Terminal City: La ciudad del pasado futuro

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Edición original: jul. 1996/mar. 1997; Vertigo (DC Comics).
Edición España: ago. 2009; Planeta DeAgostini.
Guión: Dean Motter.
Dibujo: Michael Lark.
Entintado: Michael Lark.
Portadas: Mark Chiarello.
Color: Rick Taylor.
Rotulista: Willie Schubert.
Precio: 16,95€ (Rústica, 232 págs.)

 

Cuando pensamos en Ciencia Ficción y en Vertigo, nos vienen a la mente series como Transmetropolitan (Warren Ellis / Darick Robertson) y Los Invisibles (Grant Morrison); o miniseries como Heavy Liquid (Paul Pope) o Vimanarama (Grant Morrison / Philip Bond) y tantas otras. Las hay de todos los tipos y colores. Sin embargo, la obra que hoy nos ocupa tiene la particularidad de presentarnos el género desde un punto de vista retrofuturista. ¿Cómo definir este concepto? Tal vez se podría considerar como la forma en que se predecía nuestro mundo de ahora hace 100 o 150 años. O sea, la Ciencia Ficción que imaginaron hace largo tiempo. Y como comprobarán aquellos que se acerquen a sus páginas, la miniserie nos demuestra que este nostálgico formato puede dar todavía mucho de sí.

Conociendo la ciudad y a sus habitantes

Terminal City es una entrañable historia coral que mezcla el género negro con la aventura y la ya mencionada Ciencia Ficción. En esta trama se despliega ante nosotros una ciudad de decadentes rascacielos de hierro y cristal minuciosamente descrita (el Hotel Herculean Arms, espina dorsal de la historia; La Feria del Mundo Feliz; La Ciudad Torcida o El Coloso). El elenco de personajes que desfilan ante el lector también está eficazmente descrito, contando cada uno con sus rasgos particulares, así como un calculado rol dentro de la historia. Nos toparemos con fracasadas estrellas del espectáculo como el escalador y equilibrista Cosmo Quinn, actual limpiacristales y héroe forzoso de la historia, que despilfarró su fortuna en drogas y excesos. También conoceremos la joven Bonnie Bergman, que llega a la cuidad intentando cumplir sus sueños y descubre abruptamente la dura realidad de un mundo desconsiderado y feroz. Y estos son sólo algunos ejemplos, ya que de la fecunda imaginación del equipo artístico manan todo tipo de personajes imaginables. Algunos imprescindibles en su rama del género (mafiosos, detectives, asesinos, científicos, aventureros, héroes y villanos); junto a otros extravagantes que rozan lo imposible (robots recepcionistas, viudas sin difuntos, neandertales y hasta un gorila boxeador). En definitiva, nos encontramos ante un encomiable despliegue de fructífera imaginación, que construye un mundo autosuficiente, perfectamente sostenible. Un marco perfecto para contar las aventuras de unas personas corrientes que por cuestiones de destino se han de enfrentar a mafiosos, matones, empresarios corruptos, asesinos y criminales vengativos.


Cosmo Queen y El Coloso, un emblema de la ciudad

El arquitecto, el constructor y el paisaje:

Terminal City es una miniserie de 9 números que se publicó originalmente entre 1996 y 1997. Su primera edición nos llegó por parte de Norma Editorial en 1999, en forma de 3 volúmenes (#1, #2 y #3). Planeta De Agostini emula al TPB USA al publicar la obra en volumen único durante este agosto. Todavía quedará pendiente una secuela titulada Terminal City Aerial Graffiti (#1 y #2), que Norma editó así mismo en su momento.

Como padres de la criatura tenemos a Dean Motter en las labores de guionista y al dibujante Michael Lark al cargo de la imagen. De Motter podemos decir que además de estas miniseries también ha trabajado en obras como Mister X o Hellblazer. Y además de guionista, es también ilustrador y diseñador. Motter vuelca una considerable cantidad de trabajo en estas páginas, diseñando minuciosamente tanto ciudad como personajes. De esta manera el autor da a entender que se trata de un proyecto ambicioso con pretensiones de continuidad. Como punto desfavorable comentar que los habitantes de la ciudad, si bien están perfectamente definidos, en casi todas las ocasiones se muestran con personalidad un tanto plana y unidireccional, siendo escasamente complejos. Pese a todo, no se puede evitar encariñarse con más de uno, como Jezebel, Monty Vickers o con Micasa y Sucasa (los Hernández y Fernández locales).

En cuando al dibujo de Michael Lark, se podría resumir en simplemente insuperable. Este autor, que posteriormente veríamos en La Escena del Crimen y Daredevil – ambas junto al guión de Ed Brubaker -, lleva a cabo un cometido que incluso supera al ya de por si notable nivel de Motter. Lark plasma con sencillez, detalle, espectacularidad y precisión, una ciudad que resulta maravillosa y creíble a la vez. A imagen de una exagerada Nueva York idílica, Terminal City se muestra fría y nostálgicamente decadente, como el recuerdo del colosal crisol de mercurio que estuvo a punto de llegar a ser. Respecto a los personajes, simples trazos los perfilan, visten y caracterizan de forma deslumbrante. En el dibujo de este artista todo parece estar en su sitio y cumplir una función deseada. La verdad es que resulta a veces increíble como un arte tan magistral puede a la vez resultar tan humilde.


El Trabajo de Michael Lark

La conclusión sobre Terminal City es notablemente positiva. Aunque no se trata de un cómic que dé mucho que pensar, tampoco hay que engañar a nadie. No contiene grandes metáforas ni profundas moralejas. Si bien es cierto que en las partes epistolares que florecen por la obra, los pensamientos de Monique (la silenciosa mujer de rojo que está continuamente sacando de apuros a los protagonistas) contienen reflexiones sobre la vida en la ciudad y el lugar que cada clase social y cultural ocupa en ella. También encontramos un posible trasfondo en dicha historia, la segunda oportunidad que la vida concede a algunas personas. Son varios los personajes (Cosmo Quinn, Monty Vickers, Kid Guantes o Lance Boyle) que encuentran su segunda ocasión para conseguir aquello que anhelan. De esta manera se nos presenta con optimismo generalizado el mensaje de que no importa la edad a la hora de intentar cumplir un sueño. Pero no se acude a Terminal City buscando lo antes contado. Estamos ante un homenaje a un género (la Ciencia Ficción clásica) y esto es lo que el lector realmente disfrutará cuando encuentre guiños a incondicionales iconos del género. Porque buscando entre sus páginas se encuentra, entre otros a C3PO, a R2D2 o a la robot de Metrópolis. Más referencias pueden ser las alusiones al anterior Alcalde Orwell (respecto al escritor George Orwell) y al nuevo Alcalde Huxley (ídem de Aldous L. Huxley). Algo más rebuscado es caso del actor Lance Boyle, que toma prestado el nombre de un personaje del videojuego MegaRace, de 1994.

Por tanto encontramos un comic optimista y muy cuidado, repleto de detalles en los que detenerse, aunque no demasiado profundo. El lector se halla ante la puerta de entrada de algo pensado para ser más grande, aunque desgraciadamente se terminó 5 capítulos más allá, con Aerial Graffiti. Sin embargo, en cierta manera Motter continuaría con el espíritu de esta serie en Electropolis, miniserie de 4 capítulos que publicaría para Image Comics en 2001. Respecto a la edición en castellano, el tomo contiene todas las portadas originales, una pequeña biografía de los autores y una introducción a cargo de Peter Bergman, que Planeta ha colgado en su página web.

Comentario

Otros lugares que visitar

Servidor no se considera un gran experto en el tema del retrofuturismo, de manera que las referencias aquí planteadas serán para muchos más que obvias y nada sorprendentes:

  • Literatura: Empezando por la prosa, sería imposible no aludir la obra 1984 que escribiese George Orwell en 1949, donde el autor imaginaba el mundo en el año que lleva por título su novela. Otro clásico del género sería la novela de 1932 Un Mundo Feliz (Brave New World) de Aldous L. Huxley, aquí el autor pronostica como será nuestro mundo nada menos que en 2540. Otro curioso clásico es París en el Siglo XX (Paris au XXe siècle), obra escrita por Julio Verne hacia 1863 y publicada póstumamente. En esta curiosa novela, el visionario autor hablaba de la sociedad en 1963, acertando la existencia de inventos como el fax (que él llama pantelégrafo), coches movidos por motores de explosión, la silla eléctrica o el Metro.

Comentario

  • Cine: En cuanto al séptimo arte, referencia obligada y fuente de inspiración para muchos es Metrópolis (Fritz Lang, 1927) esta obra pionera del cine de ciencia ficción es la primera parada de obligado recorrido en nuestro camino. Otra buena representación de este concepto se encuentra en la película Brazil, que dirigiese Terry Gillian en 1985. Aquí encontramos un mundo muy parecido al de Terminal City, aunque con un tono introspectivo muy diferente. En Sky Captain y el mundo del mañana (Sky Captain and the world of tomorrow) dirigida por Kerry Conran en 2004, encontramos una estética muy similar, así como nuevamente un mundo de altos rascacielos de metal. En esta cinta hacen bastante acto de aparición los dirigibles como principal método de transporte aéreo.

Comentario

  • Comic: También tenemos en nuestro mundillo algunos ejemplos más de este cruce pasado/futuro. Dejando aparte el Steampunk, género que considero diferenciado, se pueden destacar algunas referencias como Ironwolf. La obra de Mike Mignola de 1992, narra una curiosa historia de naves espaciales de madera, robots, ciudades imposibles… ciertamente una mezcla muy en la línea de este género. Otro proyecto muy en consonancia es Scarlet Traces de Ian Edginton y D’Israeli. Formada por un tomo y una miniserie (Scarlet Traces de 2003 y S.T. The Great Game de 2006), estos trabajos nos muestran una sociedad posterior a La Guerra de los Mundos (la famosa novela de H.G. Wells) donde se mezcla la tecnología y lo clásico de forma magistral. Y dentro de Vertigo también encontramos un poco más de retrofuturismo. Hablamos de The Originals (Dave Gibbons, 2004), obra que nos traslada el famoso enfrentamiento entre Mods y Rockers de los años 50 – 60 a un mundo que mezcla la estética de los 60 con vehículos flotantes y asépticos edificios burbuja. Una obra con cierta similitud de criterios, aunque para nada parecida; dado que deambula por caminos muy diferentes.

Comentario

Y aquí terminamos el repaso a Terminal City. Ahora sólo resta aguardar que nos llegue pronto Aerial Graffiti, su secuela. Podremos así completar el recorrido por este maravilloso universo que se abre ante nosotros, una ciudad la cual a muchos no nos importaría visitar con asiduidad.

Referencias

Última actualización de este artículo: 23 de enero de 2010

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Phantomas
Phantomas
Lector
21 agosto, 2009 9:03

Mira que os he visto a ti y a José hablar bien de la obra, y las referencias de la SF que dices me encantan, pero luego veo el tomo en la tienda y no me termino de animar a comprarlo…

Raúl Martin
Lector
21 agosto, 2009 9:09

Hola Phantomas,
El dibujo es una de las mejores virtudes de Terminal City. Si, por lo que dices este no te llama la atención, no estoy seguro de recomendarte la obra. Porque, como digo en el artículo, el guión es muy imaginativo pero no excesivamente complejo.
Ya me contarás si al final decides animarte.

sputnik
Lector
21 agosto, 2009 10:49

Terminal City es genial, pero no tanto como para que te pierdas nada si no la lees: es entretenimiento de muy buena calidad, en el que prima el factor «historia coral con misterio» sobre la espectacularidad. A mí es que me encanta este tipo de futurismo retro, sobre todo el de principios de siglo, así que me gusta mucho la obra.
Lo malo es que Motter… siempre me parece que se queda a medias de conseguir algo cojonudo. Casi parece que se esfuerza demasiado en decir todo lo que tiene que decir, y le quedan obras ligeramente más frías de lo que deberían. Su fantástico «Mr X» es quizás la prueba más clara de esto: le falta un algo para ser La Leche.

Animal Man
Animal Man
Lector
21 agosto, 2009 12:17

Pues a mí me encantó en su momento «Terminal city», ese aire retrofuturista me ganó desde el principio. Y es que no puedo dejar de sentir simpatía por personajes perderdores como Cosmo Quinn.
Igual lo releeo ahora años después y me sorprende menos, pero si tengo que guiarme por lo que recuerdo es absolutamente recomendable.

FranciX
Lector
21 agosto, 2009 14:13

Yo me acerqué a la obra más que nada para encontrarme a Michael Lark «en otro ambiente» y resultó que lo que encontré fue a «otro» Michael Lark. Muy alejado de su estilo en Gotham Central  y más cercano a influencias como Chaykin o Giffen, poco pude rescatar gráficamente de la obra. Cierto que el diseño arquitectónico (e incluso el traje de la mosca) es realmente bueno, pero yo quería otra cosa. Además la historia me pareció que transcurría lenta y apesadumbrada, y lo que podía haber sido una curiosa historia de 4 números me resultó un sopor de 12.  Y no es por el tema retrofuturista, porque otras obras (como la que comentas, Iron wolf) sí que me gustan .

Una pena, porque le tenía ganas, la verdad…

Clavos
Clavos
Lector
21 agosto, 2009 14:42

Para mi gusto, esta Terminal City es una de las joyas de Vertigo en cuestión de miniseries. Esto no significa que sea una obra maestra, pero si que me parece un cómic realmente notable en todo: guión, dibujo, personajes, trama… lo que sí que no estoy de acuerdo es en lo que dice Raúl sobre que es muy original. Todo en Terminal City proviene de algún sitio: Metrópolis, 1984, Un Mundo Feliz, Blade Runner, las pelis y novelas de cifi de los 50, Verne… e incluso los personajes son prácticamente todos estereotipos de la mejor serie negra, de hecho creo que hay un cierto sobreexceso de personajes y de información. Pero vamos, que está todo tan bien colocado que en conjunto, como ya he dicho, me parece un gran cómic.

P.D.: por cierto, ¿no quedan algunas tramas sin resolver? ¿Se desvelan en Graffiti Aéreo o queda la cosa en el aire?

Phantomas
Phantomas
Lector
21 agosto, 2009 14:50

Uhm, no, no es especificamente por el dibujo. Es simplemente que el otro día que fui a la librería lo vi, le eche un vistazo, pero luego volví a dejarlo en la estantería, no sé por qué pero no me transmitio ese algo especial para llevarmelo a casa…

Raúl Martin
Lector
21 agosto, 2009 18:58

Por lo que veo, más o menos estamos todos de acuerdo. Terminal City es un buen producto, aunque no una obra maestra absoluta. Tampoco es una lectura rápida, lo ideal es leerla poco a poco y buscar las referencias y homenajes que perlan todo el comic.
En cuanto al dibujo de Lark, me parece maravilloso y muy acertado para la obra.
Sobre Graffiti Aerio, si no recuerdo mal, sí que dejaba algunas cosas pendientes de explicar. Aunque me parece que, dado como comienza la obra, el autor tampoco tenía intención de explicarlo todo.
Por cierto sputnik, ¿qué me recomiendas de Mister X? ¿Has leído Electropolis?  Tengos más ganas de adentrarme en la obra de Motter.

dennel
dennel
22 agosto, 2009 19:20

Yo también disfruté esta miniserie, no así la continuación, en la que se ve que no había más que lo que ya se mostró. Yo no estoy de acuerdo en que fuera parte de un todo mayor, lo veo como un acertado ejercicio de estilo, de ahí su falta de profundidad y, a pesar de ello, su alta «disfrutez». Lark puede no gustar a quienes le conozcan de obras posteriores pero es clave para la obra la normalidad que imprime a esa extraña ciudad.

En la edición de Norma venía la descripción perfecta de terminal city: el futuro pasado de moda 🙂