Máxima discreción

1
1203
 

Edición original/ nacional: Máxima discreción (Panini, 2011).
Guión: Andreu Martín.
Dibujo y Color: Alfonso López.
Formato: Novela Gráfica cartoné, 112 págs.
Precio: 14’95€.

 

Probablemente el género negro es uno de los más adecuados recipientes para la crítica social descarnada. En su apogeo tras la crisis del 29, el matraz donde se mezclaron las novelas de crimen, los gángsters, la pobreza y el pulp terminó por acrisolar un nuevo héroe urbano con sus propias reglas, a medio camino entre las fuerzas del orden (frecuentemente corruptas o demasiado estrictas) y los elementos delictivos (no siempre malvados), un campeón de la ética en un mundo plagado de grises. Por desgracia, su figura se convierte fácilmente en un estereotipo en cuanto se priman cuatro cualidades recurrentes, un par de ubicaciones e indumentarias y variaciones ad nauseam de unas tramas diluidas en sexo y corrupción. El precio de la fama. Claro que siempre queda la posibilidad de volver a la raíz, de anclar la historia en las oscuridades cercanas, de vivificar su personalidad con ramalazos de nuestra cotidianidad. Es lo que hacen Andreu Martín y Alfonso López en Máxima discreción.

Antonio, Bernardo, Carlos y Daniel son amigos de toda la vida que se han ido distanciando con los años y sus diferentes actividades. Los tres primeros viven a cuerpo de rey gracias a su empresa ABCSA, nominalmente dedicada a la exportación e importación de derivados del petróleo; en realidad, tapadera del tráfico de drogas internacional. Daniel, por su parte, es detective privado. Su repentina muerte, a los pocos días de empezar a investigar la sociedad de sus amigos, precipita una espiral de traición y violencia que arrastrará a todos.

La avaricia, sexto de los pecados capitales listado por el papa Gregorio Magno y motor principal del sistema que nos subyuga, vertebra este intenso relato donde las sorpresas se suceden incluso demasiado rápido, sin tiempo a exprimirlas por completo. El especialista Andreu Martín, verdadera autoridad del policíaco en España (como repasamos a tenor de la premiada Ocupante), factura un alambicado drama a lo largo de las hojas del calendario, una semana funesta conducida por el azar y la ruina donde Gloria, la esposa de Daniel, habrá de tomar las riendas de una situación desesperada. Alfonso López, galardonado con el Premi Nacional de Còmics de Catalunya por Miguel Núñez: mil vidas más, ilustra con brío, encadenando trazos rápidos, expresionistas, duros a pesar de la caricatura, sedimentados con un color terroso que es su mejor hallazgo estético, su huella personal. Planchas de entre tres y seis viñetas, con preferencia por las cuatro tiras horizontales muy alejadas, sin embargo, del patrón cinematográfico al rehuir el detalle en los fondos y la composición en profundidad, lo que acelera la acción pero también aligera la carga trágica de la historia. Su aporte más controvertido: tornar en animales a los protagonistas de atrocidades en el momento de mayor frenesí, de modo que furiosos hombres lobo sustituyen a los asesinos en alegorías, a mi juicio, innecesarias. Y es que ya sabemos que el hombre es un lobo para el hombre, como también recordamos el cuento de Caperucita Roja, sin que el dibujo nos muestre una sombra negra con orejas y colmillos.

Martín y López baten el mencionado riesgo de estereotipo gracias a la observación juguetona de detalles y conductas que, sin desviarse excesivamente del tópico (es decir: aquí encontraremos todas y cada una de las características que el aficionado pide a esta clase de relatos), lo envuelven en un halo de frescura y proximidad, sobre todo en lo concerniente a localizaciones, como las referencias a la escultura funeraria El beso de la muerte, creada por Jaume Barba en 1930 para el empresario catalán Josep Llaudet Soler, enterrado en el cementerio de Poblenou (Barcelona), y cuya ominosa presencia domina la obra ya desde la portada. Pero también hay cuidado en caracterizar a los personajes por su habla particular, por ejemplo el capo colombiano Nelson Piedra. Mención especial merecen las figuras femeninas, alejadas de las vampiresas consagradas por el cine y, todavía más importante, dispuestas a colaborar, en el caso de Gloria y Fanny, por una causa común.

Gloria y Fanny. ¿El principio de una hermosa amistad?

Máxima discreción es el nombre de la agencia de detectives. Un título -como Luz de luna– atractivo y con gancho, casi a propósito para la serialización. La falta de auténtica pesadumbre, que convierte la resolución de los crímenes en una aventura más que en una tragedia, podría sugerir próximas entregas. El final no lo impide sino que lo alienta. Incluso me atrevo a señalar que los personajes más simpáticos (la misma Gloria, pero también Fanny, quien ya posee el físico resuelto de la Taxi de Alfonso Font, aunque su nombre despierte ecos en los fans de Martín) quedan inmejorablemente situados para una hipotética secuela.

Panini publicó Máxima discreción en 2011 en su sello Noir, primera presencia española al lado de renombrados cultivadores norteamericanos del género como Brian Azzarelo, Denise Mina o Max Allan Collins, frente a quienes el voluntarioso trabajo de Martín y López no desmerece.

Subscribe
Notifícame
1 Comment
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
28 diciembre, 2013 4:17

Mr.Agrafojo, tomo nota.
Muy interesante, como toda la obra de Andreu Martín. Y que ya forma un auténtico hat-trick del autor en mi libreta junto a sus «Dimas» y «Ocupante»
Habrá que ponerle solución a no tardar mucho más.

Rockeros Saludos