Ultimando el final: Ultimatum (3 y 1/4) – Ultimate Spider-man 132

¿Os acordáis de aquellos dulces chavalines que iban en el metro justo cuando Magneto decidió liar la de Dios es Cristo? Vale, pues este número del trepamuros comienza con ellos. Con cierto esfuerzo, han logrado escapar del desastre y se han encaramado a una azotea –momento que el dibujante, Stuart Immonen, aprovecha para mostrarnos una panorámica de la destrucción que campa por doquier a lo largo y ancho de la ciudad–.

“¡Dios! Espero que Peter se encuentre bien…” dice una preocupada Kitty Pryde mientras Mary Jane la mira con un odio intenso impregnado en la retina. Acto seguido le arrea un puñetazo a la pobre mutante que casi la pone en órbita. La pelirroja le acusa de haber enviado a su amorcito al corazón del desastre. Kitty se defiende diciendo que ella no le envió a ninguna parte. Peter, sencillamente, se marchó por voluntad propia, por su sentido del deber, no more, nena. No me arregles más la dentición, gracias. Mary Jane le implora que haga algo para ayudarle. Resolviendo que, para variar, la chica ha dicho algo con sentido, Kitty atraviesa el tejado del edificio y desaparece.

Saltamos atrás en el tiempo y el espacio, exactamente hace dos meses, en la casa del Doctor Extraño, en Greenwich Village. En este pequeño flashback, vemos como un inexperto y rejuvenecido Stephen Strange le cuenta a Spidey secretos sustanciales acerca de su hogar y de los peligros que encierra, como por ejemplo, el orbe que sirve de protección al camino que conduce hasta la Dimensión Oscura. Así, con dos narices. Le van a quitar el carné de Hechiero Supremo por lengüetón e indiscreto. Wong, que en su versión ultimatizada parece tener más sentido común, no aprueba las confesiones de su señor, claro está, pero sus protestas caen en saco roto.

Y esta vez saltamos en el tiempo, pero no en el espacio. Seguimos en la casa del mago, pero en la actualidad. Vemos como una miríada de monstruos atraviesa sus paredes con nuestro amistoso vecino y un gris Hulk alucinando en colores. De los restos de la casa emerge una figura conocida. Parece el Doctor Extraño, pero algo raro le sucede. No se comporta como lo haría el joven Stephen. De repente, el mago –o lo que sea que lo tiene poseído– le muestra a Hulk una de sus peores pesadillas –pista. ¿Aguien tiene ya la respuesta?–. El monstruo gamma observa a todos aquellos cuya muerte causó a lo largo de los años, mientras que Spidey, bueno, él ve algo diferente. Una pequeña pléyade de sus peores enemigos reunidos para la ocasión. Y no parecen especialmente amistosos.

Hulk intenta combatir los cadáveres de aquellos que fulminó durante sus andanzas. Pero son legión y terminan incluso por imponerse ante la brutal fuerza del coloso.

Mientras, Spider-Man ha quedado inconsciente y está reviviendo una escena junto a sus tíos Ben y May. De repente, tío Ben adapta un color bastante insano y muestra una tremenda herida en su cabeza. De esta guisa comienza a culpar y a insultar a Peter. Cuando parece que se le va a echar encima, la escena cambiar de nuevo.

Debido a su reciente experiencia, el bueno de Pete se percata de que quien posee a Extraño no es otro sino el terrible Pesadilla, señor de las ídem. Pero eso no le salva de ser zarandeado de nuevo y arrojado a sus enemigos, que se disponen a jugar al ping-pong con el señor Parker.

Casualmente, en ese momento, Spiderwoman –hablando de la saga del clon– ha decidido regresar –lo que son las cosas– y se balancea entre los edificios que aún permanecen en pie buscando a su «hermano». Cuando observa las explosiones de luz mágica que sacuden la casa del Doctor Extraño, imagina hacia dónde debe dirigir su atención. Su fama le precede, Sr. Parker.

En tanto llega nuestra Chica-Araña favorita, Pete está siendo apaleado por el grueso de sus peores enemigos. Pesadilla observa toda la escena divertido. Vamos, que sólo le faltan las palomitas al tío. En ese momento hace su entrada Hulk y despedaza al tipo. Claro que, como está compuesto de energías arcanas, no le supone mucha dificultad rehacerse. Después pone pies en polvorosa. Y es que, una cosa es que no puedan matarte partiéndote en dos y otra que la experiencia resulte grata.

Hulkie, que nunca ha brillado por su sagacidad, le persigue. Y Pesadilla salta y atraviesa la puerta que conduce a la Dimensión Oscura. ¿Algo premeditado? ¿Cualquier cosa con tal de que no le partan por la mitad por segunda vez? Quién sabe. Afortunadamente, la entrada sigue protegida por el orbe que Extraño custodiaba, que parece que no impide el paso en sentido a la DO, pero sí desde ella a la Tierra. Pero el gigante gamma no está dispuesto a perder a su presa tan fácilmente, así que se lía a mandingazos con la cosa. Y claro, ¿qué podía pasar? Pues que el cacharro va y se rompe. Explosión grande-impresionante-oh-cielos-oh-Dios-oh-guaw y catástrofe sobre catástrofe que te crió.

Cerramos el número con columna de viñetas de Spiderwoman, Mary Jane, tía May y Kitty observando el desaguisado y pensando que a Peter le ha sucedido lo peor.

Por supuesto…

CONTINUARÁ.