Selecciones Marvel. Spider-Man: ¿Spider-Man o Spider-clon?

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Edición original: Marvel Comics – junio-diciembre 1975
Edición España: Comics Forum – enero 2000
Guión: Gerry Conway
Dibujo: Ross Andru, Gil Kane
Entintado: Frank Giacoia, Mike Esposito, John Romita, Dave Hunt
Color: Petra Goldberg, Don Warfield, Stan Goldberg, Janice Cohen
Portada: Rafael López Espí
Precio: 1095 pesetas (tomo en tapa blanda de 142 páginas de la línea Excelsior)

 

Si ha existido una palabra tabú en el seno de la franquicia arácnida durante largos años ésta ha sido “clon”. Durante quince años el paréntesis en el que Ben Reilly sustituyó a Peter Parker como trepamuros de guardia en la ciudad que nunca duerme se consideró una herejía suprema (una más de las perpetradas en unos años en los que Marvel iba, como la barca de Remedios Amaya, a la deriva). Sólo en fechas relativamente recientes hemos podido comprobar como, lenta y tímidamente al principio, personajes e ideas provenientes de aquella maniobra comercial de infausto recuerdo han sido recuperadas en tiempos más actuales. Kaine, el clon fallido evolucionado en armario ropero peludo, se convirtió en la Araña Escarlata (nombre con el que el otro clon, Ben Reilly, retornó a la acción antes de enfundarse otras mallas blaugranas de mayor significación). En un número reciente de la edición española (el que recopilaba otra tanda más de la colección Avenging Spider-Man) hemos sabido que el Chacal estaba vivo y que seguía generando pesadillas neogénicas. Hace unos años se publicó lo que debía haber sido la historia original, antes de que a todo el mundo se le fuera la mano y empezaran a publicar toda suerte de basuras bajo el agujereado paraguas de la clonación en serie. Die Ewige Wiederkunft, el eterno retorno de todo lo que se pueda aprovechar. Sin embargo, aquel intento de retornar a los orígenes que luego se fue de las manos (que levanten la ídem quienes piensen que pasó algo parecido en Un día más) tuvo su origen en otra historia, más sencilla, realizada veinte años antes, que a su vez pretendía dar otra vuelta de tuerca a uno de los capítulos definitivos y definitorios de la historia del lanzarredes: la muerte de Gwen Stacy.

Desde aquel «sonoro» ¡snap! la adorable hija del Capitán Stacy y novia de Peter Parker pasó a engrosar la lista de muertos que no retornan (junto al tío Ben y al Capitán Mar-Vell). Aquel momento cambió y rompió para siempre el ideal de que la pareja del protagonista (la novia, habida cuenta de la mayor proporción de héroes que de heroínas) iba a ser la eterna compañera que sería reglamentariamente salvada en el último momento. El universo marveliano se preciaba de ser más realista que el de sus competidores, y prueba de ello es que los personajes evolucionaban (ya no), crecían (ya no tanto), tenían problemas como todo hijo de vecino (y en el caso del pobre Peter, a carretones) y podían ver morir a sus seres queridos. Mucho se ha escrito en torno a las reacciones provocadas por la muerte del personaje, pero Gwen estaba más muerta que Carracuca… ¿o no?

¿Adivina quién no estaba muerta? ¿o sí?
¡Sorpresa!

La historia comienza con una Gwen rediviva presentándose ante un Peter que cree que definitivamente ha perdido la cabeza. La vio morir, la tuvo entre sus brazos, la lloró… y ahí está, vivita y coleando. Desde un primer momento sabemos que hay truco, que más pronto o más tarde se va a descubrir todo el pastel pero, al igual que el pobre Parker ¿no sería bonito que tuvieran una segunda oportunidad? Muchos años después, Bendis jugaría con esa idea en Ultimate Spider-Man con un resultado bastante aceptable en mi opinión, pero todavía habrán de pasar tres décadas para ello. Volviendo a lo que nos ocupa, Spidey no es el único que sufre una conmoción al ver a Gwen. La tía May tiene uno de sus arrechuchos (como para recordarnos que, hasta la llegada de Extradegüisqui, la doña tenía una mala salud de hierro y había que tratarla como una porcelana). Mary Jane Watson se encuentra con su amiga y rival. Ned Leeds, fiel a su condición de periodista, hace lo que cualquiera con dos dedos de frente haría y se pone a investigar, con resultados inesperados: la chica que ha aparecido es Gwen Stacy, pero el cadáver de Gwen Stacy sigue enterrado. ¿Qué sucede aquí?

SeleccionesMarvelSpidermanClon3

Paralelamente, asistimos a los sucesivos enfrentamientos de Spider-Man con el Escorpión y la Tarántula, mientras en la sombra un enemigo que parece tener una especial animadversión con el héroe expresa por medio de soliloquios que tiene mucho que ver con las tribulaciones que afectan a aquél. El Chacal, que hasta el momento tenía en su cuenta de resultados el intento de hacer que el Castigador matara al trepamuros (en lo que supuso la primera aparición de Frank Castle), pasará a convertirse en uno de los enemigos más temibles de la extensa galería de adversarios del lanzarredes. Dado por muerto en múltiples ocasiones y otras tantas retornado a las andadas, tiene, como Míster Siniestro, el conocimiento y la tecnología para hacer copias de sí mismo tan hábiles (y tan chaladas) como él. Así pues, no es extraño que cada cierto tiempo le tengamos vuelto a la acción, y una vez levantado el veto sobre todo lo que oliera a clonación no ha tardado en asomar el hocico por las colecciones arácnidas (como la ya citada o la principal varios meses atrás).

El guionista de esta aventura, que desembocaría en el número ciento cincuenta de la colección principal del trepamuros, no era otro que Gerry Conway, uno de los asesinos de Gwen. Durante poco más de tres años este guionista daría a la afición momentos memorables, siendo el principal de ellos el de la muerte de la novia de Spidey. También fue el responsable literario de la aparición del Chacal (aunque su identidad civil ya había hecho su aparición de la mano de Lee y Ditko) y del Castigador (aunque faltaban diez años para que se convirtiera en el sostén de una franquicia exitosa con sus peliculitas y su canesú). Junto a él encontramos a los lápices a dos genios cuyas poderosas ilustraciones son las que contribuyeron a que una generación (a la que pertenezco) se enganchara a las historias del trepamuros. Hasta la llegada de McFarlane y con permiso de Romita su Spidey es “EL” Spider-Man arquetípico. Ross Andru y Gil Kane. Ninguno necesita presentación y, en el caso del primero, se entiende perfectamente que se convirtiera en el responsable gráfico principal del enfrentamiento entre dos héroes enfundados en mallas azulgranas (con guiones de Conway). El segundo había sido el brazo “ejecutor” de la muerte de Gwen. Los tres consiguieron dar a la historia la adecuada sensación de deja vu que requería, al tiempo que combinaban los consabidos repartos de galletas de un tebeo de empijamados con el argumento de una historia policiaca. Entre pelea y pelea Peter tiene que averiguar un misterio en el que sus relaciones con el mundo periodístico serán cruciales para desentrañar el enigma de la bilocación modelo Schrödinger de Gwen. Estas historias un tanto criminales darán luego mucho juego a nivel de chascarrillos a costa de Conway, pues gran parte de su carrera profesional se ha desarrollado en series televisivas de ese género como Los casos del padre Dowling, Matlock, Jake y el Gordo, varias versiones de Ley y orden, Los vigilantes de la noche o Hércules. Como decía Julián M. Clemente en la biografía no autorizada del personaje, era lógico que don Gerry trabajara allí, pues después de todo era el hombre que mató a Gwen Stacy.

Imagen clásica del enfrentamiento entre dos bichos
Spider-Man contra el Escorpión

Siguiendo con la idea de eterno retorno que mencionaba antes, hay que destacar el hecho de que, un par de años antes de que Marvel se lanzara a una epopeya clonadora de consecuencias incontrolables, fue el propio Conway el que, retornada a la franquicia, intentó dar una segunda vuelta de tuerca al asunto durante La guerra de la evolución. Sus explicaciones (que dejaban al Chacal como un bioquímico de tercera división) fueron a su vez desdecidas posteriormente (cuando se le decidió elevar a la categoría de “Joker” del trepamuros). Ahora que volvemos a tener a una gran parte de los jugadores de estas historias en el tablero rojo y azul ¿protagonizarán historias memorables o aberraciones que sólo el cariño de la nostalgia puede rescatar? Ya veremos.

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Antoine
Antoine
Lector
8 octubre, 2013 14:55

y Gerry Conway, Don Gerry Conway.

Franz
Franz
Lector
8 octubre, 2013 20:32

Alguien sabe que pasó con la gente del daily grind una vez que ben reilly desapareció? En vez de inventar tantos personajes en la etapa post-OMD deberian aprovechar a desiree winthop, jessica carradine, etc.

Louontherocks
Louontherocks
Lector
8 octubre, 2013 20:52

Lo mejor de Spiderman siempre han sido sus secundarios está claro.

yquemasda
yquemasda
Lector
9 octubre, 2013 17:53

estos son MIS tebeos de spiderman… mira que me gustan los de Ditko y los primeros de Romita pero siento una debilidad por lo que en España fueron muchos años el volumen 2 de vértice… un Parker cínico, unas historias sorprendentes. Para mi lo máximo en Spidey y Conway y Andru deberían ser canonizados directamente en el universo Spidey.

¿qué, se nota que me molan, eh? 🙂

El Asombroso Espaiderman
El Asombroso Espaiderman
Lector
9 octubre, 2013 18:10

Javier, me has provocado un ataque de nostalgia con esta reseña :D.
Recuerdo que de pequeño me había comprado los últimos números en la cole de Spiderman de Romita a color (creo que tengo por ahí esos números). Y recuerdo flipar con el número del enfrentamiento entre los Spidermen. Los dos Spidermen peleándose por cual era el verdadero mientras sonaba el contador, Gwen revelándose contra el Chacal, la despedida de Gwen… Para un crío esos números debieron de ser la puta hostia.
Ahora tengo todo el arco en un tomo de los Imprescindibles de Panini y releo cuando oca la revisión. La saga ya no es tan la polla, pero sigue siendo un cómic muy bueno, con un Conway haciendo unos cómics bastante buenos (no como los anteriores a la muerte de Gwen, pero eran buenos) y con un dibujo de Andru muy acertado (aquí me gusta mucho). Acción superheroica mientras se va desarrollando el misterio hasta el gran clímax final. Y encima conway se curraba mu bien las reacciones de los secundarios y su comportamiento.
No será una gran saga, eso es cierto, pero son unos cómics muy recomendables, la verdad.

Johnny99
Johnny99
Lector
9 octubre, 2013 23:00

Tambien cuento a andru entre mis favoritos, por encima de kane, del que nunca me gusto demasiado esa especie de perspectiva en contrapicado que usaba, le dejaba a sus personajes una nariz un poco…no se…extraña. y completamente de acuerdo en lo de conway. no ya estos numeros, es que los q se marca en los 80 junto a sal buscema (robbie, lapida, hermanos lobo y mucho mas…) son directamente para llorar de alegria.