Antes de Rebirth: 15 cómics para entender la DC actual

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¿Cómo evaluar las obras más importantes para el devenir de una compañía? Podemos considerar las ventas, pero el que un cómic obtenga cifras masivas tampoco es relevante si termina convirtiéndose en mera flor de un día. También cabría recurrir a la valoración entre crítica y público, pero de poco sirve si no se acompaña con un apoyo editorial que permita que su estilo, temas y personajes trasciendan a la propia obra. Desde esa perspectiva, ahora que nos encontramos a excasos meses antes de Rebirth -la nueva iniciativa de DC Comics que tomará el testigo de los Nuevos 52- podríamos hablar de un término medio a caballo entre cifras y apoyo del fandom, donde una de las mejores formas de evaluar la repercusión de una obra para suele serteniendo en cuenta la influencia que que deja a posteriori en el rumbo de una compañía.

Conocida la lista de nuevos títulos de las series que conformaran el Rebirth, pero no los equipos creativos ni enfoques con el que la editorial abordará cada uno de ellos, este relanzamiento 52 números después del comienzo de los Nuevos 52 supondrá un antes y un después en la historia de la compañía de Batman, Superman y Wonder Woman, marcando un punto de inflexión como el que fuera hace 5 años la iniciativa capitaneada por Dan DiDio, Geoff Johns y Jim Lee. Cuanto quedará de aquella controvertida apuesta, así como cuanto se recuperará de la continuidad a la que se dió carpetazo hace cinco años es un misterio a cuya resolución puede ayudar el echar una vista atrás en busca de los títulos, etapas y propuestas más fuertemente han perdurado hasta este canto del cisne en forma de los últimos días de DC You. O en otras palabras, lo que viene a ser usar el pasado más reciente como medio para entender mejor el futuro que nos viene.

Antes de Rebirth

Un pasado en el que la influencia de obras del noveno arte como Crisis en Tierras Infinitas originales de Marv Wolfman y George Perez, La Broma Asesina de Alan Moore y Dave Gibbons o la JLA de Grant Morrison ha estado muy presente -a pesar de que durante los últimos años se haya venido diluyendo-, como también lo ha estado el de otros referentes ajenos al papel impreso como la saga de videojuegos Batman: Arkham Assylum, Arrow o la película de El Hombre de Acero. Pero si buscamos los referentes más directos, aquellos sobre los que se fundamente el tono, los personajes y enfoques del catálogo actual de las series de DC Comics y las que sobrevivirán hasta las últimas consecuencias de los Nuevos 52, es plausible hablar de 15 cómics con los que entender esta DC actual.

No se trata ya de si son cómics mejores o peores, de si venden mucho o venden poco, ya que obras como El Multiverso pueden ser aclamadas como parte de lo mejor de DC de 2015, pero -al menos de momento- no hay una herencia real, como si lo hay con las que citamos abajo. Seleccionadas a lo largo de los últimos 30 años de historia de la gran veterana del medio ahora que nos encontramos a las puertas de la penúltima reconfiguración del catálogo editorial antes de Rebirth, estos son los 15 cómics fundamentales para entender el pasado, presente y futuro de DC Comics:


Antes de RebirthEl Caballero Oscuro de Frank Miller: De entre los clásicos inamovibles de DC Comics, las sagas del Batman de Frank Miller siguen teniendo un peso particularmente relevante a la hora de entender la editorial actual. Un peso que va más allá de las viñetas, siendo no solo la piedra angular sobre la que se apoya tonal y argumentalmente el ambicioso proyecto cinematográfico con el que Warner Bros vuelve a contraatacar en Batman y Superman, sino también la que ha marcado la hoja de ruta que parece haber seguido con ferviente devoción DC Comics desde que cierto justiciero enmascarado pronunciase a El Hombre de Acero aquello de “Quiero que recuerdes mi mano en tu garganta, Clark”.

Con su altisonante aproximación a la violencia -una violencia curtida por guerreros indoblegables más duros que el alambre de espino y que solo beben napalm-, Miller desterró a la Zona Fantasma toda imagen del enmascarado risueño y amigo de los niños que el Batman aventurero de Neal Adams no hubiera erradicado ya. Sobrecompensando con una talla tan XXL como toda la parafernalia de armaduras embutidas de músculos, tanques de combate y ceños arrugados con los que convirtiese a su Caballero Oscuro en la máxima encarnación del ubermacho, el creador de Born Again y 300 consiguió que todo lo que se hiciera con Batman desde Crisis en Tierras Infinitas a Tierra de Nadie pudiera resumirse como Palabra de Frank Miller….

E incluso cuando llegaron guionistas como Greg Rucka y Ed Brubaker para romper con la tónica de espaldas rotas, ciudades destruidas y resurgimientos de las cenizas de todos los Kelley Jones y Jim Lee de turno, quedaba patente la impresión de que para hacerlo su principal referente era -irónicamente- la obra que trasladó el sello Frank Miller a la continuidad oficial: Su Año Uno junto a David Mazzucchelli. Desde entonces, la impronta hipervitaminado del autor ha continuado presente en cada página de Andy Kubert, Tony S. Daniel, David Finch, Greg Capullo, Patrick Gleason o Jason Fabok para la franquicia, como también lo ha estado en la amalgama de las diferentes facetas del personaje ofrecida por Grant Morrison o el febril regreso al lado más turbio y rocambolesco de Batman que se viene viviendo desde que se pusiera fin a la breve recuperación de su lado detectivesco tras las sagas de Bruce Wayne Fugitivo.

Antes de Rebirth

La marca de Miller puede rastrearse no solo desde aquel Bane surgido de la poza de los mutantes de la Gotham de El Regreso del Caballero Oscuro a un Doctor Hurt y Corte de los Búhos a los que Batman pudo haberles preguntado si habían cenado bien, sino que está presente en cada muerte y renacimiento de Superman, en cada Hombre de Acero de mirada roja al que DC ha bajado de su olimpo de perfección del hombre cotidiano para hacerlo ver como chungo de cojones, cada Wonder Woman hambrienta de sangre que tenga más afinidad por la espada que por el lazo conciliador y cada Liga de la Justicia teñida con la mismo tono poroso que una película de Saw. Miller es la pura definición del grimm and gritty de los brazos cercenados, de los villanos sanguinarios de seriedad imperturbable o sonrisas sardónicas que deforman sus rostros. La carne -prácticamente cruda- con patatas que bautizaran los medios anglosajones, y que si durante los noventa y 2000s ya estaba profundamente grabada en el ADN de DC, con los Nuevos 52 lo ha vuelto a estar como llevara sin hacerlo desde hace mucho tiempo. No es para nada casual que como guinda a estos últimos cinco años, la compañía haya convertido una nueva entrega del Batman de Miller en su nuevo título estandarte, sino más bien una mera cuestión de coherencia.


Antes de RebirthCrisis Infinita de Geoff Johns: Año 1999. Geoff Johns llega a DC Comics creando a Courtney Whitmore. Nacida bajo el manto del Starman de James Robinson y su crucial papel en la recuperación del espíritu de la DC Clásica como luz de guía para abandonar las tinieblas de los noventa, el guionista de Stars and STRIPE se inspiró en su difunta hermana para dar vida a aquella nueva Stargirl que todavía hoy sigue teniendo relevancia en colecciones como la Liga de la Justicia Americana y su secuela Liga de la Justicia Unida. El mismo 1999, Johns recuperaría a un Hal Jordan al que la editorial había condenado a la ignominia primero -con la saga de Parallax en Eclipse Esmeralda– y después a una muerte como sacrificio redentor en Noche Final.

El cómo fue algo tan de fan -y representativo de su obsesión por los colores- como convertir al difunto Jordan en el nuevo portador de El Espectro en la saga El Día del Juicio, primera ocasión de muchas en la que manejaría al universo DC en toda su inmensidad, y que marcaría tanto su entrada como segunda espada en la JSA de David S. Goyer, como su larga y fructífera trayectoria junto al Green Lantern de la Edad de Plata. Especialista en plantar semillas para recoger los frutos más tarde, en su largo camino hasta que consumase la recuperación total de Jordan Johns demostró una perfecta combinación entre el conocimiento de la historia de los personajes del guionista de toda la vida con a una visión cinematográfica de la épica superheroica muy en la línea de lo que las editoriales buscaban por aquel entonces.

No es de extrañar que mientras reivindicaba a personajes que habían quedado aletargados en el cajón de sastre de la editorial como Shazam, Hourman, Wildcat, Mister Terrific, Atom Smasher o el villano del primero Black Adam, sus responsabilidades fueran creciendo, aprovechando lo aprendido de Robinson para poner en orden la complicada historia de Hawkman y Hawkgirl. Algo similar a lo que también hizo con The Flash y los Titanes, por medio de historias que redefinieron los orígenes de personajes como Superboy mientras reivindicaba a la galería de villanos del corredor escarlata -los Rogues, el nuevo Zoom, su saga de Gorilla Grodd…-, o conseguía la fusión perfecta entre los Jóvenes Titanes de Peter David y el espíritu de los Jóvenes Titanes de Marv Wolfman. Tres etapas que consiguieron tal relevancia que más de una década después siguen siendo el espejo quintaesencial al que miran tanto las actuales series de cualquiera de los tres personajes, como la exitosa serie de televisión de The Flash.

Johns comenzaba a ser considerado el guionista de los dedos de oro por la editorial de principios de siglo. Sin embargo aquello solo era el comienzo, volviendo a repetir con un Green Lantern Rebirth con el que el miembro más discreto de la Liga de la Justicia pasaba a convertirse en el puntal maestro de una de las franquicias de superhéroes más exitosas de la última década. Que DC haya decidido ponerle su nombre a la nueva etapa que comienza ahora es simbólico del arrollador éxito de aquella saga de seis números con los que Johns plantó las bases para todas las Guerra de los Sinestro Corps, Noche Más Oscura, El Día Más Brillante y un larguísimo etc de historias sobre las que se han apoyado más de una docena de colecciones, y se siguen apoyando los responsables actuales de las colecciones Lantern cuatro años después de su marcha.

Pero nuevamente, aquello volvía a ser solo el comienzo, ya que el mayor puñetazo sobre la mesa de Johns todavía estaba por venir al poco de poner en orden la historia de Power Girl presentándola a Amanda Conner, y no podía llevar otro título que el de Crisis Infinita. Todo lo bueno y malo que podemos ver en la DC actual, desde su convulsa tensión entre la fascinación por su pasado y la continua búsqueda de reverdecerlo -aunque en ocasiones suponga realizar limpiezas masivas con décadas de historias- hasta la afición a trastocar la continuidad, la épica desatada con cantidades insanas de muertos, vueltas de tuerca directas al dolor y la intensidad dramática que Johns y la DC actual han hecho gala durante esta última década está condensada en aquella y su continuación 52. Una saga en la que Johns masacró impunemente al añorado Blue Beetle de la Liga de la Justicia de Giffen y DeMatteis Ted Kord, abriendo la puerta para que siguieran el mismo camino Maxwell Lord, Superboy o Kid Flash entre docenas de otros muchos personajes. Una saga en la que el heroico Superboy Prime de la Crisis en Tierras Infinitas se convertía en un enloquecido genocida, y que define a la perfección la que ha sido su fórmula desde que cogiera medio trabajo hecho con Jordan: Putear a un personaje hasta romperlo, para luego recuperarlo en toda su gloria.

Antes de Rebirth

Aplicando este ABC a personajes como Aquaman o Superman mientras distribuía balones dejando a personajes como Booster Gold, la Legión de Superhéroes, Firestorm, Halcón y Paloma, Frankenstein o una Cosa del Pantano a la que reintroduciría como el avatar del verde que después desarrollaría Scott Snyder, si hablamos del Batman de Miller como la chispa que hizo brotar el tono de la DC actual, no sería menos justo que otorgar tras esta mención de honor el título de gran ingeniero editorial de la compañía de Batman y Superman a Geoff Johns. Cada vez que algo no funciona como debía, ahí esta Johns para darle vida con un arco como el firmado junto a John Romita Jr. para Superman, para después darle las riendas del equipo. Pero si la fórmula de liquidar a (x) de forma dramática para que -después de un requerido periodo de sufrimiento para hacer su regreso más sentido- estaba funcionando tan perfectamente bien con los personajes, ¿por qué no intentar algo todavía más ambicioso haciendo algo similar con todo el universo DC?

Sin estar todavía muy claro de quien fue la idea que lo desencadenó todo, así fue como la editorial procedería cuando le pusieron a cargo de Flashpoint para brindarnos los Nuevos 52 con los que todavía estamos inmersos. Desde entonces, Johns ha permanecido al frente del timón central desde una Liga de la Justicia que tiene tanto de Miller como de su lado más turbulento, y en la que alternando sagas como Forever Evil con la reintroducción del Sindicato del Crimen o su actual Guerra de Darkseid ha seguido demostrando su habilidad para sumir a sus lectores en una montaña rusa de emociones sin descanso en la que -una vez atrapado- no hay escape. Algo más desligado de la producción comiquera desde que ampliara sus horizontes a la televisión y el cine, la imagen de esa DC que todos anhelamos que nos haga disfrutar y sufrir a partes iguales se resume en una persona y es Geoff Johns. Nadie mejor que el para trasnmitirnos lo que nos aguarda antes de Rebirth, con la confianza ganada en cada una de las ocasiones que ha aplicado una receta que le ha convertido por méritos propios en la figura más importante de la DC del presente siglo.


Antes de RebirthBatman de Grant Morrison: A pesar de que -como en el caso de Geoff Johns- las historias de Grant Morrison transmiten una gran pasión por la historia del universo DC, se puede apreciar también una importante diferencia a la hora de manifestarla. Desde la perspectiva del guionista de Crisis Infinitas, podría decirse que hay un sesgo dicotómico en el que se establece un juicio sobre lo que está bien y lo que está mal, buscando separar lo primero de lo segundo para dejar paso a las cornetas y laureles con el festejo del esplendor clásico que transmiten sus historias.

En el caso de Grant Morrison todo el legado y evolución histórica de un personaje forma parte de su grandeza con todo lo bueno y malo que se pueda encontrar dentro de la misma. Es por esta razón que siempre ha sido un férreo defensor del hipertiempo, y que sus historias parecen más enfocadas a brindar una lectura personal de la trayectoria de un personaje en toda su inmensidad -independientemente de si ha tenido lugar en la continuidad oficial, algún Elseworld del pasado o futuro o un medio ajeno al cómic-, que a marcar un punto y aparte para el mismo. Así lo hizo con su Batman, donde tuvo el logro de saber congeniar toda la historia del Hombre Murciélago independientemente de lo contradictoria que pudiera ser esta, casando aquel vigilante pulp de sus primeros días con la disparatada psicodelia pop de los sesenta y la aventura internacional de la era de Adams, así como los turbia glorificación del exceso de Frank Miller y el Batman detective urbano.

Un Batman que a pesar de haber sido uno de los damnificados por la reducción de su historia provocada por los Nuevos 52 -y de que la etapa de su sucesor venda ostensiblemente más- sigue contando con un reverenciado puesto de honor dentro de la mitología actual del murciélago como última gran etapa del personaje. Cuando el Batman de Grant Morrison hablaba, hasta la colección de Scott Snyder guardaba silencio haciéndose eco de los dramáticos acontecimientos sucedidos en Batman Incorporated. Pasados tres años desde la marcha del escocés de la franquicia, su controvertida andadura continúa presente como listón a superar en ese más difícil todavía que encara cualquier guionista que llega a una colección con el galón de ser la serie recular más vendida del mercado americano. Morrison singue siendo el enemigo a batir a pesar de que su etapa tuviera tantos adeptos como detractores, extendiéndose su herencia por rincones tan variados como el Grayson de Tom King y Tim Seeley, el Escuadrón Suicida del segundo, series ya difuntas como Batwing o incluso el Batman de Snyder, ya sea en su serie regular o en las maxiseries semanales que ha tenido bajo el sello de Eternal.

Antes de Rebirth

Pero si hay una colección nacida para ser la valedora del legado de Grant Morrison es el Batman y Robin de Peter J. Tomasi y Patrick Gleason, así como el Robin: Son of Batman a cargo del último como autor completo. Creadas alrededor de Damian, la última encarnación de Robin presentada por Morrison como homenaje a El Hijo del Demonio, que a pesar de su condición como segundo título de la franquicia haya rivalizado en consideración entre el aficionado con el Batman de Snyder deja claro que la aproximación del escocés dejó una huella profunda, y que a pesar de sus excentricidades nadie puede negarle su lugar de honor en el panteón del murciélago como responsable de definir la dinámica actual de la batfamilia.


Antes de RebirthDetective Comics de Scott Snyder: Que como cuarta entrada en la lista volvamos a hablar de una colección de Batman -tres de cuatro nada menos- ilustra a la perfección la relevancia creciente que ha tenido el personaje en la editorial durante los últimos diez años. Heredero del timón de la franquicia mientras Morrison se encontraba en los últimos estadíos de su saga con Leviathan, el guionista de American Vampire llegó para ofrecer una aproximación más cercana a la imagen que tenía el gran público del personaje a raíz de las películas de Batman de Christopher Nolan u obras fundamentales de su bibligrafía como Año Uno.

Gran amante de las historias de detectives y el terror gótico, Snyder dejó buena muestra de sus capacidades para tomar las riendas del murciélago en su paso por Detective Comics junto a Francesco Francavilla y Jock, tanteando por primera vez tres de los elementos fundamentales sobre los que se apoya toda su etapa en Batman: El legado de la familia Gordon, la Corte de los Búhos y -sobre todo- el Joker. Siendo injusto hablar de su andadura en el murciélago sin mencionar a ese monstruo del dibujo que es Greg Capullo y su enorme contribución a la aproximación de Snyder con el personaje, el guionista ha tenido como principal handicap el embarcarse en historias demasiado ambiciosas, cuyo hype durante el desarrollo no siempre hacía honor a las enormes expectativas que los aficionados poníamos sobre él.

Algo que perjudicaría a sagas como La Muerte de la Familia o la hipertrofiada Año Cero, pero que pareció subsanar con un El Final del Juego con la que pudo ser fiel a su promesa de ofrecernos con la que tiene todas las papeletas de quedar como la gran saga del Joker de los últimos 25 años. Sin embargo, hay algo que no se puede negar de Snyder y es su valía como jugador de equipo, ya sea como arquitecto de historias que realizaría junto a otros como Puertas de Gotham o las semanales Batman Eternal y Batman y Robin Eternal, como para dejárselo en bandeja a otras sus colecciones. De su etapa en Batman nacerían semillas argumentales para el em>Nightwing de Kyle Higgins, Talon de James Tynion IV, Gotham a Medianoche de Ray Fawkes, la Catwoman de Genevieve Vallentine, Somos Robin de Lee Bermejo o Arkham Manor, además de repartir argumentos y personajes entre otras ya en curso como la Batgirl y Los Seis Secretos de Gail Simone o el El Escuadrón Suicida de Ales Kot.

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Estando su andadura demasiado próxima para tener muy claro cuanto quedará de aportaciones como la Bluebird Harper Brown, que el paso de Snyder por Batman haya servido en gran medida para reintroducir elementos clásicos de la nostalgia y darles un nuevo brillo desde su personal óptica ha hecho que funcione. Quizás no tanto como satisfacer a los que venían de disfrutar a Morrison, pero si como para labrarse su propio núcleo de adeptos y dejar huella en la historia del personaje. Que quien más papeletas tenga de sucederle sea uno de sus discípulos, es buena señal de lo satisfecha que ha quedado la editorial de su paso por el murciélago, y el tono imprimido a su cabecera.


Antes de RebirthPower Girl de Amanda Conner, Jimmy Palmiotti y Justin Gray / Sirenas de Gotham de Paul Dini: Tras una larga trayectoria dejándose ver aquí y allá durante la década de los noventa, Amanda Conner comenzó a llamar la atención de las grandes compañías a raíz de sus colaboraciones con Warren Ellis y Garth Ennis -de las que surgiría alguna pequeña joya de lo gamberro como The Pro-, siendo reclutada por Geoff Johns para dar vida a su arco dedicado a Power Girl en JSA: Clasificado. Primer contacto de la dibujante con el personaje, supuso además el nacimiento de una nueva forma de abordar a las superheroínas de la compañía sin ningún tipo de prejuicio, con mucho humor festivo, una desbordante imaginación y un irresistible optimismo lleno de color.

Conner quedó tan satisfecha con la experiencia, que años más tarde volvería a repetir haciendo tandem con su esposo Jimmy Palmiotti y Justin Gray, primero con una mini-serie dedicada a la nueva Terra y luego con una nueva saga de 12 números como pistoletazo de salida para una nueva serie de Power Girl con la segunda de protagonista. Éxito de crítica y público, las divertidas aventuras de la voluptuosa y amante de la vida Kara Zor-L tenían todas las papeletas para convertirse en la punta de lanza para convertirse en soplo de aire fresco con el que la compañía pudiera llegar a un target más amplio que el lector tradicional… Si no fuera porque incomprensiblemente la compañía decidió girar en redondo reclutando a Judd Winick para darle a la serie una aproximación completamente diferente.

No resultando demasiado bien, DC prosiguió aprovechando el talento de Conner con sus historias de Supergirl en Wednesday Comics, mientras que por otro lado Paul Dini retomaba lo que quedaba de la Catwoman de Ed Brubaker y lo que él mismo hizo con Harley Quinn y otras chicas de Gotham en Countdown, enlazando los destinos de Selina Kyle, la disparatada sidekick de El Joker Harley Quinn y la bioterrorista Hiedra Venenosa para dar vida a las Sirenas de Gotham dibujadas por Guillem March. De la confluencia entre Power Girl y las Sirenas de Gotham nacería uno de los mayores logros de la DC actual cuando la compañía comenzó a darse cuenta que quizás no habían jugado sus cartas de la mejor forma, trasladando a Winick junto a March a una Catwoman que encajaba mejor con la violenta sexualidad de las historias del guionista, mientras que a Conner le ofrecían un irresistible caramelo como ilustrar la mini-serie de Espectro de Seda para Before Watchmen, y que ella, su esposo y Gray se encargasen de la línea Ame-Comi Girls con la que buscaban apelar a un público similar al de su paso por Power Girl, y para el que también ejerció como guionista.

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Saldándose ambos experimentos tan positivamente que hasta Palmiotti y Gray volvieron a repetir con su Phantom Lady, la cuestión de con qué personaje de la editorial con calado podría encajar el estilo de Conner quedó resuelta en la forma de Harley Quinn, personaje que pasó de ser una secundaria con gracia a convertirse en uno de los más vendidos de la editorial gracias a su trabajo y el de ilustradores como Jon Timm. El éxito fue tal, que como ocurriera con Masacre en su momento pasó en unos meses de lanzar su primera serie en mucho tiempo a inundar el mercado de one-shots, tres mini-series bajo el título de Power Girl & Harley Quinn, Harley Quinn Little Black Book y la inminente Harley Quinn Gang mientras además recibían las riendas para una nueva serie de Starfire en una línea similar a las citadas. Hasta Hiedra Venenosa conseguiría su propia serie a cargo de Amy Chu y Clayton Mann, mientras que Catwoman seguía las suyas propias con Genevieve Vallentine primero y Frank Tieri e Iñaki Miranda después. Habiéndose anunciado a Timm y Mann en exclusiva por parte de la editorial, la gran pregunta viendo la huella dejada durante estos últimos años por Amanda Conner y sus superheroínas no es si proseguirá su carrera en DC, sino cuanto tardarán en darle las riendas de la primera de todas.


Antes de RebirthSuperman, Condenado: A pesar de ser el padre de todos los superhéroes, Superman ha tenido serias dificultades para cuajar dentro del universo de los Nuevos 52. Entre otras razones, probablemente por ser uno de los personajes que mayor ruptura ha experimentado respecto al que los seguidores conocían de la continuidad anterior, que la versión de El Hombre de Acero de la que bebía originalmente tampoco sea del todo popular, y no haber dado con un equipo creativo que supiera darle una nueva lectura a la altura como si ha ocurrido con otros personajes como Wonder Woman.

Tampoco se puede decir que la editorial no lo intentase, al recurrir a autores de la talla de Grant Morrison y George Perez para tomar las riendas de Action Comics y Superman respectivamente. Sin embargo, entre que los alambicados juegos referenciales del primero nunca terminaron de conectaron con los fans del último Hijo de Krypton como sí lo hicieron en All-Star Superman y que el segundo abandonó el barco mucho antes de encontrar algún de rumbo, el personaje se sumió en un bache en una deprimente fase de mediocridad insustancial sazonada de Daemonitas, equipos creativos cambiantes que cogían la puerta de salida tan pronto como accedían por la de entrada, y la concatenación sin descanso de eventos tan peregrinos como La Llegada de H’el, Psi Wars o Krypton Returns

Irónicamente, el responsable de conseguir que la franquicia dejase atrás ese halo como una de las peores parcelas de los Nuevos 52 fue precisamente… otro evento. Pero antes de llegar a esa parte sería necesario hablar del haz de luz que supuso la llegada de Greg Pak a Batman/Superman cuando los dos títulos más emblemáticos del primer superhéroede todos habían necesitado recurrir a un autor tan cuestionado como Scott Lobdell para hacer las veces de timonel, desde sus dominios en Superboy. Ni siquiera la pompa con la que fue recibido el Superman Desencadenado de Jim Lee y Scott Snyder pudo conseguir lo que si hizo entregar Action Comics a Pak y el dibujante Aaron Kuder, a la vez que Charles Soule desembarcaba a Superman/Wonder Woman.

Mientras Greg Pak y Kuder recuperaban ese espíritu americano de la voluntad irreductible, los ideales a prueba de bombas y el optimismo más fiel al espíritu de Richard Donner, Soule se encargó de construir los cimientos hasta Condenado, con participación de Lobdell para que no se dijese que lo dejaban fuera del invento. No es que de repente todo fuera perfecto, pero si que volvíamos a tener la sensación de leer cómics de un Superman que de verdad parecía Superman, y el personaje volvía ser relevante con una saga que -más allá de las consecuencias para si mismo- se convertiría en el detonante para los cambios del universo DC que estaba por llegar. Paralelamente, Geoff Johns aportaba su empujón junto a John Romita Jr en el arco argumental en la serie central de Superman, marcando un nuevo rumbo en el que tras sagas tan interesantes como la del Ultra Humanite o Mundo Bizarro llegarían otras no menos desdeñables como La Verdad de Gene Lueng Yang, la saga de Wrath o Savage Dawn.

Antes de Rebirth

A espera de que comience Super League de Peter J. Tomasi con su relevancia de cara a los futuros cambios del personaje como última historia de Superman antes de Rebirth, también sería conveniente señalar la importancia de Condenado como semilla de Convergencia. Un evento secuela que afectaba a todo el Multiverso, con la ambición de ser una saga que congregase toda la historia de DC. A pesar de que el resultado fue -por decirlo suavemente- tirando a modesto, no evitó que abriera las puertas a un periodo en el que la editorial dejó de tomarse tan seriamente la cuestión de la continuidad, presentando un catálogo mucho más variado y estimulante en esa oleada de nuevas series a la que se le dio el nombre de DC You. Entre ellas, Superman: Lois & Clark de Dan Jurgens y Lee Weeks, en la que se recupero al Superman previo a Flashpoint para incluirlo como un personaje más en el universo de los Nuevos 52 junto a su esposa Lois y su hijo. Siendo su cruce con el Superman de los Nuevos 52 lo que de pie a la citada Super League, de lo que resulte del choque entre ambos dependerá en gran medida lo que encontremos en Rebirth.


Antes de RebirthWonder Woman de Brian Azzarello y Cliff Chiang: Sin duda una de las obras más aclamadas de los Nuevos 52, la reinvención de la princesa amazona a cargo del guionista de 100 Balas y el dibujante de Paper Girls cuenta entre sus méritos el haber trascendido a la férrea veneración por la ya lejana etapa de George Pérez para reimaginar por completo la mitología olímpica dentro del universo DC. De la mano de Azzarello, la princesa amazona se alejó de su habitual territorio de acción entre los superhéroes de la Liga de la Justicia, adentrándose por una senda en la que el guionista dio forma a una historia de dioses y humanos, con las habituales guerras de poder y pasiones enfrentadas que caracterizaban a los antiguos mitos griegos.

Sin apenas superhéroes más allá de la propia Diana y con el deslumbrante universo visual de Cliff Chiang para vestirlo de gala, la serie de Wonder Woman se movía en una sintonía similar a la recuperación del esplendor de la sencillez icónica de la edad dorada que Mark Waid y Matt Fraction buscasen junto a Chris Samnee y David Aja en Daredevil y Ojo de Halcón. Un estilo que desgraciadamente no se extendió por el resto de la editorial hasta mucho más tarde como si lo hizo la nueva cosmogonía de personajes con las que Azzarello y Chiang acompañaron a Wonder Woman. Tanto las tramas como las diferentes versiones del nuevo panteón olímpico y los Nuevos Dioses quedaron grabadas a fuego en el imaginario de la editorial como pocas de las otras nuevas versiones de personajes clásicos lo han hecho, y siempre que se ha visto a cualquiera de los personajes de la Wonder Woman de Azzarello y Chiang antes de Rebirth ha sido manteniendo la fidelidad a lo que vimos en ella.

Antes de Rebirth

O al menos, en lo referente a los estético, ya que en lo que corresponde a tono y caracterización de la protagonista, la Wonder Woman de Azzarello tuvo el problema de lidiar con la de la Liga de la Justicia, resultando que -tras su marcha- el matrimonio Finch nos ofrecería lo que podríamos denominar como una amalgama entre las dos versiones. Aun así, el legado de esta primera etapa de Wonder Woman en los primeros días de los Nuevos 52 sigue presente, y cada vez que Orión, Eros, Apolo y Artemis, Hera, Hefestos o Lennox han aparecido en colecciones como Superman/Wonder Woman, Teen Titans, la franquicia Green Lantern, Aquaman, Titans Hunt o Superman ha sido siempre con la estampa de como nos los presentaran Azzarello y Chian, siendo además la semilla del estilo que DC aplicase a buena parte de las colecciones del DC You con su búsqueda de títulos con personalidad marcada y una cuidada sinergia entre dibujo y guión.


Antes de RebirthGrayson de Tim Seeley, Tom King y Mikel Janin: Fruto de extraer a Nightwing del entorno del Batman de Scott Snyder y hacerlo colisionar con elementos del Batman del Futuro, la Liga de la Justicia de Geoff Johns y el murciélago de Grant Morrison, la reconversión del Robin original en superespía encubierto supo dar esquivazo a cualquier recelo incial, elevando como un sofiticado vehículo impulsado por acción de la más alta intensidad. Un vehículo creado para el lucimiento de sus tres autores, quien supieron amoldar al personaje dentro del marco de las organizaciones de superespionaje en el universo DC sin por ello perder las características que definen a Grayson.

Todo muy Checkmate, y muy al estilo de sagas como Misión Imposible y Los Vengadores británicos Peel & Steed, pero sin que el antaño Robin / Nightwing dejase de ser el mismo superhéroe que conocimos en Batman o los Titanes. Ese que hiciera al Caballero Oscuro y Superman ponerse de acuerdo en Crisis Inifinita en que -con él- el universo DC era un lugar mejor, y que también saben plasmar sus autores en una serie ingeniosa, ágil y con un irresistible y sexy descaro protagonizada por Dick Grayson y Helena Bertinelli.

Antes de Rebirth

Envuelta en una maraña de misiones encubiertas, secretos dentro de secretos, tensión sexual no resuelta y lealtades a prueba, Grayson tuvo tan buena acogida que no tardó en generar un meritorio spin off en la forma del Midnighter de Steve Orlando y ACO -que su guionista se haya convertido en el último fichaje en exclusiva de la editorial deja claro el grado de satisfacción con ella-, mientras King y Seeley han continuado expandiendo su visión de los superhéroes de guerrilla por rincones tan dispares como el universo Lantern en Omega Men o los villanos de El Escuadrón Suicida. Con Mikel Janin para rematar al trípode de solidez envidiable sobre el que se asienta esta parcela creciente de la compañía, aquí no hay eslabón débil que valga y que desde hace ya tiempo se rumoree a Tom King como nuevo guionista de Batman deja muy claro la confianza que DC tiene puesta en ellos.


Antes de RebirthBatgirl de Cameron Stewart, Brenden Fletcher y Babs Tarrs: Uno de los últimos grandes fenómenos de la editorial gracias a la frescura aportada por su tono jovial, optimista y lleno de encanto y color, antes de hablar de la Barbara Gordon de Cameron Stewart sería conveniente otorgarle una mención de honor a la Batgirl de Gail Simone. Sin ella, quizás no hubiéramos disfrutado de esta pequeña joya de la DC actual, o -por lo menos- no habríamos tenido una transición tan sólida entre la Oráculo víctima de La Broma Asesina del universo previo a los Nuevos 52 y la Batgirl actual.

Simone abrió las puertas a una nueva etapa en la vida de la superheroina de Gotham, y Stewart supo tomar el testigo con una reinvención completa que no tardó en ganarse el corazón de las redes con el rediseño de Babs Tarrs. Llámala Batgirl trendy, llámala Batgirl hipster, pero al convertirla en la guardiana del barrio de moda de la ciudad del murciélago -el Burnside- la serie co-guionizada por Brenden Fletcher marcó una nueva tendencia en la que también habría que destacar Gotham Academia de Becky Cloonan y Karl Kerschl. Con participación de Fletcher también en la última, que la serie repleta de misterio y aventura al más puro estilo Harry Potter o El Internado haya conseguido una segunda temporada -y un crossover con Lumberjanes– sin contar con ningún personaje conocido subraya todavía más el mérito de en su elenco regular subraya el mérito de este nuevo estilo no demasiado alejado de lo que Bryan K. Vaughan hiciera en su día con Runaways.

Antes de Rebirth

Un estilo que bebe tanto de la literatura juvenil como de la animación de los últimos 20 años, y que ha continuado expandiéndose con el Canario Negro de Fletcher y Annie Wu antes de Rebirth, como parece que continuará haciéndola con la llegada del nuevo capítulo de la editorial con el anuncio de una nueva colección de Batgirl y de Batgirl y las Aves de Presa, lo que la convierte en la segunda gran tendencia de la editorial en cuanto a cómics de superheroinas junto a la citada vertiente de Conner-Palmiotti y las Sirenas de Gotham.


Antes de RebirthSandman de Neil Gaiman: Hablando en cierta ocasión sobre la nueva serie de Lucifer a cargo de Holly Black y Lee Garbett, un compañero aficionado me comentó lo llamativo que le resultava el que -mientras la mayor parte de los títulos de DC hubieran visto trastocada su continuidad- las series de Vertigo ligadas al universo Gaiman continuaban manteniéndola intacta. No solo es que las nuevas series de Sandman y la estrella del alba partan directamente de donde acabaron sus anteriores volúmenes. Por proseguir, incluso prosiguen tramas desarrolladas en Hellblazer, mientras que sigue sin estar del todo claro cual es el grado de conexión entre el Constantine actual de los Nuevos 52 y el Constantine de la línea Vertigo, o si Sandman Overture de Neil Gaiman y J.H. William III y el Lucifer de Holly Black o Lee Garbett se desarrollan en el mismo universo que el resto de las series de DC o en uno completamente separado.

De lo que no cabe duda es que aquella entrega por las historias de corte sobrenatural desde una óptica más alejada a las zonas comunes de los superhéroes tradicionales que se convirtiera en la marca de aquella Vertigo inicial -antes de convertirse en una línea para cómics para adultos totalmente desligada de DC- ha vuelto a la vida en los Nuevos 52, teniendo como su principal valedor actual al Constantine Hellblazer de Ming Doyle, James Tynion IV y Riley Rossmo, junto a las ya citadas colecciones que continúan publicándose bajo el sello Vertigo.

Tampoco habría que olvidar el Doctor Fate de Paul Levitz junto al que fuera también artista de la línea para adultos Sonny Liew (Creo en Frankie). Sin embargo el caso de esta serie es muy particular, al beber tanto de la herencia de Vertigo como de esa línea difusa a medio camino entre esta y DC en la que se desarrollase la Wonder Woman de Brian Azzarello y Cliff Chiang, como del resurgir del cómic juvenil con la Batgirl de Cameron Stewart y Babs Tarrs o la Ms Marvel de G. Willow Wilson y Adrian Alphona. Atras quedan otras apuestas como una Liga de la Justicia Oscura de la que no ha vuelto a saber nada a pesar de que se anunciase su relanzamiento en DC You -y que ni siquiera está incluida dentro de los nuevos títulos de Rebirth-, como las tramas del rojo y el verde que englobasen a La Cosa del Pantano, Animal Man y Frankenstein y los Agentes de SHADE, la Trinidad del Pecado formada por Pandora, The Phantom Stranger y The Question, el terror de I, Vampire, la espada y brujería de Demon Knights, así como títulos como The Shade, Gotham a Medianoche o el Klarion de Ann Nocenti.

Antes de Rebirth

No se puede decir que la compañía no lo intente, y el que se rumoreé una iniciativa similar a Rebirth centrada en la herencia de aquella Vertigo primigénea hace pensar que todavía no han perdido la esperanza en que el lado más oculto de DC Comics vuelva a resurgir de las tinieblas.


Antes de RebirthEscuadrón Suicida de John Ostrander: Siendo uno de los pocos títulos que todavía subsisten desde la primera oleada de los Nuevos 52 -aunque sea con relanzamiento de por medio- es complicado valorar de donde viene exactamente la pertinaz resistencia de la encarnación actual del Escuadrón Suicida con Deadshot y Harley Quinn como cabezas de cartel. Pese a ser una serie que rara vez ha contado con un clamoroso apoyo de opinión, siempre ha estado ahí, ya fuera con Adam Glass, Matt Kindt, Sean Ryan o los mejor recibidos Ales Kot y Tim Seeley.

Lo estaba antes de que la película de El Escuadrón Suicida fuera anunciada, lo estaba antes de Asalto a Arkham y lo estaba incluso antes de que Arrow se estrenase, por lo que tampoco cabe usar su aparición en la serie de Stephen Amell como posible responsable de su éxito. Algo tenía que tener aquel Escuadrón Suicida de Glass para sobrevivir durante tanto tiempo a pesar de haber sido tratada como un título menor en el mejor de los casos, y algo tenía que tener que la hiciera especial en cuanto a tono, estilo o propuestas.

Si alguien me pregunta, me atrevería a decir que la respuesta es tan sencilla como que la fórmula original del Escuadrón Suicida de Ostrander era tan perfecta y la echábamos tanto de menos, que bastó un sucedáneo que -sabiendo recuperar sus bazas y sin necesidad de más artificios- sirvió para reestablecerlos de forma fija en el catálogo de DC Comics. Más allá es imposible encontrar en casi 52 números alguna innovación de ningún tipo, que no sea haber devuelto el grupo a sus orígenes para servirlo directamente sin cocinar.

Antes de Rebirth

Mientras que la anterior sucesora de la serie de Ostrander –Los Seis Secretos de Gail Simone- era demasiado elegante e irónica, el Escuadrón Suicida de Adam Glass era tan sutil como la sala de fiestas de un polígono, no necesitando ni de un argumento más complejo que repetir continuamente la misma fórmula para funcionar. Una serie aparentemente lanzada para un público sin demasiadas pretensiones que no desentonaría del entorno gamer de los B:A o CoD, pero que supo llegar a él de forma indudablemente eficaz, para terminar convirtiéndose en uno de los Sospechosos Habituales de DC Comics, como así parece haberlo conseguido un no muy lejano Deathstroke.


Antes de RebirthCapucha Roja y los Forajidos de Scott Lobdell: Si hablamos de etapas que han conseguido dejar su huella en la DC de estos últimos cinco años sin necesidad de verse acompañadas por el beneplácito de la crítica, es obligatorio hablar del Escuadrón Suicida de los Nuevos 52, pero también de Scott Lobdell. Durante este lustro que se termina con el comienzo de Rebirth, los Titanes han tenido un nombre y es el del guionista y creador de Generación X.

Antaño mano derecha de Bob Harras rescatada del ostracismo para tomar bajo su manto a los superhéroes juveniles de DC Comics, Lobdell arrancó su etapa en la compañía rodeado de polémica por su -de nuevo- falta de sutileza para abordar cuestiones como la representación del colectivo gay con creaciones como Bunker o su idea de feminismo liberado que hizo que su Starfire levantase las iras incluso en las propias oficinas de la compañía. Guionista de Teen Titans y Superboy al comienzo de los Nuevos 52, no hay cabecera que mejor defina su reinado sobre las últimas generciones de superhéroes de la compañía que Capucha Roja y los Forajidos, actualmente reconvertida en Capucha Roja / Arsenal y con vistas a regresar con el Rebirth.

Antes de Rebirth

Con dibujantes como Kenneth Rocafort y Brett Booth -actualmente en The Flash– como algunos de sus acompañantes predilectos, Lobdell cedería testigos como el de The Ravagers a Howard Mackie, los Jóvenes Titanes a Will Pfeiffer y Superboy a Aaron Kuder, mientras él mismo aferraba sus raices en el superverso a través de propuestas como Condenado. ConTitan’s Hunt de Dan Abnett en desarrollo antes de Rebirth y lo que parece ser la recuperación de la memoria original del grupo amenazando con irrumpir en el horizonte, todo apunta a que su influencia sobre esta parcela de DC Comics se verá menguada, pero continuará presente.


Antes de RebirthInjustice de Tom Taylor / Tierra 2 de James Robinson: La recuperación de El Multiverso de DC Comics ha servido para propiciar joyas como la obra homónima de Grant Morrison u otras más cuestionadas como el crossover Convergence, pero también otras colecciones ambientadas en otros mundos con una continuidad mucho más lineal.

Pudiendo hablar tanto de la continuidad del Batman del Futuro como de la Liga de la Justicia 3000 de Giffen y DeMatteis, una última encarnación de la Legion de Superhéroes que en ocasiones vuelve a dar señales de vida, el ya enterrado territorio western de Jonah Hex y la rompemoldes Prez, los dos principales baluartes de la compañía en este territorio siguen siendo incontestablemente Tierra 2 e Injustice.

Derivado de la Liga de la Justicia de Geoff Johns que emprendiera en su día James Robinson como una suerte de actualización ultimate de la antigua Tierra 2, quizás fuera esta la que llegase con más ambiciones por parte de la editorial, pero fue Injustice de Tom Taylor la que terminó por convertirse para sorpresa de todos en la línea alternativa de referencia para los aficionados de DC. Algo que pillo por sorpresa a todos al tratarse de un mero cómic digital con vistas a explotar brevemente el legado del videojuego homónimo.

Antes de Rebirth

Sin embargo, la visión de Taylor para entender el espectáculo de superhéroes como dioses contemporáneos a base de historias repletas de acción desatada, clímax emocionales y un uso inteligente de golpes sobre la mesa constante consiguió no solo que la serie haya pervivido durante cinco años en su condición de título de culto, sino también que el propio Taylor fuera trasladado a Tierra 2. Imbuyéndola del tono de su Injustice, este ha continuado presente con mayor o menor acierto en la línea incluso tras la marcha de Taylor, ya sea en World’s End como Convergence. Que sus sucesores en Tierra 2: Sociedad continúen tratando de emular su estilo y tengamos anunciada una nueva serie de Tierra 2 en el Rebirth es el mejor síntoma que se puede señalar sobre el calado que ha terminado teniendo tanto Taylor como el universo de la Tierra 2.


Más allá de maxiseries con voz autoral marcada y final prefijado como el Superman: American Alien de Max Landis y The Coming of The Supermen Men de Neal Adams, quedarían fuera de las citadas Green Arrow, así como el Detective Marciano de Rob Williams y Eddy Barrows y el aluvión de títulos de la franquicia lantern con series como Sinestro, The Lost Army y Edge of Oblivion. En el caso de la colección del arquero, los contínuos cambios de rumbo han hecho de ella una franquicia con un estilo poco claro, y que a pesar de haber mantenido la constante de tomar como modelo la serie de televisión de Stephen Amell, todas las etapas que ha tenido a lo largo de los últimos cinco años han sido tan diferentes entre sí, que únicamente la de Jeff Lemire ha conseguido dejar algo de huella.

En lo que respecta a la serie de J’onn J’onzz, la eterna némesis de Hal Jordan y el resto de series de los Green Lantern Corps, tanto la serie del último superviviente de Marte como la de Sinestro y los otros Lanterns han seguido una tónica similar a la habitual en las cabeceras a cargo de Geoff Johns. Mucha épica, mucha acción superheroíca neta y tramas ambiciosas entrentando a sus protagonistas a desafíos inabordables, dando forma a colecciones que si bien no parece que vayan a tener continuidad directa con su cancelación antes de Rebirth, si que han tenido la suficiente buena acogida como para que vayamos a ver a Tom Taylor o Cullen Bunn en la Nueva DC (Rob Williams ya ha sido confirmado como guionista del Escuadrón Suicida de Jim Lee, y Ethan Van Sciever volverá a trabajar con Johns en un proyecto todavía por conocer.

Cinco años después del comienzo de la etapa en la que DC se lo jugó todo sacrificando buena parte de su cuarta continuidad para revitalizar sus ventas, poco queda de otros baluartes de los Nuevos 52 como pudieran ser recurrir al responsable de All-Star Superman Grant Morrison para reinventar completamente a El Hombre de Acero en Action Comics, de la herencia de la media docena de autores que pasaron por le primer año de las colecciones de Superman, de las tramas de Pandora y de una Liga de Justicia Oscura que paso de flirtear con el cine a convertirse en el único título anunciado de su última oleada de series del que nunca se volvió a saber. De un J.T. Krul que parecía haber llegado con hambre para erigirse como uno de los principales arquitectos de la compañía, de recurrir a otras bestias negras de los noventa como aquel Rob Liefeld al borde de la omnipresencia o unos Ron Marz, Paul Jenkins y Tom DeFalco que llegaron para hacer su magia y se fueron tal y como llegaron. De los Freedom Fighters de Jim Palmiotti y Justin Gray, el ampliar los géneros que abordaban apostando por el intratable revolver de Jonah Hex en All-Star Western, las diferentes colecciones de temática bélica, el horror nocturno y el género de monstruos de Yo Vampiro y Frankenstein Agente de SHADE o la espada y brujería de Sword of Sorcery.

Tampoco es que quede demasiado de aquella Pandora que se nos ofreciera envuelta en misterio como gran detonante de esta nueva continuidad, como tampoco queda demasiado de las tramas del rojo y el verde en gran parte construidas por Jeff Lemire y Charles Soule en Animal Man y La Cosa del Pantano antes de fugarse a la competencia, como tampoco quedan de la Legión de Superhéroes que Geoff Johns había reestablecido tan dedicadamente durante décadas y que todavía reaparece eventualmente -siendo una de las pocas franquicias que mantuvieron su continuidad anterior a los Nuevos 52- como de los muchos títulos que lanzaron para ofrecer un catálogo mucho más variado y con un enfoque más contemporáneo con DC You.

Mientras aquel controvertido Lobo al que aplicaron una actualización de cara a los nuevos tiempos vuelve a parecerse sospechósamente a su versión de los noventa en su última aparición en Batman/Superman, la duda que queda es cuanto de la herencia de estos 15 títulos, etapas, colecciones o formas de entender el cómic que han proseguido como parte esencial de la DC de estos últimos cinco años años antes de Rebirth continuarán presentes con la aproximación con la que la compañía abordará los títulos ya anunciados en estos nuevos Nuevos 52 32 de cadencia semanal. ¿Es de Titans Hunt la señal de que el reinado de Scott Lobdell sobre la última generación de superhéroes DC va llegar a su fin? ¿Mantendrá el que ha sido la voz de Capucha Roja y Arsenal durante este lustro parte de su feudo con el relanzamiento de los Forajidos? ¿Se separarán las sendas de Damian Wayne y Patrick Gleason al no haber ninguna serie de Robin anunciada? ¿Cual de las dos versiones de Superman sobrevivirá a Super League? ¿Se confirmará la promoción de Tom King a Batman después de su exitoso paso por su universo en Grayson? ¿Qué superheroína le queda a Amanda Conner y Jimmy Palmiotti para pasar por su filtro más allá de la evidente?

Cuestiones la mayoría de las cuales se resolverán este fin de semana tras anunciarse nombres como Steve Orlando, Sam Humphries, Rafael Merino, Jon Timm y Evan Shaner como parte de los arquitectos de esta etapa, y el guionista de Green Lantern y The Flash Van Jensen como de los que no volverán a repetir. Si el cambio nos traerá una DC mejor, y si el legado de los que vengan perdudará de la misma forma que lo han hecho los aquí citados, es algo que todavía tendremos que descubrir.

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Pedro Pascual Paredes
23 marzo, 2016 13:00

Estupendo artículo que he guardado en favoritos. Muchas gracias Daniel.
Tu premisa me ha parecido muy interesante, pero en ella me da la impresión que cojea una obra fundamental de los new 52: Wonder Woman, pues creo que su influencia o derivación en otras series, ha sido prácticamente nula, justo lo contrario que Batgirl, como bien indicas en tus estupendos gráficos.
Espero que este articulo se complemente con un ZN Top, de las 15 mejores obras de Dc en estos cinco años (y como bien has dicho, no por ser las mejores, son las más importantes para entender estos cinco años). Para que cuando alguien, dentro de 5años, (¿aún estaremos en la época rebirth?) se meta en el universo Dc y busque Lo mejor de new 52, se encuentre con una lista que le guíe.
Y es que, como ya he dicho en otras ocasiones, ZN ha sido y es mi fuente para conocer las grandes obras de los cómics, y sus Top me han servido para introducirme en este universo.

flashpoint
flashpoint
Lector
23 marzo, 2016 18:08

Pedro yo concuerdo contigo en hacer un Top 15 de lo mejor de N52.
Pero de seguro que alguien incluirá el Superman de Grant Morrison. Que horror.

flashpoint
flashpoint
Lector
En respuesta a  flashpoint
24 marzo, 2016 0:31

Para mi las únicas series que valieron la pena (y que leí) en orden de menos a más fueron:

15 – Green Lantern (Johns)
14 – Batwoman
13 – Escuadrón Suicida
12 – Aquaman (Johns y Parker)
11 – JLD
10 – Tierra 2 (Robinson, el problema que acabó muy mal)
09 – Multiversity
08 – Batman (Snyder)
07 – JLA (Johns con Reis)
06 – Harley Quinn
05 – la Cosa del Pantano
04 – Animal Man
03 – Flash (Mananpul)
02 – Flecha Verde (Lemiere)
01 – Wonder Woman (Azzarello)

Me encanta Superman, pero no lo puedo incluir en ninguna de sus variaciones o series publicadas. Preferiría un millón de veces agregar en la lista Stormwatch de Cornell, que si bien no estuvo a la altura de lo esperado me entretuvo más que otras colecciones.

sparkyal
sparkyal
Lector
23 marzo, 2016 23:45

A mí en un top de DC no falta Batwoman, una colección sublime, lamentablemente rematada horriblemente por Marc Andreyko en su último número

Ares1138
Ares1138
Lector
24 marzo, 2016 15:24

Titánico artículo. Felicidades por tus conocimientos.

Pikachito
Pikachito
Lector
24 marzo, 2016 16:57

Si, si, si…

Avisadme cuando DC deshaga todo este despropósito y vuelvan al universo pre-flashpoint.

Leo
Leo
Lector
24 marzo, 2016 17:13

Muy buen artículo.
Felicitaciones aparte, me parece preocupante que uno de los cómics que más ha influido a la DC actual sea El Caballero Oscuro, de Frank Miller. No me malinterpretéis, no digo que este comic sea bueno o malo, simplemente que no debería ser tomado como referente para todo el universo DC. En primer lugar, se supone que El Caballero Oscuro es un futuro hipotético y/o alternativo. En segundo, se trata de la INTERPRETACIÓN PERSONAL del personaje de Batman por parte de Frank Miller. Ya lo he dicho muchas veces: No entiendo la manía de oscurecer y hacer violentos a todos los personajes habidos y por haber. Oscuridad no siempre es sinónimo de madurez y profundidad. Comprendo que a algunos personajes dicha oscuridad les sienta bien, el problema es que no funciona igual en todos, y en algunos casos, es INCOMPATIBLE con el personaje.
Que Crisis Infinita, de Geoff Johns, sea otro de los referentes del actual universo DC no ha de ser necesariamente bueno. Hablar de Geoff Johns me produce sentimientos encontrados. Por un lado, creo que Johns es (en términos generales) un guionista muy competente. Me gusta esa sensación de grandiosidad y clasicismo (en el mejor sentido de la palabra) que desprenden muchas de sus historias. Pero precisamente por eso, no comprendo por qué a veces escribe cosas tan sin sentido, como la muerte de Blue Beetle en Crisis Infinita.

zekivigo
zekivigo
Lector
5 abril, 2016 20:21

Tengo los tres primeros numeros en rustico de la Batgirl de Simone, pero me gustaria, debido a las buenas criticas, a la batgirl: la chica murcielago de Burnside de Brenden Fletcher.

Por lo que la pregunta es: ¿se puede saltar a esta nueva tapa sin problemas?, es decir, no me voy a perder? es una etapa totalmente diferente, nueva y que no continua la historia?