Black Kiss II, #1-6.

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Edición original: Black Kiss II, #1-6.
Guión: Howard Chaykin.
Dibujo: Howard Chaykin.
Tinta: Howard Chaykin.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $2,99.

 

Sexo, muerte y películas. ¿Acaso importa algo más?

Hace casi veinticinco años, Howard Chaykin llevó los ochenta a su fin, y los cómics al límite, con su importante thriller erótico Black Kiss. Ahora, después de años de anticipación, vuelve con Blak Kiss II, una miniserie de seis números que explica la historia que hay detrás del legendario Black Kiss – como el original, en glorioso blanco y negro.

Y ahora, ¿realmente tiene que ser tan obsceno?

Ayer estrenamos sección dentro de sección con la primera parte de Erótica, y hoy hacemos nuestra primera reseña subida de tono. Para los despistados, os recomiendo que echéis un vistazo al decálogo de Erótica (incluido en el link que os acabo de proporcionar), porque allí dejo muy claro lo que vais a encontrar aquí, que se resume en lo siguiente: una reseña con contenido sexualmente explícito, elaborada con toda la elegancia que Chaykin me permita, que en este caso es muy poca. Y es que Black Kiss II es uno de los tebeos más fuertes (sexualmente hablando) que se han publicado en los últimos tiempos… Al menos en Estados Unidos, así que… avisados estáis:

Dicho esto, pongámonos un poco en situación. La primera miniserie de Black Kiss era una extraña historia sobre vampiros – ubicada en Hollywood – tan explícita y violenta que tuvo se ser vendida dentro de bolsas de plástico en la primera edición de Vortex Press. ¿Qué llevó a Howard Chaykin a escribir aquella aventura tan memorable? En sus declaraciones a USA Today, Chaykin confesó que se trataba de un acto reivindicativo contra el sistema censor americano. Tanto él como otros ilustres autores de la época – Frank Miller o Alan Moore, por ejemplo – se mostraban reacios a los sistemas de clasificación y lucharon en contra de ellos con todas sus armas. En el caso de Chaykin, “publicó un cómic increíblemente ofensivo simplemente porque sintió que podía hacerlo”. El resultado fue todo un éxito. Black Kiss es uno de los tebeos mejor pagados de Chaykin, ha recibido múltiples reimpresiones y ha quedado grabado en la retina de todos aquellos que lo han leído. Es un clásico del erotismo y del cómic en general. También es una muestra de que a veces hay que recurrir a los instintos más bajos y primigenios para llevar la subversión al nivel definitivo. Y lo mejor es que Chaykin en ningún momento deja de lado el humor, a pesar de lo negra que es la historia. Si no os habéis leído Black Kiss, hacedlo. Watchmen no es el único clásico de los ochenta.

Y ahora que estamos puestos en materia hablemos un poco de Black Kiss II. Ya lo he dicho y lo repito: Black Kiss fue un éxito rotundo, de manera que cualquier editorial se pelearía por poder publicar una secuela. Desgraciadamente, Chaykin no tenía ni idea de cómo continuar la historia y rechazó todas las propuestas que le hicieron hasta que un buen día, mientras leía una colección de letras de canciones de Sondheim titulada Finishing the Hat, pensó que podía hacer de Black Kiss 2 una historia pícara que abarcase un largo periodo de tiempo. Y de esa idea nació una saga compuesta por doce capítulos (la mayoría se tratan como si fuesen historias cortas) que comprenden un periodo temporal que va desde 1904 a 2010.

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Las portadas de los núm. 2 al 4, ilustradas por Howard Chaykin.
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

¿Qué nos encontramos en Black Kiss II? (Leed con cuidado, que igual hay algún spoiler entre todo esto) Sexo y misterio. Hombres, mujeres, hombres que parecen mujeres y mujeres que parecen hombres. Torsos desnudos y penes, muchos penes. Penetraciones con protección y penetraciones sin protección. Vello facial. Torsos con vello. Vello genital. Vaginas. Sexo entre plebeyos, sexo entre aristócratas, sexo entre gente normal, sexo entre gente rara. Relaciones sexuales convencionales y de otro tipo. Tentáculos, muchos tentáculos (y los que leáis hentai sabréis a qué me refiero). Dominación y sumisión. Pechos grandes, pechos pequeños. Culos. Demonios. Barcos que se hunden. Gente desnuda, gente vestida. Felaciones. Asesinatos. Cámaras. Penes que son arrancados de cuajo por un mordisco. Fiestas de la alta sociedad. Sexo en el altar de una iglesia. Un hombre colgado de una campana. Dúos lésbicos entre hembras con penes. La Torre Eiffel. Violaciones. Potros medievales. Detectives. Semen. Dinero. Máscaras. Tríos. Cuartetos. Orgías. Camas. Sangre. Mucha sangre. Zapatos imposibles. Rubias. La luna. Las Vegas. Arneses. Un cinturón de castidad y un saxofón. Hay que reconocer que Howard Chaykin no se aburrió dibujando Black Kiss II

Supongo que ahora mismo ya estáis deslumbrados ante tanta obscenidad, pero lo cierto es que en este caso las apariencias engañan. Este tebeo no es una película pornográfica, es una historia con su inicio, su final, su desarrollo y un profundo pensamiento detrás de ella. En algunos momentos no es fácil de entender porque las escenas de sexo distraen un poco… Pero si conseguimos mantener la mente fría, nos daremos cuenta de la grandeza de una narración casi impecable, una historia en la que destaca algo por encima de todo: el contexto.

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Tres páginas del número 3, ilustradas por Howard Chaykin.
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Fuente

Y aquí hago un inciso para elogiar el nivel de documentación de Chaykin en todos los sentidos, empezando por el apartado gráfico. Tal como dije anteriormente, Black Kiss II abarca un periodo temporal superior a los cien años. ¿Qué implicaciones tiene esto para la historia? Muchísimas. A inicios del Siglo XX, el concepto de belleza femenina no era el mismo que ahora. Por aquel entonces se comercializaban fotografías eróticas en las que aparecían féminas ligeras de ropa, con un físico normal, generalmente rechoncho y con cierta celulitis. Ahora nos encontramos con una extraña dicotomía en la que las féminas creen que el estándar de belleza son los esqueletos con tiras de piel colgantes (que son las modelos de las portadas y las pasarelas), y los hombres en realidad buscamos a mujeres con un cuerpo saludable, de grandes pechos y amplias caderas (que son las chicas que nos venden en las películas pornográficas). Por lo que respecta al cuerpo masculino, a inicios del Siglo XX no se estilaba el culto al cuerpo, de manera que las masas musculares eran las propias de aquellos que podían tenerla por su trabajo y por la composición natural de su cuerpo. Ahora la cosa es diferente, los hombres van al gimnasio y se cuidan más (al menos algunos). En Black Kiss II hay muchísimos desnudos, pero en todos ellos hay una reflexión sobre cómo son las curvas y las fisonomías de la era en que se encuentran. Incluso se reflexiona sobre en qué se diferencian las posturas sexuales según la clase social. Es altamente gratificante abrir el primer cuaderno y descubrir imágenes que nos recuerdan a películas antiguas y después ojear los últimos y ver a una mujer cuyos pechos han sido modificados por la silicona. ¿Realmente la modificación corporal es tan positiva? Porque esos pechos de plástico no se ven muy naturales… En el catálogo de senos de Chaykin los hay de mejores… En definitiva, el autor realiza un trabajo de antropología cuyo interés es tan grande que Black Kiss II tiene más que justificada su compra. Aunque no os aconsejo que utilicéis este argumento cuando digáis que os habéis agenciado esta obra porque ya sabemos que, a pesar de ser absolutamente cierto, a los no iniciados les sonará a excusa.

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Páginas de los números 1, 4 y 5 ilustradas por Howard Chaykin.
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Fuente 1, Fuente 2 y Fuente 3

Por supuesto, el trabajo de documentación no acaba aquí. No hay sexo en todas las páginas de Black Kiss II. Chaykin también dibuja ciudades, calles y locales, además de gente de toda clase social ataviada con la vestimenta típica de la época. De esta forma, la miniserie se convierte en un agradable paseo por la historia en el que no falta de nada. Incluso se rememoran locales y artistas famosos, además de acontecimientos que han marcado a la humanidad para siempre.

El dibujo de Chaykin en Black Kiss II es de lo mejorcito que nos ha ofrecido el autor en los últimos años. Parece que el blanco y negro le sienta muy bien. Desgraciadamente, Chaykin acusa un defecto que sus seguidores conocen de hace tiempo: a nivel artístico, Chaykin no posee un repertorio de caras muy amplio. Por ejemplo, siempre repite el rostro del protagonista de American Flag en la mayoría de sus cómics. Y aquí es un problema relativamente grave porque Black Kiss II habla de gente inmortal y de mujeres que parecen gemelas. En algunas viñetas no se aprecia muy bien la identidad de los protagonistas, de manera que no sabemos si aquel personaje que está siendo violado es aquella otra mujer o simplemente es alguien que se parece a aquella otra mujer. Por culpa de esto, la historia en algunos momentos se resiente.

Este efecto que podríamos llamar crisis identificatoria se magnifica – y justifica – por dos hechos. El primero son los saltos temporales, que vienen acompañados con ligeras modificaciones en las facciones de los rostros, de las prendas de vestir y de los peinados; para poder situar al personaje dentro del contexto histórico pertinente. Evidentemente, el lector debe prestar más atención de lo normal porque si Chaykin nos hubiese dado un cómic mascado en el que los personajes permanecen inmutables durante décadas, simplemente nos estaría engañando. Tendríamos una lectura más sencilla, pero la miniserie perdería gran parte de su encanto. Otro efecto magnificador es la cadencia del cómic. Sucede en muchas ocasiones: la edición en grapa se publica una vez al mes, y entre episodio y episodio ha pasado tanto tiempo que no recordamos algunos datos que necesitamos para entender la historia. Black Kiss II no es un tebeo sencillo y, en ese aspecto, pierde si se sigue a destiempo. Afortunadamente, este efecto no lo sufrirán todos aquellos que lean la recopilación en tomo (o que se compren los seis cuadernos a la vez). Por lo tanto, la crisis identificatoria no será más que un ligero malestar.

Volvamos a la narración. Los acontecimientos relatados en Black Kiss II son variados y complejos. Tejen una historia de connotaciones demoniacas que mezcla reflexiones de todo tipo, como la crítica a la sociedad y las clases sociales; la problemática de la identidad sexual y los avances que se dan al respecto a medida que avanza el siglo; el papel de la mujer a través de los años; la crueldad humana; la falsedad del glamour y de las estrellas de Hollywood; las diferencias entre nacionalidades; la permisividad sexual; la evolución del concepto de divertimento; la inquebrantable necesidad de mantener relaciones sexuales; etc. Es cierto que muchos de estos temas son de carácter erótico (no en vano estamos ante un cómic de este género), pero Black Kiss II va más allá y retrata muchos más aspectos de la sociedad. Por lo que respecta al ritmo, éste es tan variado como las temáticas. El primer episodio es pausado y tranquilo, pero a medida que el siglo avanza – y el libertinaje cobra fuerza – todo parece desarrollarse a una velocidad mucho más rápida.

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Las portadas de los núm. 5 y 6, y una página del 6, todas ellas ilustradas por Howard Chaykin.
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Fuente

En definitiva, Black Kiss II es un tebeo erótico, pero también es mucho más. A estas alturas casi todos habréis leído la primera miniserie y ya tenéis una idea de lo que os podéis encontrar aquí. Eso sí, la comparación entre las dos historias tiene algo de trampa porque difieren mucho en forma y en contenido. Blak Kiss II llega mucho más lejos en el apartado sexual, pero la primera miniserie narra una historia más redonda, ya que abarca un periodo más asequible y tiene una linealidad que se pierde en esta segunda parte. No os podría decir cuál es mejor, ya que elegir entre una u otra es como elegir entre dos sabores de helados que te gustan por igual. Según el día apetece más uno u otro. Y, seamos serios, ¿para qué conformarse con uno si podemos tener ambos?

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Javier Agrafojo
13 marzo, 2013 12:12

Me encanta el primer Black Kiss -me parece, en efecto, una de las mejores obras de los ’80-, así que esta segunda parte va definitivamente a la buchaca… y a descuadrar, de nuevo, mi exiguo presupuesto. ¡Voy a empezar a odiarte, Enrique! 😉

db105
db105
Lector
13 marzo, 2013 12:33

 «Si sois menores de edad, leedla en compañía de un adulto.»

 😀

Lono
Lono
Lector
13 marzo, 2013 12:34

Un autor que no es capaz de hacernos distinguir unos personajes de otros porque los dibuja a todos siempre con la misma cara no me parece de recibo; por mucho que se llame Chaykin y tenga la fama que tiene…

Precisamente ese fallo es el que me impide disfrutar de sus obras. Sus personajes deberían llevar tarjetas identificatorias para no confundirlos…

Javier Agrafojo
13 marzo, 2013 12:44

Pero JOSE si eso le pasa a (casi) todos los dibujantes de superhéroes conocidos y por conocer. Si ya decía Alan Moore que las chicas de Kirby sólo se distinguían por el peinado…

Reverend Dust
Lector
13 marzo, 2013 12:56

Si sois menores de edad, leedla en compañía de un adulto.
Aquí he tenido que parar y rodar en el suelo partiéndome la caja brutalmente xD

x-ternon
Lector
13 marzo, 2013 12:57

 Si sois menores de edad, leedla en compañía de un adulto.

Sois unos «degeneraos» o es que JotaCe postea ahora en Zona Negativa? ;-P

Reverend Dust
Lector
13 marzo, 2013 12:58

Un autor que no es capaz de hacernos distinguir unos personajes de otros
porque los dibuja a todos siempre con la misma cara no me parece de
recibo; por mucho que se llame Chaykin y tenga la fama que tiene…
Maná-maná – prr-prr-piruri
Maná-maná – prr-prr-pirú
Maná-maná – prr-prr-piruri – Manara-Manara-Manara-Manarararararaaaara

batlander
batlander
Lector
13 marzo, 2013 13:01

 Yo mas que Manara pondria a Romita Jr. Creo que es el mayor exponente en este sentido. A veces he pensado que a Peter Parker le pones pelirrojo con carmin en los labios y tienes a Mary Jane en un plis. Obviamente, hablando de caras.

Mr. X
Mr. X
Lector
13 marzo, 2013 13:02

 Pues me congratulo de una reseña tan favorable de Black Kiss II, puesto que -por lo que había vislumbrado las webs yanquis la habían puesto a caer de un burro- y ya pensaba que el bueno de Howard chocheaba…

Javier Agrafojo
13 marzo, 2013 13:43

Confieso, Enrique, que no es muy probable que me anime con Mi pequeño Pony… 🙂

Ya en serio, Chaykin es una debilidad mía, así que caerá tarde o temprano. Lo que me admira es que yo tengo esa idea de «ya no se hacen tebeos como los de antes» y cada vez que le leo se tambalean mis convicciones. 

Lemmytico
Lemmytico
Lector
13 marzo, 2013 14:03

Black Kiss es uno de mis comics favoritos de todos los tiempos. Creía que esta segunda parte sería innecesaria y el típico sacacuartos de autor en decadencia… Pero veo que tendré que echarle un vistazo. Gracias una vez más Enrique.

Elokoyo
Elokoyo
Lector
13 marzo, 2013 15:30

Maná-maná – prr-prr-piruri
Maná-maná – prr-prr-pirú
Maná-maná – prr-prr-piruri –
Manara-Manara-Manara-Manarararararaaaara

Lo que me he llegado a reir con esto…. jajajajaja

+1.000.000 para Reverend

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
13 marzo, 2013 16:39

A mí también me gusta Chaykin. Y, sí, vale, dibuja siempre los mismos caretos, sobre todo en el caso de los protagonistas… pero como ya ha dicho Agrafojo ese es un defecto común al 90% de los dibujantes; más aún en el caso de dibujantes de superhéroes, donde la mayoría de las veces sólo se distingue a los personajes por el vestuario o el peinado. Pero Chaykin es un narrador estupendo y de los mejores (si no el mejor) a la hora de usar las onomatopeyas como un recurso más de la narración.

El primer Black Kiss es un cómic cojonudo. No sé cómo ni cuándo ni de que manera se publicará aquí, si es que lo hace. Lo que sí sé es que en el momento en que salga me lo pillo.

elrulo
elrulo
Lector
13 marzo, 2013 17:10

 Yo aluciné con el primer Black Kiss, no tanto por lo explícito de los dibujos, si no por que la historia era muchiiiiiiisimo mejor que los otros comics con tetas y culos que tenía: Manara, Corben, Maroto, Crepax, Azpiri… Así que este cae fijo.

P.D.: Y gracias por las imágenes ampliables, Enrique 😉

Spirit
Spirit
Lector
13 marzo, 2013 17:44

Yo había leído pestes de esta segunda parte, así que la verdad me sorprende la reseña poniéndola como una obra de excelente calidad. Pero como me suelo fiar del criterio del amigo Enrique, estoy convencido de que así será.

La primera parte es la caña, y para mí una de las mejores obras de los 80. Sin embargo, a nivel gráfico tampoco es nada del otro mundo. De hecho, uno de los defectos que tiene es la progresiva pérdida de calidad en los dibujos a medida que avanzan los números. Si cogemos el número uno vemos un acabado preciso, juegos de sombras, detalles en los fondos, etc…y si cojemos el último número vemos un acabado apresurado, fondos desdibujados y apenas esbozos en las figuras.

En fin, me alegra ver cómo a nivel argumental la segunda parte sigue siendo sólida y cuenta una historia más allá de la truculencia y lo escabroso. Porque es lo malo que tienen los cómics eróticos, que más que contar una historia cuentan una serie de sucesos (encuentros sexuales, vaya) y poco más. En cambio, Black Kiss tiene una trama que sorprende y que va más allá.

En todo caso, diré a modo especulativo que no hay obra de Chaykin que no tenga elementos fetichistas d/s (dominación-sumisión), sea de pasada, sea más explícitos. Aparte de que, es verdad que en los últimos tiempos abusa del fotoshop y de siempre todas sus caras son iguales, pero a la hora de dibujar hembras femme fatales es quien las dibuja con más exhubuerancias.

Lemmytico
Lemmytico
Lector
13 marzo, 2013 21:34

De publicarse seguro que lo hace Norma.

Reverend Dust
Lector
13 marzo, 2013 22:21

Hombre, lógico, si Norma es la que tiene todavía disponible la edición de Black Kiss (a un precio, además, razonable), serán ellos los que publiquen la segunda parte.

Javier Agrafojo
13 marzo, 2013 23:07

Un respeto a Crepax, que ese tío era un GENIO. Y a Manara le pasa como a Altuna, que se ha hecho famoso por sus chicas y tal, pero tienen obras incontestables. Quien no haya leído Verano Indio o El Gaucho, con guiones de Hugo Pratt, ya está tardando.

Por lo demás, y hablando de cómic erótico, cuánto tarda en mencionarse Lost Girls, ¿no?

train hard. fight hard. party hard.
train hard. fight hard. party hard.
Lector
14 marzo, 2013 0:46

 lo iba a comprar pero luego me fije que las mujeres tenían penes y mejor pase

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
14 marzo, 2013 2:07

Un poco al hilo de lo que dice elrulo en el comentario 17…

Yo, particularmente, me resisto, o directamente me niego, a calificar Black Kiss como una obra de género erótico a pesar de lo numerosas o explícitas que sean las escenas de sexo o los desnudos en esta historia. Para mí es un thriller; o, si lo preferís, un thriller fantástico.

Y me explico. O lo intentaré. Para mí una obra de género erótico es aquella en la que el erotismo, o el sexo, es el fin y no un medio; independientemente de lo explícito o crudos que puedan ser dichos elementos.

Por poner un par de ejemplos, y ya que se ha nombrado a Manara… Obras como El Click o El Perfume del Invisible son inequívocamente eróticas porque en ellas, bien sea a través del humor, del enredo o incluso del drama, lo que se busca es provocar situaciones en las que las/los protagonistas acaben en paños menores o practicando sexo de algún tipo. En cambio, obras como Verano Indio o El Gaucho son dramas en los que, efectivamente, hay escenas de desnudos y sexo (en ocasiones mucho más explícitas que en las obras anteriormente mencionadas) pero que no sólo no son gratuitas sino que son determinantes a la hora de definir tanto el carácter y las interrelaciones de los personajes como las reacciones y los giros que estas provocan en la historia.

Algo similar es lo que ocurre con Black Kiss. ¿Q

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
14 marzo, 2013 2:18

Perdón. He vuelto a meter el dedo dónde no debía. (mira tú, qué apropiado…)

 

Decíamos ayer… (lo siento, es que me he puesto tierno…) Decía que lo mismo se puede decir de Black Kiss; ¿qué los desnudos, el erotismo y el sexo de todo tipo son parte importante de la historia? Indudablemente. Pero la historia no está sublimada a dichos elementos, sino que es al revés. Por eso digo que para mí el cómic de Chaykin no es de género erótico. ¿Qué pudo contar lo mismo de manera menos explícita y más elegante? Seguramente. ¿Qué lo hizo a sabiendas de que provocaría más de un sarpullido en determinados círculos? Joder, claro. Y qué.

nascitturuss
nascitturuss
Lector
19 marzo, 2013 14:04

Enrique,

Gran reseña. Especialmente por.saber reseñar una obra (erótica o no, guiño a Retranqueiro).

Coincido en que la primera parte fue una de las obras fundamentales en los 80’s del comic americano. Abriendo hueco al aspecto erotico-sexual en el medio grafico que es el comic. Aunque solo fuera por dibujar desnudos. Su contribución es mayor por no limitarse a una historia pornográfica o erótica (como bien ha explicado Retranqueiro) sino a realizar una historia un thriller con un alto contenido sexual justificado en la historia. Es posible una comparacion entre ésta y lo que supuso en el cine Instinto Básico? , ya que los argumentos que dió en aquel momento Paul Verhoven fueron similares.

Pese a los defectos descritos en el apartado gráfico a Howard, considero que es un defecto generalizado entre autores igual de reconocidos. Al menos todos nos mostramos de acuerdo en reconocerlo como un gran narrador.

Para mi un must have de esta temporada.

Y, por supuesto, Milo Manara es otro gran artista. Para mí, quién mejor ha retratado a la mujer. Como guionista, es netamente erótico. Sí. Pero muy muy bueno en ese apartado. Coincido con Retranqueiro en que Howard plantea historia no eroticas aunque a lo.largo de su obra ese elemento esta muy muy presente. Bien como reclamo comercial o reivindicación ante una sociedad tan hipócrita como la estadounidense en este aspecto. Sin ofender por supuesto.