Nominaciones a los Oscars 2013

 Pues a mí me encanta que ZDT no condene las torturas. Y no porque esté de acuerdo con ellas, sino porque agradezco la ausencia de moralina. Sí, hubo torturas. Sí, dieron resultado. Y sí, ese resultado se concretó en la muerte de Bin Laden en territorio extranjero en una incursión que carecía de la autorización de un país soberano. ¿Eso es bueno? ¿Es malo? No deja de resultar paradójico que muchos afirmen que la adultez llegó al cómic con la ambigüedad que Watchmen supo aportar a un superheroísmo tradicionalmente dicotómico, pero que sin embargo se pretenda que las películas adopten siempre una posición moral mascadita con respecto a los hechos que cuentan. Que lo juzgue cada espectador, coñe, que para eso es listo y tiene sentido de la moralidad propio. Que haga examen de si considera que hay valores morales absolutos o de si estos pueden sortearse mediante una lógica finalista. Esta película es tan, tan abierta que incluso podría ser vista por un terrorista como la crónica de la caza de su líder… de hecho, fijaos que según esta óptica la película sigue el modelo de auge y caída de este tipo de producciones: empezamos con los grandes éxitos de la revuelta y terminamos con su caza y muerte. Como si el tipo fuera William Wallace. Así que no, no creo que sea fascista.

Por lo demás, las nominaciones me parecen un horror. He cotejado película, director, guiones y montaje (para mí es inconcebible que la mejor película no esté, como mínimo, nominada en las cuatro categorías, aunque hay veces que montaje es un verso suelto) y parece ser que la cosa estará entre Lincoln y La vida de Pi, si bien hay alguna que otra tapada como El lado bueno de las cosas, Amor o Argo (aunque, excepto esta última, dudo mucho que las otras dos se alcen con la victoria… la de Haneke va para mejor filme extranjero y a la primera, si acaso, le puede caer guión adaptado). Pero a lo que iba: la verdad es que no podría estar más decepcionado. La vida de Pi es una mierda de cuidado… lo mejor que se puede decir de ella es que es preciosista (aunque de un preciosismo relamido); y, lo peor, que es puro Paulo Coelho… buenismo pseudopoético, hiperglucémico y descerebrado, revestido de un falso orientalismo que a lo más que llega es a producir reflexiones en las que cualquier filósofo de verdad podría cagarse. Y digo cagarse literalmente, porque hasta el más mediocre podría haberlas en un rollo de papel higiénico. Respecto a Lincoln… una de las peores películas que le he visto a Spielberg. Esto sí que es patriotismo del malo. Cine de grandes palabras e imágenes, demasiado consciente de su propia importancia, y pendiente en todo momento de conceptos tales como Posteridad o Historia. Condescendiente hasta bordar la hagiografía y sobreactuado hasta rozar lo guiñolesco, su único interés está en plantear un episodio de la vida de Lincoln (que no su biografía, algo en lo que caen la mayoría de las sinopsis escritas por quienes no han visto el filme) como si se tratara de un mal episodio del Ala Oeste de la Casa Blanca; es decir, centrándose en los pasillos del poder, pero cuidándose mucho de no exhibir sus miserias (de hecho, los personajes más míseros funcionan de alivio cómico, más que de otra cosa). Lincoln es, en dos palabras, cine encorsetado. Académico. Aburrido. Impropio de quien rodó Munich, pero lógico en la trayectoria de un cineasta que después rodó algo tan anodino como Caballo de batalla. Pero claro… Munich no le dio el Oscar a Spielberg (y debería) mientras que Lincoln puede (volver a) dárselo.

Reverend, yo he visto ya el 90% de estas películas. Con un bonito For your consideration cada 30 minutos, que no molesta nada, y que demuestra que la industria cinematográfica y el modelo de ventanas de explotación es tan absurdo y está tan podrido que, aunque pasa todos los años, aún no se han percatado de que las copias de estos filmes provienen «de dentro».

Y efectivamente guevillos. Manda huevos que la gente comente qué bien lo hizo Moore al ejemplificar varias posturas filosóficas en Watchmen (que si el finalismo de fulano, el objetivismo de mengano, el nihilismo de zutano…) y alabe la óptica distanciada del barbas, pero luego vean cosas de éstas y, «joder, hombrepordios, aquí tiene que haber buenos y malos, o malos y peores, y que quede bien clarito». En la próxima que se vistan todos de Ozymandias, y ya de paso que se pongan un cartelito rollo «Soy un arquetipo que sigue una lógica finalista; a mí no me juzga ni Dios (o, en su defecto, ni el guionista ni el director) PD. Hay una versión del director de esta película en la que un personaje moralmente superior me echa un discurso sobre el bien y el mal y yo le digo que el mundo es gris, que queda así como mas guay y no está para nada trillado… así tendréis claro lo que pensar de mí a la salida del cine».

 No, si llevas razón, Reverend. Es más, probablemente lleves razón y Lincoln se lo lleve. Es una película política que versa sobre un presidente muy querido (actualmente) y cuyos postulados puede compartir todo el mundo, excepto algún redneck de esos que los fines de semana, en vez de ir al cine, se visten de nazareno sin procesión y encienden unas hogueritas. ¿Quién va a estar en contra de la esclavitud? Nadie. Para colmo de males, las ideas de Lincoln eran «progresistas», pero al mismo tiempo era republicano, así que es un win-win. Añádele academicismo técnico e intérpretes tan intensos que parece que se actúan encima, et voilà! Paradójicamente, este mismo año se ha estrenado una película irregular, aunque mucho más interesante, cuyo protagonista se cagaba y se meaba con su parlamento final en todo este asunto, aunque sus palabras se las dirigiera a Jefferson, y no a Lincoln. «America’s not a country. It’s just a business. Now fuckin’ pay me [in Oscars]».

 El principal error de Mátalos suavemente es justo ése, sí, de ahí que dijera que es irregular. Escenas como el atraco a la timba son cojonudas, pero otras languidecen (sobre todo, las de mi amado Gandolfini, que son un peñazo auténtico). Creo que el problema proviene de una excesiva fidelidad a la estructura literaria original… Higgins apena mete descripciones en su novela; todo es diálogo, diálogo y diálogo. Pero claro, en una novela te puedes recrear, volver atrás, leerte un parrafazo y dejarlo de lo bien que te lo has pasado con la agudeza de un determinado intercambio verbal. Las películas imponen su propio ritmo, y creo que ese exceso de diálogo –y esa forma de incorporarlo a la película, porque Tarantino también dialoga mucho según dónde, y le queda bien– la mata. Además, los diálogos de Mátalos suavemente tampoco es que sean los de Los amigos de Eddie Coyle… son relativamente menos agudos.

 Naturalmente que es moralina. Lo es porque si se busca un retrato de los hechos estéticamente documental, resulta inoportuna; porque si se introduce sin mayor reflexión, resulta superficial; y porque si se hace de cara a la galería, por mera corrección política, es falsa. Todo lo que implique «condenar» una acción entraña moralidad; y si se hace de forma inoportuna, superficial y políticamente correcta, es moralina. De hecho, a mí ahora me estás aplicando esa misma moralina. Condenar la tortura sería lo fácil. «Señores, esto está MAL, ea, salgan del cine, que ya saben lo que pensar». Sin embargo, lo difícil es decir «Señores, aquí hubo tortura, y funcionó, aunque les dejo a ustedes el pensar en qué nos convierte eso, o si está justificado». Lo que me molesta de que una película diga lo que debemos pensar es que nos evita el proceso de tener que pensarlo nosotros mismos. Es mucho más sencillo –e inútil– llegar a la conclusión de que la tortura es mala con una dramatización maniquea y emocional, que tener que hacerlo desde un punto de vista teórico, y asumiendo que incluso puede tener sentido práctico. Pero esto último es mucho más duradero. Y complejo. E interesante. El problema está en quienes piensan que la ausencia de condena supone automáticamente una aprobación tácita. Gente de mente cerrada, que sin duda condena la tortura pero que fusilaría sin titubeos a quien pretendiera discutirlo. La tortura es asquerosa, señores… pero a ver quién me explica por qué.

 No, de avatar de V de Vendetta. Lo tengo desde antes de que Anonymous popularizara la máscara en todo el mundo y de que miles de antisistema contribuyeran al balance de beneficios de Time Warner comprándose la oficial de la película para parecer rebeldes, gracias. De hecho, tengo una máscara de V pero es casera, hecha a mano por un servidor. Un personaje, éste, que tienes unas lecturas anarcocapitalistas de lo más interesantes, pero eso es otra historia. Presunción ridícula aparte, la otra parte de tu comentario tampoco es cierta. El cine estadounidense tiene una larga tradición de ponerle las banderillas al poder. Échale un vistazo a esto, por ejemplo. Una grandísima película, producida por americanos, y de un director nada sospechoso de ser de derechas. Aunque es anterior a 1990, eso sí.

 «Parece que responden sin leer, a mero reflejo…»

No hombre… pero si te he respondido. Si condena la tortura de forma superficial y barata, es moralina. Si la condena en condiciones, es moralidad (y por tanto de carácter doctrinario… otra cosa es que sea una doctrina que personalmente comparto). Sea una cosa u otra, prefiero este enfoque.

>> El director Gleizer, que dirigio la pelicula “Los Traidores”, que hacia una critica a los sindicalistas corruptos, fue torturado y posteriormente asesinado aca en Argentina por hacer cine militante. 

Mira, ésta es una exposición totalmente neutra.

>> Una mirada neutra sobre la tortura tambien esta cargada de ideologia, o se creen realmente que existe lo apolitico?

Las enciclopedias y los diccionarios están pues cargados de ideología pro-tortura. ¿Qué es eso de definir la voz «tortura» sin añadir «y está mal»?