Los Nuevos Mutantes: Tercera Génesis

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Edición original: Marvel Graphic Novel#4, New Mutants#1-4, Uncanny X-Men#167, Marvel Team-Up Annual#6.
Edición nacional/ España: Panini.
Guión: Chris Claremont, Bill Mantlo.
Dibujo: Bob McLeod, Sal Buscema, Ron Frenz.
Entintado: Mike Gustovich, Bob McLeod.
Color: Glynis Wein, Adrienne Roy.
Formato: Marvel Gold.
Precio: 19’95€.

 

Aunque parezca increíble, hubo un tiempo en que no había en Marvel un universo mutante, sino una única colección: The Uncanny X-Men. Gracias a los esfuerzos del escritor Chris Claremont y de los dibujantes Dave Cockrum y John Byrne, fue ganando adeptos poco a poco. Con la Saga de Fénix Oscura y el díptico posterior Días del Futuro Pasado, cundió entre los aficionados la sensación de que era la serie del momento, aquella en donde todo podía ocurrir y, de hecho, ocurría. Cuando Magneto regresó, con Cockrum de nuevo a los lápices, y Kitty Pryde contó a Illyana Rasputin su cuento de buenas noches, las ventas se habían multiplicado. Estamos en 1981.

Los Nuevos Mutantes fueron creados en 1982 durante la saga del Nido (Uncanny X-Men#161-167), cuando el profesor Charles Xavier, mentor de la Patrulla-X, creía que el equipo principal había muerto en el espacio. No era la primera vez que Claremont usaba este ardid (recordemos las aventuras en la Tierra Salvaje de la época Byrne). Según las declaraciones del escritor y de su editora entonces, Louise Jones (más tarde Simonson), la idea les venía rondando un tiempo, debido a las quejas de Jim Shooter, jefe máximo de Marvel, de que aquello ni parecía una escuela ni Xavier un profesor, pero no se decidieron a tirar para delante hasta que Mark Gruenwald, preocupado por los mutantes desperdigados por ahí, propuso reunirlos a todos bajo una nueva cabecera. Viendo el peligro de que escapasen a su control, como Dazzler un año antes, Claremont contraatacó con una sugerencia que, como se ha dicho, complacía al Editor Jefe. La jugada le salió bien a medias. Es cierto que recibió el visto bueno para sus criaturas, pero la propuesta de Gruenwald también acabaría abriéndose camino, años más tarde, como Factor-X, en lo que sería el más duro golpe hasta entonces a la hegemonía claremontiana.

La primera integrante de este nuevo equipo se presentó ante los lectores en el Marvel Team-Up#100, en un episodio protagonizado por Spider-Man y los 4 Fantásticos, con guiones del mismo Claremont y dibujos de la joven promesa Frank Miller. Ambos quedaron lo bastante satisfechos para repetir, poco más tarde, en la primera serie limitada de Lobezno, esa que ahora se proponen adaptar al cine bajo la batuta de James Mangold. Este mismo número incluía, además, esas pocas páginas, dibujadas por Byrne, con el encuentro entre Tormenta y Pantera Negra, que más tarde tanto darían que hablar. Pero no nos desviemos. Claremont urdió una de sus hábiles tramas donde nada es lo que parece, gracias a los poderes de posesión mental de dos nuevos personajes, Xi’an Coy Mahn y su gemelo Tranh. Un cómic muy entretenido que si es recordado hoy en día (aparte de la efeméride en la colección del trepamuros) se debe a dos circunstancias: Miller ejecuta unas memorables viñetas panorámicas para la batalla entre Spider-Man y unos poseídos 4F y Xi’an Coy Mahn, la futura Karma, hace su debut acabando con su gemelo malvado. Esta historia fue citada en el nº 165 de Uncanny X-Men cuando Moira MacTaggert le pasa a un doliente Xavier la carta de Reed Richards informando de la nueva mutante.

El resto de personajes principales (Loba Venenosa, Mancha Solar, Bala de Cañón y Espejismo) verán la luz con la pompa y circunstancia de una Novela Gráfica. La historia recurre al modelo convencional de presentación con cada uno de los nuevos protagonistas, descubriendo sus habilidades mutantes mientras una amenaza les vigila en la sombra. Estructuralmente recuerda a la presentación de Kitty Pryde y Dazzler durante la Saga de Fénix Oscura (Uncanny X-Men#129-137), con el grupo dividiéndose, una facción cayendo en manos del enemigo (Xavier, otra vez) y la otra acudiendo al rescate. Incluso el enemigo está relacionado. La primera aparición de Donald Pierce, un cyborg a las órdenes del Club Fuego Infernal, se produce en la saga citada, al igual que los soldados biónicos de los que se acompaña y que están en este estado tras un desafortunado encuentro con el mutante de las garras de adamantium. También aparece Tessa, en un pequeño papel de chica rehén.



Bob McLeod se encarga del apartado gráfico. Un dibujante correcto que aquí no firma sus mejores páginas. Evidentemente, el encargo le viene grande. Cuando pensamos que a la segunda serie oficial de mutantes (o a la segunda de Los Vengadores, con Milgrom) le endilgan un dibujante así, está claro que la editorial no apostó fuerte por una colección que -seguro pensaba- debía venderse sola. Recordemos que unos años antes los primeros números corrían a cargo de gente como John Buscema, John Romita o Gil Kane. Con todo, en lugar de repetir semblantes estereotipados, acertó de pleno en dotar a cada uno de ellos de un aspecto distintivo que jamás les abandonará (excepto en el caso de Illyana Rasputin, que no alcanzará su imagen definitiva hasta la llegada de Sienkiewicz). No es un logro pequeño, ciertamente.

Hay también otros aspectos de interés. Con la escocesa Rhane Sinclair (Loba Venenosa), Claremont introduce su preocupación por el fanatismo religioso, que daría sus mejores frutos en la novela gráfica Dios ama, el hombre mata. Danielle Moonstar (Espejismo), una cheyenne en la reserva, hereda la independencia y el carácter indómito de Ororo, con la que el escritor en seguida establecerá curiosos paralelismos (desde el uso del cuchillo a bañarse desnuda en la piscina pasando por una visita para regar las plantas del ático). Aunque Sam Guthrie (Bala de Cañón) puede felicitarse de tener unos principios biográficos sugerentes, en seguida quedarán enterrados en una personalidad no demasiado atractiva. Lo mismo con Roberto Da Costa (Mancha Solar), futbolista alevín, quien se recupera de la pérdida de su amor de juventud como de un resfriado de temporada. La vietnamita Xi’an Coy Mahn (Karma), la mayor del grupo, la que ha gozado de todo un número de presentación al lado de pesos pesados como Spider-Man y los 4 Fantásticos, es decir, la que cualquier lector vería como líder natural de la nueva formación, parece haber perdido el afecto de su creador, pues su carisma se diluye en favor de Dani y Rhane.

Es importante señalar que, excepto en el caso de Rhane (que es huérfana y ahijada de Moira McTaggert), todos los personajes han de pasar por el trance del fallecimiento de un ser querido. Es como si Claremont quisiera hacerlos madurar rápidamente con una tragedia cercana, algo que el lector entienda en seguida. La justificación es necesaria, dado que van a poner el destino en manos de un desconocido en silla de ruedas. Con todo, es endeble. El padre de Roberto es rico y poderoso, Sam tiene madre y hermanas (de las que parece olvidarse tan pronto las recuerda) y Xi’an ya es adulta (tiene 19 años), capaz de valerse por sí misma. Pero, obvio es, aceptamos el truco porque, como lectores, sabemos que así debe dar comienzo la historia. En definitiva, se trata de un eficaz producto de los primeros ’80, con la verborrea de Claremont a pleno rendimiento, con soluciones argumentales un tanto forzadas, como Danielle abandonando de pronto sus deseos de venganza o, en general, la actitud demasiado sumisa ante un viejo profesor inválido que acaban de conocer, atados por una lealtad inexplicable… más aún si tenemos en cuenta lo que está por venir. Pero, y esto es lo fundamental, quedan listas las fichas para comenzar la partida.



En el primer número de su serie empiezan a prepararse las tramas que se desarrollarán durante los dos años siguientes, la mayoría de ellas, a su vez, procedentes de la colección madre, como fugaces apariciones de Illyana Rasputin (futura Magik) y de Gabrielle Haller (acabada de presentar como un amor de juventud de Charles Xavier en el Uncanny X-Men#161), madre del peligroso Legión; o Henry Peter Gyrich y sus nuevos centinelas auspiciados por Sebastian Shaw, jefe del Club Fuego Infernal, a los cuales se enfrentarán en el episodio siguiente; o el intruso alienígena que ataca a Dani en la Sala de Peligro y que enseñará los dientes en el tercer número. Otras, como las pesadillas de Dani con el oso que acabó con la vida de sus padres, también arrancan aquí. Las tres primeras entregas son esencialmente vicarias de los hilos argumentales ensayados en la Patrulla-X, así como los personajes secundarios, desde Moira McTaggert a Stevie Hunter, pasando por Sean Cassidy o Michael Rossi. Tan es así que el tercer número desemboca en el primer crossover con La Patrulla-X, de vuelta de su aventura espacial en el Uncanny X-Men#167, donde se resuelve, por fin, el clásico enfrentamiento contra la raza de El Nido. Entonces, Cíclope, Lobezno, Tormenta y compañía estaban en una de sus etapas más potentes, gracias a los inspirados lápices de Paul Smith. La comparación entre ambas series evidencia que a los recién llegados aún les queda mucho camino por recorrer.

En el número 4, Bob McLeod es relegado a las tintas. Sal Buscema se encarga de ilustrar básicamente un fill-in dedicado a los malos tratos, coincidiendo con una de esas olas de concienciación general que ya había tocado, por ejemplo, a los Nuevos Titanes de la competencia. Tampoco el hermano de John está particularmente acertado, pese a lo cual heredará el cargo de dibujante regular durante un buen puñado de meses, antes de que llegue la revolución Sienkiewicz.

En medio de esto, Bill Mantlo y Ron Frenz cogen prestados a nuestros muchachos para el Anual nº 6 de Marvel Team-Up, donde combatirán junto a Spider-Man y a Capa y Puñal contra unos desalmados que experimentan con drogas de diseño en jóvenes sin casa. Mantlo no debió de consultar con Claremont, porque secuencias como aquella que muestra a Bala de Cañón gritando órdenes y a los demás obedeciéndolas “instintivamente” porque es su “líder natural” chocan frontalmente con lo que podía leerse en su propia colección. Se trata de una historia simpática, pero más bien anecdótica, sino fuera porque al patriarca mutante le cayó en gracia y le acabaría dando su vuelta de tuerca particular unos meses más adelante.

Con estas historias, recopiladas por Panini en un reciente Marvel Gold (salvo el Marvel Team-Up#100 con la primera aparición de Karma), Claremont deja plantados los cimientos de sus nuevos personajes. A partir de ahora podrá ir jugando con ellos, haciéndolos crecer y dotándolos, pasito a pasito, de una personalidad y un entorno diferenciados. Lo mejor está por llegar, indudablemente, pero para los lectores que entonces nos adentrábamos asimismo en la adolescencia cuando estos tebeos llegaron a España estas páginas nos reviven una época más entrañable e inocente, donde primaba la caracterización sobre el golpe de efecto. No son una lectura imprescindible, ni hitos del noveno arte. Acaso hoy día puedan parecer ingenuos. Pero son un entretenimiento sólido y cuentan con la enorme ventaja de que van a más, preparándonos para la llegada de Magik, Warlock, Legión, Los Infernales, el Oso Místico, Selene… Y así, pedacito a pedacito, casi sin que nos demos cuenta, se van ganando un hueco en nuestro apretado corazón.

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jojojajo
jojojajo
Lector
12 enero, 2013 10:23

 La verdad es que aquí se pone de manifiesto una vez más la que para mí es la gran virtud de Claremont, consigue que te importen los personajes, se convierten en tus colegas y quieres saber que pasará por sus vidas, así, cuando hablas de ellos no hablas de Bala de Cañón o loba Venenosa, sino de Sam Guthire y Rhane Sinclair.

En resumen, un buen regalo de reyes.

Ocioso
Ocioso
Lector
12 enero, 2013 10:58

Me acuerdo perfectamente del día que compré y leí el primer número de los Nuevos mutantes de Forum. Venía de la Patrulla de Byrne y Cockrum, con sus dibujos supercomplejos y megaadultos y me sentó como un tiro la «simpleza» de McLeod con esos personajes infantilizados con problemas y diálogos que me parecían ya superados.
Ahora veo esas cuatro viñetas en las que los chavales se están poniendo sus uniformes por primera vez y me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Los personajes eran adolescentes, casi niños, y parecían exactamente eso. No eran adultos dibujados a escala, ni chicos caricaturizados, ni cabezones. McLeod es de los poquísimos dibujantes que hacía adolescentes que parecían adolescentes.

@Mister_Air
@Mister_Air
Lector
12 enero, 2013 11:28

A mi cuando reemplazaron a Larroca por Quitely me pareció una afrenta e incluso dejé de comprar la serie de X-Men y sin embargo ahora adoro los lápices del Escocés y medio soporto los del Valenciano.
P.D.:Compraste el número 1 de Forum de los Nuevos Mutantes?.Que biejo eres macho.

@Mister_Air
@Mister_Air
Lector
12 enero, 2013 11:39

Oh dios, viejo con b que alguién me mate xd.

Khonshu
Khonshu
Lector
12 enero, 2013 12:11

 Pues yo tengo grabado a fuego el nº 2: el de los centinelas. No lo compré, me lo compraron porque era muy chavalín y, aunque ya había leído cómics antes (incluso de la Patrulla X), me impresionó mucho y debió ser de las primeras series que seguía regularmente. Desde entonces Sam, Dani, Bobby y Rahne han tenido un lugar especial en mi corazón (Xian no, que siempre fue una sosa).

No soy imparcial porque la nostalgia me puede mucho, pero creo que la crítica es un tanto dura hacia estos cómics. A mí sí me parecen historias de supergrupo muy buenas dentro del contexto de su época. Y Bob McLeod me parece un dibujante más que correcto (y de hecho los Nuevos Mutantes creo que es un gran trabajo) que nunca entendí por qué no se prodigaba más en lugar de solo entintar.

Como has dicho, Javier, McLeod (del clan McLeod) estaba especialmente dotado para las fisionomías. Pero no para hacer expresiones al estilo Maguire, sino para dotar a cada personaje de un físico característico. Esto es algo que muy pocos dibujantes han sabido hacer y creo que pocas veces hemos visto un grupo de personas (sin cuernos, ni visores, ni cosas raras) tan bien definido gráficamente como estos NM.

Es una pena que esto se haya perdido. Sam ahora es un rubito cachas genérico y ya no tiene esas orejas de soplillo, ni esa cara de palurdo, ni ese aire desgarbado (de hecho, con Liefeld Sam pasó de ser un tío alto a uno bajito), Dani es una india buenorra genérica… etc.  

jojojajo
jojojajo
Lector
12 enero, 2013 12:31

 «Sam ahora es un rubito cachas genérico y ya no tiene esas orejas de soplillo»

No es eso, es que  e ha dejado melenita para que no se las veamos, pero una vez orejas de soplillo, siempre orejas de soplillo

@Mister_Air
@Mister_Air
Lector
12 enero, 2013 12:36

Pues yo conozco a uno que se las pegaron a la cabeza y ha pasado de orejón a cara de retrasado.

Jack
Jack
Lector
12 enero, 2013 13:19

 Opino lo mismo, Mcleod me parece más que correcto. Y Sienkewitz me parece un «artista» con una narrativa horrorosa y confusa, así que que de comprarme algo me compraría los números hasta que entro Sienki. 

@Mister_Air
@Mister_Air
Lector
12 enero, 2013 13:40

Estoy con Jack

Alejandro Ugartondo
Autor
12 enero, 2013 14:11

Se nota demasiado que la novela gráfica no fué pensada como tal inicialmente y que Claremont tuvo que adaptar el guión de los primeros números de la serie para realizar la novela gráfica.

Esta serie siempre me gustó pero he de reconocer que los primeros números siempre me parecieron un poco aburridos si los comparábamos con la Patrulla-X, y en este tomo se nota ya que han incluido un número de Uncanny y la diferencia con el resto es considerable.

Y coincido con las opiniones sobre McLeod, un dibujante correcto que supo definir muy bien las características gráficas de los personajes pero cuya falta de dinamismo contribuía a dar esa imagen de aburrimiento de los primeros números de la serie.

A pesar de eso me sigue pareciendo una iniciativa estupenda por parte de Panini recuperar esta serie y ojalá que tengan éxito con ello. A lo mejor así se animan a hacer lo mismo con Factor-x

Khonshu
Khonshu
Lector
12 enero, 2013 14:27

 Javier, no dudo que te guste el grupo y la serie, hombre, sólo que tu reseña me parece un poco dura. Aunque no haces mucha sangre, le buscas puntos negativos que no veo para tanto y desestimas algunas de las virtudes de la serie.

Pero ya reconocí, que aquí no soy imparcial, sólo es una opinión.

Aunque ahora como adulto me encantan los números de Sienckiewicz, en su momento dejé la serie por él y creo que fue una decisión editorial comercialmente nefasta (aunque artísticamente de lo más interesante).

Sienki y luego Leialoha dejaron la serie tocada de muerte y creo que ya nunca se quitó el sambenito de serie marginal y de ser el patito feo de la familia X. 

wanderlei78
wanderlei78
Lector
12 enero, 2013 15:40

 se que no viene mucho al caso..escribo mas que nada para una peticion..chicos de z.negativa..llevo un porron d años leyendo vuestro blog…y aun no habeis echo nunca un concurso de dibujo…no creeis que seria alucinante ?..seria una buena seccion creo yo..un saludo a todos..ojalña lo tengais en cuenta.

Jerónimo Thompson
Lector
12 enero, 2013 15:52

 Yo descubrí esta serie (des)gracias al número 14 de Secret Wars II, que incluía uno de los números de Sienkiewicz y me hizo alejarme de ella durante años (no era sólo el dibujo tan «raro» de Sienki; el guión tampoco parecía tener nada que ver con un cómic de superhéroes, con los protagonistas convertidos en gladiadores y Kitty rondando por ahí con la Espada-Alma de Magik).

Aún así me pillé el especial Marvel Héroes con la novela gráfica, donde McLeod hacía un trabajo tan correcto como poco llamativo, pero creo que más atraído por el nuevo diseño de los especiales de Fórum (ese rojo con rayas blancas que habían estrenado la Navidad anterior) que por los personajes en sí.

x-ternon
Lector
13 enero, 2013 1:47

Yo recuerdo la serie con cariño, pero McLeod con sus virtudes, me parece sólo correcto y entonces me horrorizaba porque lo comparaba con Byrne, y la serie en general me resultaba algo rollete, salvo los números de Sienkewitz y el cruce con la patrulla-X.

PD: uno puede haberse comprado el nº1 de los Nuevos Muantes en el kiosco y ser un chavalín como moi

Titan
Titan
Lector
13 enero, 2013 5:53

Pues lamento ser un hereje comiquero pero no aguanto a Sienkiewickz (si así se escribe). Me resulta feísta, me hace difícil leer esos cómics. Prefiero mucho más estos números de McLeod.

Khonshu
Khonshu
Lector
13 enero, 2013 13:12

 Estaba pensando… ¿se podría considerar a los NM como la primera generación de jóvenes héroes fracasada? 

Los Teen Titans tuvieron un éxito arrollador y en ocasiones fueron mucho más populares que Liga de la Justicia. Además, personajes como Wally West o Dick Grayson se asentaron plenamente, superando el primero incluso a sus versiones anteriores como Flash.

La Segunda Génesis del Giant Size (que en su origen se presentaba como un grupo juvenil) fue capaz de desbancar a la generación anterior de mutantes.

Pero los Nuevos Mutantes nunca pasaron de secundarios. Siempre me pareció fatal que no se graduaran y formaran parte de los X-men. Habría sido lo más consecuente para los personajes. Sólo Bala de Cañón ascendió oficialmente (lo de Karma de ahora no cuenta, ya que ahora todo es un caos que no se sabe ni quienes son grupos oficiales, ni quien está realmente, ni nada).

¿Fueron los NM los precursores de esos grupos generacionales que nunca progresan tipo New Warriors, Iniciativa, Generacion X, Academia Vengadores… etc? 

Louontherocks
Louontherocks
Lector
13 enero, 2013 19:11

 Hace un par de meses terminé de completar Los Nuevos Mutantes Forum y ya aproveché para releerla, por lo que puedo deciros que esta etapa de la colección, para mi gusto, es tan buena como la de Sienki, y sólo porque el dibujo sea más clásico no es peor, ni está peor planificada, de hecho yo diría que las historias están mejor construidas que las posteriores de L. Simonson aunque las opiniones en su momento decían que le había cogido el pulso a la serie mejor que Claremont…

Daniel Gavilán
13 enero, 2013 20:36

 Konshu, tema muy interesante el que postulas en tu comentario. De hecho podría dar para un post más que interesante…

Ocioso
Ocioso
Lector
13 enero, 2013 20:50

A mi también me ha gustado la observación de Konshu.
Es curioso como a pesar de haber alcanzado los 100 números en su primera etapa, y de haber tenido varias reuniones posteriormente siempre se les ha visto como un grupus interruptus.
Anda que no firmarían la mayoría de los grupos de adolescentes por ese fracaso.

Por cierto, si no me equivoco nunca ha vuelto a reunirse el grupo original al completo. Por una u otra razón siempre ha faltado al menos uno de los miembros. ¿No es así?

Daniel Gavilán
13 enero, 2013 21:25

 Diría que en la miniserie «Verdad o trato» o algo así si estuvieron todos. En su tercer volumen -que ha llegado a los 50 números, que para las cifras actuales no es moco de pavo- estaban todos los clásicos menos Loba Venenosa, que era propiedad de X-Force primero y X-Factor después.

Por cierto, que en realidad, a todos los miembros de los Nuevos Mutantes originales se les ha dado el estatus de X-Men… salvo a Rahne. Sam lo fue desde la conclusión de la Era de Apocalipsis y tuvo un rol destacado en las etapas de Lobdell, Kelly, Claremont, Carey y algo más tangencial pero siempre presente a partir de que los X-Men se conviertiesen en la Legión de Superhéroes con Manifiesto de Destino

Danielle fue X-Men de forma fugaz durante el Revolution, y luego desde Fraction en adelante. Roberto dirigió su propia facción de los X-Men en California y también se integró al grupo en tiempos de San Francisco. Karma recibió el mismo honor y actualmente forma parte de la cuadrilla urbana del instituto de Lobezno. Magma también aunque ha sido la que menos papel ha tenido en este aspecto. 

Magik se convirtió en X-Men de pleno derecho cuando los Nuevos Mutantes se recrearon como una escuadra de los X-Men y luego en el grupo capital de Cíclope. Cifra 2.0 ha sido miembros de este mismo equipo, y brevemente del escuadrón de X-Force enviado al futuro durante Advenimiento. Warlock tres cuartos de lo mismo. 

Rhane únicamente fue parte del profesorado en la etapa de Reload (y la echaron por mantener relaciones con un alumno) y posteriormente de X-Force antes de que los X-Men se reconstruyeran en San Francisco, por lo que podría decirse que es la única que nunca ha ejercido como «mujer X» 

Khonshu
Khonshu
Lector
13 enero, 2013 22:13

 Precisamente a eso me refería Daniel. ¿Equipo urbano? ¿X-men california?… Eso suena patético. Hoy en día todo el mundo es X-men. O si no es Vengador.

Para mí, de todos los que mencionas, sólo daría por buena a Magik, a la que había olvidado que estaba en los X-Men de Guillen, al que sí considero un equipo principal. Los demás todos grupúsculos.

Sólo con Sam se trató correctamente las consecuencias de graduarse y vimos las reacciones de los personajes. Hoy en día Hada o cualquiera que pasa por ahí puede estar en un grupo que se llame X-Men y cambie de miembros cada dos números.

Daniel Gavilán
13 enero, 2013 22:51

 ¿Equipo urbano? ¿X-men california?

Hombre, el equipo urbano al menos tiene una colección estable y un elenco fijo. Algo es algo 😆 que aun siendo un derivado (como los Nuevos Mutantes fueron en su día) así es como se consigue que una alineación concreta deje huella

Kravinoff
Kravinoff
Lector
13 enero, 2013 23:18

 «Hoy en día Hada»

Es que a Hada desde que llego Fraction la han dado una bola que no es ni medio normal, desde el Uncanny 500 la han metido con calzador en cualquier sitio, como en Generación Hope cuando se fue Idie o ahora en X-Men, pasando de «levemente simpática» a «plasta insoportable» mientras que personajes mejores como estos o alguno de la tanda de Hada(estoy pensando en Elixir, del que después de Advenimiento nada más se supo) languidecen en el fango.

Daniel Gavilán
14 enero, 2013 1:14

 Ese exceso de protagonismo forzado que le dieron a la muchacha de gales fue de hecho más perjudicial que beneficioso dado que incluso la castraron privándola de lo que lo hacía más interesante. Cuando la guionizaban Yost y Kyle, uno de los principales encantos de Hada era lo completamente fuera de lugar que estaba cuando se veía atrapada en plena acción, algo que servía para dar más variedad a los muchachos porque cabe esperar, que un adolescente no se convierte en una máquina de luchar desde el momento que recibe poderes. Y entonces llegaron Carey y Fraction y la convirtieron en una Kitty Pryde random capaz de librarse de demonios y supervillanas experimentadas a mano descubierta. Andaya

Aun así, la muchacha ha tenido buenos momentos, como su paso por la Era de X su rol propiciatorio en Generación Hope, pero sobre todo, en los X-Men de Brian Wood, que supo tratarla de forma muy acertada. Respecto a Elixir, reapareció hace poco en el número de Lobezno que se publicó justo antes de la aberración ultra de Loeb y Bianchi

Animal Man
Animal Man
Lector
14 enero, 2013 15:31

 La verdad es que fue una de las mejores colecciones Marvel del momento. Como muy bien han dicho arriba, tanto por el dibujo que hacía que realmente parecieran críos, como por la caracterización, todos ellos diferentes, en las antípodas de la actualidad con grupos llenos de personajes macarras de diálogos intercambiables.

jojojajo
jojojajo
Lector
14 enero, 2013 15:50

 A mí lo que mas me revienta es lo de Julian Keller, de repente era el líder de los chiquillos y después de advenimiento nunca mas se supo, solo se acuerdan de él para que Laura le de calabazas o aparecer de figurante en el Instituto Jean Grey.

Daniel Gavilán
14 enero, 2013 17:54

Y para amputarle algo en cada nuevo evento editorial, que no se te olvide 😉 Coñas aparte, Keller también tuvo un papel interesante en X-Men Legacy de Mike Carey, destacando aquella saga en la que tenía un choque de pareceres bastante encendido con Cíclope. La cuestión es que la chiquillería mutante cuenta con un elenco tan amplio como interesante al que recurrir, de ahí que cada guionista recurra a uno u otro y que entre todos hayan sabido hacerlos crecer mimando sus distintas ramas alternando de unas a otras como quien cría un bonsai

Kravinoff
Kravinoff
Lector
14 enero, 2013 19:58

  «A mí lo que mas me revienta es lo de Julian Keller solo se acuerdan de él para que Laura le de calabazas Y para amputarle algo en cada nuevo evento editorial»

Lo cuál me parece un uso óptimo del personaje, tal vez el chaval X que más detesto, y que lo que he leído de él solo sirve para que X-23 se ponga berserker, y que además me chirría mucho como interés de Laura(otra que, pese a lo que muchos opinan, es un gran personaje más allá de su «lobeznidad»).

Daniel Gavilán
15 enero, 2013 9:14

 Hombre, a mi el crío siempre me cayó bastante simpático. Empezó como el típico chaval que va de macho alfa, severo con los «perdedores» y que le encantan las tías, pero a la par con cierto código de honor propio que le impulsaba a ser tremendamente fiel a sus amigos. Su amistad con Elixir, su discurso ante el resto de los alumnos cuando la policía pretendía llevarse a Ruina, su reacción ante la muerte de su profesor así como su frustrada relación con la chiquilla colombiana aquella dieron bastantes buenos momentos, haciéndolo más interesante que el simple gallito déspota

Luego con Yost y Craigh ganó enteros cuando inesperadamente, dio la cara por X-23 ante Emma Frost pese a que hasta entonces se había dedicado a someter a bullying a la muchacha y que le costaría perder el favor de la Reina Blanca. El que aquello desembocara en que surgiera una suerte de flechazo entre él y Laura (se ve que la clon heredó el gusto de Lobezno por los telequinéticos) también dio pie a momentos realmente épicos como el final del enfrentamiento contra Nimrod en Texas o la carga de él y Laura en solitario contra las instalaciones de aquella rama de Arma X. 

Durante los últimos números de aquel volumen, los alumnos del instituto habían desarrollado una gama de relaciones muy complejas, dentro de las cuales Julian había desarrollado una interesante sinergia con el resto de personajes femeninos (su hermana algo más Cesilly, Sooraya, Noriko y el coliderato, las cuclillos…) pero a su vez era incapaz de superar la barrera que le separaba de X-23. 

Tras aquello llegaría Complejo Mesiánico y resultar gravemente herido a manos de los Cosechadores antes de perderse en un rol secundario, pero con oportunidad de lucir en ocasiones puntuales como su encuentro con Magneto y su papel en Utopía. Entonces llegaría Advenimiento, dándole un giro interesante a su trayectoria con la perdida de sus dos manos, lo cual dio pie a un lucidísimo relato en X-Men Legacy así como al broche que Marjorie Liu le dio a su relación con Laura. 

Este último me parece especialmente meritorio por alejarse de los idealismos convencionales: En esa situación, lo fácil hubiera sido apiadarse del muchacho y darle una nueva esperanza mediante su relación con X-23. Pero no. Liu le puso fin de forma cruda y desmitificadora haciendo ver que ya no había nada entre ellos salvo el recuerdo de un romance primerizo enterrado entre una amarga sucesión de tragedias que era mejor dejar atrás. 

Agente Sadness
Agente Sadness
Lector
19 enero, 2013 13:17

 Bien, voy a ganarme unos cuantos enemigos:

Esta serie era un ladrillo infumable hasta la llegada de Sienkiewikz.

Pero lo cortés no quita lo valiente. Totalmente de acuerdo con la reflexión de Ocioso: McLeod dibujaba adolescentes que realmente parecían adolescentes.

Pese a todo, releyendo estas historietas casi treinta años después, uno no puede evitar el dejarse embargar por una indolora nostalgia por tiempos más inocentes. Ahhh, juventud, divino tesoro…