El cumpleaños de Kim Jong-il

 

Edición original: L´anniversaire de Kim Jong-il, agosto 2016, Delcourt.
Edición nacional / España: El cumpleaños de Kim Jong-il, abril 2017, Colección Sillón Orejero, Astiberri Ediciones.
Guión: Aurélien Ducodray.
Dibujo, tinta y color: Mélanie Allag
Formato: 144 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 18 €.

 

El cumpleaños de Kim Jong-il es todo lo que esperas de un tebeo con ese nombre. Y eso no es malo. El cumpleaños de Kim Jong-il es, claro, un alegato en contra de las crueldades y miserias de un régimen dictatorial en tanto es un canto a la esperanza. Es el lamento de varias generaciones frente al sinsentido del culto al líder y un ladrido a la libertad. Todos los palos que puedes esperar de un tebeo de crítica sociopolítica son tocados. Algunos con más tino que otros, pero con la sagacidad suficiente como para que el tebeo no quede solo en denuncia, sino que tenga interés tanto en su drama como en la sociedad que describe. El pavor que provoca cada nuevo dato del régimen norcoreano es recogido aquí con pelos y señales: desde el adoctrinamiento hipnótico de las masas hasta las hambrunas calladas, desde la propaganda incisiva al miedo al vecino.

Los autores, bajo la perspectiva de la mirada de un niño narran el proceso de maduración de la vida inmerso en el régimen. Partiendo de la ingenua adoración al líder a través de los cánticos escolares y la doctrina uniforme en los colegios, pasando por la liturgia política escondida –o no tanto- en los productos afines a la dictadura, como pueden ser los tebeos o las películas propagandísticas. El niño nace en un entorno controlado donde todo lo foráneo es demoníaco y lo propio, celestial. El líder es entonces un ser a santificar a diario en obras y pensamientos. Pero, claro, la mascarada de la deidad dura lo que dura la inocencia infantil. Y el hambre, las mentiras y el juego de espías calan irremediablemente en el devenir de la familia., provocando la duda, la desconfianza y la tristeza perenne.

Luces tan grandes crean sombras aún más profundas y el crío que nos cuenta su historia ya no puede enmascarar las miseria que le rodean. La vida pasa y las preguntas florecen. Es la previa a la adolescencia de nuestro protagonista cuando las dudas estallan del todo, justo a tiempo para que el drama de vivir en una dictadura similar dé sus frutos podridos, en la forma de cárcel y esclavitud. Toda la fachada cae por fin y el horror se ceba sobre la familia. No estoy desvelando nada que no pudieras adivinar a acercarte a esta historia. Es Corea del Norte, no iba a ser un paseo. Pero esto no resta efectividad en lo narrado. El drama se ceba sobre la familia y nuestro vínculo con ella aumenta de manera inevitable. La denuncia arraiga sobre el lector y la mirada sobre todo un país queda teñida de un desprecio mayor que el que una serie de noticias en un telediario pudiera desarrollar. De modo
que el tebeo cumple con su principal intención: poner foco en el horror del régimen norcoreano.

El problema reside quizá en la falta de empatía del lector, que puede estar ya saturado de dramas, ahíto de desgracias, en un mundo donde prima el dolor y la crueldad. Es una lástima que esto se esté convirtiendo en algo normal, tanto que el velo de la indiferencia nos esté llenando de indiferencia, con los sentidos solo alerta a las desgracias cercanas, aquellas que se viven dentro de nuestra jaula de oro europea.

Pero, a pesar quizá de nuestra falta de sensibilidad, los autores hacen su trabajo: exponen, denuncian y sobrecogen. Emocionan tratando de recuperar el corazón y el alma del lector a través de una historia narrada con brío y dibujada con cierta dulzura, una que contrapone con la miseria de una dictadura interminable.