Superman Vs. Muhammad Ali

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Introducción

 

Guión: Denny O´Neil & Neal Adams
Dibujo: Neal Adams
Edición España: Planeta DeAgostini
Contiene: Superman vs Muhammad Ali USA
Formato: Tomo cartoné de 96 páginas
Precio: 15,95 €

 

«Si lo piensas detenidamente, todo tiene que ver con el juego limpio. Si la gente viviera según las reglas del juego limpio… mi gente… toda la gente tendría un trato más justo»

En la esquina azul, con calzones blancos, desde Louisville, Kentucky… un auténtico genio del cuadrilátero y el campeón del pueblo… ¡Muhammad Ali! Y en la esquina roja, con capa y mallas azules, desde el planeta Kripton… Kal-el, que lucha como… ¡Superman! Como un auténtico espectáculo pugilístico, así presentaban en 1978 el veterano guionista Denny O´Neil y el excelso dibujante Neal Adams el mayor combate del siglo XX: Superman Vs. Muhammad Ali. Una obra heredera de su tiempo, los locos años setenta, una época en la que cualquier lector podía encontrarse con verdaderas extravagancias difícilmente repetibles en el panorama del cómic mainstream estadounidense moderno. Por entonces, era completamente normal encontrar publicaciones protagonizadas por ídolos musicales como Kiss o Alice Cooper, igual que lo sería la llegada de personajes clásicos de la literatura de terror como el Drácula de Bram Stoker a las páginas de los cómics marvelitas mientras en DC Comics el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle vivía nuevas aventuras junto a Batman, su aprendiz más aventajado, y se ponían en marcha los primeros crossovers superheroicos entre editoriales, como el ya mítico Superman vs. The Amazing Spider-man de Gerry Conway y Ross Andru , un precedente a tener en cuenta cuando se habla del Superman Vs. Muhammad Ali de Denny O´Neil y Neal Adams. En este panorama no resulta extraña, pese a que el propio Neal Adams desafíe «a cualquiera que dijera que podría haber predicho este proyecto», una obra de este cariz, fruto de «una operación afortunada en un momento de bajada en picado de las ventas», como bien apunta Álvaro Pons en La Cárcel de Papel, supeditando a ella cualquier valor artístico que pudiese atesorar dicha aventura. En aquellos años Muhammad Ali, nacido como Cassius Clay antes de su conversión al Islam, era una leyenda viva del deporte y una figura destacable del show business estadounidense, «el Superman negro», como así lo llamaría el grupo británico Johnny Wakelin And The Kinshasa Band en la canción que dedicarían al popular boxeador en 1974 y que llevaba por título Black Superman. Por su lado, «el auténtico Superman», se había convertido en todo un cuarentón, la creación inmortal de Jerry Siegel y Joe Shuster había madurado y estaba a punto de convertirse en todo un icono cinematográfico, volando de las viñetas de los cómics al glamour de Hollywood, todo a consecuencia del inminente estreno de la película dirigida por Richard Donner y protagonizada por el fallecido Christopher Reeve. Era cuestión de tiempo que los destinos de ambos personajes se acabasen cruzando, de una manera u otra, pues no hay que olvidar que estamos también en el naciente mundo contemporáneo del marketing y la publicidad, instrumentos que se habían profesionalizado en los últimos años y en los que la creatividad empezaba a jugar un peso importante a la hora de acercar un determinado producto a los consumidores. Por separado, Superman y Muhammad Ali eran dos grandes marcas, pero juntos eran algo más, eran los mejores.

Historia y análisis

Las casualidades no existen. No puede ser una simple cuestión de azar que en 1978, el mismo año en que se estrenaba la mencionada película Superman de Richard Donner, un par de experimentados y curtidos autores de la talla Denny O´Neil y Neal Adams presentasen un cómic como Superman Vs. Muhammad Ali. Una obra concebida a mayor gloria de dos de los iconos más representativos de la América de los setenta que desde DC Comics tratarían con toda la fanfarria y lujo que merecía la ocasión, auspiciando una maniobra comercial que les llevaría a publicar una edición en gran formato de dicho cómic, como ya se había hecho con la pionera Superman vs. The Amazing Spider-man de Gerry Conway y Ross Andru , lo cual no paso desapercibido en la prensa de la época que lo vivió como todo un acontecimiento. En este aspecto tuvo mucho que ver, como relata la editora Jenette Kahn, una figura como Don King, el famoso y extravagante promotor pugilístico que «tenía el corazón de un estafador y la imaginación de un visionario», organizador de algunos de los combates más recordados de Muhammad Ali contra rivales de renombre como George Foreman y Joe Frazier. Este peculiar personaje, inspirado por el éxito de ese Superman Vs. The Amazing Spider-man, promocionado como The Battle of the Century y en el que también habían colaborado el mismo Neal Adams y John Romita Sr., había sabido ver la posibilidad de seguir rentabilizando la fama de Muhammad Ali más allá de los cuadriláteros, pues no podía haber mejor reclamo publicitario que la de ver al héroe del pueblo enfrentado a un «verdadero Hombre de Acero». El proyecto sólo requería la aprobación del manager del boxeador, Herbert Muhammad, de su abogado Charles Lomax y del propio Muhammad Ali , cuando las condiciones del trato estuvieron claras finalmente accedieron a ello, todo lo demás, como se suele decir, es sólo historia. Contra todo pronóstico el Superman Vs. Muhammad Ali de Denny O´Neil y Neal Adams se ha convertido con el transcurrir de las décadas en todo un cómic de culto que ha sabido trascender las limitaciones impuestas por su género y finalidad originales para alzarse como un referente victorioso de un período en el cual todo parecía nuevo y fascinante, tanto en las viñetas, donde había un universo por explorar, como en el deporte, que definía a los héroes del mañana. Superman Vs. Muhammad Ali parte de una premisa muy simple, cuando Rat’Lar, el líder de una belicosa raza extraterrestre llamada Scrubb y originaria del planeta Bodace, declara a la humanidad una especie peligrosa y destructiva que debe perecer para salvaguardar la integridad del universo. Pero, para evitar la confrontación bélica Rat’Lar propone a la Tierra que escojan a su campeón para enfrentarse y medir sus fuerzas al invicto guerrero Hun-ya, sólo si este es derrotado en un combate en igualdad de condiciones los Scrubb desistirán de sus intenciones y renunciarán a la guerra. Dos son los únicos pretendientes que aceptan el desafío, el altruista y luchador por la libertades Superman y el ególatra campeón de los pesos pesados Muhammad Ali que están dispuestos a enfrentarse en un combate previo para dilucidar quién de ellos debe batirse para representar a la Tierra y liberarla de su fatídico destino.

Con este argumento, planteado por Denny O´Neil y Neal Adams aunque desarrollado en más extensión por este último, tenemos un cómic marcado por la acción y por las constantes vueltas de tuerca pero, sobre todo, por la espectacular narrativa gráfica desplegada por uno de los grandes artistas del cómic superheroico estadounidense que resulta todo un uppercut directo a la creatividad. Este aspecto convierte a Superman Vs. Muhammad Ali en todo un clásico, en un cómic referencial, son los lápices de Neal Adams los que consiguen esconder las debilidades argumentales de una historia marcada por una sarta de tópicos recurrentes del género superheroico y convertir el resultado final en un potente gancho visual muy difícil de olvidar. Superman Vs. Muhammad Ali es un producto pensado y meditado para ser todo un acontecimiento pero «no sólo tenía que ser un entretenimiento épico sino que también debía explorar los ideales y las acciones que los habían convertido en héroes en todo el mundo», como explica de nuevo Jenette Kahn, por lo que son patentes los intentos y esfuerzos de sus creadores para reflejar fielmente la filosofía y el carácter chulesco y bravucón del que siempre hizo ostentación Muhammad Ali. Este era un personaje de primera magnitud y repercusión mediática, un boxeador temible en el ring porque «flotaba como una mariposa y picaba como una abeja», un símbolo que representaba la lucha del ciudadano afroamericano contra las desigualdades sociales y un hombre de principios que en 1967 había rechazado incorporarse al ejército estadounidense en su campaña en la Guerra de Vietnam habiendo sido por ello despojado durante cuatro años de su título de boxeo. El retrato que de él se haría en Superman Vs. Muhammad Ali sería bastante agraciado pero cercano a la realidad, dejando a un lado la idealización que en él se pueda encontrar fruto del género abordado, corriendo mejor suerte que el mismo Superman, un personaje plegado a las necesidades de la historia y rendido a las excelencias de su adversario, mentor y compañero. De hecho, podemos decir que Superman es en este cómic una mera excusa argumental destinada al mayor lucimiento de «la estrella invitada», la realidad se impone a la ficción y el Hombre de Acero mimetiza el comportamiento de Muhammad Ali mostrándose tan altanero y desafiante como este y relegando gran parte del protagonismo que de otra manera atesoraría el famoso superhéroe para darle a «The Greatest» una mayor porción del pastel.

Nostalgia, Cuestiones Editoriales y Aficionados

El pasado año se publicaba en Estados Unidos una nueva edición del Superman Vs. Muhammad Ali de Denny O´Neil y Neal Adams, cosa que no ocurría desde hacía tres largas décadas, la nueva versión de este clásico ha sido conocida como Deluxe Edition. Este nuevo formato presenta una reducción de tamaño respecto a la edición original, un nuevo coloreado remasterizado y una portada retocada y ajustada por el propio Neal Adams a las necesidades editoriales. También están incluidos en ella una serie de extras entre los que destacan algunos bocetos del artista estadounidense y una explicación de la historia que encierra la mítica portada original de Superman Vs. Muhammad Ali en donde podemos entretenernos buscando a algunas celebridades, reales y de ficción, del mundo de la política, la televisión, el espectáculo y el cómic de los años setenta. Esta edición ha sido la escogida por Planeta DeAgostini para licenciar la obra en nuestro país, amoldando la edición estadounidense al formato absolute, en detrimento de la Facsimile Edition con las proporciones y la portada originales que seguramente habría disparado y encarecido el precio del producto. Esto último será un drama y un quebradero de cabeza para muchos aficionados que les incapacitará para poder disfrutar de esta reedición, algunos de ellos pondrán el grito en el cielo por el recoloreado de la obra, podría ser mejor pero también peor, otros por la reducción de formato respecto al cómic original, demostrando su poca fe en el trabajo de Neal Adams al asumir que esa brutal ofensa supone una merma de la calidad de sus lápices, mientras otros maldecirán el hecho de que la portada de la edición escogida por Planeta DeAgostini este «mutilada» simplemente porque faltan unos milímetros para poder regocijarnos con el primer plano de la calva de Lex Luthor u observar en uno de los laterales, junto al histórico Joe Schuster, la presencia de los famosos y archiconocidos por estos lares Bert Wasserman, Jay Emmett o Joe Namath. Vaya por delante, como comentábamos más arriba, que en la presente edición podemos encontrar entre sus extras la portada original reproducida íntegramente y con un esquema completo y detallado, con nombres y apellidos, de los rostros populares y personajes de ficción que Neal Adams retrató en ella en los años setenta. No obstante, las quejas son inevitables, tanto que a veces uno diría que hay un porcentaje bastante elevado de aficionados que nunca compran ni leen cómics ya que es imposible que encuentren una edición a su gusto, es decir, personalizada. Muchas veces las ediciones son mejorables, nadie dice que no pueda ser el caso de este Superman Vs. Muhammad Ali, pero parecemos olvidar que lo importante es nuestra pasión por leer cómics y no sólo por atesorarlos como una reliquia sagrada en una estantería. Muchos pueden acabar hastiados de tanto elitismo que provoca que, más veces de las que debería, estemos más preocupados de hablar de formatos y decisiones editoriales polémicas que de las virtudes y defectos del cómic de turno y de intercambiar opiniones e impresiones sobre el mismo.

Nos quejamos, no sin falta de razón, cuando las editoriales nos avasallan con ediciones de auténtico lujo y a precios indecentes y desorbitados que hacen a estas obras sólo sean accesibles para unos pocos y agraciados elegidos pero, indirectamente, es lo que muchas veces les estamos pidiendo con nuestra actitud puntillosa. En este caso en concreto, todos los cambios que podemos observar en Superman Vs. Muhammad Ali han sido aceptados, cuando no auspiciados, por sus autores responsables como bien deja entrever Neal Adams en la introducción del tomo donde afirma, bastante henchido de orgullo, que cualquiera que piense que «puede borrar la sonrisa que me provoca la reedición de este cómic, anda muy equivocado» para acabar declarando que «los cómics son un gran negocio al que dedicarse». Estas declaraciones hacen referencia a la edición Deluxe Edition estadounidense, que difiere en algunas cosas de la presentada por Planeta DeAgostini en nuestro país, pero Neal Adams no se escandalizaría viendo la presente edición ni evitaría firmársela a nadie en el Salón del Cómic de Barcelona. Los autores siempre quieren ver sus obras en el mercado porque es lo lógico y normal. Deberíamos empezar a entender que las ediciones personalizadas no existen y que los cómics se editan para todo el mundo, el cómic es un arte pero también es un negocio como bien defiende Neal Adams, se produce en serie como los automóviles, los autores cobran por su arte y aspiran a vivir de él y que la gente pueda disfrutarlo. El cómic, al igual que el cine o la literatura, está sujeto a los siempre injustos devenires comerciales y a la particularidad intrínseca que lo convierte en un tipo de representación artística que pretende ser accesible a las masas pero, en cambio, parecemos más intransigentes con las maniobras editoriales aplicadas a él que las que vemos a diario obras de carácter cinematográfico o literarias. Disfrutemos de los cómics porque valen la pena y exijamos ediciones dignas pero no pidamos piezas de relojería, la nostalgia no es un camino a la objetividad y la industria del cómic evoluciona y cambia como cualquier otro medio. Este Superman Vs. Muhammad Ali de Denny O´Neil y Neal Adams es un cómic que puede sorprendernos pero debemos estar abiertos a esa posibilidad.

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manuel
manuel
Lector
18 agosto, 2011 8:11

Tenían razón!. DC estaba loco con lo que publicaba en esos años. No de la manera mala, sino de la manera WTF.
Ejemplo.
http://www.comicsalliance.com/2010/11/01/what-if-dc-published-marvel-characters-in-the-silver-age/
En otro punto, me pregunto cuando DC recolectará esto.
http://www.misterkitty.org/extras/stupidcovers/quik1.jpg Nuff Said.

Gardner
Gardner
Lector
18 agosto, 2011 10:30

Os recomiendo encarecidamente el documental » Cuando éramos reyes » sobre el combate de Mohammed Alí contra Geoge Foreman en Zaire.

Spirit
18 agosto, 2011 10:35

Pues yo me he comprado la edición de Planeta y la veo estupenda…de hecho la he disfrutado un montón, eso sí, sin leer todavía una sóla línea, ya que me da que la historia será super infantil y tópica, con un mensaje del tipo «la humanidad es buena, las razas debemos unirnos, etc…» así, sin subliminalidad ni nada…Pero es que el trabajo de Adams es soberbio y, además, está entintado en los fondos por el gran Terry Austin, lo que le hace aún más soberbio.
 
Lo que sí que desde aquí pido a Plane…digo, a El Catálogo…o a quien tenga los derechos, es que publiquen los comics books que hizo Adams sobre Jerry Lewis y/o Bop Hope, que seguro que son basura repulsiva argumentalmente hablando pero…están dibujados por Neal Adams! Al que, por cierto, las ampliaciones de tamaño no siempre le sientan bien…

Hachas
Hachas
Lector
18 agosto, 2011 10:47

La has disfrutado un montón sin leerla y eso de que «las razas debemos unirnos» te parece infantil y tópico… Ole.

johnny99
johnny99
Lector
18 agosto, 2011 10:51

muy buen documental, si señor

Spirit
18 agosto, 2011 11:43

Hachas; pues si, la he disfrutado un montón sin leerla…por lo que he dicho; el trabajo de Adams es soberbio y da gusto contemplar las viñetas, deleitarse en los dibujos, etc….
 
Y no veas connotaciones racistas donde no las hay; me parece infantil y tópico el mensaje de «todos debemos ser buenos» expuesto así, como si de unos dibujos animados de Bob Esponja se tratase. No el mensaje en sí. Pasa igual que con los míticos episodios de O´Neil y Adams; están tan preocupados por exponer el «mensaje» de la buena causa del mes que se olvidan de las historias. Todo es tan directo que raya lo infantil.

Eduardo Lopez
Eduardo Lopez
Lector
18 agosto, 2011 11:43

La edición es una chapuza, por mucho que se la quiera defender. No es comparable a USA, porque allí se puede escoger. Mutilaciones y reduccións de formato no, gracias.

Pacense
Pacense
Lector
18 agosto, 2011 12:23

Me parece un poco exagerado todo el planteamiento de que tenomos que «conformarnos» con lo que hacen las editoriales españolas, las chapuzas son chapuzas y atentan contra lo que se concibió en un principio,  que ahora Neal Adams quiera retocar su obra porque chochea ya es otro cantar, yo me compré el original americano de la época en Ebay, menos mal q existen esos medios hoy en día para poder tener las cosas como fueron concebidas, donde se ponga lo original que se quiten restauraciones, versiones, etc.

quitus
quitus
Lector
18 agosto, 2011 12:53

leer esto “Si lo piensas detenidamente, todo tiene que ver con el juego limpio. Si la gente viviera según las reglas del juego limpio… mi gente… toda la gente tendría un trato más justo” tras el partido de ayer…

Rodrigo
Rodrigo
Lector
18 agosto, 2011 13:01

«Os recomiendo encarecidamente el documental ” Cuando éramos reyes ” sobre el combate de Mohammed Alí contra Geoge Foreman en Zaire.»
 
Justo ayer lo estaban poniendo en la Sexta 3 y lo confirmo: peliculon.

Elvis
Elvis
Lector
18 agosto, 2011 13:45

Yo tengo el formato gigante publicado por Novaro es sencillamente espectacular!!!!!!!! tuve la suerte de pillarmelo de saldo en Ebay el dia que España ganó el mundial, supongo que nadie estaba atento a la puja salvo yo….. Es que soy un friki indomable. Es uno de los comics que más he disfrutado Adams está soberbio, el guión no está del todo mal la versión de Planeta no se que tal estará, pero la he visto plastificada y en tamaño pequeño y la verdad parece que pierde. Estoy de acuerdo con Spirit a ver si alguna editorial se anima a publicar el material relacionado con Bob Hope y Jerry Lee Lewis pues tiene muy buena pinta!!!!!
http://3.bp.blogspot.com/-1jAijVKVS-c/TdQHCS8PtpI/AAAAAAAAF_k/aaBbIq5l8MI/s1600/Adv_of_Bob_Hope-106-01.jpg
http://3.bp.blogspot.com/-rsNGdXx0hiE/TdQOEGZMc1I/AAAAAAAAGAM/i7N6ARNaILw/s1600/Adv_of_Bob_Hope-106-24.jpg
http://2.bp.blogspot.com/-1fvw8y1wHC4/TezyEZ9mwxI/AAAAAAAAGDQ/IYIR3H7RcvA/s1600/Adv_of_Jerry-Lewis-103-00fc.jpg
http://2.bp.blogspot.com/-GT-k_dWrJe0/TezxW0AwywI/AAAAAAAAGCg/oFt675k4cLw/s1600/Adv_of_Jerry-Lewis-102_05.jpg
 

Anónimo
Anónimo
Lector
18 agosto, 2011 14:32

Pues increiblemente yo me lo he leido y no es la chorrada o infantilada argumental que uno podria esperar con la bizarrada de titulo. Tampoco es una obra maestra para que engañarnos pero es un comic bastante entretenido y disfrutable y el hecho de que lo dibuje Neal Adams lo convierte para mi en un clasico de compra obligada si o si.

Ocioso
Ocioso
Lector
18 agosto, 2011 14:39

Yo ya he comentado alguna vez que me parece la mejor historia de Superman, con dos o tres momentos memorables.

Unodepaso
Unodepaso
Lector
18 agosto, 2011 18:09

Bienvenida la reedición, pero si algo tienen en común la historia de Alí y ésta de Superman es la farsa que suponen ambas. La ridiculez de enfrentar a Ali y a Superman es obvia y obedece a un criterio de mercadotecnia, pero además me parece preocupante que no se haga una revisión a fondo del mito de Alí, el cual tiene no pocos lugares oscuros, empezando por el mencionado combate frente a Foreman, que no en vano transmite cierta sensación de amaño por la manera como Alí se recupera ante Foreman y lo noquea contra pronóstico. Dicho queda…

Ocioso
Ocioso
Lector
18 agosto, 2011 20:06

Unodepaso ha comentado: La ridiculez de enfrentar a Ali y a Superman es obvia y obedece a un criterio de mercadotecnia,
 
Claro, porque enfrentar a Superman con Doomsday es menos ridículo y obedece a criterios artísticos. 😛

salebaaay
salebaaay
18 agosto, 2011 21:49

madre mia!! entonces superman perdio ese encuentro? salio en camilla y golpeado? debieron contratar a ali para detener todo ese embrollo de las crisis infinitas

Angelo Fakemon
Angelo Fakemon
20 agosto, 2011 13:47

Lo que me parecio alucinante es que aunque Superman haya salvado el planeta cientos de veces durante el combate pida a gritos a Ali que lo machaque.
Anda que vaya gente mas agradecida.

Álvaro Pons
Álvaro Pons
22 agosto, 2011 8:10

Pedir respeto a las ediciones originales no es elitismo. Una cosa es pedir ediciones de lujo estilo Maresca y otra muy distinta que se edite con las características de la obra original. Lo primero es, desde luego, elitista en cuanto el precio se dispara. Lo segundo no debería ni afectar al precio. De hecho, PdA en este caso lo tenía fácil: podía elegir dos ediciones, una a gran tamaño, igual que la original, y otra en formato comic-book. Si hubiera querido abaratar costes, con publicar la de formato comic-book, perfecto. Pero lo sorprendente es que publica un tamaño intermedio, que ni es uno ni otro. No tiene sentido, ni lógica, ni atiende a abaratamiento de costes. Yo podría entender que se publicase, fíjate, en formato grapa (como el original), o quitando el cartoné… Dos opciones que reducen espectacularmente el precio pero… ¿por qué cambiar el tamaño, que es lo que afecta al disfrute de la obra? Es ridículo. Hay mil opciones técnicas para abaratar la edición que no tocan el tamaño.

FranciX
FranciX
Lector
24 agosto, 2011 17:55

Qué pena que en la edición de Planeta (por otro lado realmente buena) se pierdan los bordes de la portada… un descuido lamentable.

José Antonio
José Antonio
21 septiembre, 2011 21:01

Yo leí esta edición en 1979 creo, nunca lo olvidé…