Hellboy tomo 3: El ataúd Encadenado y otras historias

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Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: Mike Mignola.
Dibujo: Mike Mignola.
Entintado: Mike Mignola.
Formato: Cartoné/Rustica.
Precio: 18€/16€.

Llegados a este punto, todos sabemos cómo identificar a un antiheroe solo conociendo alguna de sus historias. Pero en el caso de Hellboy la cosa cambia. Está bien, sabemos que es un demonio y que hace el bien contra todo pronóstico, pero sinceramente, con este tomo nos damos cuenta de que a su protagonista se le conoce por las historias en las que su autor lo envuelve.

El ataúd encadenado y otras historias no es más que un escaparate dispuesto para enseñarnos relatos antiguos, fábulas de terror casi olvidadas y cuentos que necesitaban ser desempolvados. La acumulación de simbología esotérica se complementa con guiones sencillos pero mordazmente afinados que hacen de esta recopilación una magnífica lectura para dar a conocer al protagonista. Reúne una buena cantidad de elementos del folclore de lugares tan dispares como Rusia o Irlanda. Partiendo de esta premisa resulta lógico encontrar entre las páginas de este tomo un terror elegante y genuino.

Es la oscuridad el elemento de terror que engloba el grueso del análisis formal. Lo que es natural conociendo el estilo del autor y creador de la serie, Mike Mignola. Con él, el misterio está asegurado, todo se mueve entre las sombras y parece que siempre hay algo acechando dispuesto a asaltarnos en la siguiente viñeta. Esto deriva en un ritmo cargado de tensión similar al de los clásicos del cine del mismo género. Aunque esa elegancia se pierda con los diálogos del diablo que, como tal, no deja de usar un lenguaje malsonante y un humor negro que lo caracteriza y separa de la atmósfera que le rodea, creando tanto una fractura en el contenido dramático de la narración como una distancia entre la psique del protagonista y la atmósfera de la que se ve rodeado.

Este volumen en concreto contiene siete historias: La primera, El Cadáver, puede que sea de las más conocidas del personaje. Duendes, cementerios abandonados, muchas lápidas, exorcismos realizados por demonios y muertos parlantes son algunos de los elementos con los que el autor genera esa insólita y personal atmósfera macabra. En la segunda historia no hay casi tiempo para la reflexión; seis páginas con una introducción que apela al falso documental y con una acción trepidante reflejada en viñetas cuya estructuración de la acción, personajes, etc. se comprende de un vistazo.

Si hubiera manera de decidir cuál de las historias es la más interesante, la tercera posiblemente ocuparía el primer puesto del pódium. Baba Yaga es uno de aquellos personajes que ayudan a definir a nuestro antiheroe, y siendo la antagonista de esta historia nos deja ver lo fascinantemente retorcido de la tradición literaria rusa. Es en la cuarta historia cuando nos cruzamos con un especial navideño. Tan especial que además de confundir a Hellboy con el mismísimo Santa Claus, la festividad trae consigo (aparte de unas cuantas lapidas más) a un vampiro de lo mas posesivo. Es reseñable la arquitectura entre tinieblas que se muestra en este número, un ejercicio artístico de lo más fiel a la realidad y al relato que ocupa. Frases como las que figuran en este número hacen que la atmósfera de todo el volumen se encuentre envuelto en un halo de misterio: «Allí hay tumbas más antiguas que las sepulturas cristianas«.

La quinta historia, la que le da título al volumen relata un posible origen de Hellboy. Continúa con Los lobos de san augusto, un ejemplo de la importancia que le da Mignola al reino animal como primeros dueños del mundo que ahora creen poseer los humanos. En los tramos con más acción es curioso el cambio de color (ejecutado por James Sinclair) para los fondos minimalistas a los que nos tiene acostumbrados Mignola. Cada cambio en la tonalidad del color actúa como un transmisor visual de la violencia de la escena, como si por medio de este fuese el lector el receptor del golpe que observa en la viñeta. Casi un coloso supone el corolario del volumen. Se trata el tema de la búsqueda del hombre perfecto por medio del sacrificio humano, crear vida, el fuego como elemento vital y de purificación, que por otra parte no afecta a nuestro detective, lo que no es precisamente una casualidad.

Y visualmente ¿qué nos vamos a encontrar? Pues un tratamiento esquemático, fluido pese a la rigidez de los planos geométricos con los que el autor construye, y totalmente fiel al ritmo de la historia. Cuanto más compleja es la acción dentro de una viñeta, menos detalles nos vamos a encontrar, haciendo de cada escena un ejercicio inteligente de composición, perspectiva, etc. No en vano comentó Alan Moore sobre el estilo de Mignola que “el expresionismo alemán había conocido a Jack Kirby”.

En resumen, este ejemplar está cargado de terror, misterio y suspense. Historias contemporáneas alzadas sobre cimientos literarios clásicos y un apartado visual increíblemente sencillo (que no pobre), comprensible y personal. Es, sencillamente, el mejor catálogo de lápidas que he leído hasta la fecha.

Firma Invitada: Carlos Lopez Martin.

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fiti23
fiti23
Lector
19 noviembre, 2012 20:49

Muy buena reseña! Por cierto,llevo unos dias que no dejo de pensar en el primer integral de este personaje,cada vez que lo veo en fnac o tienda de comics le hecho unas miradas que cualquiera diria que me he ¨enamorao¨.

¿tiene final? o es una serie abierta? tiene proposito de acabarse algún día??

UN saludo

batlander
batlander
Lector
19 noviembre, 2012 21:33

 De momento no tiene final pero presumiblemente lo tendra a medio plazo. Al menos, por lo que he leido. Yo que tu me lo pillaba estas Navidades y si te gusta ya tienes el 2º a la venta y el 3º me imagino que saldra en la segunda mitad del 2013.

Sputnik
Sputnik
Lector
20 noviembre, 2012 4:50

Una reseña cojonuda. Sin exagerar, este es uno de los artículos más acertados sobre el universo de Hellboy que he leído.

Sobre el cómic en sí, poco tengo que decir. Hellboy es para mí una de esas cosas que tengo ya tan interiorizadas* que no puedo describir objetivamente. Además, qué coño: no se me ocurre nada que añadir a lo ya expuesto en la (minuciosa, pero no en exceso) reseña.

*Fue El Comic que me jodió la mente en ese momento adolescente en que empezaba a estar aburrido de los cómics.