Blanco Humano: El realismo psicológico

15
4522

Edición original: 1999; 2003/05 Vertigo (DC Comics).
Duración: Miniserie (4 números), Novela Gráfica (número único) y Serie Regular (21 números).
Edición España: Norma Editorial/Planeta DeAgostini.
Guión: Peter Milligan.
Dibujo: Edvin Biukovic, Javier Pulido, Cliff Chiang.
Entintado: Edvin Biukovic, Javier Pulido, Cliff Chiang.
Color: Lee Loughridge, Dave Stewart, Javier Rodríguez.
Precio: Variable (alrededor de los 10-12 € por número)

¿Qué es un Blanco Humano? ¿Quién es Christopher Chance? Desde un punto de vista simplista puede ser fácil decirlo pero si profundizamos puede que la respuesta, lector, le sorprenda. Porque Christopher Chance… puede ser usted. Pero no vayamos tan deprisa y empecemos por el principio, porque Christopher Chance –tan elusivo, misterioso y esquivo en la mente de Peter Milligan– ha conocido una peripecia editorial que no debe envidiar en nada a su vida en la ficción y ha sido recurrente en el panorama cultural desde hace aproximadamente 35 años. Aparecido por primera vez en las páginas de Action Comics durante de la década de 1970 (concretamente en el número 419 de diciembre de 1972, aunque podría rastrearse una primera aparición del Blanco Humano como concepto en el Gang Busters #61 de enero de 1958), Chance es creación original de Len Wein, y sus aventuras fueron dibujadas en un principio por Carmine Infantino, Neal Adams o Dick Giordano entre otros. Tras estar «en activo» irregularmente entre 1972/73, el personaje desapareció para volver en Detective Comics #483 (1979), publicación en la que estuvo durante un tiempo siempre de la mano de Wein. Durante esta época apareció en algunos números de Batman e incluso en la Crisis por antonomasia del Universo DC (Crisis on Infinite Earths #11). Desaparecido totalmente del mapa desde entonces, el personaje se rescató de forma anómala en 1992 para una adaptación televisiva en forma de thriller que consistió en 7 capítulos de 60 minutos de duración cada uno. Coincidiendo con su emisión, DC sacó un número único guionizado por Mark Verheiden, dibujado por Rick Burchett y entintado por Dick Giordano. Y ahí quedó todo…

… hasta 1999, justo cuando Vertigo le encarga a Peter Milligan la realización de una miniserie basada en el personaje en el contexto editorial de la recuperación puntual de personajes «olvidados» (como Jonny Double). Este trabajo fue tan exitoso que propició la aparición de una segunda parte en forma de novela gráfica (Blanco Humano: Montaje Final en 2002), y de una serie regular de 21 números en total. Por desgracia, el dibujante de la miniserie que reflotó el personaje (Biukovic), murió antes de poder hacerse cargo de sus frutos, siendo sustituido por Javier Pulido y por Cliff Chiang sucesivamente. La colección no duró mucho, tal vez por la exigencia que suponía para el lector medio un thriller más psicológico que de acción con una arquitectura narrativa realmente compleja. Pero sea como fuere, aún hoy día persiste en el recuerdo como uno de los productos más sólidos jamás alumbrados en el sello adulto de DC y goza, por lo general, de la consideración de obra de culto entre el connoisseur adicto a las delicatessen.

En el terreno editorial, la obra está editada en Estados Unidos en modestos TPBs y en España la editorial que nos la trajo por primera vez fue Norma Editorial en formato prestigio. Tras la pérdida de derechos Planeta DeAgostini completó con cierto trabajo el resto de la serie y, con el tiempo, volvió a publicar parte del material primigenio, por lo que el tomo de difícil hallazgo a día de hoy es únicamente el que Norma Editorial dedicó al comienzo de la regular. Sirva esta guía de lectura para orientar al lector.

  • Blanco Humano: Encuentros casuales [#1-4 Miniserie USA y Montaje Final]. Planeta DeAgostini. Septiembre 2010. Tomo que recopila la miniserie original y la novela gráfica subsiguiente y que sustituye a los dos prestigios (miniserie) y al tomo (novela gráfica) descatalogados que Norma dedicó a ambos materiales en junio-julio de 2000 y mayo de 2004, respectivamente.
  • Blanco Humano: Zonas de Choque [#1-5 Serie regular USA]. Norma Editorial (descatalogado). Marzo 2005.
  • Blanco Humano: Vivir en Amérika [#6-10 Serie regular USA]. Planeta DeAgostini. Mayo 2006.
  • Blanco Humano: En el nombre del Padre [#11-16 Serie regular USA]. Planeta DeAgostini. Octubre 2006.
  • Blanco Humano: El usurpador [#17-21 Serie regular USA]. Planeta DeAgostini. Mayo 2007.

Finalmente cabe destacar que el 17 de enero de 2010 debutó en la Fox estadounidense otra adaptación televisiva de la obra; adaptación cuyo capítulo piloto estaba escrito por Jonathan E. Steinberg y que protagonizaron durante las dos temporadas que tardó en ser cancelada Mark Valley como Christopher Chance, Jackie Earle Haley y Chi McBride. Aquí podréis encontrar unos cuantos clips y más información al respecto, y aquí un análisis del primer episodio. Precisamente para apoyar este lanzamiento, desde DC Comics se proyectó una pequeña miniserie de seis números con el propio Len Wein a los guiones, sin relación alguna con el trabajo de Milligan.

Argumento

Christopher Chance es aparentemente un playboy más en la meca del cine. Pero su vida desenfadada, frívola e impersonal no es más que la expresión de una personalidad que necesariamente sufre y se fragmenta durante su trabajo: ejercer de Blanco Humano.

Como profesional, Chance aplica su maestría en el arte del disfraz, el dominio de las armas de fuego, una capacidad actoral inusitada y un desarrollo extremo de la empatía para ejecutar una inmersión total en la vida de personas amenazadas que pagan por sus servicios. Su misión será sustituirlos, proteger las vidas de sus familias y liquidar a los responsables. El problema es que, cuando se tiene la habilidad de ser cualquiera, tal vez se pierda la capacidad de volver a ser uno mismo.

Palabra de Milligan

Sobre la génesis de la colección: Hablé con Karen Berger, de Vertigo, cuando estuvo en Londres. Estuvimos discutiendo la posibilidad de que hiciera otra serie regular para ellos. Teníamos una especie de lista del tipo de serie que queríamos y el tipo de concepto que buscábamos. Una historia lo suficientemente fluida como para ser capaces de exponer lo que está cambiando en el mundo y, al mismo tiempo, que pudiera ser cohesiva. Así que tuvimos una larga charla acerca de lo que esta serie aún no creada podría desarrollar. Al día siguiente, Karen me telefoneó y me dijo que yo ya había escrito una, que se llamaba Blanco Humano, y que por qué no la hacíamos regular. No había pensado en esa serie, pero me pareció perfecta. Me había divertido el trabajo que había hecho con la miniserie. Sentí como si la hubiera hecho mía, que es la única forma en la que se puede adaptar un cómic que fue creado hace tanto tiempo. No puedes andar con pies de plomo y estar preocupado por ser fiel a la versión original; simplemente tienes que dirigir a la criatura y poner tu nombre sobre ella. Pero en cualquier caso, cuanto más pensaba sobre el asunto, más pensaba ‘¡qué gran idea para una serie!’. Siempre me pareció que el personaje era una extraña amalgama compuesta de diferentes personalidades, algunas veces incluso identidades problemáticas. Me parecía una fantástica metáfora de los que es América. Así que tiramos para adelante, y pienso que fue genial».

Sobre los antecedentes: «La primera historia de Blanco Humano se ha convertido ahora en un mito. Cuando Axel Alonso estaba en DC Comics, me preguntó si quería hacer una historia de Blanco Humano. Y yo le dije ‘Nop, ¿qué es Blanco Humano?’. Así que me envió todas aquellas historias, las leí y pensé que eran muy atractivas, pero no para mí. Me hice a la idea de rechazar definitivamente la proposición. Pensé sobre el tema y hablé con mi entonces novia, ahora esposa, y le dije… ‘No voy a hacer esto, pero si fuera a hacerlo, sería realmente interesante desarrollar una historia acerca de una persona que es un maestro a la hora de suplantar a otras personas pero que tiene sólo una fina idea de quién es él mismo y de qué significa ser humano’. El Blanco Humano se convertía así en algo irónico, porque su ‘blanco’ era ser humano. Pensé que era algo interesante. Y entonces me reuní con Axel otra vez en Londres y le dije que era una buena idea, pero que no lo iba a hacer. Y tras dos pintas de cerveza y media hora charlando, al final acepté. Así surgió la miniserie que hice con Edvin Biukovic».

Sobre la complejidad del cómic: «Yo sé a dónde voy. La clave de Blanco Humano es que hay cierto grado de complejidad. A menudo, es una historia acerca de alguien que se sumerge tanto en la identidad de otra persona que pierde la suya. Así que a veces existe el sentimiento de estar ahogándonos en este lugar donde los límites de las personalidades de la gente y sus identidades tienden a desdibujase. De forma que no me sorprende que un lector esté confuso. Tampoco es que intente anonadar al lector, pero es importante tener algo ahí que te haga pensar y que necesite ser releído. No es algo que se pueda leer en diez minutos mientras vas a casa en el metro. Lo lees cuando llegas a casa o cuando ni siquiera tienes que ir al trabajo. Creo que Blanco Humano es uno de los mejores cómics comerciales que he hecho. Es realmente comercial, pero el subtexto es algo que realmente no se suele manejar en una serie regular. Creo que es una buena obra, y estoy muy emocionado con ella».

Sobre la identidad como obsesión: «Es cierto que es un tema recurrente para mí. Lo gracioso es que no siempre soy consciente de ello cuando estoy desarrollando una nueva historia. Parece un tema central: ¿quién eres? ¿qué te hace ser tú? Los cómics son un buen medio para explorar todas estas cuestiones ya que a menudo se obsesionan con identidades secretas, máscaras y apodos. Y creo que es precisamente por encontrar estas cosas un poco alusivas –encontrarle un sentido a quién soy, factores que determinan un comportamiento, etc.– por lo que hago lo que hago. Y puede que por eso mis cómics exploren el tema de la identidad».

Análisis conceptual I: El thriller hardboiled

Podría decirse que Blanco Humano tiene dos vertientes argumentales muy bien diferenciadas pero perfectamente integradas mediante el personaje central de la obra. La primera de ellas corresponde a los esquemas básicos del thriller hardboiled tal y como se presentaba en la década de 1960/70: investigadores privados o figuras similares que dejaron de ser los antihéroes de Dashiell Hammett y Raymond Chandler para convertirse en iconos más glamourosos y hollywoodienses, con un grado de refinamiento tal que les permitían superar en sofisticación a sus precedentes sin dejar de ser netamente masculinos. En este sentido, Milligan, que compone un personaje muy americano, bebe de referencias cinematográficas a la hora de caracterizar el aspecto, el comportamiento y la vida de su protagonista, al que no le faltan ecos del Paul Newman de Harper, investigador privado o, sobre todo, del Steve McQueen de La Huida o El caso Thomas Crown.

Así Christopher Chance, protagonista absoluto de la obra, es lo que parece ser; es decir, un detective muy adinerado con funciones adicionales de guardaespaldas y doble para personalidades que, amenazadas de muerte, hacen recaer sobre alguien más experimentado la situación mientras se retiran de la vida pública durante un tiempo. Todo en él (coches, ropa, mujeres, costumbres, aspecto) bebe de esas fuentes en una creación en la que todo lo que rodea a la meca del cine posee una importancia preponderante.

Vistas desde esta dimensión, las tramas que se plantean pequen quizás de excesivamente tópicas. La serie se desliza convencionalmente aunque de una forma bastante efectiva por los terrenos del drama de suspense, planteando situaciones de gran dureza que siempre suelen sorprender y hacer que el lector se remueva en su silla. No obstante, pocas veces pensamos (especialmente cuando hemos leído unos cuantos números) que exista potencial riesgo vital para nuestro protagonista; si a esto sumamos que el personaje está definido de forma que apenas posea amigos, y que hay gran profusión de secundarios con poco calado emocional, puede que a nivel de intriga sintamos curiosidad pero nunca especial perentoriedad por seguir la trama. Trama que, por otra parte, apenas está conectada entre los distintos arcos argumentales y que carece de una clara línea maestra integradora.

Análisis conceptual II: La desintegración psicológica

Pero, como se anuncia desde la primera viñeta de la miniserie (con ese cartel de Hollywood en un grupo de viñetas panorámicas que simulan un efecto de zoom), la profesión de actor llevada hasta sus últimas consecuencias es también eje central del cómic, constituyendo esa segunda vertiente argumental de la que hablábamos al principio, y que hace referencia al mundo interno de Chance. En efecto, diríase que a los largo de la serie esas tramas detectivescas son sólo el detonante, la excusa argumental planteada para exponer aquello que realmente hace a Blanco Humano una pieza compleja y atractiva para el lector; esto es, la desintegración de la identidad en alguien que debe dejar de ser él mismo para convertirse durante semanas, a partir de pequeños detalles y mediante un ejercicio empático y deductivo descomunal, en otra persona. Y hacerlo, además, con el suficiente grado de verosimilitud como para deducir aspectos de la personalidad del suplantado y que ni siquiera sus más allegados noten la diferencia.

Es esa necesidad de ser otro lo que entronca con el mundo de la actuación, a través de un concepto que quizás reconozca el lector interesado por el cine: el realismo psicológico, pieza central de la aportación al teatro de Konstantín Stanislavski, y que supone la creación de una fantasía por parte de un sujeto, vivida de tal forma por parte de éste que en sí misma logra ser una realidad para la mente que la genera, y que es tan profusa en detalles que sería muy difícil distinguirla de la realidad. Este método era muy apreciado por los actores, que conseguían una interacción muy potente con el público; pero al mismo tiempo también era muy temido, ya que la sensación tras acabar las funciones programadas (u hoy en día, tras el rodaje), era que el personaje no dejaba totalmente la psique del profesional.

Son las consecuencias de este método llevado al extremo en el marco de un proceso actoral ininterrumpido las que crean la intriga y la tensión principal en Blanco Humano. Una intriga introspectiva, psicológica, que requiere de gran número de recuadros con voz en primera persona que permitan retratar la fragmentación de una personalidad que rara vez tiene la oportunidad de expresarse. Podríamos decir que Christopher Chance acaba siendo simplemente una mente alquilada, sin el menor desarrollo propio más allá de la vida superficial que puede permitirse tener en el poco tiempo que le queda entre los casos. Se producen aquí dos paradojas: el protagonista ansía y necesita encadenar encargo tras encargo para poder disfrutar de una personalidad que él no posee; pero por otra parte, la carencia de esa personalidad es lo que quizás le haga tan moldeable a la hora de ejercer su profesión con maestría.

La consecuencia de todo ello es inevitable: Chance acabará por creerse su actuación, olvidando incluso que está actuando; olvidando que es Chance. Si el «Yo» se define como la conciencia presente de la propia identidad y de todo su pasado, un pasado casi inexistente sumado a una conciencia presente falseada redundará en olvidar que se es uno mismo. A este nivel, la intriga sí resulta altamente efectiva y, subjetivamente, me provocaba gran cantidad de desasosiego; sensación que se veía incrementada por el hecho de que Milligan, al no estar tratando un personaje mainstream o altamente conocido, tenía mucha libertad para hacer con él lo que desease (siempre dentro de una coherencia exquisita).

Terminaré este apartado sugiriéndole un pensamiento extraño al lector: la posibilidad de que usted no sea usted, sino que sea alguien que finge serlo y que ha olvidado quién era… ¿Está seguro de que es totalmente descartable?

Análisis técnico

A nivel de innovaciones formales, no es éste un cómic que resulte especialmente brillante o renovador. La composición de página es correcta y funcional, algo que aporta un tono de sobriedad muy en consonancia con el argumento. El número de viñetas es irregular, oscilando de 5-8 por regla general, y con un uso profuso de la viñeta panorámica casi siempre en combinación con algún otro formato dentro de la misma página. También son muy usadas viñetas alargadas, vertical u horizontalmente, con un componente figurativo primordial (es decir, los personajes), descentrado. Esto permite introducir la gran cantidad de recuadros precisos en un cómic que usa la narración introspectiva en primera persona como vehículo natural.

Pero si a nivel de composición de página el cómic no destaca especialmente más que por su sobriedad, el dibujo siempre me ha parecido excelente a lo largo de la serie, aunque es cierto que a mi gusto se ha devaluado mucho con el último artista. Edvin Biukovic –de origen croata, con poca carrera y tristemente desaparecido– era para mi el mejor dibujante de Blanco Humano. Su trabajo era preciso y se basaba mucho en la línea de diverso grosor, que usaba excepcionalmente bien para dotar a los personajes de personalidad con pocos rasgos. Además, en una suerte de replica al hiperrealismo, con esa delineación tan precisa conseguía siempre mantener la fisonomía de sus creaciones, haciéndolos perfectamente reconocibles en cualquier viñeta. El uso de los distintos grosores en la línea era llevado a su máxima expresión por el autor en la volumetría y la definición de ropajes, y destacaba muy notablemente como entintador (aunque sólo muy fugazmente crea sombras incoherentes). En cualquier caso, donde más me sorprendió fue en la capacidad que tenía para encontrar en cada viñeta un encuadre altamente descriptivo, original y dinámico. Diríase que Biukovic sabía en cada viñeta lo que quería y necesitaba, no dejando nunca nada al azar.

Javier Pulido es digno sucesor de Biukovic y aunque quizás sea menos original en los encuadres, su habilidad como narrador es impresionante. Además, como entintador es sobresaliente y supera a su predecesor. Su estilo de dibujo es mucho más esquemático, y los dos grandes referentes son David Mazzuchelli y el cartoon Batman: The Animated Series. Todo ello conjugado con un color muy inspirado (especialmente en Blanco Humano: Montaje Final, a cargo de Dave Stewart) hacen que se recree un ambiente cercano al Hollywood años 50.

Con diferencia Cliff Chiang es el más corriente de los tres. El uso de los encuadres es sólo correcto aunque con buena ejecución; pero es en el dibujo donde vemos sus carencias con respecto a los dos anteriores: le falta alma y estilo propio y aunque también es proclive a la esquematización, es frecuente encontrar su alternancia con una excesiva descripción de detalles (en comparación), que resultan en un conjunto a veces incoherente. Además, le falta el dinamismo de las etapas anteriores, resultando las imágenes mucho más estáticas y encorsetadas.

El plantel artístico regular se completa con Tim Bradstreet, conocido por sus portadas para Hellblazer o sus ilustraciones para el juego Vampiro: La Mascarada, y cuyo trabajo para Blanco Humano da en la diana gracias a una estética glamourosa de aire lounge combinada con imágenes de impacto, muy del estilo del thriller de finales de los años sesenta y principios de los setenta.

Conclusiones

Un cómic muy duro y desasosegante con una gran descripción psicológica del personaje central como germen de una intriga elegante y bien llevada. A nivel gráfico resulta sobresaliente en las etapas de Biukovic y Pulido, calidad que ha bajado desde la incorporación de Cliff Chiang. Eso sí: tal vez la estructura general de la serie se hubiera preferido menos episódica y deberían haberse potenciado las triangulaciones. Aún así, se lo recomendaría a cualquiera, y espero que la miniserie original conozca pronto una reedición. Dejando de lado las imperfecciones, puede que sea la última obra maestra que concibió Peter Milligan.

Páginas recomendadas

Última actualización de este artículo: 21 de julio de 2010

Subscribe
Notifícame
15 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
Juanjo Palacios
13 abril, 2007 10:40

Es una serie absolutamente recomendable, y una lástima su cancelación porque realmente merecia la pena que continuase, no como otras que se perpetúan en el tiempo sin ton ni son, ni nada que contar.

The Dillinger escape plan
The Dillinger escape plan
13 abril, 2007 11:18

«no como otras que se perpetúan en el tiempo sin ton ni son, ni nada que contar»
Ya,pero por desgracia esas series anodinas venden y Blanco Humano no.Incomprensible.
Amigo Jose,espero impaciente un post sobre Lucifer,para mi la mejor serie actual de Vertigo (a falta de leer Fabulas).

Jaume
Jaume
13 abril, 2007 11:25

¿A Planeta aún le quedan números por publicar, no?
Sin duda es una lástima que seriesm como esta se cancelen, pero siempre nos queda la esperanza de nuevas miniseries, especiales… o cualquiera de estas cosas.
De todas formas si una serie tiene que cerrar es preferible que lo haga cuando está arriba del todo, no cuando ya anda muy perdida. Por ejemplo creo que X-Tatix es un buen ejemplo. Cerró de forma algo abrupta, pero dejando un muy buen sabor de boca mientras duró, y ahora tenemos la suerte de recuperarla con miniseries como la de Chica Muerta.

Cannonball
13 abril, 2007 11:31

el mejor Milligan sin duda, recurriendo a un tema habitaul en su obra, la identidad, que ya habia tratado de forma sobresaliente en The Extremist.

P.D. Lee Fabulas y unete a los conversos, Dillinger

Ximo
13 abril, 2007 15:13

Aunque hace tiempo que me leí los primeros arcos argumentales, y aun tengo pendiente de leer lo que queda, Blanco Humano es sin dudas una colección de gran nivel, sobretodo en su primera miniserie, donde lo más adictivo esta en los cambios de personalidad de un Christopher Chance que no sabe muy bien hacia donde va, cuando es otra persona y cuando empieza a ser el mismo, algo por supuesto completamente necesario para hacer su trabajo impecablemente como muy bien apuntas, y por otra parte para enganchar al lector con constantes interrogantes sobre las investigación llevada a cabo, y sobre el propio personaje principal.
Has hecho un excelente análisis sobre esta colección, y a mi entender se nota bastante que te gusta la linea vértigo.
Por cierto, Midnight Nation era una serie limitada de 12 números que si que se publicó en su totalidad, por lo que no entiendo lo de su posible cancelación.

Toni Boix
Autor
13 abril, 2007 18:17

Ésta es la serie de Milligan que más disfruto. Excelente reseña, José.

El hermano Vudu
El hermano Vudu
Lector
13 abril, 2007 23:29

Solo he leido los dos primeros arcos. La primera serie limitada es buenisima. Muy bien dibujada y guionizada, dificil de superar. El dibujo de las otras echa un poco para atras. Milligan hace grandes obras y grandes churros. Aun me acuerdo de su Elektra y de otros truños, al lado de obras como esta o x statis que parecen echas por otro autor. En fin.
Estaria bien una reedicion de midnight nation. a ver si se anima Norma.
un saludo

mojo
mojo
14 abril, 2007 1:57

nunca entendí quien habia contratado a la asesina para matar a chance en la primera miniserie.

agradeceria que me iluminasen.

Phantomas
Phantomas
Lector
8 mayo, 2007 9:16

Vale, leida la reseña…

Lástima la pérdida de Biukovic y el bajón en el trabajo de Pulido (al menos a mi me da esa sensación, según avanzan sus números), porque el trabajo de Milligan es de los mejores.

De todos modos, me gustaría hacer una matización: si bien es cierto lo que dice José de los secundarios, la historia con la mujer del productor de cine se está presentando muy interesante de cara al final.

Y por otro lado, yo creo que el problema psicológico de Chance, auntentico motor de la serie tampoco daba para mantenerla indefinidamente sin hacerla repetitiva, por lo que veo necesario un final (aunque sólo sea como punto y seguido).