo es capaz de determinar las situaciones que afectan a él mismo y a su entorno, sino que además puede analizar qué situación es más importante para él o para las personas a las que sirve y priorizarla, aun poniéndose en riesgo. Un concepto que puede llegar a provocar no solo la autonomía y el libre albedrío del robot, sino también desarrollar una suerte de “sentimientos” y una mayor permeabilidad a los estímulos de su entorno, del que aprende.

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Como cualquier lector puede extraer de la lectura de esta sinopsis, nos encontramos ante la precuela de Astroboy, conociendo los sucesos clave que provocaron que los dos grandes genios de la robótica, el Doctor Tenma y su colega Ochanomizu, desarrollaran las diferentes inteligencias artificiales que ya conocimos en la obra de Tezuka o en la posterior de Urasawa. Lo principal es que contamos con los dos protagonistas como actores principales de este The Beginning, que resulta un manga realmente interesante tanto por este planteamiento de obra de orígenes de uno de los personajes más icónicos de la historia del cómic, Astroboy, como también por el perfecto desarrollo narrativo y el modo de fluctuar entre géneros con el que trabaja Masumi Yūki y al que se adapta por completo el dibujo de Kasahara.

Porque a primera vista, desde la misma portada, Atom es un manga que engaña. Tanto por apariencia como por la manera que tiene de presentarnos la historia desde el principio, casi como un clásico school life con tintes cómicos que termina convirtiéndose en un shônen de peleas de mechas o quizá en algo más adulto si se profundizase en el tema del gran desastre. Pero nada más lejos de la realidad. Pese a este planteamiento desenfadado, en el que es cierto que esos mecanismos demográficos están presentes, en cuanto se nos empieza a introducir un poco de la filosofía de los protagonistas y del proyecto que quieren llevar a cabo, podemos intuir que hay algo más por debajo de esa superficie que acabamos de comenzar a arañar. Es pronto para aventurar cosas en este primer tomo, pero teniendo en cuenta el manga del que es precuela y las distintas iteraciones que ha dado aquel, es obvio llegar a la conclusión que toda esa carga reflexiva y filosófica que trae consigo cualquier debate sobre robótica, inteligencia artificial y autonomía es un embrión que ya se empieza a gestar también en esta serie.

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Y este es uno de los grandes baluartes de Atom, esa capacidad de plantearnos una historia interesante, llamativa y fresca pero que a la vez dejen espacio para que el lector más curioso sea capaz de generarse a sí mismo un debate interno partiendo de lo que los autores nos plantean. Y Atom es en ese sentido todo un acierto, una obra que no solo trata de escapar de las demografías moviéndose entre ellas al ritmo de su narración y evolución, sino que incorpora elementos para atraer a todo tipo de lectores. Es un manga que llama desde el primer momento por presentarse como el “Año 0” particular de un clásico como Astroboy, que también tiene capacidad de conectar con el público juvenil por su tratamiento de los personajes, de la acción y de los escenarios más desenfadados y que llega al espectro de lectores que buscan una obra que invite a cierta reflexión sin caer en la pedantería o la moralina. Atom: The Beginning es oficialmente un seinen, pero tiene una personalidad tan propia, un “libre albedrío” tal que puede ser lo que quiera y destacar en cada campo.

Por ello no es raro encontrar en este primer tomo unos capítulos que son puras peleas de mechas al estilo de las roboluchas, otros que nos narran el trabajo duro de Ochanomizu y Tenma para conseguir fondos para sus proyectos, partes desenfadadas y cómicas que involucran a secundarios y otras en los que comenzamos a recibir información acerca del tema sobre el que gira el proyecto que más tarde dará lugar a Astroboy y que es el pilar central sobre el que gira el universo de Pluto: la autonomía, la autoconscencia y la permeabilidad al entorno, la existencia del alma y el corazón y que nos hace humanos y diferentes a las máquinas… o no tan diferentes. Es pronto aún para entrar en estos temas, ya que este primer tomo es muy introductorio y nos sirve como mera presentación de intenciones, pero es inevitable que a los más curiosos empiecen a flotarle ideas relacionadas con otras ya vistas en películas como I.A. o El Hombre Bicentenario o incluso paradigmas filosóficos del tipo Principio de Talos.

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El dibujo de Kasahara también tiene parte de culpa en que casi todo en esta obra sea un acierto rotundo. Lo principal para todo seguidor del mundo del manga es el fantástico trabajo que realiza el artista a la hora de adaptar los diseños originales de Tezuka a nuestros tiempos, con un Tenma y un Ochanomizu jóvenes, en cierto modo caricaturizados para adaptarse al tono de la obra, pero perfectamente reconocibles. Al igual que Yūki en el guión, Kasahara es capaz de partir de esa base clásica y de esa amalgama de influencias que recibe la trama y ponerlas a su disposición, con una integración perfecta entre nuevos y viejos tiempos y un diseño de personajes propios espectacular y con mucha fuerza. Lo más destacable es el uso de las líneas que realiza, basándose en las teorías estéticas de Charles Henry para generar, a través del dibujo, sensaciones al lector, sugerirle cosas y contarle otras sin necesidad de escribirlo o dibujarlo como tal. Además también muestra en este aspecto esa conjunción entre lo antiguo y lo nuevo, con una mezcla de líneas y acabados curvos con otros más angulosos, creando un gran contraste entre desenfado y seriedad, algo que vemos también en el diseño de los robots, por ejemplo en Six, que es totalmente funcional pero a la vez tiene añadidos imaginativos y volubles que ayudan a no crear algo demasiado sobrio, que sorprenda y sea espectacular.

Para terminar con las alabanzas que merece esta obra hay que tener en cuenta también el impacto que puede llegar a tener en la actualidad, ya que es un manga bastante necesario a varios niveles. En primer lugar es una fantástica manera de acercar una de las obras más importantes de la historia, Astroboy, al público joven de nuestra época, meterles el gusanillo en el cuerpo y hacer que descubran el maravilloso mundo de Osamu Tezuka y todo lo que generó a partir de él y de su legado. Un legado que Atom respeta al cien por cien en cada una de las viñetas y que se encarga de proteger y ampliarlo aún más, racionalizándolo y creando a partir de él. Por otro lado, la época en la que Atom ve la luz ahora es muy distinta a la que vio nacer a Astroboy. En ese momento los robots eran un sueño, una utopía, algo fantástico que el mundo ansiaba por ver. Hoy en día la tecnología forma parte del día a día, es un tema que nos toca muy de cerca y que ya no vemos tan inverosímil. Eso tiene la parte triste de hacernos perder cierta magia, pero por otro lado da lugar a una reflexión más cercana y de mayor alcance que antes. En definitiva, Atom: The Beginning es un manga que no solo supone un gran homenaje a Tezuka y una casi obligada lectura en nuestro días, sino que tiene potencial para alcanzar un estatus similar al que tiene la ya mencionada Pluto, una magnífica obra de culto. Un manga que ayuda a perpetuar la leyenda de Astroboy, de Tezuka y del cómic japonés una generación más.

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Personajes

Atom_Beginning_1_OchanomizuHiroshi Ochanomizu. Ochanomizu es uno de los dos protagonistas principales de la obra. Es un joven estudiante de robótica de la Universidad Nacional de Nerima, concretamente uno de los miembros del Laboratorio nº7 de la facultad, la más alejada y peor dotada, pero la que lleva a cabo uno de los proyectos más ambiciosos del campus: el desarrollo de un robot autónomo dotado de consciencia a través del Sistema Bewusstsein. Ochanomizu es un chico muy aplicado, trabajador y bondadoso, tremendamente activo y con muy poco éxito entre las chicas. Se considera, junto a su compañero Tenma, un genio de la robótica, pero tiene suficiente humildad como para reconocer la valía del resto.
Atom_Beginning_1_TenmaUmatarô Tenma. El otro protagonista principal de la obra, compañero y amigo de Ochanomizu en el Laboratorio nº7. Es mucho más arrogante, vago y displicente que su colega de universidad, pero lo suple con una enorme capacidad intelectual y una fe inquebrantable en su trabajo, en su amigo y en sí mismo. Pese a que en un primer momento se muestra reticente a incorporar el Sistema Bewusstsein al proyecto, ya que considera que un robot lo que tiene que tener es una gran potencia y una gran capacidad de procesamiento y cálculo, finalmente se deja seducir por los resultados que arroja el hecho de incorporar a la máquina una consciencia a través del concepto de corazón. Aunque en ocasiones pueda resultar algo egocéntrico, Tenma es una persona de gran corazón, aunque tiene poca capacidad de autocrítica y considera archienemigos a todos aquellos que le hagan sombra a nivel de inteligencia y genialidad.
Atom_Beginning_1_A106A106/Six. A106, más conocido por sus creadores como Six, es un prototipo de robot humanoide válido para cualquier tipo de tarea, desde lucha o protección, pasando por cálculos o tareas cotidianas como pasar la escoba. Pese a que tiene una IA limitada en cuando a su capacidad y rapidez de procesamiento, la implantación del Sistema Bewusstsein provoca que tenga unas capacidades mentales y sentimentales superiores al resto de robots. Pese a estar dotado de unas enormes capacidades físicas (gracias a la insistencia de Tenma en ese sentido), solo las utiliza para la defensa propia o de aquel que lo necesite en su entorno. Six demuestra a lo largo del tomo tener un alto grado de empatía y capacidad de sacrificio. Su diseño utiliza líneas ascendentes para generar una sensación optimista y positiva al que lo ve.
Atom_Beginning_1_RanRan Ochanomizu. Es la hermana pequeña de Ochanomizu. Tiene 14 años y es una alumna de secundaria en un instituto dedicado a la robótica, su gran pasión. Pese a su carácter tranquilo, introvertido y casi tímido (solo habla con la gente con la que tiene mucha confianza, y siempre fuera de viñeta), es una chica extremadamente inteligente y hábil, con unos grandes conocimientos sobre robótica e ingenieria electrónica. Tiene muy buena relación con A106/Six, el cual muestra su capacidad de sentir afecto y protección por ella.
Atom_Beginning_MotokoMotoko Tsutsumi. Compañera de estudios de Ochanomizu y Tenma, es la hermana de Moriya. Pese a que es inteligente, Motoko se nos presenta como una chica bastante caprichosa y presumida, que se vale de la buena posición económica y social de su familia para obtener lo que quiere. Sin embargo, finalmente parece ser una persona confiable y buena, que traba una buena relación con Ran y busca la amistad de Tenma y, sobre todo, de Ochanomizu, del que parece estar enamorada, o al menos interesada de una manera especial.
Atom_Beginning_MoriyaMoriya Tsutsumi. También compañero de estudios de Ochanomizu y Tenma, al igual que su hermana Motoko, pero a diferencia de esta es el gran rival de los protagonistas. Es el líder del Laboratorio nº1 de la Universidad Nacional de Nerima, el mejor dotado tanto a nivel económico, como de equipo y estudiantes. Moriya es el alumno más aventajado en robótica y, pese a mantener una relación cordial con Ochanomizu (que de hecho le admira), tiene una enemistad patente con Tenma, debido al choque de sus personalidades y lo competitivos que son ambos. Es minusválido y usa una silla de ruedas robótica diseñada y fabricada por él mismo, y aunque ante la sociedad da una imagen de alumno aplicado y persona intachable, es bastante clasista y posee un carácter ambicioso que provocará que esté dispuesto a cualquier cosa por lograr sus objetivos.
  Edición original: Atom: The Beginning VOL.1 (アトム ザ・ビギニング), Shogakukan 2014. Edición nacional/ España: Milky Way Ediciones 2017. Guión: Masami Yūki y Macoto Tezka (supervisión). Dibujo: Tetsuro Kasahara. Traducción: Marc Bernabé. Formato: Tomo manga rústica con sobrecubierta 176 páginas. Precio: 8,50€.   En el año 1952, el gran maestro del…

Valoración Final

Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 9.5

8.7

Atom: The Beginning supone un genial acercamiento a la gran obra de Tezuka, propone una interesante precuela de la misma y a la vez muestra una personalidad propia. En este primer tomo oteamos el horizonte de lo que puede llegar a ser una gran obra que mezcla géneros y épocas para hacernos plantearnos la pregunta de qué nos hace ser humanos, sin escatimar en grandes dosis de acción y diversión con un dibujo bueno y bien planteado.

Vosotros puntuáis: 9.12 ( 7 votos)
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AlbierZot
AlbierZot
Lector
19 junio, 2017 12:52

¿Before Atom? Esto estaba vendido desde su concepción, y esta excelente (y completa) reseña ha terminado de decidirme. Adoro el Astro Boy de Tezuka que me parece una obra maestra a la altura de… no sé, The Spirit, y es un gusto que obras como Pluto o esta misma construyan alrededor de ella.
Por otro lado, es una pena que Dark Horse haya miniaturizado los Onmibus (ya hicieron lo mismo con Hanzo), pero en fin, en este caso lo tomaremos por el lado de la nanotecnología asociada

Raku
Raku
Lector
19 junio, 2017 18:57

Lo vi en el escaparate, pero no pude echarle un vistazo al tomo. En principio lo iba a dejar pasar, pero después de leer la reseña me lo voy a replantear. ¿Cuántos tomos lleva en Japón?

Raku
Raku
Lector
En respuesta a  Rubén Merino
19 junio, 2017 20:34

Si no la alargan más de la cuenta y queda una serie recogidita (en plan Pluto, por ejemplo), sería un buen punto a su favor. Bimestral, dirás, ¿no? Si son pocos no hay necesidad de sacar dos al mes xD