Mara

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Edición original: Mara#1-6 (Image, 2012).
Guión: Brian Wood.
Dibujo: Ming Doyle.
Color: Jordie Bellaire.
Formato: comic book 24 págs.
Precio: $2’99 c/u.

 

Hoy voy a ampliar mi radio de acción. He reseñado obras difíciles de encontrar o descatalogadas, incluso inéditas por estos lares. Pero tenían una solera, un pedigrí. Ahora voy a hablar de unos tebeos que aún no se han publicado. Y digo aún porque son recientes, son de Image, y sus autores son un asentado escritor curtido en la línea Vertigo, escribiendo a día de hoy una serie mutante para Marvel, y una joven promesa camino del estrellato. Lo más probable es que estén al caer, pero yo, que miro más hacia detrás que hacia adelante, no me he enterado todavía. ¿Es porque son tan buenos que no he podido esperar? ¿Voy a descubrir una joya oculta a simple vista? Más bien no. Como leí una vez, Mara es la clase de tebeo que gustará a quienes guste esta clase de tebeo. ¿Y qué clase de tebeo es? He aquí la cuestión.

Mara Prince es una superdotada atleta de voleibol en un futuro indeterminado, colapsado por los males conocidos: la guerra, el crac económico, la desigualdad, el totalitarismo, etc. Es una vuelta a los futuros distópicos de las décadas de los 70 y 80, pero con el barniz de las nuevas tecnologías. Reúne todos y cada uno de los tópicos del género, diríase que con exhaustividad. Tenemos una sociedad hipertecnificada, al estilo Transmetropolitan, donde todo es grabado y espiado; unos deportes que sirven de alivio y única esperanza a los marginados, aunque estén podridos y mangoneados por las altas esferas como en Superboxers o Rollerball; un estado totalitario omnipotente, como en 1984 (ya la portada del primer número reproduce una iconografía de inspiración soviética, con la composición en rojo y el mono de trabajo obrero); incluso la importancia de los patrocinadores remite a Los juegos del hambre, cuya segunda parte se estrena este mes en cines. Fíjense que, de momento, solo he hablado del escenario. El primer número, centrado en las hazañas deportivas de Mara, también recurre a los elementos habituales (desde la fiebre competitiva hasta el buen corazón de la protagonista pasando por el acoso de los fans, en unas escenas que me recordaron a Perfect Blue, la obra maestra de Satoshi Kon). Sin embargo, la trama no va de esto, en definitiva. Es solo un marco efectivo, en cuanto reconocible al instante y dúctil para el desarrollo previsto por Wood. Mara descubre, de pronto, que no es igual que los demás, que sus habilidades, aletargadas hasta entonces, superan con mucho a las de los meros mortales. Si al principio parece que se trata de la presentación de una especie de Wonder Woman (el propio apellido así lo sugiere, pero hay más: el adiestramiento específico en koljoses femeninos que podrían ser la versión perversa de Isla Paraíso, la explicitación de una relación lésbica que con Diana solo ha sido insinuada) pronto vemos que Wood apunta más alto.

Aviso de Spoiler

En concreto, al Miracleman de Alan Moore, de la que podría ser su hija, aunque las situaciones vengan vía el Dr. Manhattan de Watchmen. Las coincidencias son notables. Como su “primo” atómico, Mara también tiene una crisis de fe sobre la humanidad –provocada por “los malos”- que la conduce al exilio espacial; como él, un rasgo humano le hace recuperar la confianza, pero el desapego es ya inevitable y mira su planeta natal por encima del hombro.)

Prefiero no destripar mucho del argumento porque la gracia de la serie está en que varía el statu quo casi a cada número. Como hasta ahora no había leído a Wood (ni su Conan, ni su Northlanders, ni su DMZ, ni su X-Men) no sé si este es su estilo habitual (sospecho que en sus trabajos mainstream debe de andar bastante más comedido). A mí me ha parecido la génesis de un superhombre en una concepción muy Warren Ellis, lo que no es extraño si recordamos que ambos coincidieron hace más de diez años en uno de los relanzamientos cíclicos de las series mutantes. Sólo que Wood carece de la mala uva de Ellis, de su habilidad para los diálogos acerados, de su brillantez para la reinterpretación de conceptos pop. No quiero decir que sea un “Ellis de segunda”. En absoluto. Wood firma un guion muy entretenido, en los parámetros tan saludables -para mí- de un Slash Maraud, por ejemplo. Creo que con los ejemplos anteriores se habrá comprendido: es una obra tan codificada en unas variables determinadas que difícilmente será apreciada por quienes no las compartan. No las sublima, ni las rebasa, ni las subvierte. Las acepta. Es lo que en cine calificaríamos de una serie B desprejuiciada. Como los personajes son propiedad de sus creadores carecen de las ataduras empresariales, lo que les da una frescura que, por desgracia, los grandes iconos de Marvel y DC perdieron hace años.

La historia se lee en un suspiro y, aunque no se puede decir propiamente que “alimente”, se disfruta. La protagonista es bella e interesante. Su biografía merece más de seis números. ¿Quién sabe? Lo mismo Mara regresa si cuenta con el favor del público. Posibilidades hay. Por mi parte, admito que estaré ahí si Wood y su dibujante reinciden.

Una joven promesa



Esta ha sido una lectura de descubrimientos: tampoco conocía a la artista Ming Doyle. Su dibujo me ha gustado. Me parece acertadísimo para la historia, con un aire underground, a veces feísta, a veces poético, que potencia las ideas de Wood. Como en el trabajo de Fiona Staples en Saga, el aspecto final depende mucho del color, aquí aplicado por Jordie Bellaire. Ambos proporcionan una imagen distinta y sugerente, reconocible de inmediato. Su narración es clara y cinematográfica, “descomprimida”, como gustan de decir ahora. Sin brillantez, sin sobresaltos, pero efectiva. Observadas fríamente, las páginas no tienen nada de especial. Incluso se puede ser crítico con la rigidez de las figuras y unas expresiones que parecen crispadas por un uso deficiente de la referencia fotográfica. Pero dan el tono adecuado y, durante la lectura, encuentras entrañables incluso sus defectos. Tiene una voz propia y, en mi opinión, eso es mejor que tanto academicismo vacuo de hipertrofia muscular. Su capacidad de mejora es espectacular, atendiendo al encanto de sus portadas, con un toque pop que hubiera entusiasmado a Steranko. Recordemos que Mignola empezó así, asomando su verdadero talento en las composiciones que empleaba para las cubiertas. Doyle apunta buenas maneras.

Así que esta es la clase de tebeo que es: ciencia ficción superheroica bien escrita, bien dibujada, respetuosa con el lector. Liviana, agradable, entretenida. Juzguen ustedes mismos si es lo que buscan.

Mara fue publicada en 2012 en seis cuadernos por el sello Image. Presumo una cercana edición en España, preferiblemente en formato tomo, el más adecuado para su lectura.

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Mr. X
Mr. X
Lector
5 noviembre, 2013 10:21

Pues ha conseguido interesarme por un cómic que, a priori, no estaba en mi radar… Esto lo saca aquí Panini, ¿no? (me suena)
A mí Brian Wood me parece un guionista soso o correctito cuando intenta hacer cómics épicos –DMZ me pareció un coñazo, no me creí absolutamente nada-, su Conan, del que leí el primer volumen, lo dejo en pasable y tengo la impresión de que sus cómics pijameros son del montón.
Pero cuando escribe de cosas que –evidentemente- le interesan más me parece un autor de verdad superlativo. Y ya que ha comentado que no lo ha leído hasta ahora, y ha tenido la amabilidad de presentarnos esta obra que pinta muy bien, permítame recomendarle encarecidamente tres cómics que a mí me parecen tres maravillas: Demo Vol 2, seis historias autoconclusivas geniales ilustradas por Becky Cloonan protagonizadas por “mutantes” en el mundo real, Local, que ha sacado Astiberri, que es el cómic que habrían escrito a cuatro manos Keruac y Hemingway si se hubieran conocido y dedicado a esos menesteres y Demo Vol 1, que no es tan bueno como el 2, pero también mola.

alberto87
alberto87
Lector
5 noviembre, 2013 11:03

Joder Mr X, acabas de hacer que ponga Local en mi lista de compras con una frase xD

Respecto al comic del artículo pues de momento tiene una premisa que no me llama excesivamente, pero como si lo sacan aquí imagino que será en tomos de 4-6 números pues a ver como sigue la historia.

guolberin
guolberin
Lector
5 noviembre, 2013 11:04

Coincido con Mr X en las tres obras que recomienda de Wood, para mí también son us tres mejores. Curioso lo que me ocurrió a mí con Wood, cuando lo conocí (con Demo Vol 1), me encantó, y poco a poco fui haciéndome con su obra. Había unas mejores que otras, algunas un tostonazo, otras correctas. Comenzó DMZ y me encantó, y lo mismo el primer tomo de Northlanders. Poco a poco, DMZ me fue pareciendo un coñazo enorme, y Northlanders más, de hecho, ésta última acabé dejándola. DMZ la completé, pero cuando iba acabando casi no me interesaba nada de lo que ocurriera. Desde entonces poco caso hago a lo que publica, aunque ésta me ha picado la curiosidad.

Mr. X
Mr. X
Lector
5 noviembre, 2013 11:18

«alberto87
ha comentado el 5 noviembre, 2013 a las 11:03h
Joder Mr X, acabas de hacer que ponga Local en mi lista de compras con una frase xD»

Local es una historia cojonuda (sobre todo si le gustan los slice of life: una chica, una adolescente, que se escapa de casa y empieza a deambular por lo usamérica; son doce partes y cada parte es una historia completa ambientada cada una en un lugar distinto e identificable donde ella aparece –y va creciendo y evolucionando a lo largo de toda la obra-, aunque no en todas es la protagonista. Y las doce son muy buenas. Cuesta un dinero, pero son trescientas y pico páginas y cuando lo terminas tienes la sensación de que has leído una gran novela americana (y de ahí la referencia que decía, y también puede recordar a París Texas de Win Wenders o a otras pelis)
Y el dibujo también es excelente, que es lo que a veces falla en este tipo de cosas.

»
Comenzó DMZ y me encantó, y lo mismo el primer tomo de Northlanders. Poco a poco, DMZ me fue pareciendo un coñazo enorme, y Northlanders más, de hecho, ésta última acabé dejándola.»

Northlanders ni la empecé, debido a lo poco que me habían interesado los dos primeros tomos de DMZ…

José Torralba
5 noviembre, 2013 11:40

Brian Wood es un guionista al que siempre me da la sensación de que le falta un hervor. El comienzo de su DMZ me pareció soberbio, aunque la ilusión permaneció solamente hasta el tercer recopilatorio… a partir de ahí, dejé de creerme lo que me comentaba y, peor aún, dejé de comprender las decisiones de sus personajes. Lo mismo me pasó con Northlanders: muy buen primer arco –totalmente meritorio de que le acabaran dando su propia serie de Conan, donde creo que hace un buen trabajo adaptando a Howard– y, sobre todo, excelente historia de enlace de dos números americanos para, luego, ir aburriéndome poco a poco. Demo me dejó más bien frío, aunque su segundo volumen me gustó mucho más, lo vi más afinado. Pero, como quiera que ese hervor que me parece que le falta creo que ya lo ha postergado demasiado, he ido abandonando poco a poco sus trabajos. Con Local –que aquí publicó Dibbuks, no Astiberri– no me he terminado de lanzar, aunque lo he hojeado varias veces… demasiado caro (aunque sus 352 páginas justifiquen editorialmente el precio) para apostar por él.

Esta Mara sí la he leído y, aunque comparto de pe a pa la reseña y las referencias que aporta el Sr. Agrafojo (o en otras palabras… el cómic es tal y como él lo perfila) difiero un poco en la valoración final. Como él mismo comenta, Wood ni sublima, ni subvierte ni rebasa sus referencias, y edifica una historia con la que otros (Warren Ellis, cuando quiere) hubieran hecho maravillas. En mi opinión, se deja esclavizar demasiado por sus referentes, hasta el punto de que no ofrece nada que esos mismos referentes (de Miracleman a Rollerball, que son el papá y la mamá de esta obra) no ofrecieran ya mucho mejor. Sea como fuere, pese al reciclaje, está bien escrito y es entretenido de leer… es una lectura agradable. Por cierto, Mr. X, creo que lo ha confundido con The Massive, por aquello de que aquí lo publica Panini… no sé si lo acabará publicando Panini, pero de momento juraría que no lo han anunciado.

José Torralba
5 noviembre, 2013 11:42

PD. Se me olvidó decirlo, pero esta reseña del Sr. Agrafojo me parece modélica. Pocas veces he visto tanta claridad de ideas, similar tino a la hora de identificar referencias y semejante precisión expositiva.

Mr. X
Mr. X
Lector
5 noviembre, 2013 11:49

Ah, pues si, probablemente… The Massive es otro que no he leído.
A mí Demo 1 me gustó a secas, pero es Vol 2 me pareció magnífico. Sin tenerlo delante hay tres historias –la de los viajes en el tiempo, la de post-it y la de la pareja “inseparable”- que se me han quedado clavadas en la memorias, sin duda tres de las mejores historias autoconclusivas que he leído nunca. Y de Local ya he expresado mi opinión más arriba, me parece uno de esos cómics que justifican la expresión “novela gráfica”.

idem
idem
Lector
5 noviembre, 2013 18:17

Pues si se parece en algo a Slash Maraud, tendré que echarle un ojo.
Por cierto, ¿algún plan por parte de ECC para reeditar Slash Maraud o Six from Sirius?

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
5 noviembre, 2013 19:28

A mí el Conan de Wood no me gusta y Northlanders la dejé tras el primer tomo porque tampoco me gustó. Vamos, que, a priori, este tebeo no me llama demasiado. Pero leyendo la reseña dan ganas de pillarlo. O, cuando menos, echarle un buen ojo.

jaque
jaque
Lector
11 noviembre, 2013 21:48

Pues debo ser el único al que le gustó Northlanders

LynLacie
LynLacie
Lector
17 julio, 2014 14:48

A mí si que me gustó mucho Northlanders y el Conan de Wood y Cloonan me gusta mucho también, el dibujo de ella es muy bueno.
Tras leer tu reseña se me ha abierto el «apetito» por esta obra, habrá que echarle un vistazo y eso que no soy muy de superhéroes 🙂

Alazne González
Lector
6 agosto, 2014 21:04

Fantástica review de Javier Agrafojo, comparto con él el hecho de que Mara no es una obra maestra, y de hecho, tenía el caldo de cultivo necesario para serlo.

En lo que a guión concierne, en lo que a mí humilde opinión de lectora no experta en el mundo deñ cómic, pero sí devoradora de ellos, es que le falta alma. A saber, los diálogos los noto un tanto planos cuando el tema requería una crítica abismal a un mundo hipervigilado, hipercontrolado… y que aspira a la hiperperfección huxleriana, que es, precisamente, su perdición.

Mara se merece más que 6 números, el caso español, más que un tomo que se lee en un abrir y cerrar de ojos.

No obstante, me gustaría enfatizar una cuestión positiva: que la protagonista sea una mujer (perfecta, bella.. vale…), no caucásica y que se convierte en una antiheroína por ser diferente.

Me ha sabido a poco, pero me ha encantado leer el tomo. Y el prefacio de Javier Agrafojo es fantástico.

Saludos, y perdone el sr. Javier Agrafojo por mi demora, que le prometí una opinión más pronta en el tiempo…

😛

Alazne González
Lector
7 agosto, 2014 0:43

dalo por,hecho!!!! larga vida a Moore